lunes, 14 de junio de 2021

Valencia y sus árboles

IGNACIO ZAFRA (en El País)
Valencia a través de sus 100 mejores árboles

  Higuera australiana del Parterre de Valencia, uno de los árboles en las nuevas rutas turísticas.

Valencia cuenta desde este mes de marzo con cinco rutas turísticas en las que los monumentos han sido sustituido por árboles. Un total de 111 ejemplares a los que su altura (hasta 35 metros), grosor (18 metros), edad (450 años) o historia convierten en singulares y ante los cuales merece la pena pararse. Los recorridos pretenden que los ciudadanos los valoren como parte del patrimonio urbano y dar respuesta al interés que despiertan entre cierto tipo de visitantes.
     "Hay un turismo de árboles impresionantes. Los aficionados del norte de Europa alucinan cuando ven nuestros grandes ficus", dice José Vicente Casañs, biólogo y director de Actio, la empresa que ha elaborado las guías compuestas por textos, mapas e ilustraciones que se editarán en castellano, valenciano e inglés. Los folletos, encargados por el Ayuntamiento, se distribuyen de forma gratuita en las oficinas de turismo y estarán disponibles también en una aplicación móvil.
      El árbol favorito de Casañs se alza imponente en el centro de la ciudad, en el Parterre, con un tronco grande, una copa descomunal de 40 metros de diámetro y unas raíces que sobresalen del suelo "como contrafuertes" de casi nueve metros de largo. "A estos árboles los llamamos ficus, pero en realidad son higueras australianas. Es un caso raro en el que lo que se ha popularizado es la primera parte de su nombre científico, que es ficus macrophylla. Nuestras higueras comunes también son ficus, pero para identificarlas, en España nadie dice: 'Mira, un ficus". Las higueras australianas dan higos pequeños, comenta el biólogo, pero solo son comestibles para los pájaros.
      Las rutas conectan unos árboles singulares con otros siguiendo cinco hilos conductores geográficos y temáticos, con títulos como Testigos de la historia, La vuelta al mundo y Un viaje por el Mediterráneo. Los breves textos cuentan historias sorprendentes no solo de los individuos —en este caso, vegetales—, sino también de la función que las especies a las que pertenecen cumplían en sus lugares de origen.

Encina junto a la estatua de Tritón

     Al hablar del naranjo de Luisiana que crece en el paseo de la Alameda, la guía cuenta, por ejemplo, que los miembros de la tribu de nativos americanos de los Osage apreciaban tanto la dureza y flexibilidad de su madera que estaban dispuestos a entregar un caballo y una manta a cambio de un arco fabricado con ellos.
     Y sobre la sabina mora, uno de los dos árboles monumentales que flanquean la fachada principal del cementerio de Valencia —el otro es un eucalipto de 32 metros de altura—, el texto indica que su resina era utilizada para embalsamar a los faraones del Antiguo Egipto por las propiedades indestructibles que se le atribuían.
    El árbol más viejo de la ciudad es un olivo de 450 años situado en la entrada del parque de Marxalenes. Ya estaba ahí, afirma Casañs, cuando los moriscos fueron expulsados en 1609, una medida que alcanzó a toda España y fue especialmente traumática en el Reino de Valencia, donde representaban un tercio de la población. Las cinco guías persiguen "llenar de contenido los muchos parques y árboles que tenemos, que a menudo no utilizamos ni conocemos", afirma el alcalde de Valencia, Joan Ribó. La concejala de Parques y Jardines, Pilar Soriano, agrega que buscan también concienciar sobre "la importancia de la vegetación en la lucha contra el cambio climático".
     Entre los árboles preferidos de Casañs figura una segunda higuera australiana, protagonista de una historia de tintes épicos. En los años sesenta, el palacio romántico de Ripalda, obra del arquitecto Joaquín María Arnau Miramón, fue derribado en una oscura operación urbanística. En su lugar se construyó, con vistas al antiguo cauce del Turia, La Pagoda, que hoy sigue siendo uno de los edificios más lujosos de Valencia. Casañs asegura que el jardinero municipal convenció a las autoridades de que, en vez de arrancar la higuera australiana que había al lado del palacio, sería más cómodo talarla y dejar que se secara antes de extraerla. El mal llamado ficus fue seccionado por completo, pero no murió. Sin que nadie le hiciera demasiado caso volvió a crecer hasta convertirse medio siglo después, con un tronco de 18 metros y medio, en el árbol más grueso de la ciudad.  

FOTOGALERÍA | Una ruta por los árboles más singulares de Valencia.

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RUTA 1, TESTIGOS DE LA HISTORIA (PDF´S A CONTINUACIÓN):

RUTA 2, LA VUELTA AL MUNDO (PDF´S A CONTINUACIÓN):

RUTA 3, UN VIAJE POR EL MEDITERRÁNEO (PDF´S A CONTINUACIÓN): 

RUTA 4, MÁS ALLÁ DE LOS MARES (PDF´S A CONTINUACIÓN):

RUTA 5, UN PASEO POR LA ALAMEDA (PDF´S A CONTINUACIÓN):

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