sábado, 29 de julio de 2023

JOSÉ CARLOS CAPEL
La mayor colección de higueras del mundo 
En Son Mut Nou, Mallorca, propiedad de un farmacéutico, cuenta con 2.834 árboles de 1.486 variedades distintas de 64 países.

Montserrat Pons, en su plantación de higueras en Mallorca
Aunque tenía noticia de la pasión que el farmacéutico mallorquín Monserrat Pons siente por las higueras, nadie me había explicado nunca el verdadero alcance de su locura. “Tengo plantadas 2.834 higueras de 1.486 variedades distintas provenientes de 64 países de todo el mundo. Llevo años recuperando especies antiguas en riesgo de erosión genética y descubriendo otras desconocidas”, comentó tras el saludo. Acababa de llegar al campo de experimentación de Son Mut Nou en la marina de Llucmajor, en Mallorca, finca propiedad de este investigador, y mi sorpresa inicial se convirtió en perplejidad al poco tiempo.
     La víspera, durante un almuerzo en el restaurante del cocinero Andreu Genestra, había disfrutado de una codorniz a la melaza de higos asados con ravioli y mostaza de los mismos frutos, donde el almíbar de los higos, antes que el propio ave, aglutinaba la esencia del plato. Un compendio de fragancias y texturas. ¿Qué aportan los higos de Monserrat a la cocina?, pregunté.
     El mallorquín se explayó en la respuesta: Para cualquier cocinero o pastelero es un auténtico paraíso. En temporada elaboramos varias recetas. Entre ellas el queso fresco instantáneo que preparamos a la vista mezclando leche tibia de vaca al romero con la savia de las higueras, que entusiasma a nuestros clientes. Se cuaja en 45 segundos. No menos aplausos que los que recibe una sobrasada vegana con pulpa de higos secos que trituramos con pimentón y especias. A cada variedad le damos aplicaciones distintas. Elegimos entre higos de pulpa, de jugo, para asar, para freír y algunos para congelar. El almíbar que acompaña a la codorniz de nuestro menú lo obtenemos por decantación natural, lentamente, a partir de un higo asado. La mostaza de higos y la mermelada con sal con la que rellenamos el ravioli de rábano que figuran en el plato también resultan deliciosas. Los higos que recolectamos en Son Mut Nou presentan matices ácidos o dulces bien distintos. Hay algunos, incluso, que carecen de sabor, pero poseen una textura de seda y sus pieles las utilizamos como si fueran tomates. Lo que fue un alimento de supervivencia en Mallorca lo transformamos en bocados de alta cocina. Aun así, la cosa llega más lejos. Monserrat prepara un símil de café que obtiene desecando y moliendo higos añejos que incluso llamó la atención de Carme Ruscalleda. 
Plantación de higueras, en Son Mut Nou, Mallorca
     El entusiasmo del cocinero hizo que me acercara a visitar este centro al aire libre, un tesoro apenas conocido. Con la afabilidad que le caracteriza, Pons me acompañó en una visita guiada, un itinerario de los que sigue con gentes de medio mundo, científicos, botánicos, periodistas, curiosos de la naturaleza, aparte de cocineros, deseosos de conocer las características agronómicas y posibilidades gastronómicas sus higueras. El recorrido, apasionante, salpicado de datos científicos, tiene mucho de historia y de anecdotario insólito en torno a este árbol bíblico. “Soy farmacéutico de profesión, pero mi verdadera afición es la botánica. Las higueras atesoran cultura, son parte de la identidad de los pueblos de donde proceden, no solo en el Mediterráneo. Lo que más me satisface es recuperar variedades. No te olvides de que todas las higueras son ficus. Da lo mismo que hablemos del Ficus sycomorus, del Ficus palmata, del auriculata, o de otros. En todos los casos, árboles con un endemismo y características únicas”.
     ¿Cuándo empezaste? “Comencé con las 246 variedades de las islas Baleares, un paraíso botánico. Luego seguí con las de diferentes comunidades de toda España. En Mallorca, como en gran parte del Mediterráneo, las higueras desempeñaron un papel estratégico en nuestra supervivencia. Han sido el pan del pobre y el postre del rico. Nuestros antepasados se alimentaban de caracoles, de espárragos silvestres, de caza y, sobre todo, de higos. Frutos que, igual que ahora, o se consumían directamente o nos servían para alimentar al ganado porcino, equino y ovino”. 
     ¿Qué es Son Mut Nou? “Un campo experimental dedicado al cultivo de las higueras. Una finca de tierras arcillosas, escasas en lluvias, de monte bajo, donde el árbol se adapta, sobrevive y produce frutos suculentos. No cuento con otra recompensa que mi satisfacción personal. Ni recibimos ayudas de Consellerías ni de Ministerios”. 
Surtido de higos, recién colectados por Montserrat Pons, en Mallorca
     Nada más iniciar el recorrido, entramos en un recinto rectangular acotado por una valla de piedras con 28 variedades de higueras donde al pie de cada una aparecía reseñado su nombre botánico, árboles que Monserrat ilustraba con historias y leyendas apasionantes. “Tan solo el 19% por ciento de las higueras no son comestibles y se destinan a incienso. Al resto lo rodean leyendas, anécdotas, endemismos y características únicas. Cultura con mayúsculas. Nos encontramos debajo de una higuera que tiene un millón de años. Es la famosa Ficus palmata, la misma con cuyas hojas, según la tradición, Adán y Eva se taparon sus vergüenzas. Un árbol originario de Eritrea que desde el Mediterráneo se extendió por el mundo con hibridaciones sucesivas que dieron lugar a todas las ficaceas. De hecho, la Ficus carica, la variedad más extendida, deriva de la palmata. Se llama Ficus carica porque procede de la región de Caria en la antigua Mesopotamia”. 
     Monserrat aceleraba el paso a medida que desde cada árbol visualizaba el siguiente. Aquí tienes una variedad que denominamos Sangre de Cristo, oriunda de Catamarca, en Argentina. Allí las higueras que se dan en el monte Calvario donde crucificaron a Jesucristo. Y estas otras, próximas al lugar donde fusilaron al Che Guevara. Hemos llegado a la más apreciada, el Ficus sycomorus. Cuenta la tradición que la Sagrada Familia, tras abandonar Judea camino de Egipto huyendo de las iras del rey Herodes, se cobijó bajo su sombra en un lugar llamado Matarella. Razón por la que es tenida por una higuera sagrada por los coptos cristianos de Egipto que se nombra en la Biblia en reiteradas ocasiones. No es la única con resonancias religiosas. Tras la crucifixión de Jesús, María madre se trasladó a Éfeso, en Turquía. Esta higuera se encontraba al lado de la casa donde vivió durante 32 años. Se llama Mary Mother, madre de Dios. Fíjate en la Ficus religiosa, la higuera de las pagodas que me trasportaron desde Nepal, asociada al nirvana y el budismo. Por supuesto, tenemos higueras relacionadas con personajes famosos, Miguel Hernández, García Lorca, Antonio Machado o Rosalía de Castro”. 
Café de higos, elaborado por Montserrat Pons, en Mallorca
     Nos faltaba la última estación del recorrido, una tienda donde comercializa toda suerte de derivados de sus higos, en almíbar, secos, convertidos en mostaza, en el llamado pan de higos, o en símil de café, aparte de vinagre y vino de higos. Y por supuesto higos frescos, recién recolectados, que vende al peso. 
     ¿Cómo organizan las visitas?, fue mi última pregunta. “Todo a través de nuestra web, nada más recibir la solicitud, nosotros respondemos con indicación del día y la hora disponibles. El coste son cinco euros por persona, incluida una degustación final a modo de cortesía. Y si alguien desea recolectar higos por su cuenta, le proporcionamos una cesta para que se desplace libremente por la finca. Los higos los cobramos a cinco euros el kilogramo”. 
Higos en almíbar, elaborados en la plantación de Pons en Mallorca
Lo hemos leído aquí
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miércoles, 26 de julio de 2023

Takahashi en Saitama 3, el cronista de Japón (062)

TAKAHASHI HIROSHI
El Gran Ichō del templo Shōbōji (prefectura de Saitama)

Especie: Ichō (Ginkgo biloba, familia Ginkgoaceae, género Ginkgo)
Dirección: Iwadono 1229, Higashimatsuyama-shi, Saitama-ken 355-0065.
Perímetro del tronco: 10.9 m.        Altura: 31 m ( del autor).        Edad: 700 años.
Designado Monumento Natural del Municipio de Higashimatsuyama.
Tamaño ★★★★    Vigor ★★★★★      Porte ★★★★★     Calidad del ramaje ★★★★     Majestuosidad ★★★★

Se trata del ichō de mayor tamaño de la prefectura de Saitama. El templo Shōbōji, de la secta budista Shingon, está situado en la parte oeste de la ciudad de Higashimatsuyama. Con sus 1.300 años de historia, es uno de los templos de más solera de la región de Kantō. Constituye, además, la décima escala en la ruta de peregrinación de las 33 Kannon de Bandō, dentro de la cual se le conoce también como Iwadono Kannon. Situado en una ladera del monte Monomiyama, en la zona montañosa de Chichibu, desde la que puede contemplarse buena parte de la gran llanura de Kantō, es un templo de vistas realmente panorámicas.
     Dejando atrás la zona habitada que se formó en torno al templo, donde se conservan
algunos edificios muy antiguos, y subiendo unas largas escaleras de piedra, veremos, frente a nosotros, el pabellón que aloja la estatua de Kannon (bodhisattva de la misericordia) y a su lado un ichō de impresionante aspecto, considerado, como decíamos, el mayor de la prefectura de Saitama. Para nuestra sorpresa, contemplaremos un ichō que crece sobre una gran roca de unos tres metros de diámetro. ¿Cómo se las ha arreglado para seguir sano y salvo, sin caerse a ningún lado? Tal vez haya sido plantado por alguien. La pregunta es, entonces, para qué haría una cosa así. Y parece que no fue una única cepa la plantada, sino varias, bien juntas.
Lo más característico de este ichō es que sus raíces quedan al descubierto hasta una altura de unos tres metros. Puede apostarse a que las miradas de quienes lo vean por primera vez se clavarán, ante todo, en la monstruosidad de esas raíces y en su descomunal sensación de volumen. Es como si el propio árbol, alarmado por la sensación de inestabilidad, hubiera primado sobre cualquier otra cosa el desarrollo de sus raíces, que semejan una maraña de serpientes, dándole a este ejemplar masculino de ichō un aspecto de peculiar vitalidad. La fisonomía indómita de estas raíces tiene algo prodigioso que no se encuentra en ningún otro ichō del país y al menos dentro de la región de Kantō podemos decir que es el ejemplar más impactante de su especie.
     El momento más propicio para ver amarillear sus hojas es entre la segunda mitad de noviembre y principios de diciembre. Ver un individuo tan grande como este completamente teñido de amarillo es un verdadero espectáculo. Y la alfombra de hojas amarillas que se forma sobre la tierra cuando el fenómeno cromático ha llegado a su culmen es realmente indescriptible.
     Al parecer, el templo de Shōbōji ha sufrido varios incendios a lo largo de su historia, pero el ichō ha sobrevivido a todos ellos. De esta especie de árbol se dice que “escupe agua” cuando un fuego lo amenaza. Quién sabe si este árbol no habrá cumplido la función de impedir que las llamas afectasen al pabellón que guarda la imagen de Kannon. Y es que, el que a buen árbol se arrima…
Nº 062

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domingo, 23 de julio de 2023

Pasión por las Islas Canarias

TAMARÁN - Pasión por Gran Canaria, Tamaragua
La Laurisilva de las Islas Canarias
 
El bosque de laurisilva, también llamado bosque laurófilo o selva templada, es una gran formación vegetal propia de los climas templados húmedos y cálidos. En casi todas las Islas Canarias, al igual que en algunas zonas de la región Macaronésica, la laurisilva se compone de especies arbóreas lauráceas que junto con el Fayal-Brezal, forman el tan conocido Monteverde. Algunas de las representaciones vegetales más conocidas de esta zona son el Laurel (Laurus azorica) el Tilo (Ocotea foetens) o el Viñátigo (Persea indica).

Origen:
Este tipo de flora tiene un origen muy antiguo, con una datación de más de 20 millones años (período terciario) y según se ha descubierto, sus bosques cubrían gran parte de los trópicos de la Tierra. La laurisilva canaria, tuvo su origen en antiguos bosques terciarios de la cuenca mediterránea, desaparecidos hace también millones de años. Su extinción fue debida a las glaciaciones del cuaternario y el avance del desierto, pero una pequeña parte se ha mantenido viva en algunas de las islas de la Macaronesia, ya que este bosque, propio de los ambientes sombríos, ha encontrado en esta zona las condiciones óptimas de humedad y temperaturas templadas.

C
aracterísticas:
La laurisilva se instala en las islas de mayor altitud y es posible gracias a unas precipitaciones de 500 a 1100 mm y una temperatura media anual de entre 15 y 19ºC. La bruma de los alisios produce, en la vertiente septentrional de dichas islas, un fenómeno denominado mar de nubes, que se explica gracias a la condensación de la masa del aire del alisio que es capaz de generar una capa continua de estratocúmulos. Este hecho aporta una humedad excepcional a los suelos gracias a la popularmente conocida “lluvia horizontal”, o lo que es lo mismo, la presencia continuada de nubes bajas en contacto con el bosque, que provocan que la niebla se condense en las lustrosas hojas produciendo un continuo goteo.

Distribución:
A día de hoy, la mejor representación de bosques de laurisilva en nuestro Archipiélago se encuentra en la isla de la Gomera, en el declarado en 1981 Parque Nacional de Garajonay. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y ocupa la parte central de la isla (3.984 hectáreas). Se trata nada más y nada menos que de una reliquia viviente de esta centenaria selva. En la Isla de La Palma, encontramos el Canal y Los Tilos, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1983. Gran Canaria alberga
en los Tilos de Moya
una pequeña representación ya que sus bosques se talaron en el siglo XIX. La isla de Tenerife tiene una buena representación en el Parque de Anaga y en el Monte del Agua dentro del Teno. La isla de El Hierro en el Golfo cuenta con zonas de laurisilva degradada.

Especies:
Entre las especies vegetales hay que nombrar el laurel (Laurus azorica), la faya (Myrica faya), el viñátigo (Persea indica), el tilo (Ocotea foetens), el acebiño (Ilex canariensis), el naranjero salvaje (Ilex platyphylla), el madroño (Arbutus canariensis), el palo blanco (Picconia excelsa), el mocán (Visnea mocanera) o el brezo (Erica arborea), entre otros…

¿Sabías qué?
La laurisilva constituye el ecosistema más rico en invertebrados y con mayor porcentaje de endemismos. Sus especiales condiciones de humedad y umbría favorecen el desarrollo de lombrices, moluscos y, sobre todo, artrópodos.

Imágenes Gobierno de Canarias, Cabildo de Gran Canaria, Wikipedia.


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viernes, 21 de julio de 2023

SARAH GIBBENS, feb. 202
Fotografías de WILLIAM DANIELS

La especie de baobab más rara del mundo es 'Adansonia perrieri', que se ve aquí creciendo en la Reserva Especial de Ankarana, un bosque protegido del norte de Madagascar. Los científicos calculan que sólo quedan unos 200 árboles de esta especie en estado salvaje. Están amenazados por el cambio climático y pueden correr el riesgo de extinguirse en su hábitat en el futuro.

Si visitas el extremo suroeste de Madagascar, podrás encontrar un árbol tan viejo (del que ya se escribió en el artículo anterior) que se llama Abuela. Tiene tres tallos, fusionados, de modo que su tronco se asemeja más a una enorme maceta redondeada que a un centinela solitario. El tallo más antiguo data del 400 d.C., lo que significa que echó raíces unas décadas antes de que Atilla, el Huno, se lanzara al ataque.
     La Abuela es un baobab, una de las especies más apreciadas en todo el mundo no sólo por su longevidad, sino también por su característica copa: una maraña de ramas desgreñadas se extiende desde la copa del árbol como un pelo electrocutado. O, de forma menos ostentosa, como raíces mal colocadas. En los mitos de la creación, el baobab es conocido como el árbol que los dioses plantaron al revés.
     "Cuando estás cerca del tronco, sientes algo poderoso", dice William Daniels, fotógrafo que viajó por los bosques de Madagascar para capturar las impresionantes imágenes del carisma místico del baobab que aparecen con este reportaje. "Es una buena energía".

El baobab de Suárez, Adansonia suarezensis, crece en Cap Diego, una península del norte de Madagascar. Esta especie está en peligro de extinción, y un estudio publicado en 2021 demostró que el cambio climático podría hacer que su hábitat actual disminuyera sustancialmente a finales de este siglo. El tronco del árbol muestra signos visibles de descomposición, lo que indica que pronto se derrumbará.

Wilfred Ramahafaly, especialista de campo en baobabs, inspecciona un gran baobab caído. Ramahafaly no sabe a ciencia cierta por qué se ha desplomado este árbol gigante, pero cree que puede deberse a la deforestación o al cambio climático. Ambas amenazas medioambientales están poniendo en peligro esta emblemática especie arbórea.


    
Pero los baobabs están en peligro, víctimas potenciales del calentamiento del planeta. La comunidad científica dio la voz de alarma hace más de cinco años, cuando comenzó a investigar por qué habían muerto algunos de los baobabs más antiguos y grandes del sur de África. En estudios posteriores, los científicos descubrieron que estos longevos mamuts son vulnerables al cambio climático, y predijeron que cuatro de las especies de baobabs del mundo podrían extinguirse, incluida la Abuela, una de las especies malgaches.
     Los expertos siguen estudiando si los baobabs pueden adaptarse a su entorno cambiante o si será posible replantar los bosques de baobabs. También están evaluando lo que supondría la pérdida de los bosques de baobabs para las plantas y animales que viven en ellos. Los baobabs se consideran especies clave, lo que significa que mantienen unidos los ecosistemas. Cuando una especie clave disminuye, el cambio afecta a todo el sistema.


Estudiantes viajando en barco a la península de Cap Diego, donde un proyecto de reforestación dirigido por el grupo sin ánimo de lucro Jardín des Baobabs (Jardín de los baobabs) está plantando nuevos baobabs. Se han gastado miles de millones de dólares en conservar la biodiversidad única de Madagascar, pero un estudio publicado recientemente señala que estos proyectos a veces no incluyen a los residentes y líderes locales.

A través de la ventanilla de un barco, los niños ven pasar los baobabs. En la reserva forestal, plantarán baobabs y aprenderán la importancia de proteger la especie


Como jóvenes baobabs, los árboles con menos años de vida son vulnerables a los elementos. Aquí, un árbol recién plantado está protegido por una jaula hecha de palos que muestra el nombre del patrocinador del árbol.


Un niño sostiene un plantón de baobab en el jardín de baobabs. En condiciones adecuadas, el plantón podría crecer durante cientos de años. Zonas naturales como éstas tienen el potencial no sólo de proteger los árboles, sino también de proporcionar de forma sostenible alimentos y agua a las comunidades locales.

 

Una isla de especies raras y amenazadas

     Los baobabs son nativos del África subsahariana y Australia (donde hay una sola especie), y se han introducido en la India, Sudamérica y zoológicos y jardines de todo el mundo. Pero su presencia en Madagascar es crucial.
     La isla posee una de las biodiversidades más ricas del mundo. Madagascar, antaño parte del continente africano, se convirtió en isla hace más de 80 millones de años y está situada frente a la costa de Mozambique, en el océano Índico. El 90 por ciento de las plantas y animales que se desarrollaron durante eones de aislamiento no se encuentran hoy en ningún otro lugar de la Tierra. De las siete especies de baobab de la isla, seis sólo crecen en Madagascar.
     "Esa es una de las cosas más sorprendentes de los baobabs malgaches", afirma Nisa Karimi, botánica y bióloga evolutiva de la Universidad de Wisconsin (Estados Unidos). "Una especie se da en toda África continental, y luego llegas a Madagascar, y tienes seis".
     La riqueza de baobabs de Madagascar se debe, en parte, a su variada geografía. La isla, de tamaño comparable al de California o Suecia, tiene grandes diferencias de altitud y redes de ríos intransitables que crean ecosistemas característicos en los que árboles, mamíferos, reptiles y flores deben encontrar su lugar.
     Al igual que los baobabs, miles de plantas y animales de la isla se enfrentan a amenazas medioambientales. Las tortugas, los camaleones y las flores bígaras son algunas de las especies amenazadas de la isla.
     Los lémures, primates de cola larga que se balancean en los árboles, también están en peligro y desempeñan un papel importante como polinizadores de varias especies de baobab. De las 109 especies de lémures de Madagascar, casi un tercio está a punto de desaparecer.
     De los baobabs, la especie Adansonia perrieri corre un alto riesgo de extinción. Sólo quedan unos 200 árboles, lo que significa que la especie podría perderse para siempre.
     Lo que está en juego en Madagascar es tan grande, que si todos los mamíferos únicos de Madagascar se extinguieran, harían falta otros 23 millones de años para que evolucionara un conjunto comparativamente único, según un estudio reciente publicado en Nature Communications.

En una pequeña península cercana a una ciudad llamada Antsiranana, un baobab de Suárez cumple una función solemne. Los bebés que mueren antes de cumplir cinco meses son llevados aquí o a otros árboles, en lugar de al cementerio, y colgados de una rama.

En la aldea de Andavaquera, Sagrina, el marido de Seraphin, prepara una comida utilizando carbón vegetal, la principal fuente de combustible para cocinar en Madagascar. El carbón vegetal no es sólo un peligro para el medio ambiente; cocinar con este combustible produce una peligrosa contaminación del aire interior que perjudica la salud humana.


Cerca de una reserva forestal del norte de Madagascar, un hombre llamado Seraphin, padre de cinco hijos y agricultor, lleva una bolsa de carbón vegetal. Como muchas personas que viven en el campo, Seraphin gana un dinero extra vendiendo carbón vegetal. Para fabricarlo, los productores deben talar árboles y quemarlos en las condiciones adecuadas para crear los densos cúmulos de energía.


Unos obreros buscan zafiros en una mina cercana al pueblo de Ambondromifehy, en el norte de Madagascar. Detrás de ellos, crece la Adansonia perrieri, especie en peligro crítico de extinción. Las minas de zafiro son habituales en esta región de Madagascar, y una de las muchas amenazas a las que se enfrentan los baobabs por culpa de industrias perjudiciales para el medio ambiente.

Un nuevo clima para un viejo hábitat

La supervivencia del baobab se ve complicada por otras amenazas de origen humano, como la pobreza arraigada en uno de los países más pobres del mundo, que puede impulsar la deforestación en busca de más tierras cultivables. En los últimos 20 años, el país ha perdido casi una cuarta parte de su cubierta arbórea, principalmente a causa de la tala, según un reciente estudio publicado en Science en el que se describen las amenazas a la biodiversidad de Madagascar.
     Para proteger aún más la biodiversidad del país, los autores del estudio sugieren una serie de medidas, como aumentar la conservación, ampliar las zonas protegidas, reformar las prácticas agrícolas y abordar los problemas sociales que contribuyen a la pérdida de árboles. Un ejemplo: la sequía de los dos últimos años en el sur de Madagascar también produjo una hambruna. Al mismo tiempo, en el este de Madagascar se registraron precipitaciones récord que provocaron inundaciones repentinas. Se prevé que tanto la sequía como las precipitaciones extremas sean cada vez más frecuentes en la isla, y el país carece de recursos para responder al empeoramiento de las catástrofes meteorológicas.
     Aun así, Maria Vorontsova, coautora y botánica del Jardín Botánico Kew de Londres (que tiene un baobab en Reino Unido) advierte que no hay que perder de vista que "el problema subyacente es en realidad el cambio climático".


Bajo un cielo nublado, un baobab de Suárez se eleva sobre el paisaje. Esta especie puede superar los 24 metros de altura, una hazaña que consigue a lo largo de los siglos. Los árboles de esta especie crecen en la costa septentrional de Madagascar y, a medida que su clima preferido se desplaza hacia el norte, son incapaces de seguirlo.

Los árboles viajeros podrían sobrevivir

     A medida que el cambio climático provoca un aumento de las temperaturas y recalibra los regímenes de precipitaciones, los árboles de todo el planeta se ponen en movimiento. En las regiones templadas, los árboles han empezado a migrar hacia los polos en busca de lugares más frescos donde crecer.
     Cuando los científicos modelaron cómo el aumento de la temperatura y el cambio de los regímenes de lluvias podrían afectar a los bosques de baobabs de Madagascar, predijeron que su hábitat se reduciría durante el próximo siglo. Los baobabs del norte tendrían que emigrar aún más al norte para encontrar condiciones de crecimiento adecuadas, pero puede que no tengan suerte. Al llegar a la costa septentrional, no tienen adónde ir. Los científicos llegaron a la conclusión de que algunas de las especies de baobabs más septentrionales de Madagascar podrían desaparecer en 2100.
     "Sabemos que el cambio climático cambiará gran parte de la isla", afirma Ghislain Vieilledent, ecólogo del CIRAD, un centro de investigación francés, y coautor de la investigación, publicada en Global Change Biology 2021. "No sabemos con precisión cuál será el resultado, pero sabemos que el cambio será profundo y la biodiversidad se verá profundamente afectada".
     El peor escenario climático utilizado en el modelo de Vieilledent dista mucho de ser seguro. Se correlaciona con 4,9 °C de calentamiento para 2100, muy por encima del objetivo de la ONU de mantener el calentamiento por debajo
de 2 °C, pero muestra el potencial del cambio climático en su fase más letal.

     El cambio climático se convertirá cada vez más en una amenaza para varias especies de baobab malgaches. A medida que el hábitat de los árboles se desplace hacia el norte, tres especies quedarán rezagadas al llegar a la costa septentrional. Pero los científicos dicen que la esperanza para estas especies no está perdida. Trabajando con las comunidades locales para conservar la naturaleza y recogiendo semillas (bóvedas de ADN de baobab), los científicos pueden ayudar a Madagascar a seguir siendo el hogar de sus emblemáticos baobabs.

¿Está condenado el baobab? No necesariamente.

     Además de trabajar con las comunidades locales y crear zonas protegidas para los baobabs, los científicos están haciendo acopio de ADN de baobab. Los expertos están recogiendo fragmentos de material genético del baobab con la esperanza de encontrar ciertos rasgos, como la tolerancia a la sequía, que puedan reproducirse en futuros árboles.
     Karimi, botánica de la Universidad de Wisconsin, afirma que algunos baobabs podrían adaptarse a nuevas condiciones, como aguas más saladas o paisajes más secos. Ella y sus colegas buscan una colección diversa de semillas de baobabs para preservar los árboles que tienen más posibilidades de devolver la vida a los bosques en un mundo cambiante. "Nos aseguramos de recoger semillas para la reforestación en caso de cambios climáticos drásticos", afirma.

Lo hemos leído aquí

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lunes, 17 de julio de 2023

El baobab más viejo de Madagascar, la "Abuela"

Distribución del A. rubostripa
Adrian Patrut, Karl F. von Reden, Pascal Danthu, Jean-Michel Leong Pock-Tsy, Roxana T. Patrut, Daniel A. Lowy, nos hablan de...
UN BAOBAB LLAMADO "LA ABUELA", EN MADAGASCAR

 
Según han comprobado es el baobab más antiguo de Madagascar, en un trabajo que se realizó en el año 2014.
      Se encuentra al sur de Tulear, en el parque nacional Tsimanampetsotse. Según los autores del trabajo arriba nombrados este baobab tendría unos 1600 años, siendo el más viejo de la gran isla. Pertenece a la especie Adansonia rubrostipa, una especie que produce grandes flores, con un agradable aroma, entre febrero y abril. En esta página puede verse con mejor definición dónde se encuentran los baobabs de A. rubostipa
 
Resumen del trabajo:
La Abuela
Ampliamos nuestra investigación sobre la arquitectura, el crecimiento y la edad de los árboles pertenecientes al género Adansonia, comenzando a investigar individuos grandes de las especies malgaches más extendidas. Nuestra investigación también pretende identificar los baobabs más antiguos de Madagascar. Aquí presentamos los resultados de la investigación de radiocarbono de los dos especímenes más representativos de Adansonia rubrostipa (fony baobab), que se encuentran en el suroeste de Madagascar, en el Parque Nacional Tsimanampetsotse. Encontramos que el fony baobab llamado “Abuela” consta de 3 tallos perfectamente fusionados de diferentes edades. Se encontró que la fecha de radiocarbono de la muestra más antigua era 1136 ± 16 AP. Estimamos que la parte más antigua de este árbol, que es mayoritariamente hueca, tiene una edad cercana a los 1.600 años. Este valor es comparable a la edad de los especímenes más antiguos de Adansonia digitata (baobab del continente africano). Por su edad, "la Abuela" es una de las principales candidatas a ser el baobab más antiguo de Madagascar. El segundo espécimen investigado, llamado “baobab Polígamo”, se encuentra a 1,5km del anterior y consta de 6 tallos parcialmente fusionados de diferentes edades. Según los resultados de la datación, este baobab fony tiene 1000 años. Esta es la primera investigación sobre la estructura y la edad de los baobabs malgaches.
Sección de los tres componentes de La Abuela
 
Datos:
     Sus coordenadas GPS son 24°02.707' S, 043°45.266' E y la altitud es de 36 m. Tiene una altura de 7,47 y una circunferencia a la altura del pecho de 9,67 m. El volumen total de "madera" es de 25 m3. El árbol, que tiene forma de maceta, consta de 3 tallos perfectamente fusionados. Sin embargo, se pueden identificar algunas líneas de fusión de tallos en la parte superior del tronco.
 
Un segundo baobab, el Polígamo
     En el mismo documento se nombra a el ”baobab Polígamo” (Le baobab polygame), el A. rubrostipa más grande conocido, se encuentra a 24°03.060' S, 043°45.418' E y la altitud es de 27 m. Tiene una altura máxima de 14,2 m y un perímetro restaurado de 13,50 m. El volumen total de "madera" es de 60 m3. Exhibe una estructura de racimo con 6 tallos parcialmente fusionados. El tallo del extremo norte colapsó hace algún tiempo, pero aún está vivo.
     El tallo principal I del baobab polígamo comenzó a crecer alrededor del año 1000 dC. Los tallos II y III surgieron probablemente juntos en el año 1250 dC y el fony baobab adquirió una estructura triangular. Luego, 3 nuevos tallos emergieron sucesivamente hacia el norte en 1400, 1500 y 1700 d. C. Así, el baobab polígamo desarrolló su estructura de racimo, con 6 tallos muy distintos en forma de botella, que se fusionan solo en la proximidad de su base y tienen copas separadas.
Lo hemos leído aquí
 
En Google Maps lo llaman "Mother Baobab"
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viernes, 14 de julio de 2023

Hanasaka Jīsan: El anciano que hizo brotar las flores
Texto de Richard Medhurst. Ilustraciones de Stuart Ayre.

Un cachorro abandonado

Hace mucho, mucho tiempo, un anciano honrado caminaba por la nieve un día de invierno cuando encontró un cachorro blanco abandonado en su camino. “Pobre criatura”, murmuró, y metió al perro bajo su manto para llevarlo a casa. Su mujer también se alegró de ver al cachorro. Decidieron llamarlo Shiro, y lo cuidaron como a su propio hijo.
     Un día, mientras el anciano estaba labrando su campo, Shiro empezó a ladrar con más entusiasmo que de costumbre. El perro corrió en círculos, olfateando y hurgando el suelo. El anciano se secó el sudor de la frente y se acercó al entusiasta animal, que parecía instarle a cavar. Comenzó a golpear la tierra con su azada, y al poco tiempo chocó contra algo duro. Para su asombro, desenterró decenas de monedas de oro.

     Sin embargo, el anciano tenía un vecino codicioso que se llenó de envidia ante la noticia de estas milagrosas riquezas. Insistió en pedirle prestado Shiro para que buscara el tesoro en su propio campo. El hombre arrastró el pobre perro durante horas. Cuando Shiro dejó de moverse por cansancio, el vecino creyó que era allí donde se podían encontrar las riquezas, y comenzó a cavar. Pero en lugar de oro, descubrió una masa retorcida de serpientes, ciempiés y estiércol de vaca. En un arrebato, golpeó a Shiro con su azada y lo mató. 

Un árbol extraordinario

     El honrado anciano y la mujer enterraron a Shiro en un rincón de su campo, con los ojos llenos de lágrimas. Luego pusieron un plantón de pino en la tierra, en memoria de su compañero. Mientras permanecían en silencio, el tronco del plantón comenzó a engrosar frente a ellos y sus ramas crecieron en todas las direcciones mientras se elevaba hacia el cielo. En poco tiempo se había convertido en un árbol bien crecido.
     La pareja se quedó muda durante unos instantes, asombrada. Entonces, el anciano habló: “Esto debe ser obra de Shiro. Haré un mortero de este árbol como recuerdo de nuestro perro”. Así, talló un gran mortero para hacer pasteles de arroz mochi. Sin embargo, en cuanto lo llenó de arroz glutinoso y comenzó a golpearlo con su mazo, descubrió que el arroz se transformaba en montones de monedas de oro.
     El vecino se puso cada vez más celoso al oír esta noticia y exigió que le prestaran el mortero. Se lo llevó a su casa, donde se puso a hacer mochi, tal y como había hecho el honrado anciano. Sin embargo, un olor nauseabundo llenó la habitación y descubrió que el arroz se había convertido en carne y pescado podridos. El furioso vecino cortó el mortero en trozos y lo quemó hasta que no quedaron más que cenizas. 

De las cenizas a las flores

     Cuando el hombre honrado fue a recuperar su mortero, se sorprendió al ver que ahora solo había cenizas. Aun así, pensando que no podía hacer nada al respecto, recogió las cenizas en un cesto y se las llevó a casa. “Esto es todo lo que nos queda del árbol de Shiro”, le dijo a su mujer. Entonces, decidió esparcir las cenizas sobre la tumba del perro.
     Mientras se dirigía a la tumba, una gran ráfaga de viento levantó las cenizas y las esparció en todas direcciones. Algunas cayeron en los ciruelos y cerezos del anciano, y dondequiera que cayeron, brotaron flores de las ramas desnudas e invernales. “Esto es obra de Shiro”, dijo, y comenzó a esparcir las cenizas alrededor del resto de los árboles. “¡Venid, flores! Os pido que florezcáis”, gritó.

     En ese momento, el señor del dominio pasaba con su séquito de criados. “¡Qué maravilla!”, dijo, mientras admiraba los árboles brillantes con flores fuera de temporada. Apenas podía creer lo que contemplaban sus ojos cuando vio al anciano en el centro, que seguía haciendo brotar nuevas flores. “¡Es ese viejo!”, dijo, “El hanasaka jīsan. El hombre que hace brotar las flores. Procurad que sea bien recompensado”. Un criado se apresuró a obedecer la orden.
     El vecino se puso aún más celoso ante este giro de los acontecimientos. Recogió todas las cenizas que pudo y las arrojó a sus árboles. “Vosotros podéis florecer si ellos pueden”, gritó. Pero las cenizas se quedaron en cenizas, y lo que es peor, el viento las levantó y las dejó caer sobre el señor y sus criados. El señor estaba tan enfadado que el vecino apenas escapó con vida.

Tomado de Cuentos de hadas japoneses 
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martes, 11 de julio de 2023

Seis años se tarda en hacer una horca para el campo, la memoria del bosque

EUGENIO MONESMA, Huesca
Elaboración de una horca para el campo

Para la fabricación de una buena horca eran necesarios más de seis años: desde que se empezaban a orientar los brotes de almez hasta que quedaba dispuesta para los trabajos de campo. En el año 1997, Casimir Brescó, a sus 76 años, era el último forcaire que quedaba en activo en Alentorn (Lérida). 

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sábado, 8 de julio de 2023

EL ROBLE DEL TRATADO DE AUSTIN, TEXAS

     Treaty Oak es un roble vivo en Austin, Texas, Estados Unidos, y el último miembro superviviente del Council Oaks, una arboleda de 14 árboles que sirvió como lugar de reunión sagrado para las tribus Comanche y Tonkawa antes del asentamiento europeo en ese área. Los silvicultores estiman que el Roble Tratado tiene unos 500 años. Antes del vandalismo en 1989, las ramas del árbol tenían una extensión de 39 m. El árbol se ubica en Treaty Oak Park, en Baylor Street, entre las calles 5th y 6th, en el distrito histórico West Line de Austin .

Leyendas
     Una leyenda de los nativos americanos sostiene que Council Oaks fue un lugar para el lanzamiento de fiestas de guerra y paz. Las leyendas también sostienen que las mujeres de la tribu Tejas bebían un té hecho con miel y las bellotas de los robles para garantizar la seguridad de los guerreros en la batalla. 
     Según el folclore local popular, así como la inscripción en la placa en la base del árbol, en la década de 1830, el pionero de Texas Stephen F. Austin se reunió con nativos americanos locales en la arboleda para negociar y firmar el primer tratado de límites de Texas después de que dos hijos y un vecino del juez murieron en redadas. No existe documentación histórica que respalde que este evento se llevara a cabo en este lugar. El folclore también sostiene que Sam Houston descansó bajo el Roble del Tratado después de su expulsión de la oficina del gobernador al comienzo de la participación de Texas en la Guerra Civil Estadounidense.

Historia
     A medida que más y más europeos-estadounidenses se establecieron en Texas, Council Oaks fue víctima de la negligencia y el desarrollo de la ciudad de Austin. En 1927, solo quedaba uno de los 14 árboles originales. La Asociación Forestal Estadounidense proclamó este árbol como el espécimen más perfecto de un árbol de América del Norte e incorporó al Roble del Tratado a su Salón de la Fama en Washington, DC.
     A partir de la década de 1880, el árbol era propiedad privada de la familia Caldwell en Austin. Debido a que ya no podía pagar los impuestos sobre la propiedad de la tierra, en 1926 la viuda de WH Caldwell ofreció la tierra en venta por $ 7,000. Si bien los grupos históricos locales instaron a la Legislatura de Texas a comprar el terreno, no se asignaron fondos. En 1937 la ciudad de Austin compró el terreno por $ 1,000 e instaló una placa en honor al papel del árbol en la historia de Texas.

Vandalismo
     En 1989, en un acto de vandalismo, el árbol fue envenenado con el poderoso herbicida de madera dura Velpar . Las pruebas de laboratorio mostraron que la cantidad de herbicida utilizada habría sido suficiente para matar 100 árboles. El incidente provocó la indignación de la comunidad, f
ue noticia nacional y llegó un torrente de tarjetas caseras de "Get Well" de los niños que se exhibieron alrededor del parque. El industrial de Texas Ross Perot emitió un cheque en blanco para financiar los esfuerzos para salvar el árbol. DuPont, el fabricante de herbicidas, estableció una recompensa de $ 10,000 para capturar al envenenador. El vándalo, Paul Cullen, fue detenido después de, presuntamente, presumir de haber envenenado el árbol como una forma de realizar un hechizo. Cullen fue declarado culpable de delitos graves y condenado a nueve años de prisión.
     Los intensos esfuerzos para salvar el Roble del Tratado incluyeron aplicaciones de azúcar en la zona de las raíces, reemplazo de tierra alrededor de sus raíces y la instalación de un sistema para rociar el árbol con agua de manantial. Aunque los arbolistas esperaban que el árbol muriera, el Roble del Tratado sobrevivió. Aún así, casi dos tercios del árbol murieron y más de la mitad de su copa tuvo que ser podada.
 
Hoy
     En 1997, el Treaty Oak produjo su primera cosecha de bellotas desde el vandalismo. Los trabajadores de la ciudad recolectaron y germinaron las bellotas, distribuyendo las plántulas en Texas y otros estados. Hoy en día, el árbol es un próspero, aunque desequilibrado, recordatorio de su forma una vez grandiosa. Muchos tejanos ven el Treaty Oak como un símbolo de fuerza y ​​resistencia. En enero de 2009, la sección de Texas de la Sociedad Internacional de Arboricultura se asoció con el Departamento de Parques y Recreación de Austin para realizar la poda de mantenimiento en el Treaty Oak.
Referencias
*Phoebe Judge (5 de febrero de 2016). "Ejemplar perfecto" . thisiscriminal (Podcast). PRX . Consultado el 28 de octubre de 2018 .^ "Tratado de roble" . Árboles famosos de *Texas. Universidad de Texas A&M . Consultado el 15 de febrero de 2018 .
*María A. Steinhardt. "La historia de Treaty Oak" . Archivado desde el original el 17 de julio de 2012 . Consultado el 15 de febrero de 2018 .
*"Historia del Tratado del roble" . Parques y recreación de Austin . Ciudad de Austin. *Archivado desde el original el 4 de febrero de 2012 . Consultado el 15 de febrero de 2018 
*Erica, Riggins (16 de noviembre de 2004). "Escribiendo las vidas de Austin: salvar el Tratado de Oak" . Noticias 8 Austin. Archivado desde el original el 28 de diciembre de 2005 . Consultado el 15 de febrero de 2018 .
*"Mil árboles para Texas" . Archivado desde el original el 12 de mayo de 2011 . Consultado el 15 de febrero de 2018 .

Lo hemos leído aquí
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miércoles, 5 de julio de 2023

Mary Sutherland, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
La secuoya en memoria de “Mary Sutherland”

Es una secuoya roja (Secuoya sempervirens) dedicada a la memoria de Mary Sutherland, que crece en el bosque de Whakarewarewa, en Rotorua (Nueva Zelanda). Según medidas de 2013, el árbol mide 6, 45 metros de circunferencia a 1, 40 del suelo, con una altura de 68,7 metros. Fue plantada en 1901 y tiene ahora 120 años. Pero ¿quién fue esta mujer que da nombre al árbol? 
     Mary Sutherland nació en Londres en 1893, donde su padre era fabricante de vino medicinal, y allí estudio hasta que marchó a la universidad de Bangor en el País de Gales, donde se licenció en ciencias forestales en 1916, con 23 años, siendo la primera mujer de todo el Imperio Británico en hacerlo. Durante la 1ª Guerra Mundial sirvió en el ejército británico y acabada la guerra, fue capataz forestal y también trabajó para la Comisión Forestal Británica, pero los recortes la dejaron en la calle en 1922. En 1923 viajó a Nueva Zelanda donde se había creado el Servicio Forestal Estatal en 1921. Los comienzos fueron duros y en curso de adaptación para guardabosques a ella la enviaban a un hotel, mientras los hombres acampaban en el bosque. Pero eso no la echó hacia atrás, desde el principio, se concentró, entre otras áreas, en plantaciones de viveros, salud y protección de los bosques. Fotografías frecuentes de colecciones personales e históricas dan ejemplos de los terrenos en los que la gente estaba experimentando, así como de la propia Sutherland. Según comentó un guardabosques: "La llegada de una mujer guardabosques causó un gran revuelo en los campamentos". En esa época en Nueva Zelanda, había un uso casi irreflexivo de la madera nativa, especialmente la explotación de bosques de kauri, en rápida disminución. Sutherland jugó un papel decisivo en la búsqueda de soluciones, la sostenibilidad y una creciente "conciencia forestal". Promovió la educación forestal en las escuelas y alentó a los jóvenes a investigar y cuidar su entorno natural, con vacaciones en campamentos y guarderías escolares. Tenía visión de futuro y se dio cuenta de que los problemas relacionados con la sostenibilidad serían cada vez más relevantes para las próximas generaciones. Los enfoques posteriores de Sutherland incluyeron la botánica, el trabajo comunitario y la defensa de las mujeres en la educación terciaria. Con una gran cantidad de experiencias y pura determinación, Sutherland siguió siendo un modelo a seguir para que las mujeres se acercaran a una industria dominada por los hombres, aprendieran junto a ellos, se ganaran respeto y lideraran. Su contribución también vive en su sello de ramitas rimu diseñado en 1930, que sigue siendo la base del emblema de NZIF (Instituto Forestal de Nueva Zelanda) en la actualidad. 
     En 1933, otro recorte presupuestario la deja fuera del servicio, pero logra trabajo en un museo de la capital de Nueva Zelanda como secretaria y luego gana allí la plaza de botánica. En 1937 regresa al Servicio forestal. Aunque ya había hecho publicaciones anteriores, entre 1947 y 1949, hace una serie completa de publicaciones sobre la ventaja de plantar árboles en las granjas. A finales de 1954 enferma en un campo de trabajo y fallece pocos meses después. 
     La contribución de Sutherland a la silvicultura se conmemora cada año con la presentación del Premio Mary Sutherland otorgado a un estudiante miembro del Instituto de Silvicultores de Nueva Zelanda y también por un premio a la "Mejor graduada forestal de último año" de la Universidad de Bangor, donde ella estudió. 
     En 2020, Vivien Edwards publicó su biografía, libro titulado: “A path through the trees” (Un camino entre los árboles), que recoge la historia vital de esta luchadora. 
NOTA.- La placa colocada al pie de la secuoya tiene el siguiente texto: ”La secuoya conmemorativa de Mary Sutherland. Mary Sutherland se graduó de la Universidad de Bangor, Gales en 1916 con una licenciatura en silvicultura. Fue la primera mujer licenciada en silvicultura del mundo. También fue la primera mujer nombrada para el Servicio Forestal de Nueva Zelanda como silvicultor, donde trabajó desde 1923 hasta 1933, primero en Golden Downs, Nelson y luego en Whakarewarewa Forest, Rotorua. 1893-1955
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domingo, 2 de julio de 2023

El comercio de los árboles

GUILLERMO HORMIGO, en "elDiario.es", abril 2023
El negocio de vender árboles... y cómo Ayuntamiento compró un olivo para El Retiro


El pequeño municipio de Carabaña, conocido por su aceite, es también una referencia para quienes desean adquirir los olivos más hermosos o antiguos, con hasta 1.500 años de historia. El Ayuntamiento de la capital ha sido uno de sus últimos clientes
José María Madrid, propietario de la empresa familiar que selecciona y vende olivos de toda la Península...

     Los jardines del Buen Retiro lucen desde el pasado 12 de abril un nuevo árbol, ahora el más anciano de Madrid, que ha llegado para convertirse en emblema de la capital. O al menos ese es el propósito del Ayuntamiento, que lo presentó como “símbolo de su compromiso con la sostenibilidad local y de su lucha contra la deforestación” pese a que la ciudad ha perdido 78.616 árboles maduros con José Luis Martínez-Almeida como alcalde. Un recién llegado que realmente no es tan novedoso, ya que según el consistorio data de 1396 y supera al ahuehuete del Retiro de principios del siglo XVIII para convertirse en el abuelo del parque. Ahora bien, ¿cómo se muda al Retiro un ser vivo con 627 años? La respuesta está en un pueblo al sureste de Madrid.
     Carabaña, a orillas del río Tajuña, es una localidad madrileña donde el cultivo del olivo tiene mucho peso ya desde la época romana. Sus aceitunas y especialmente su aceite son los más valorados de toda la Comunidad. Pero en una empresa familiar, El Ventorro 1920, se percataron de que este árbol tiene potencial en sí mismo por su belleza, su imponente tamaño y la facilidad para conservarlo y trasplantarlo. A comienzos de la primera década del siglo XXI, José María Madrid, su mujer Pepi y sus hijos José María, Arturo y Carlos convirtieron la venta de olivos enteros en su negocio principal.
      Como en muchas grandes historias, el primer giro llegó con una herencia. Pepi y su hermana recibieron un terreno en Carabaña con 162 olivos. La familia Madrid vendió la propiedad pero se quedó las plantas y las reubicó en su propia finca, El Ventorro. En 2004 dieron un nuevo impulso al negocio. Después de un viaje por la Costa Azul francesa, José María padre y José María hijo descubrieron la enorme veneración que el olivo despierta en distintas partes de Europa. Llegaron a encontrar extraordinarios ejemplares en Mónaco, muchos de ellos llegados de España. Así que se lanzaron al mercado de su conservación, venta y transporte.

Así se compra un olivo
      “El proceso es muy sencillo. En el caso del que ha comprado ahora el Ayuntamiento, por ejemplo, enviaron a alguien de Acciona [empresa de promoción y gestión de infraestructuras de construcción, servicios y energías renovables]. Le gustó un olivo, nos lo señalizó y dos años después se lo han llevado”, explica Arturo Madrid, uno de los actuales copropietarios de El Ventorro 1920, en declaraciones a este medio. 

El olivo centenario que acaba de 'mudarse' desde Carabaña al Parque del Retiro

     Por “decoro” prefiere no concretar la cuantía que el consistorio ha abonado por el ejemplar. Sí detalla que “pueden llegar a pagarse 1.500 o 2.000 euros”, pero las cantidades varían dependiendo fundamentalmente del tamaño, la estética y en menor medida la antigüedad. Aunque aquí la iniciativa haya partido de una administración, Arturo apostilla que “el 90% de los clientes son particulares que quieren colocar un olivo en su jardín”. Y añade: “El principal negocio está en la exportación, se venden mucho por el resto de Europa y Asia. Nosotros no nos metemos ahí y nos centramos en España”.
     Eso en cuanto a la venta, pero el paso previo es conseguir los árboles que luego ofrecen. Algunos, como el que ahora puede verse en El Retiro, han sido cultivados en la propia Carabaña. “Es nativo”, presume Arturo. Otros los seleccionan en sus continuos viajes por la Península Ibérica y luego los trasladan: “Los arrancamos, los podamos y los traemos a nuestro olivero. Aquí los enmacetamos y es donde los clientes los visitan para echar un vistazo o después de hacerse con ellos en nuestra página web”.
     Posteriormente, se encargan de llevarlos a la casa del comprador con un camión-grúa y plantarlos en la propiedad. “Es una especie que aguanta muy bien el trasplante, aunque hay que saber hacerlo y es recomendable que esté podado casi en su totalidad. Más allá de eso rebrota muy bien y no necesita muchos requisitos de conservación, no es una planta pija”, asegura Arturo. Estos árboles soportan tan bien el paso del tiempo que actualmente tienen un olivo de 1.500 años, originario de Portugal.
      No obstante, este empres
ario admite que es difícil conocer con exactitud la edad de un olivo, pese a que el Ejecutivo municipal la ha comunicado con absoluta concreción: “No es como un pino, que puedes averiguarlo gracias a los aros si cortas el tronco. En este caso es un poco aproximado. Se puede dar un margen de 40-50 años arriba y abajo por el grosor o la corteza, pero orientativamente. Al Ayuntamiento le dijimos que este era un árbol con alrededor de 600 años, no sé si posteriormente han hecho algún análisis para saberlo más específicamente o simplemente es marketing”.

Una modesta competencia

     No es la única empresa del sector en la región, aunque casi (son más comunes en zonas del interior de Andalucía o la costa mediterránea). Su principal competidora también se asienta en la misma población, de hecho el municipio da nombre a la compañía: Olivos Carabaña. Eso sí, es un negocio más modesto. Así lo cuenta su responsable, Eduardo Andeluche: “Yo en realidad soy transportista. Lo que hago es rescatar olivos del campo que se están secando. Los llevo a mi finca, los arreglo, los saco adelante y les pongo un jardín. Cuando un particular lo compra se lo llevo y se lo planto”.
     “No como de esto”, afirma Andeluche, que circunscribe la actividad a “sus ratos libres”. Relata que si a algún árbol no le encuentra dueño “ahí se queda en mi finca”. En este caso la horquilla de precios está fijada entre 500 y 1.000 euros. “Yo los vendo más barato que nadie”, presume. Aunque no es su principal sustento, sí le preocupa que “ahora con la sequía el negocio se ha frenado un poco”. Aumentan los costes de mantenimiento y el potencial cliente también sabe que su dispendio será mayor, así que se lo piensa mejor antes de adquirir un olivo. 
Uno de los olivos que Eduardo mantiene en su terreno. Olivos Carabaña

     No ha sido el caso del Ayuntamiento de Madrid, que con la compra de este nuevo y centenario árbol ha hecho toda una inversión para intentar trasladar el mensaje de ciudad verde. Que lo haya conseguido es algo que dirá el paso del tiempo, ese que tan bien resisten los olivos.
 
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