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29 abril 2025

¿Un árbol inmune a los rayos?

Estudios de Ecosistemas, marzo 2025
New Phytologist, Science y Live Science
Los rayos no afectan a todos los árboles por igual
Un árbol de Dipteryx oleifera, justo tras recibir un rayo en 2019 (izq.) y dos años después (der.). Sobrevivió con daños mínimos y se liberó de lianas parásitas y vecinos que competían con él. Imagen: Evan Gora/Cary Institute of Ecosystem Studies
Cuando contemplamos los rayos, compartimos una percepción universal: esas descargas de millones de voltios que descienden desde el cielo representan el poder indomable y la furia de la naturaleza. Y no solo constituyen una amenaza para los humanos; en los bosques, los rayos actúan como agentes de destrucción, fulminando árboles centenarios y alterando el delicado equilibrio de los ecosistemas.
      Sin embargo, en un sorprendente giro evolutivo, una singular especie arbórea de los trópicos ha logrado desafiar esta concepción, no solo sobreviviendo a estos impactos eléctricos, sino aparentemente beneficiándose de ellos.

El Choibá: el árbol resistente a los rayos

     El protagonista de este fenómeno es el Choibá (Dipteryx oleifera), también conocido como almendro o haba tonka. Este majestuoso árbol de las selvas panameñas que también prospera en el bosque húmedo tropical desde Nicaragua hasta el norte de Colombia por debajo de los 1000 m de altitud, parece haber desarrollado, a través de la evolución, mecanismos para que los rayos no le perjudiquen.
     Lo más asombroso es que este imponente coloso, que puede alcanzar los 40 metros de altura, no solo resiste los impactos eléctricos con mínimos daños en su estructura, sino que ha convertido esta amenaza en una estrategia ecológica, ya que la energía de los rayos elimina a sus competidores y a organismos parásitos que amenazarían su supervivencia, como las lianas.
También conocido como eboe, choibá, haba tonka... , es originario de Honduras, Nicaragua,
 Costa Rica, Panamá, Colombia y Ecuador.  Evan Gora/Cary Institute of Ecosystem Studies

Investigación y descubrimiento

     "Ver que hay árboles que han sido alcanzados por un rayo y están bien fue alucinante", explica Evan Gora, ecólogo forestal del Instituto Cary de Estudios de Ecosistemas y autor principal del estudio publicado en la revista New Phytologist.
     Lo que comenzó como una observación casual hace una década, según explican los investigadores, se ha convertido en un descubrimiento revolucionario sobre la adaptación de las especies.
     Los investigadores estudiaron 93 árboles alcanzados por rayos en el Monumento Natural de Barro Colorado, en Panamá, utilizando un sofisticado sistema de detección. Los resultados fueron contundentes: mientras que el 64 % de los árboles de otras especies murieron en los dos años posteriores al impacto, los nueve ejemplares de Dipteryx oleifera monitoreados sobrevivieron con daños mínimos.
     Pero la verdadera sorpresa fue descubrir cómo estos árboles transforman el peligro en beneficio. Cada vez que un Choibá es alcanzado por un rayo, éste elimina en promedio 9,2 árboles competidores cercanos y reduce en un 78 % las lianas o enredaderas parásitas que infestan su copa. Esta "limpieza eléctrica" les proporciona más acceso a la luz y los nutrientes.
     La ventaja es tan significativa que, según los cálculos de los científicos, ser alcanzado por un rayo multiplica por 14 la capacidad de estos árboles para producir descendencia. De hecho, el equipo descubrió que los árboles que viven cerca de un Choibá tienen un 48 % más de probabilidades de morir que otros árboles del bosque, presumiblemente debido a los rayos.

Adaptación y supervivencia: la estrategia del pararrayos natural

     Lo más fascinante es que estos árboles parecen estar especialmente adaptados para atraer los rayos. Su altura superior (unos cuatro metros más altos que sus vecinos) y sus copas inusualmente anchas los hacen hasta un 68 % más propensos a ser alcanzados por rayos que otros árboles similares. Considerando que pueden vivir durante siglos o incluso más de mil años, y que son alcanzados en promedio cada 56 años, un solo árbol puede beneficiarse de múltiples impactos durante su vida.

¿Cómo logran estos árboles sobrevivir a semejantes descargas eléctricas? 

     Gora especula que la clave podría estar en su estructura física. Según reportó Live Science, estudios previos sugieren que el árbol tiene una alta conductividad interna, lo que permite que la corriente del rayo fluya sin acumular calor perjudicial, como un cable bien aislado. Parte de esta escasa resistencia eléctrica también podría deberse a la humedad de su madera.
     Este hallazgo pone de relieve el papel poco apreciado que tienen los rayos en la dinámica de los bosques tropicales. A medida que el cambio climático altere los patrones de tormentas, la influencia de estos fenómenos podría crecer, favoreciendo a especies como Dipteryx oleifera. Para los científicos, entender la interacción entre rayos y árboles no solo ayuda a descifrar la estructura y diversidad de las selvas, sino que también orienta estrategias de conservación y reforestación, pues especies "pararrayos" como el almendro tienen un impacto notable en la composición y el equilibrio de estos ecosistemas.
     El equipo de investigación ahora planea expandir su estudio a otros bosques de África y el sudeste asiático para determinar si existen más especies con esta sorprendente adaptación.
     De momento, lo que está claro es que este estudio puede transformar nuestra comprensión del rayo, pasando de verlo como una simple fuerza destructiva a reconocerlo como un factor ecológico que ha moldeado la evolución de al menos una especie arbórea durante miles de años.
     Como señaló a Science Tommaso Jucker, ecólogo forestal de la Universidad de Bristol que no participó en la investigación, este es "un trabajo realmente creativo que cambia nuestra perspectiva sobre los rayos como agentes perturbadores".

Editado por Felipe Espinosa Wang con información del Instituto Cary de Estudios de Ecosistemas, New Phytologist, Science y Live Science.
  
El técnico César Gutiérrez escala una torre de detección de rayos en una selva tropical de Panamá. 
Tras localizar el impacto, el equipo lo monitorea con drones y trabajo de campo.  
 Evan Gora/Cary Institute of Ecosystem Studies


Información:
https://www.dw.com/es/cient%C3%ADficos-descubren-%C3%A1rbol-paname%C3%B1o-que-electrocuta-a-sus-vecinos-para-sobrevivir/a-72187580
https://www.msn.com/es-es/noticias/tecnologia/cient%C3%ADficos-descubren-%C3%A1rbol-paname%C3%B1o-que-electrocuta-a-sus-vecinos-para-sobrevivir/ar-AA1CC9eK
https://www.dw.com/es/cient%C3%ADficos-descubren-%C3%A1rbol-paname%C3%B1o-que-electrocuta-a-sus-vecinos-para-sobrevivir/a-72187580
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24 agosto 2017

CHANG MARÍN (Panamá, 1922-2013)
Décima al Limón
Del libro: Cantadera, 130 décimas para cantar, 1995

De las frutas del solar
no hay una como el limón
que tenga la condición
de lucir y de curar.
Muy buena para aplacar
la sed dura y rigurosa.
La limonada sabrosa,
hecha de azúcar o miel
que penetra hasta la piel,
con su frescura aromosa.

Su blanca flor de azahar
llena el patio de ternura,
en las noches más oscuras
cuando comienza a florear.
Las frutas, al madurar,
con su amarillo esplendor,
entre el frondoso, verdor,
parecen soles chiquitos.
Palo de limón viejito.
perfumado y paridor.

Es su hoja medicina;
su jugo, desinfectante;
también sirve de purgante,
y contiene vitamina.
El limón es una mina
sí se le sabe cuidar;
al niño se debe dar,
a la mujer, al anciano.
Debe estar siempre a la mano,
en casa, nunca faltar.

Se usa como alimento,
también en la dulcería;
una buena chicha fría
de limón es un contento,
Y les repito: no es un cuento
sirve en cualquier situación
para bajar la presión,
y hasta para echarse un trago.
Por eso un verso le hago
a la fruta del limón.
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20 agosto 2013

JOSÉ FRANCO (Panamá, 1936) 
El Guayacán y el Niño

El niño mira a los cielos
bajo un celaje encendido,
la belleza lo conmueve,
las luces de los racimos,
parecen que fueran de oro
salidos del paraíso.

El niño interroga al árbol
que lo escucha conmovido,
¿De qué te asombras?, pregunta.
¿De qué te asombras cariño?
¡De tan hermoso ramaje
que te viste de amarillo!
¡Ja, Ja, Ja!, el árbol ríe
y así le contesta al niño

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Durante los meses de julio y agosto del trópico, y sólo por unos días, este árbol estalla en un chispazo amarillo.