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5/31/2023

Los árboles de libertad (y3)

PASCUAL ROSSER LIMIÑANA, en "Alicante Plaza", feb. 2022
El árbol de la libertad
La plaza del Portal de Elche de Alicante a finales del siglo XIX

     Ya de por sí suena bien, incluso es simpático. Parece apropiado para reivindicarlo en la actualidad. En breve le digo cuándo, por quien y con qué intención se plantó este árbol en Alicante. Buscaron un lugar apropiado donde echara raíces. Eligieron una plaza donde antes se ahorcaba a los forajidos. Una que tiene actualmente en una esquina la casa del ascensor, llamada así por ser la primera vivienda en Alicante que lo tuvo; en la otra, justo enfrente, hay un noble edificio que construyó Juan Vidal y que actualmente es una sede bancaria. Y, en medio de los dos, había un edificio antiguo (la Aduaneta) que se desmontó piedra a piedra, numerándolas, con la promesa de volver a reconstruirlo después de unas obras, pero que en realidad no regresó nunca y edificaron en su lugar un feo edifico de pisos con un bajo comercial de altos ventanales. ¿Se va situando?
     Otro dato para completar el cuadro. Mire. Le desvelo el misterio. Fue Eleuterio Maisonnave quien plantó el árbol de la libertad en el Portal de Elche de Alicante. Ahora se lo cuento.
     A partir de septiembre de 1868 se produjo un movimiento revolucionario en España. Un pronunciamiento militar trajo lo que se llamó el sexenio democrático, movimiento social que acabó con la Monarquía de Isabel II y que terminaría en 1874 con otro pronunciamiento, esta vez de Pavía, cuya consecuencia fue la Restauración borbónica. Ya ve que en el siglo XIX no se aburrían, fue un siglo convulso en el que hubo de todo y para todos los gustos. Lo peor fue esa inestabilidad política que debilita a un país hasta extenuarlo, para exponerlo y hacerlo vulnerable - sin proponérselo - ante sus peores enemigos. A veces estos son sus propios ciudadanos que se destruyen entre sí. La historia de España, la antigua, incluso la actual, está repleta de casos como este. Basta leer los periódicos o escuchar recientemente los telediarios.
     El sexenio democrático trajo a Alicante la primera elección municipal por sufragio universal masculino (1869). Consecuencia de esas elecciones, el Ayuntamiento fue liderado por el joven Eleuterio Maisonnave, republicano moderado contrario a las políticas reaccionarias. Maisonnave fue un político de acción que prometía, tuvo varios cargos: regidor, diputado a Cortes, ministro y alcalde.
     Maisonave, como alcalde de Alicante, plantó un árbol de la libertad en el Portal de Elche en conmemoración de la Constitución de 1812 y de los valores democráticos que se podían celebrar con ella. Con esta iniciativa Maisonnave quiso también borrar la memoria ciudadana de reconocer a esta plaza como la de las horcas porque era - hasta principios del siglo XIX - donde se ahorcaba a los delincuentes que eran condenados a esa pena.
     En palabras del escritor Gregorio Muñoz, "Maisonnave hizo cosas buenas, especialmente para la ciudad y para los más pobres", añadiendo que "fue fundador de los periódicos más importantes de la época, El derecho y el deber (1869) y La República española (1870); y de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Alicante; luchador por las libertades; masón; filántropo; y un hombre tremendamente comprometido con la ciudad. Maisonnave – sigue diciendo Muñoz - fue uno de los mejores políticos de la historia de Alicante". Admirado por propios y por extraños, por los suyos y por sus adversarios políticos, después de su temprano fallecimiento a los 49 años (1890), el ayuntamiento monárquico de Alicante decidió que una de sus principales calles tuviera su nombre. Así nació la Avenida Maisonnave, hoy muy concurrida, siendo el centro comercial de la ciudad.
Eleuterio Maisonnave
      No fueron imaginativos quienes copiaron la moda de otros lugares para plantar árboles con un contenido concreto. Los primeros árboles de la libertad se plantaron en diversas ciudades norteamericanas para conmemorar la victoria de su guerra de la independencia contra Gran Bretaña (1775-1781). Esta iniciativa la copiaron en Francia después de la Revolución Francesa (1789-1799). Y en España, se tomó esa idea como propia y se plantaron árboles de la libertad repartidos por la geografía española después de derrotar a los franceses en la guerra de la independencia española (1808-1814). Fíjese que en todos estos casos se reivindica la libertad después de un conflicto armado.
     En España se plantaron olmos como árbol de la libertad por ser un árbol fuerte, de altas ramas y largas raíces para asentarse bien allí donde eran plantados.
     Un árbol es un "símbolo hermoso y verdadero de libertad", escribió Víctor Hugo en su discurso durante la plantación de un árbol de la libertad en la place des Vosges en París el 2 de marzo de 1848. Siguió diciendo que "la libertad tiene sus raíces en el corazón de la gente, como el árbol en el corazón de la tierra; como el árbol, levanta y extiende sus ramas en el cielo; como el árbol, crece sin cesar y cubre a las generaciones con su sombra. El primer árbol de la libertad fue plantado hace mil ochocientos años por Dios mismo en el Gólgota. El primer árbol de la libertad es la cruz en la que Jesucristo se ofreció como sacrificio por la libertad, la igualdad, y la fraternidad de la raza humana"
La antigua Plaza de la Constitución, hoy Portal de Elche
     Permita otra curiosidad de lo aquí manifestado. Vea. ¿Sabe por qué se llamó plaza del Portal de Elche? Es sencillo. Desde allí se iniciaba un camino que llevaba a esta cercana localidad. Pero no siempre se llamó así. Esta emblemática plaza alicantina tuvo otros nombres. En recuerdo de las Cortes de Cádiz y del nuevo ordenamiento jurídico legislado en las mismas, se llamó plaza de la Constitución. El 14 de agosto de 1812 la inauguró así el alcalde de la ciudad Nicolás Scorcia, Conde de Soto Ameno. Pero volvió a cambiar de nombre. En 1814 se la llamó plaza de Fernando VII. Pero no terminaron aquí los cambios, unos y otros la habían tomado con esta plaza. Con el Trienio Liberal se volvió a llamar plaza de la Constitución. El 4 de abril de 1824, se le llamó de nuevo plaza de Fernando VII. De nuevo plaza de la Constitución en 1876. ¿Le suena?, cambia el color político y se deshace lo hecho por el anterior para hacerlo de nuevo de otra manera. Tiempo después pasó a llamarse plaza del General Franco, ya en democracia se la llamó plaza de la Estrella y finalmente Portal de Elche, como se llama en la actualidad. Y no hay olmos, pero sí enormes ficus que escalan el cielo para estar más cerca de Dios. Así lleva varios años la plaza y así parece que se queda, que ya está bien de cambiarle el nombre.

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5/28/2023

Los árboles de la libertad (2)

STEFANO MANCUSO
Los árboles de la libertad, de "La planta del mundo", pág. 36

En este nuevo libro, La planta del mundo, Stefano Mancuso nos cuenta maravillosas historias con los árboles como protagonistas. La Tierra es un mundo verde, es el planeta de las plantas. Y sus aventuras están inevitablemente ligadas a las nuestras. Y así nació este libro, espigando aquí y allá historias de plantas que, entrelazándose con el devenir humano se unen las unas a las otras para formar el gran relato de la vida en la Tierra: el papel de los árboles en la Revolución francesa o en el estudio del Sol; por qué cooperan los árboles de un bosque en vez de competir; la relación de los árboles con la música; cuál es el árbol de la sabiduría; cómo la madera de los árboles permitió resolver algunos de los crímenes más famosos; las primeras plantas que viajaron al espacio… Las plantas conforman una nervadura, un mapa (una 'planta') sobre el cual se construye el mundo en que vivimos. No ver esta planta -o peor, desdeñarla- por creernos por encima de la naturaleza constituye uno de los principales peligros para la supervivencia de nuestra especie.

(...) En latín, el chopo se llama populus, "pueblo". El autor de este grabado quería recalcar el valor simbólico del árbol. Dicho de otra forma, la planta del mundo es la planta de los pueblos que han abrazado el espíritu de la Rebolución.
     Ese día terminamos de cotejar la lista de los árboles de la libertad y, con la ayuda del mapa, pudimos añadir muchos otros. Según nuestro catálogo, solo en París debieron de plantarse cientos, tal vez miles de árboles de la libertad. Se distribuyeron de tal modo que siempre hubiera alguno cerca. Cada plazuela, glorieta, patio o pasaje lo suficientemente amplio albergaba uno. Incluso los barrios periféricos de París debían de estar trufados de árboles. En 1792, se plantó un número enorme de ellos por toda Francia. Escribe el abate Grégoire: «En todos los pueblos encontramos árboles magníficos que, alzando su cabeza majestuosa, desafían a los tiranos: el número de dichos árboles asciende a más de sesenta mil, pues hasta la villa más humilde tiene uno que la embellezca, y en muchas de las grandes localidades de los departamentos del Mediodía los hay en cada calle y aun delante de la mayoría de las casas».
     De todos los árboles de la fraternidad que durante una época unieron los distintos lugares de la Revolución mediante una red invisible, no han sobrevivido más que unos pocos repartidos por algunas localidades perdidas de Europa. En las grandes urbes como París, por ejemplo, ya no queda ni uno. Al ser un símbolo tan visible, se convirtieron en blanco de represalias: los mutilaron, talaron, laceraron y les grabaron inscripciones monárquicas. El hecho de que la Convención incluso hubiera promulgado leyes sobre ellos los convertía en uno de los emblemas más visibles de un régimen que muchos detestaban. Ya en 1800 (año VIII de la Revolución) quedaban muy pocos. Los pocos que sobrevivieron fueron rebautizados como «árboles de Napoleón» durante el Consulado y el Imperio, y, finalmente, retirados en la Restauración.
      En 1848 y durante la breve experiencia de la Comuna de 1871, volvieron a plantarse algunos árboles de la libertad, pero cada vez que cambiaba el régimen político, los árboles eran los que pagaban el pato: son fáciles de cortar, producen un gran estruendo al caer y no oponen demasiada resistencia. Por eso son tan pocos los que sobreviven de aquella época en que los árboles unían a los pueblos; además, no están censados y suelen encontrarse en aldeas recónditas de Francia e Italia. En Calabria, por ejemplo, encontramos alguno que escapó a la Restauración borbónica e incluso al urbanismo salvaje. En cualquier caso, están desapareciendo y pronto no quedará ninguno. Convendría protegerlos y contar su historia, antes de que el único árbol de la libertad que podamos contemplar sea el que aparece en las monedas francesas de dos euros. (...)

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5/25/2023

Árboles de la LIbertad (1), Don Elías nos lo narraba así...

JOSÉ ELÍAS BONELLS
El árbol de la libertad y su simbolismo




Castaño.-Marronnier.-st Christophe a Berry Francia Platano.-St.Guilhem Le Désert.-Place de la Liberté.-Francia

     En una gran cantidad de pueblos de Francia, en la época de la Revolución, se plantaron árboles para recordar, así como monumentos conmemorativos, el advenimiento de nuevas libertades. Esto se llama en el lenguaje de la época , los árboles de la libertad.
     El árbol de la libertad ha sido un símbolo de libertad desde el período de la Revolución Francesa. También simboliza como un árbol de vida, continuidad, crecimiento, fuerza y poder.

Moneda de 1999 en las monedas francesas de 2 euros
     El primero que, en Francia, plantó un árbol de la libertad varios años antes de la Revolución, fue el Conde Camille d’Albon en 1782 en los jardines de su casa en Franconville, en homenaje a William Tell.
     La plantación de los árboles de la libertad se hizo con grandes honores, siempre acompañada de ceremonias y alegrías populares a las que participaron, en el mismo entusiasmo patriótico, todas las autoridades, magistrados, administradores e incluso el clero, los sacerdotes. , obispos constitucionales e incluso generales ,no faltándole solemnidad.
Los árboles de la libertad fueron considerados monumentos públicos. Mantenido por los habitantes con cuidado religioso, la más mínima mutilación habría sido considerada una profanación. Las inscripciones en verso y prosa, versos, estrofas patrióticas dan testimonio de la veneración de la gente local por estos emblemas revolucionarios.


     El regreso de la República en 1870 fue una oportunidad para plantar nuevos árboles. Sin embargo, el contexto (la guerra franco-prusiana de 1870, luego la comuna de París y, finalmente, la república conservadora) no se prestaba a ello. Las plantaciones son más frecuentes en 1889 (centenario de la toma de la Bastilla), luego en 1892 (centenario de la Primera República Francesa). Otros árboles fueron plantados en 1919-1920, para celebrar la victoria de la ley y la liberación de Alsacia y el Mosela, y otros en 1944-1945, con motivo de la Liberación. Otros aniversarios (1939, 1948, 1989) son otras ocasiones. También sucede que replantamos un árbol nuevo cuando restauramos el viejo muerto.

     El roble, árbol de la libertad por excelencia, simboliza en la cultura europea la durabilidad, la virilidad, el poder, la estabilidad y la unidad.

Víctor Hugo: Discurso durante la plantación de un árbol de la libertad en la Place des Vosges, 2 de marzo de 1848
"¡Es un símbolo hermoso y verdadero de libertad un árbol! La libertad tiene sus raíces en el corazón de la gente, como el árbol en el corazón de la tierra; como el árbol, levanta y extiende sus ramas en el cielo; como el árbol, crece sin cesar y cubre a las generaciones con su sombra. El primer árbol de la libertad fue plantado hace mil ochocientos años por Dios mismo en el Gólgota. El primer árbol de la libertad es la cruz en la que Jesucristo se ofreció como sacrificio por la libertad, la igualdad y la fraternidad de la raza humana."
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