martes, 30 de agosto de 2022

CARLOS BOUSOÑO (Asturias, 1923-2015)
Un álamo


Míralo dulce, Míralo sonoro
por la brisa de abril, que aún huele a frío
sol. Míralo suavemente en esta tarde
de mayo, en este junio soñoliento,
en el agosto verdemar y en calma,
serenamente. Míralo. Que tu
mirada se demore en hojas,
en bullido intrincado, en píos y gorjeos
que brotan, escondiéndose,
entre aquella ancha copa vegetal,
esponjosa, que absorto tú contemplas removerse
con tanta levedad. Míralo bien. Repasa con amor
su adorable presencia, en esta tarde de septiembre,
cálida aún. Aprende su armonla
luego
frente al atardecer, su estar ahí
durando,
ya despojado de hojas
su ser, mientras tú lo acaricias con los ojos,
lo sabes. Por completo desnúdate
mentalmente, sin lágrimas.
Míralo todo bien una vez más.
Sin lágrimas aprende
la honda lección de vida quieta, oscura.

-----

sábado, 27 de agosto de 2022

La diversidad genética del Tajinaste

El Tajinaste de La Palma, de "la palmaahora"

El tajinaste de las cumbres de La Palma tiene mayor diversidad genética que el de Tenerife, se indica en una estudio realizado por los investigadores del Museo de Historia Natural de Londres, del Jardín de Aclimatación de La Orotava y de la Universidad de Southampton Rachael E. Graham, J. Alfredo Reyes-Betancort, Mark A. Chapman & Mark A. Carine. El artículo ha sido publicado en la revista Systematics and Biodiversity el pasado 21 de marzo, titulado Inter-island differentiation and contrasting patterns of diversity in the iconic Canary Island sub-alpine endemic Echium wildpretii (Boraginaceae)“.

      En el citado trabajo científico, indican desde el Parque Nacional de La Caldera de Taburiente, los autores mediante estudios genéticos y morfológicos de los tajinastes rojos de las cumbres de Tenerife y de los rosados de las cumbres de La Palma, señalan que “son suficientemente distintos·. Hasta ahora, añaden, ”eran dos subespecies con los nombres:  

Tajinaste de Tenerife: Echium wildpretii ssp wildpretii pasa a Echium wildpretii Hook. f.

Tajinaste de La Palma: Echium wildpretii ssp trichosiphon pasa a Echium perezii Sprague 

Echium pininana

por la prevalencia de los primeros nombres que describieron a estos taxones a principios del siglo XX“.
      Además han descubierto que “el tajinaste de las cumbres de La Palma tiene mayor diversidad genética que el de Tenerife, por lo que presuponen que la aparición de Echium perezii sea una evolución del Echium pininana

que vive en la laurisilva palmera, en su proceso de conquistar las cumbres. Y de ahí, pudo, una vez diferenciado, colonizar Tenerife, lo que explicaría la menor diversidad genética del tajinaste rojo”.
     Esta nueva clasificación tiene “implicaciones de conservación, pues las nuevas especies tienen un menor número de efectivos y las superficies donde viven se reducen. La especie palmera estará siempre considerada en riesgo de extinción por la poca superficie que ocupa su hábitat, como le pasa a otras tantas especies exclusivas de las cumbres palmeras caso de la violeta, el retamón o el tajinaste azul genciana”.


Abajo fotos de "Especies Amenazadas de Canarias. ESADECAN"

Tajinaste azul genciana (Echium gentianoides)
Retamón (Genista benehoavensis)
-----

miércoles, 24 de agosto de 2022

Pinares con esfuerzo

CARLOS SANTANA JUBELLS
Pinares fruto del esfuerzo humano
Niños de Tejeda riegan la repoblación de pinos en Gran Canaria en los años 50. | FOTO JAIME O’SHANAHAN (ARCHIVO PELLAGOFIO)
Asadero en los Llanos de la Pez; todo un clásico grancanario. Caravanas de vehículos con familia y amigos, con punto de encuentro usualmente en la Fuente Luminosa, carretera del Centro para arriba, con las ganas puestas en pasar un día comiendo y bebiendo bajo los pinares. Los olores de la carne a la brasa se asocian con el aroma típico del pinar, creando una mezcla aromosa que forma parte de la memoria sensorial de muchos grancanarios.
     Pero no todos saben que, hace apenas 60 años, los Llanos de la Pez –al igual que gran parte de la cumbre de Gran Canaria– presentaban un aspecto muy distinto, desprovisto de esos pinos bajo los que nos tumbamos a reposar el emboste en torno a las cuatro de la tarde.
     Las imágenes existen por sí mismas, pero sobre todo por su contexto. Así y gracias a que conocemos ese contexto, un conjunto de jóvenes (muy jóvenes) llenando baldes de agua desde una cuba, se convierte en una escena de las repoblaciones masivas que se desarrollaron en la cumbre a partir de 1950. Es agua para regar los plantones de pequeños pinos que hoy en día nos acogen en nuestros asaderos.
     La peonada de esa repoblación procedía mayoritariamente de Tejeda; los chiquillos, en sus horas no escolares, trabajaban acarreando en baldes el agua necesaria para que las pequeñas plantas arraigasen, muchos descalzos por pobreza extrema.
     Con esta información, puede que la próxima vez que usted (o usted, o usted…) se vaya de asadero a la cumbre, aprecie ese paisaje de otra manera, revalorizándolo como un producto del esfuerzo humano y, por lo tanto, doblemente digno de ser preservado, cuidado y respetado: tanto por sus valores naturales como culturales.

(Fotos de la red)
-----

domingo, 21 de agosto de 2022

Sólo visible desde el aire, en Uruguay

Un misterioso cáliz en el Depto. de Florida, Uruguay (publicado en "EL PAÍS Viajes")

¿Y ahora cómo explicamos este dibujo con árboles de 25.000 metros cuadrados?

Lo que ustedes ven es un una plantación de árboles en el departamento de Florida. Cualquiera diría que es una serie de arbustos en una formación bastante singular, a los que se les sacó una foto desde arriba, a corta distancia. Déjenme decirles que mide 488 metros de largo por 235 de ancho !Si, leyeron bien! y esta en la mitad de campo.
     En un artículo anterior titulado «Grandes misterios de Google Earth», verán que en Córdoba, Argentina, mencionamos otra plantación con forma de guitarra y de proporciones superlativas. Sabemos lo que llevó al cordobés a crearlo hace mas de 50 años, pero no al uruguayo en el departamento de Florida, que a juzgar por el tamaño de la arboleda, parece tener la misma antigüedad. Ahora, si nos atenemos al área de implantación, así como a la cantidad de árboles utilizados para satisfacer este capricho, nos deja impresionados. Resulta insólito que por algo similar, aunque bastante mas grande, los diarios de la «vecina orilla» lo publicaron por todos lados y nosotros con algo parecido, pero mucho mas enigmático y posiblemente con mayor cantidad de árboles implantados (si no se equivoco el informe argentino), no le dedicamos espacio ni siquiera en los diarios de la zona, según dice nuestro lector.
     ¿Sabrán de su existencia? ¿quien lo creó? ¿Tendrá alguna connotación esotérica?, porque otro lector habla de un parecido con el Santo Grial.
     Por eso vamos a relevar datos y se los expondremos para que usted juzgue y tal vez entre todos sepamos su historia.

Ubicacion en el Departamento de Florida

     Posición geodesica 34°12’40.03″S 56° 9’4.85″W
     Distancia de Montevideo 85 Km por la R5. 6.7 Km antes de llegar al cruce con la R.12 sale un camino a la derecha que conduce a un lindo casco de estancia, a 4.800 m, el que posiblemente sea el propietario de esas tierras, debido la proximidad de este bosque alegórico.
     Distancia de Florida 12 km. hacia el SE de la ruta 5, 5,7 km. de la 12 hacia el NO, 5,3 km y del pueblo de Mendoza Chico (sobre la R5) hasta el cruce antes mencionado.

-----

jueves, 18 de agosto de 2022

FEDERICO GARCÍA LORCA (Granada, 1898- asesinado el día 18/8/1936)
Árbol

Caña de voz y gesto,
una y otra vez
tiembla sin esperanza
en el aire del ayer.
La niña suspirando
lo quería coger;
pero llegaba siempre
un minuto después.
¡Ay sol! ¡Ay luna, luna!
Un minuto después,
sesenta flores grises
enredaban en sus pies.
Mira como se mece
una y otra vez,
virgen de la flor y rama,
en el aire de ayer. 

-----

martes, 16 de agosto de 2022

¿Y después del fuego?

JAVIER RICO
Cómo recuperar el bosque tras un incendio


Incendio forestal en Puente Sampayo, Pontevedra. Autor: Contando Estrelas.

Desde ‘Bosques para Siempre’ nos planteamos cómo recuperar un monte arrasado por un incendio. Lo primero: recuperar el ánimo –a veces vinculado a enormes pérdidas económicas– de las personas que han sufrido directamente la violencia de las llamas, como en el reciente caso de la Sierra de la Culebra. A partir de aquí, los expertos recomiendan no precipitarse. Hay que valorar qué se ha quemado, dónde y cómo. A partir de ahí, empezar a recuperar principalmente la base de todo: el suelo; evitar que la erosión se convierta en un “segundo incendio”. ¿Reforestar, plantar árboles? También, pero no de forma inmediata. Hay que esperar a ver cómo evoluciona por sí misma la vegetación quemada y dejar pasar uno o dos años para comenzar a plantar. Viajamos, de la mano de los expertos, la sensatez y la esperanza, a la Sierra de la Culebra (Zamora), Sierra Bermeja (Málaga) y Sierra de la Paramera (Ávila), tres zonas dramáticamente afectadas el verano pasado y este.
      «Calculamos unas pérdidas micológicas en la zona de 200 toneladas de boletus al año durante dos decenios al menos, lo que corresponde a unos tres millones de euros al año». Estas declaraciones a la agencia EFE de Juan Andrés Oria de Rueda, ingeniero de Montes, son de las primeras que ponen cifras a una parte de las consecuencias económicas –la derivada de la actividad de la recolección de setas– provocadas por el macro-incendio (30.800 hectáreas) de la sierra de la Culebra. Oria de Rueda sabe de lo que habla porque dirige la Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid, y junto a su equipo llevan más de 30 años realizando estudios ecológicos, forestales y micológicos en la zona.
      ¿Y cómo se recupera esta pérdida micológica? Cuando se piensa en la restauración de un área arrasada por un incendio forestal, se tiende a pensar en los árboles o en los arbustos, pero las personas que llevan años investigando sobre esta cuestión enseguida remiten al suelo. “El suelo pierde el componente biológico necesario para la formación de humus, mueren los organismos que airean el suelo, micorrizan vegetales y retienen humedad; se mineraliza el suelo y queda desnudo, pudiendo perderse fácilmente por lluvias, lavarse y quedar sin nutrientes”, explican desde la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA) .
     Una de las últimas iniciativas que ha abordado esta cuestión es el proyecto europeo EPyRIS, acrónimo de Estrategia conjunta para la protección y restauración de los ecosistemas afectados por incendios forestales (Gestión integrada en zonas naturales de alto riesgo). Entre los socios de España, Francia y Portugal que han participado en EPyRIS está el Centro de Investigación Forestal (CIF) Lourizán de la Xunta de Galicia, que ha desarrollado un modelo para el noroeste de España y ambientes similares y que aborda las pérdidas por erosión durante el primer año después de un incendio en función de la severidad del fuego en el suelo, la precipitación anual y el uso de ese suelo.
      

No en todas las zonas se debe actuar igual

       Cristina Fernández, investigadora del CIF Lourizán, aclara: “El primer paso es evaluar el nivel de daño y zonificar las áreas que han quedado más severamente afectadas, porque no en todas se debe actuar igual”. EPyRIS aplica una escala para definir el riesgo de erosión del suelo y determinar esas áreas severamente afectadas. “En esos momentos procedemos a poner vendas a las heridas provocadas en el suelo para evitar su pérdida y su función, esparciendo desde paja hasta la vegetación que ha quedado tras el incendio”, asegura Fernández. Añade: “Con los restos de leña quemada hay veces que la trituración no es posible hacerla porque tienes que llegar andando hacia laderas con mucha pendiente, además la paja es capaz de cubrir mucha superficie con poca cantidad –hasta cinco o seis veces más– y la puedes esparcir desde el aire”.
      En el decálogo de buenas prácticas tras un incendio que propone ARBA habla de favorecer la recuperación del suelo y la vegetación mediante “siembras con hongos simbióticos a las especies que se están regenerando, a fin de fomentar el micorrizado”. El primer punto de ese decálogo apuesta por no introducir maquinaria pesada tras un incendio, con el fin de no compactar más el suelo, no alterar el régimen hídrico, no dañar los posibles rebrotes de la vegetación ni el banco de semillas autóctono que se encuentre en el medio y merme su viabilidad, así como proteger los pocos espacios de refugio de fauna beneficiosa que se mantengan.
     Tras otro incendio de grandes dimensiones (22.000 hectáreas quemadas), el del pasado año en la sierra de la Paramera (Ávila), las primeras actuaciones, aparte de atender a los sectores económicos más afectados, se centraron en frenar la posible erosión, los arrastres de cenizas y suelo a los cauces –una consecuencia que supera los límites del área quemada– y la posibilidad de plagas forestales mediante la saca de madera quemada, además de la recuperación de las áreas de captación de agua para abastecimiento. ARBA no está muy de acuerdo con la retirada de la madera totalmente quemada, porque “no sufre especialmente el ataque de escolítidos –coleópteros que se alimentan de madera–, siendo los pies afectados parcialmente o con daños mecánicos los más propensos a sufrir este tipo de ataques”. La asociación Reforesta añade: “Algunas investigaciones insisten en que los insectos perforadores se van a dirigir más a los árboles aún vivos que a los muertos”.

Desolador paisaje tras un incendio en Alcalá la Real, Jaén. Autor: Michelangelo-36.

      A finales del pasado año, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miterd) daba a conocer también los trabajos de restauración ambiental tras otro gran incendio (Sierra Bermeja, 10.000 hectáreas): “Creación de albarradas con restos de madera y piedra en la red de drenaje de cabecera de cuenca y fajinas –junto a las albarradas forman muros de contención– con restos de madera en las laderas más expuestas, con el fin de evitar la erosión y permitir la pronta implantación de especies vegetales”. Todas las iniciativas cuentan. A pequeña escala (unas 20 hectáreas), y gracias a un acuerdo entre Carrefour, Mahou-San Miguel y el sello de certificación forestal FSC, se van a restaurar también determinadas áreas asoladas por incendios forestales que ocurrieron en años pasados en Ponte Caldelas (Pontevedra), Mesas de Galaz (Gran Canarias) y Olmedo (Valladolid).

Plantar pensando en el cambio climático

      Una de las explicaciones que se dan a la rápida expansión de las llamas en la sierra de la Culebra, además de la ola de calor y las rachas de viento, es la proliferación de pinares (pino silvestre y resinero), fruto de las repoblaciones forestales que se produjeron a mediados del siglo pasado en detrimento de los robles autóctonos. “Es un error demonizar a los pinos, porque la mayoría de las frondosas no son especies pioneras, es decir, las primeras que crecen y se asientan en un terreno para la posterior recuperación de este”, advierte Cristina Fernández. Por esto mismo, no descarta “tener en cuenta a los pinos en algunos lugares y como etapa anterior a la llegada o plantación de otras especies”. No hay que olvidar que en los grandes incendios, incluido el de la Culebra, arden también muchas hectáreas de matorral.
      En general, la investigadora del CIF Lourizán afirma: “Antes de volvernos locos y cambiar el modelo de bosque de pinar se puede empezar por las franjas en los cursos de agua, e intentar expandirlas, ya que es un nicho de biodiversidad muy grande. También debemos buscar islas donde plantar otras especies en función de los suelos que nos encontremos: pobres, poco profundos, pedregosos…”. Pablo Martín Pinto, catedrático de Lucha y Prevención de Incendios Forestales en la Universidad de Valladolid y subdirector de la Cátedra de Micología, recuerda que en la Culebra, “ardieron en menor medida, álamos temblones, chopos, fresnos, abedules y alisos, y curiosamente han funcionado como pantallas cortafuegos”.
      En un artículo publicado en el portal especializado en incendios forestales Osbo Digital, Luis Martín y Margarita Martínez-Núñez, ambos ingenieros de Montes, explican: “Las actuaciones a realizar estarán encaminadas a aumentar la madurez del bosque, su valor paisajístico y económico, y a reducir el riesgo de incendios mediante el control del combustible acumulado, considerando en todo el proceso las posibles implicaciones de las proyecciones del cambio climático”. Desde la asociación Reforesta coinciden en que “debe aprovecharse el incendio para intentar generar una nueva combinación de especies más resistente al fuego y al cambio climático”.

Prevención, extinción y restauración, de la mano

      Otro aspecto que sale a relucir cuando se habla de restauración es su relación con las otras dos etapas de los incendios: la prevención y la extinción. Lo explican muy bien Martín y Martínez-Núñez: “La restauración de incendios forestales debe ser una continuación de las labores de extinción y, a la vez, debe facilitar las actuaciones de prevención, que tenga como consecuencia una reducción en la frecuencia e intensidad de los incendios”. Añaden: “Una vez declarado un incendio forestal, las labores de extinción podrían orientarse a facilitar y reducir en lo posible las posteriores actuaciones de restauración”.
      Para Cristina Fernández es “muy importante trabajar con una idea clara de cómo ha sido la extinción, porque puede orientar sobre cómo atacar un incendio futuro. Además, puedes hacer una restauración del paisaje teniendo en cuenta las dificultades que has tenido en la extinción. Esto no siempre es posible, pero hasta ayuda a saber dónde vas a tener más dificultades de recuperación”.
      “La restauración da un pelín de esperanza dentro de la tragedia”, acaba diciendo la investigadora del CIF Lourizán. Esperanza sobre todo para el medio rural. Lourdes Hernández, de WWF España, considera que “la única medida eficaz es invertir en desarrollo rural sostenible y en transformar el territorio hacia paisajes más resistentes al fuego”. Rosa María Canals, profesora titular y miembro del grupo de investigación Ecología y Medio Ambiente de la Universidad Pública de Navarra, escribe en The Conversation : “Necesitamos promover y facilitar una vida rural activa y utilizadora de los recursos de su entorno si queremos protegernos y proteger nuestro medio natural de eventos devastadores de gran magnitud”. 

-----

sábado, 13 de agosto de 2022

JAVIER TEZANOS DÍAZ, en EL DIARIO MONTAÑÉS
Los robles milenarios de Valderredible, Cantabria
Ruta a los robles milenarios de Valderredible
      Bustillo del Monte se asienta en una ladera frente al Monte Costisanti, también conocido como Monte de Bustillo, que posee más de 60 robles albares (Quercus petraea), de más de 500 años de antigüedad. En esta ruta, además, se pueden visitar tres ejemplares monumentales y «milenarios», según la datación popular. 'La Piruta', un Quercus robur, que crece junto al pueblo de Loma Somera, y los robles albares 'El Abuelo' y 'El Joven' que se encuentran en pleno bosque de Costisanti.
      'El abuelo' se encuentra en muy mal estado. Ya hace años que empezó su decadencia, principalmente debido a los rayos que ha recibido al ser el más prominente del bosque. Además, ha sufrido recientemente dos incendios. Uno, a principios de este milenio, cuando comenzó a arder por casusas desconocidas. Los vecinos de Bustillo corrieron al monte y con ramas consiguieron sofocar el fuego. El roble se salvó, aunque la mitad de su tronco se encuentra muerto. El otro incendio se produjo en el monte Costisanti hace unos pocos años, también afectó a este espectacular ejemplar. De hecho, de su imponente tronco, ya sólo queda la zona externa del tercio norte, de la que aún salen varias ramas vivas. Sin embargo, este otrora majestuoso ejemplar está sentenciado a pena de muerte, aunque esta agonía se alargará durante muchos años.
      En esta marcha, además de visitar estos preciosos árboles, subiremos al monte Bigüenzo, que es un mirador excepcional de todo Valderredible y los principales montes circundantes. Antes era imposible llegar al pie de la ruta en un autobús normal, ya que en Bárcena de Ebro hay dos puntos que son imposibles de pasar, por lo que para llegar sólo se podía hacer en microbús o en coche. Afortunadamente, los autobuses de hoy en día tienen una gran maniobrabilidad y sí pueden pasar por Bárcena de Ebro.
 
Datos de la marcha
Subida acumulada: 801 m.
Bajada acumulada: 801 m.
Distancia estimada: 17,8 km, con las siguientes distancias parciales (Bustillo del Monte a Loma Somera, 4,5 km; al Bigüenzo, 3,0 km; a la Casa de la Serrana, 2,3 km; a El Abuelo, 3,7 km; a la Pedraja de la Llana, 2,4 km; a El Joven, 0,5 km; Bustillo del Monte 1,4 km.).
Duración previsible: 6 horas.
Dificultad: Mediana, debido al desnivel acumulado que hay que salvar. El recorrido en el sentido opuesto es más dificultoso, aunque al final salga el mismo desnivel, ya que la pendiente de la ladera SE del Bigüenzo tiene es mucho mayor que la NO, que es por la que se sube en el recorrido descrito. 
 

El recorrido

La marcha comienza en la entrada a Bustillo del Monte, junto a la parada del microbús (945 metros). Se sube hacia el centro del pueblo, pasando por un callejo entre casas. Después se toma la calle que sube a la izquierda, para seguir por la siguiente a la derecha y pasar junto a la Iglesia de San Martín. En la siguiente bifurcación, hay que tomar la dirección de la derecha, por encima de una hilera de casas. A continuación, después de obviar dos calles a la derecha, el camino sale del pueblo, subiendo por la ladera SE de El Cotero (1.073 m.), un monte que se encuentra a la izquierda, en el que hay una antena. Después de pasar junto a la Fuente del Puerco, el camino da una cerrada curva a la izquierda y pasa junto al depósito de aguas. Seguidamente, hay que seguir de frente en dos cruces (por el ramal de la izquierda del segundo se sube a El Cotero), alcanzando un collado (1.039 m.).
El Monte Bigüenzo desde el camino a Loma Somera.
El Monte Bigüenzo desde el camino a Loma Somera. / Fotos: Avelino Molina, Ana Rosa Sainz Ruiz y Javier Tezanos.
     Comienza una suave bajada por la ladera SO de Peña Somera (1.109 m.), que en realidad es una loma de la vertiente SO del Bigüenzo, que se ve desde algún punto del camino. Enseguida se alcanzan unas tierras de labor, e inmediatamente después un cruce. Conviene bajar unos trescientos metros por el ramal de la izquierda, que desciende a la carretera de Bárcena de Ebro a Loma Somera, para tomar un pequeño camino a la izquierda por el que inmediatamente se llega a la Ermita de la Virgen de Somera, que se encuentra en un encantador paraje rodeado de robles. Su construcción es del románico tardío con posteriores reformas de época barroca. En esta frondosa área se encuentran (treinta metros más al sur) vestigios del antiguo 'Despoblado de Somera', donde existió una necrópolis altomedieval, de la que se pueden ver dos tumbas antropomorfas.
      De vuelta al camino principal se continúa por éste y, un poco más adelante, el camino da una amplia curva a la izquierda para rodear la cabecera del arroyo Lomano. En este trayecto se encuentran bosques de robles, entre los que hay algún ejemplar de buena envergadura. Nada más dejar atrás una nave ganadera (derecha), se pasará junto al humilladero de las ánimas (izquierda) y enseguida se alcanza la carretera. Justo en este punto, a la derecha se encuentra una finca llena de dujos (colmenas primitivas). Enseguida se entra en Loma Somera (965 metros, en su parte alta) y en una de sus primeras edificaciones, a la derecha, se puede ver un antiguo potro de herrar y, dos casas más allá, el nuevo potro.
      El casco de Loma Somera consta de una calle principal y dos plazas, cada una de ellas con su bella fuente-abrevadero: la central y la de la ermita de San Miguel. Esta pequeña ermita de mediados del siglo XVI conserva en su interior una sobresaliente estela medieval y posiblemente se construyese utilizando sillares de un pequeño monasterio medieval preexistente, que se habría ubicado a unos cientos de metros al oeste del pueblo, en la zona conocida como Pago de San Miguel y Fuente de las Monjas. La arquitectura tradicional se muestra, en definitiva, espléndida, conservando nítida la tipología de la casa propia de Campoo-Los Valles, con sus balconadas o solanas características. La antigua escuela del pueblo se conserva en muy buen estado y se utiliza actualmente como centro social.
      La iglesia parroquial de San Vicente Mártir se encuentra muy cerca del núcleo en dirección SO y tiene origen románico, apreciable en elementos como los canecillos, aunque la mayor parte del edificio actual data del siglo XVI. Otros elementos patrimoniales de interés son las casetas de era (al norte del pueblo) que antaño guardaban los aperos para trillar las mieses.
Roble milenario 'La Piruta'.
Roble milenario 'La Piruta'. / A. Molina, A. R. S. Ruiz y J. Tezanos
     Después de visitar este precioso pueblo y bajar hasta su iglesia, volveremos a subir hasta la parte alta del pueblo (a la entrada), para tomar la calle que sale a la izquierda (a la derecha según se entra en Loma Somera) y 165 metros después llegaremos a la altura del primer roble milenario, 'La Piruta', que se encuentra a la derecha, un poco más alto que el camino. Este gigantesco ejemplar, cajiga (Quercus robur, número 210 del catálogo de árboles monumentales de Cantabria) presenta un excelente porte, con 17 metros de altura, 10,2 metros de perímetro en la base y 6,5 metros a 1,3 metros de altura. A los 4 metros se ramifica en 10 vigorosas ramas principales.
      Continuando la marcha, inmediatamente se encuentra una bifurcación, que tomaremos por la derecha, por el camino de los Riconchos. Enseguida se entra en el monte 'El Cabrero', un magnífico robledal, sito en la ladera SO del Bigüenzo, por el que el camino sube suavemente. Aún en el bosque encontraremos otra bifurcación, donde elegiremos el ramal de la derecha. Salimos del arbolado (1090 metros) y poco después dejaremos la pista para tomar un camino hecho por los todoterreno, que sube por la campiza de La Cárcaba.
      Este camino aboca finalmente en el cortafuegos que separa la zona de un pinar por donde se camina, por lo continuaremos por él. Al llegar a la parte alta del cortafuegos, iremos hacia la izquierda, para alcanzar enseguida la cima del Bigüenzo (1289 m), que está ocupada por una garita para la observación de incendios y un vértice geodésico. En la antecima han instalado dos cabinas de telefonía con sus correspondientes antenas. Desde este monte se contemplan perfectamente todos los valles de Valderredible, así como los montes de Campoo.
      La ruta continúa por el cortafuegos que baja con fuerte pendiente la ladera opuesta a la subida (SE). A la altitud de 1.060 metros, cruzamos el camino de los Sotillos, que sale de Bustillo del Monte y llega a Campo Florido. Bajamos otros 60 metros y llegaremos a otra pista, por la que seguiremos a la izquierda. Entramos así en otro robledal y cruzamos el arroyo Ronero en una cerrada curva. Ahora, la pista sube suavemente por la ladera opuesta, dejando a la izquierda la finca de la Casa de la Serrana.
      Después de esto, la pista da otra cerrada curva, para cruzar un regato, que vierte sus aguas al arroyo Ronero. Cambiamos de rumbo gracias a otra curva cerrada y subimos suavemente hacia el SO. Pronto llegamos al cercado de la finca de El Soto, cuya esquina oeste tocaremos para rodearla hasta alcanzar el camino de entrada a la misma. En este momento, dejaremos la pista, para tomar un sendero hecho por los todoterreno, que hacia el S-SE cruza la campiza prácticamente llaneando.
Roble milenario de 'El Abuelo', en su lado sur y norte.
Roble milenario de 'El Abuelo', en su lado sur y norte. / A. Molina, A. R. S. Ruiz y J. Tezanos
     Pronto cruzaremos otro cortafuegos. El sendero se convierte en pista y se introduce en un incipiente robledal, que es el inicio del monte Costisanti. Algo más adelante, salimos a un descampado (a la derecha, ya que a la izquierda siguen los robles), donde cruzamos otro cortafuegos, que sale hacia la izquierda. Continuamos por la pista, que se vuelve a meter en el Monte Costisanti, para alcanzar otro cortafuegos que sale también hacia la izquierda. En ese momento se dejaremos la pista-cortafuegos para bajar en dirección NO (derecha) 350 metros (66 metros de desnivel) para visitar el roble más anciano de este bosque, 'El Abuelo'. Se trata de un roble albar que medía 18 m de altura, con un perímetro de 9 metros a 1,30 metros del suelo. Es «milenario», pero los incendios (algunos de ellos intencionados contra este otrora magnífico ejemplar) le han menguado tanto que ha desaparecido todo el tronco de la zona S, quedando viva la cuarta parte de la zona periférica del lado N, de la que salen varias ramas.
      Contiuamos la ruta. Subimos otra vez hasta la pista que habíamos dejado, para seguir a la derecha (SO) hasta alcanzar el cortafuegos por el que discurre el gaseoducto. En este cruce, tendremos unas magníficas vistas de la sierra de Peña Labra, con el Cuchillón y Pico Tres Mares, como picos señeros. Seguiremos bajando (NO) por el cortafuegos del gaseoducto, llamado Cuesta del Gas, que parte en dos el Monte Costisanti.
      Bajamos 120 metros para dejar la Cuesta del Gas y meternos en el bosque (izquierda) por un camino que desciende con dirección predominante al E. Al cabo de 330 metros llegamos a un magnífico ejemplar de roble centenario (izquierda) y otros 120 metros más adelante encontramos un conjunto de cuatro magníficos ejemplares (derecha), uno de los cuales recibe el nombre de 'Barrigón' por la forma de tonel de su tronco. Otros 90 metros más adelante dejaremos un hoyo circular (derecha) donde estuvo situada una de las numerosas carboneras que había en este monte para la producción de carbón vegetal con destino a las ferrerías.
'El Barrigón', a la derecha, por su forma de tonel.
'El Barrigón', a la derecha, por su forma de tonel. / A. Molina, A. R. S. Ruiz y J. Tezanos
     Enseguida, el camino vira bruscamente a la derecha, quedando el rumbo al N. En este punto, se puede ver otro bello ejemplar centenario. Otros 50 metros más adelante se pasa junto a un recinto rectangular, cerrado con un muro. Se trata de un antiguo cercado concejil para el ganado, que popularmente es conocido como el 'Huerto de los Chones' y 'Huerto de los Jatos'.
      Un poco más adelante pasaremos junto a un particular roble con una rama en arco sobre el camino y, enseguida, alcanzaremos 'La Pedraja de la Llana', un canchal de grandes piedras donde se pueden contemplar un buen número de ejemplares de roble albar (quercus petraea) realmente singulares. Justo al borde de este roquedo, se encuentra el roble centenario 'Los Gemelos', que está formado por dos impresionantes troncos que salen de la misma raíz.
      Es necesario dejar el camino para asomarse a este descampado pétreo y contemplar los magníficos árboles. Aunque es difícil caminar por estas piedras, es recomendable meterse en el canchal observar los ejemplares de cerca.
'Huerto de los Chones'.
'Huerto de los Chones'. / A. Molina, A. R. S. Ruiz y J. Tezanos
     De vuelta al camino, seguimos (NO) rodeando este primer canchal y volvemos por él por la parte inferior, para contemplar otra serie de magníficos robles centenarios. Se continúa por el camino que se traía, ahora hacia el N, para desviarse a la derecha y asomarse al segundo canchal, La Pedraja, alrededor del cual hay varios robles centenarios. Continuamos bajando y enseguida llegamos al tercer árbol milenario del recorrido, 'El Joven'. La majestuosidad de este roble albar (quercus petraea) hace que se reconozca fácilmente, con sus 25 metros de altura y un perímetro de 13 metros en el suelo. Además, tiene una reconocible rama de gran tamaño en forma de escuadra. Por otra parte, este árbol está muy bien conservado.
      Una vez contemplado este impecable ejemplar, seguimos bajando por el camino recalando enseguida en una pista, por la que continuaremos descendiendo (derecha) hasta alcanzar de nuevo el cortafuegos, justo a la orilla del arroyo Ronero, en la zona de El Linar. Cruzaremos por el puente de cemento de 'La Heria Honda'. Adyacente a éste, un poco a la izquierda, se pueden ver los restos del antiguo puente de madera 'El Puentón Viejo'. Continuaremos por la izquierda por el camino que da a la pista, en la que seguiremos 40 metros de frente, para dejarla y tomar un camino (derecha, NO) que sube directamente a Bustillo del Monte, en cuya entrada se encuentra el lavadero.
'El Joven', rodeado por un grupo de senderistas.
'El Joven', rodeado por un grupo de senderistas. / A. Molina, A. R. S. Ruiz y J. Tezanos
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/cantabria-campoo-valderredible-circular-bustillo-del-monte-pies-singulares-27191223
 
     El topónimo de Bustillo del Monte proviene de la actividad agropecuaria. La voz busta (frecuente en Cantabria, en especial en la zona pasiega) habría que relacionarla con el latín bos (buey) y su significado sería el de espacio pratense, acotado o no, destinado al ganado vacuno. Una segunda posibilidad etimológica relaciona «bustum» con el verbo latino burere (quemar), en el sentido de pastizales ganados al monte bajo a través de prácticas milenarias de quemas y desbroces. En suma, el nombre significaría «el lugar de los pequeños pastos en el monte». Aparece recogido como Bostiel del Monte en el Becerro de las Behetrías (1352).
      La historia del lugar es sin duda muy dilatada, como prueban distintos restos arqueológicos, aunque su documentación es imprecisa y desigual. De época neolítica (4.000 a 3.000 A.C.) es un hacha pulimentada que se conserva en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (Santander). Ya de los siglos X y XI y en el citado museo se conservan dos estelas funerarias medievales labradas en arenisca en forma de cruces latinas y griegas con cazoletas. Las estelas se encontraban en el entorno de la Iglesia de San Martín, templo que constituye un bonito ejemplo del barroco rural (s XVII) y contiene una talla gótica sedente de la virgen con el niño.
      El propio núcleo de Bustillo conserva espléndidos ejemplos de arquitectura tradicional, entre los que destaca un edificio muy notable situado en el centro del pueblo con triple arcada en su fachada. En origen fue posiblemente monacato o casa señorial, aunque ha tenido un uso educativo primero como Colegio Mayor y ya posteriormente, entre 1954 y 1968, como escuela del pueblo. Actualmente alberga la Asociación Cultural 'Bustillo El Chigri' y en su planta baja, aunque no es propiamente un teleclub, dispone de bar o sala recreativa vecinal.

Centro Cultural 'El Chigri'.
Centro Cultural 'El Chigri'. / A. Molina, A. R. S. Ruiz y J. Tezanos

Recorridos alternativos

      Con el fin de disminuir la dificultad de este recorrido, se pueden hacer dos itinerarios alternativos, que tienen en común la parte correspondiente al recorrido de menor exigencia. En estos casos, la dirección sería la opuesta a la de la marcha principal, partiendo desde Bustillo del Monte, visitando primero el roble 'El Joven', 'Las Pedrajas' hasta llegar al cortafuegos, momento en el que se bajaría por él hasta Bustillo. Con esto se completaría la marcha de menor recorrido.
      La marcha de dureza intermedia continuaría hasta Loma Somera, visitando por el camino la ermita de la Virgen de Somera y la necrópolis altomedieval, para llegar hasta el roble milenario de 'La Piruta' y volver a Bustillo del Monte por el mismo camino. 
 

Datos de la marcha de Los Robles Milenarios y Loma Somera

Desniveles de subida y bajada acumuladas: 542 metros.
Distancia: 13,1 kilómetros.
Duración: 4 horas.
Dificultad: fácil.

Datos de la marcha de Los Robles Milenarios

Desniveles de subida y bajada acumuladas: 277 metros.
Distancia: 4,7 kilómetros.
Duración: 2 horas.
Dificultad: Muy fácil. 
-----
 

miércoles, 10 de agosto de 2022

Gameleira (Ficus gomelleira) Iglesia del Senhor Bom Jesus do Matozinhos, distrito de Barra do Guaicuí - Várzea da Palma (Brasil)

JANAINA CALAÇA
Gameleira de la Iglesia  

(Fotos de 2012)


Estas son las ruinas de la iglesia de Bom Jesus do Matozinhos en el distrito de Barra do Guaicui de Várzea da Palma en el norte de Minas, que una vez estuvo sumergida en las aguas del río São Francisco (popularmente Velho Chico) y ahora es un lugar rodeado de leyendas.
      Mientras el barco del cine* del río São Francisco iba hacia Barra do Guaicuí, pensé en las historias inquietantes que había escuchado durante los días que anticipaban a nuestra llegada a la ciudad. Sentía una mezcla de fascinación y miedo… El mismo lugar que alberga una iglesia envuelta en misterios, también guardaba historias de chicos demoníacos que corrían tras los visitantes y forasteros con varitas y semillas de ricino para espantarlos. La última gran broma fue tirar una piedra a una enorme colmena y que los monitores de "Cinema no Rio" tuvieran que tirarse al suelo y taludes para protegerse de las abejas “Zoropas”. Pero mas que el miedo a correr de un lado a otro con chicos pegados a mis talones, pasé los primeros días con la imagen de una extraña iglesia vista desde el río cuando nos acercáramos a Barra do Guaicuí.
     No me había dado cuenta de que el barco disminuía su ritmo, cuando me encontré con la extrañísima imagen de la iglesia del Senhor Bom Jesus do Matosinho, reinando absolutamente en lo alto del talud, con un gigantesco árbol en lo alto del techo. A su alrededor los chicos de Barra do Guaicuí, como guardianes de las ruinas, nos miraban con curiosidad y comencé a imaginar con qué tipo de travesura pensaban recibirnos. ¿Semillas de ricino? ¿Varitas? ¿Abejas? A pesar del miedo a ser perseguido por un puñado de mocosos, me las arreglé para prestar más atención a la iglesia que a la posibilidad de rodar por un talud considerable.
     Cuentan las historias que, hace mucho tiempo, el Velho Chico (río São Francisco) en una de sus crecidas, cubrió con sus aguas esta antigua iglesia, que guardaba entre sus muros, el triste recuerdo de un padre que había ahorcado a su hijo en esas tierras. Quizás el São Francisco, padre de tantos ribereños, se rebeló con violencia y decidió limpiar con sus aguas la memoria de esta tragedia familiar. Nadie lo sabe… El Velho Chico, sin embargo, tras su silencioso barrido, un día decidió retraer los brazos y dejar que la historia siguiera su curso. Con la sequía y con el nivel del río más bajo, la iglesia reapareció después de su larga temporada entre las aguas y los peces, trayendo en su techo una Gameleira gigantesca (Ficus gomelleira).
     Hoy la iglesia guarda, en su techo, el inmenso árbol, que allí nació y se incrustó en sus paredes como un mural, viviendo ambos en una extraña simbiosis. La Gameleira fue quizás la respuesta de vida de Velho Chico por la muerte de un hijo por parte de su padre. La vida pudo haber continuado en ese tronco, en esas hojas, en esa extraña presencia. Mientras todos desembarcaban y yo me preparaba para escalar un talud más, me pregunté si le tenía más miedo al alma perdida o las historias de niños demoníacos, con sus semillas de ricino, varitas y abejas "Zoropa" y cómo habíamos pasado toda nuestra existencia con miedo tanto a la vida como a la muerte.

*Una de las misiones del proyecto "Cinema no Rio São Francisco", además de acercar el cine a las poblaciones ribereñas del Velho Chico, es mapear los personajes de las ciudades (que reúnen historia e “historias”) y las manifestaciones culturales de la región, como una forma de rescatar y preservar la memoria de estos lugares. A lo largo de cada edición se escuchan historias, se catalogan y muchas de ellas aparecen en documentales producidos por el proyecto, para ser proyectados antes de la programación oficial de películas. (...) los pequeños documentales producidos por Cinema no Rio São Francisco se convierte en una forma de entrar en contacto con su propia identidad. Hay ciudades, sin embargo, donde no es el pasado lo que más llama la atención, sino el presente. En el caso de Barra do Guaicuí, la fascinación de los chicos de la ciudad por el funk acabó convirtiéndose en el tema del documental de la ciudad. El río São Francisco tiene 2830 km y una cuenca superior a la superficie de España.

 -----
En Marzo de 2020, la municipalidad decidió desmochar el árbol porque la iglesia amenazaba ruina

 
-----

domingo, 7 de agosto de 2022

Herbig Family Tree, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
El árbol de los Herbig
 
En 1828, en Grünberg, un pueblo que hoy pertenece a Polonia, nació Friedrich Herbig, un sastre que con 27 años, en 1855, emigró a Australia. Era uno de los 110 pasajeros que navegaban en un barco que realizaba su segundo viaje a la colonia de Australia del Sur, a donde llegaron en el mes de octubre. Semanas después empezó a trabajar en una lechería, en la zona de Adelaide y, para ahorrar el poco dinero que tenía, se instaló a vivir en la gran base ahuecada de un nudoso eucalipto rojo (Eucalyptus camaldulensis) que hoy mide 6 metros en su parte más ancha y tiene 21 metros de altura y al que se le estiman de 300 a 500 años. Lo creyó conveniente porque la abertura a la oquedad miraba en la dirección opuesta a la dirección de la lluvia,  estaba a orillas de un arroyo y a 1,5 km de la lechería donde trabajaba. Consiguió arrendar 32 hectáreas de terreno en la zona donde estaba el árbol y sembró trigo, mientras continuaba con su trabajo en la lechería. Después de once años conseguió comprar ese terreno.  
     Al año siguiente de la llegada de Friedrich, y también desde Alemania, llegó al puerto de Adelaide Caroline Rattey de 16 años, acompañando a sus tíos. Todos eran analfabetos y durante un tiempo se establecieron en un área donde había otros colonos alemanes. Al año siguiente, los tíos se marcharon a vivir a otra zona, pero Caroline se quedó porque había encontrado trabajo como empleada doméstica cuidando a unos niños. Estando en la casa, fue víctima de un intento de robo y de asesinato (por asfixia y ahorcamiento) por parte de un desconocido que nunca pudo ser apresado. Caroline sobrevivió milagrosamente a tan truculento episodio y después se marchó a vivir con sus tíos a la zona llamada Black Springs, donde conoció a Friedrich Herbig y donde se casaron el 27 de julio de 1858. El pastor que les casó, fue uno de los primeros graduados del primer seminario luterano en el hemisferio sur para la formación de pastores (el "seminario" donde estudiaban era una cabaña, que aún hoy se conserva en el museo de la iglesia).  
     Caroline y Friedrich comenzaron a vivir juntos en la casa del árbol. En septiembre de 1860, después del nacimiento de su segundo hijo, decidieron que necesitaban más espacio, por lo que se mudaron a una cabaña de pino y arcilla de dos habitaciones, con techo de paja, que Friedrich construyó a unos 370 metros río arriba del árbol y, cuando la familia siguió creciendo, construyó una cabaña de piedra. En diciembre de 1864 se les unió la madre de Friedrich y en 1867, este hizo su último pago por su tierra, en la que había trabajado durante tanto tiempo, y de la que ahora podía decir que era suya. Él y Caroline ahora tenían una nueva casa, seis hijos y desde que comenzó como comerciante de paja, la familia Herbig había crecido aún más, en tamaño y activos. Friedrich aprendió inglés por sí mismo con la ayuda de un diccionario alemán-inglés. Compraron más tierra, y finalmente llegaron a poseer más de 400 hectáreas, plantaron más cultivos, incluidas vides, y también siguieron teniendo hijos. Para cuando los Herbig celebraron su vigésimo quinto aniversario de bodas, tenían catorce hijos y esperaban el número quince. La última hija, que hacía el número dieciséis, nació el 3 de julio de 1885. 
     En 1859, se formó en la zona una congregación luterana llamada Friedensberg ("Colina de la paz") en la que los servicios religiosos se hacían en casas particulares hasta que se construyó la iglesia en 1861. Friedrich Herbig se convirtió en anciano de iglesia, lector laico y presidente de la congregación. En 1886, cuando tenía 58 años, se cayó de su carro al cruzar un arroyo y sufrió una conmoción cerebral de la que murió. En ese momento, su hija mayor, August, tenía 27 años y la menor, Clara, tenía 15 meses. Caroline murió en 1927 con 87 años, le sobrevivían 9 de sus hijos (4 hijos y 5 hijas), 44 nietos y 35 bisnietos. Desde que la familia dejó de usarlo como casa, el árbol genealógico Herbig (como es conocido en la zona) ha sido ocupado en varias ocasiones por otras personas y durante la década de 1920 se utilizó para servir almuerzos en los días de mucha actividad en los corrales cercanos. Incluso hoy en día, el árbol nos recuerda la tenacidad y la resistencia, no solo de Friedrich y Caroline, sino también de todos los demás pioneros, y la contribución que hicieron al desarrollo de Australia del Sur. 
     En 1968, para garantizar la protección del árbol y en reconocimiento de su condición de pionero, los descendientes de la familia Herbig formaron un fideicomiso conmemorativo y compraron la tierra que contenía el árbol, que ahora figura en el Registro de Árboles Significativos del National Trust, por su importancia histórica y ocupación colonial. Las reuniones familiares de la familia Herbig se llevan a cabo en la zona del árbol, generalmente cada cinco años. En 1979 uno de los descendientes, de igual nombre que su antepasado publicó un libro sobre la historia familiar con el título que en castellano sería: “Erase una vez un eucalipto muy viejo” (1979). Friedrich Herbig. Sur de Australia.”

   

-----

jueves, 4 de agosto de 2022

EL ESPÍRITU DEL ÁRBOL
Cuento africano

     Había una vez una muchacha cuya madre había muerto y tenía una madrastra que era muy cruel con ella. Un día en que la muchacha estaba llorando junto a la tumba de su madre, vio que de la tumba salía un tallo. Éste creció hasta hacerse un arbolillo y pronto un gran árbol. El viento, que movía sus hojas, le susurró a la muchacha que su madre estaba muy cerca y que debía comer las frutas del árbol. La muchacha así lo hizo y comprobó que las frutas eran muy sabrosas y que le hacían sentirse mucho mejor. A partir de entonces, todos los días iba a la tumba de su madre y comía de los frutos del árbol que allí había crecido.
     Pero un día, su madrastra, le vio y pidió a su marido que talara el árbol. El marido lo taló y la muchacha lloró durante mucho tiempo junto al árbol talado, hasta que un día, entre las hojas muertas, vio que algo crecía. Creció y creció hasta convertirse en una hermosa calabaza. Había un agujero en ella del que manaban gotas de jugo. La muchacha probó las gotas y las encontró muy sabrosas. Pero de nuevo su madrastra se enteró y una noche oscura, cortó la calabaza y la arrojó lejos. Al día siguiente, la muchacha vio que la calabaza no estaba, y lloró y lloró hasta que de pronto, oyó el rumor de un riachuelo que le decía "Bébeme, bébeme". Ella bebió y comprobó que era muy refrescante. Pero un día, la madrastra lo vio y pidió al marido que cubriera el arroyo con tierra. Cuando la muchacha regresó a la tumba, vio que ya no estaba el el riachuelo y ella lloró y lloró.
     Llevaba mucho tiempo llorando, cuando un joven cazador salió del bosque, vio a la hermosa muchacha sentada en el árbol muerto y pensó que era justo lo que él necesitaba, una mujer y un árbol para fabricarse un nuevo arco y flechas. Habló con la muchacha quien le dijo que el árbol había crecido en la tumba de su madre. La pareja se gustó mucho y, después de charlar, el cazador fue a hablar con su padre para pedirle permiso para casarse con ella.
     El padre consintió a condición de que el cazador matara una docena de búfalos para la fiesta de la boda. El cazador nunca había matado más de un búfalo de una sola vez. Pero esta vez, tomando su nuevo arco y flechas, se dirigió al bosque. Pronto vio una manada de búfalos que descansan a la sombra. Cogiendo una de sus nuevas flechas disparó y un búfalo cayó muerto. Luego cayó un segundo búfalo, un tercero, y así hasta doce. El cazador regresó a decirle al padre que mandara hombres para llevar la carne para la fiesta de la aldea.
     La aldea nunca había conocido una fiesta tan grande. La muchacha adivinó que todo lo había preparado su madre.
---Fin---