¿CÓMO FUNCIONAN LOS CHOPOS CABECEROS?
de http://altoalfambra.blogspot.com
En la vida de un árbol se produce un proceso de ocupación del espacio aéreo para conseguir la iluminación necesaria para la fotosíntesis que consta de tres fases.
Los árboles trasmochos, como los chopos cabeceros, siguen un ciclo definido por la retirada periódica de la totalidad de sus ramas mediante el desmochado o escamonda y por el mantenimiento de esta práctica en el tiempo.
La proximidad de las ramas impide la suficiente insolación de las hojas situadas en la parte inferior del árbol lo que reduce los ingresos energéticos. Conforme las ramas alcanzan su longitud máxima se incrementa la desproporción entre la masa fotosintetizadora y la masa de materia viva no productiva.
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En la vida de un árbol se produce un proceso de ocupación del espacio aéreo para conseguir la iluminación necesaria para la fotosíntesis que consta de tres fases.
La fase de juventud comienza con un crecimiento de fuerte
predominio apical que se atenúa para comenzar el desarrollo de las
primeras ramas laterales. La relación entre la masa de las hojas y la de
las estructuras vivas de soporte (albura) es alta por lo que los
anillos de crecimiento anuales son anchos.
En la fase de madurez termina el crecimiento de la yema apical,
se produce el desarrollo de las guías laterales hasta alcanzar su máxima
expresión y concluye con la pérdida de dominancia de las ramas
laterales. En este momento la copa tiene su máxima proyección. Es una
etapa prolongada en la que la estructura se mantiene estable. La
producción neta, que se mantiene en equilibrio, va disminuyendo debido a
que la masa de materia de soporte viva se incrementa mucho más deprisa
(el volumen crece según un exponente cúbico) que la masa foliar (la
superficie crece según un exponente cuadrado). Para compensar se produce
la transformación de la albura en duramen (madera no funcional), el
cual inicia su descomposición a cargo de los hongos y otros organismos
saproxílicos pudiendo formarse un hueco en el tronco.
En la fase de senescencia o vejez: se inicia el atrincheramiento
que es un proceso en el que el árbol reorganiza la disposición de su
follaje llevándolo hacia posiciones más bajas y abandonando las zonas
terminales de las ramas y de las raíces al ser ya incapaz de
mantenerlas. Se produce una pérdida de estructuras que se inicia con la
pérdida de las ramas apicales, continúa con el descenso de la copa a la
parte intermedia del ramaje y concluye con la presencia de las últimas
partes verdes en la zona del tronco próxima al suelo. En paralelo,
progresa extensamente la podredumbre del duramen (madera muerta y más
oscura de la parte interna del tronco) y las dimensiones del hueco por
la actividad de los organismos descomponedores.
Los árboles trasmochos, como los chopos cabeceros, siguen un ciclo definido por la retirada periódica de la totalidad de sus ramas mediante el desmochado o escamonda y por el mantenimiento de esta práctica en el tiempo.
Un árbol
trasmocho, al formarse, pierde la yema apical en sus primeros años produciéndose un conjunto
de brotes nuevos a partir de yemas que originan un conjunto de
ramillas dotadas de una elevada capacidad para colonizar el espacio.
Entre estas ramillas no existe ninguna relación de dominancia
funcionando cada una de ellas, a los efectos, como un joven árbol. La copa de
un trasmocho es, realmente, un bosque de árboles. Entre las ramas se establece
una competencia intensa por la luz y por los recursos que se absorben desde el
suelo.
La proximidad de las ramas impide la suficiente insolación de las hojas situadas en la parte inferior del árbol lo que reduce los ingresos energéticos. Conforme las ramas alcanzan su longitud máxima se incrementa la desproporción entre la masa fotosintetizadora y la masa de materia viva no productiva.
Tras la fase
juvenil no comienza una fase de madurez sino que directamente cada gran
rama entra en la fase de senescencia ya que la mayor parte de las ramillas
laterales no dispone de espacio para su crecimiento. En paralelo, los recursos
energéticos que llegan a las raíces se aminoran produciéndose tanto una
reducción en la capacidad de crecer y de ocupar nuevos espacios bajo tierra
como una pérdida de las estructuras vivas existentes, especialmente de raíces
exploradoras y absorbentes.
Este es el
momento en el que tradicionalmente se realizaba el siguiente desmoche que
reiniciara el ciclo. Si esto llega a ocurrir se crea un nuevo espacio
susceptible de ser ocupado, lo que devuelve al árbol a su fase juvenil y a una
situación con producciones netas elevadas.
Además, el desmochado periódico
permite al árbol compartimentar mejor las heridas, reducir la pérdida de albura
y minimizar la afección radicular.
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