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3/01/2025

FERNÁN SILVA VALDÉS (Uruguay, 1887-1975)
Bajo un árbol


Yo quisiera acostarme bajo un árbol,
bien envuelto en mi poncho,
sobre los yuyos verdes y fragantes;
y con los ojos a medio cerrar
ver nacer y agrandarse los astros
de una noche americana.

Yo quisiera acostarme holgadamente
y dormir, y dormir,
con el sueño tranquilo que antes tuve,
mareado por el aire puro y agrio del campo,
y arrullado como un niño
por la voz afónica del silencio.

Yo quisiera dormirme bajo un árbol
con un sueño de niño,
y luego despertarme fresco y ágil
entre los pliegues de mi poncho,
a la hora en que el alba en el oriente
está como un relámpago que se ha quedado inmóvil. 

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1/30/2025

PABLO NERUDA (Chile, 1904-1973)
Sólo el hombre


Yo atravesé las hostiles
cordilleras,
entre los árboles pasé a caballo.
El humus ha dejado
en el suelo
su alfombra de mil años.

Los árboles se tocan en la altura,
en la unidad temblorosa.
Abajo, oscura es la selva.
Un vuelo corto, un grito
la atraviesan,
los pájaros del frío,
los zorros de eléctrica cola,
una gran hoja que cae,
y mi caballo pisa el blando
lecho del árbol dormido,
pero bajo la tierra
los árboles de nuevo
se entienden y sé tocan.
La selva es una sola,
un solo gran puñado de perfume,
una sola raíz bajo la tierra.

Las púas me mordían,
las duras piedras herían mi caballo,
el hielo iba buscando bajo mi ropa rota
mi corazón para cantarle y dormirlo.
Los ríos que nacían
ante mi vista bajaban veloces
y querían matarme.
De pronto un árbol ocupaba el camino
como si hubiera
echado a andar y entonces
lo hubiera derribado
la selva, y allí estaba
grande como mil hombres,
lleno de cabelleras,
pululado de insectos,
podrido por la lluvia,
pero desde la muerte
quería detenerme.
Yo salté el árbol,
lo rompí con el hacha,
acaricié sus hojas hermosas como manos,
toqué las poderosas
raíces que mucho más que yo
conocían la tierra.
Yo pasé sobre el árbol,
crucé todos los ríos,
la espuma me llevaba,
las piedras me mentían,
el aire verde que creaba
alhajas a cada minuto
atacaba mi frente,
quemaba mis pestañas.
Yo atravesé las altas cordilleras
porque conmigo un hombre,

otro hombre, un hombre
iba conmigo.
No venían los árboles,
no iba conmigo el agua
vertiginosa que quiso matarme,
ni la tierra espinosa.
Sólo el hombre,
sólo el hombre estaba conmigo.
No las manos del árbol,
hermosas como rostros, ni las graves
raíces que conocen la tierra
me ayudaron.
Sólo el hombre.
No sé cómo se llama.
Era tan pobre como yo, tenía
ojos como los míos, y con ellos
descubría el camino
para que otro hombre pasara.
Y aquí estoy.
Por eso existo.

Creo
que no nos juntaremos en la altura.
Creo
que bajo la tierra nada nos espera,
pero sobre la tierra
vamos juntos.
Nuestra unidad está sobre la tierra.

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12/31/2024

MARIANA AMATO (Argentina, 1975) 

 

El pasado más remoto de un árbol

se oculta en su corazón,

y una enorme cáscara se acumula

sobre el misterio más sólido

e invisible de su centro.

El árbol no tiene olvido.

Giuseppe Penone (obra)
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11/28/2024

PAULINA ABRAMOVICH, Newsweek, Abril/2023
El ‘Gran Abuelo’, un árbol milenario considerado una cápsula del tiempo


Este árbol de 28 metros de altura y cuatro de diámetro está en proceso de ser certificado como el más viejo del planeta con más de 5,000 años.
       En un bosque en el sur de Chile, protegido de incendios y la tala que diezmaron a la especie, un gigantesco alerce, conocido como el “Gran Abuelo”, ha sobrevivido miles de años. Su tronco encapsula valiosa información para la ciencia frente a la adaptación al cambio climático.
       El “Gran Abuelo”, un árbol de 28 metros de altura y cuatro de diámetro, está en proceso de ser certificado como el más viejo del planeta con más de 5,000 años, mayor al pino Matusalén de Estados Unidos —de 4,850 años—, reconocido como el más anciano del mundo.
      “Es un sobreviviente. No hay ningún otro que haya tenido la oportunidad de vivir tanto”, dice frente a él Antonio Lara, investigador de la Universidad Austral y del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia de Chile, parte del equipo que estudia la edad de este árbol.
      Al filo del barranco donde está ubicado, en la región de Los Ríos, a 800 kilómetros al sur de Santiago, esquivó el fuego y la sobreexplotación de esta especie endémica del sur del continente americano, donde por siglos su madera —extremadamente resistente— se usó para construir casas y embarcaciones. Su tronco grueso y sinuoso, que solo puede ser rodeado por varias personas, está tapizado de musgos y líquenes.
      Convive con pájaros como el chucao o el peuquito, con ranitas de Darwin, lagartijas y otros árboles menos longevos como coigües, mañíos o tepas. En los últimos años han llegado turistas para fotografiarse con el “árbol más antiguo del mundo”.
      Tras una hora de caminata por un sendero atravesado por las raíces de un tupido bosque de alerces más jóvenes (de 300 a 400 años), asoma el “Gran Abuelo”. A raíz de su fama, la Corporación Nacional Forestal debió aumentar los guardaparques y restringir las visitas para protegerlo.
     El guardabosque Aníbal Henríquez encontró al alerce milenario mientras patrullaba en 1972. Falleció de infarto16 años después cuando vigilaba a caballo por el mismo bosque.
“No quería que la gente y los turistas supieran (donde estaba el árbol) porque sabía que era muy valioso”, narra su hija, Nancy Henríquez, guarparques igual que él.
     El nieto de Aníbal, Jonathan Barichivich, creció jugando entre alerces y hoy es uno de los científicos que estudia esta especie. Actualmente, trabaja en el Laboratorio de Ciencias del Clima y del Medio Ambiente de París. En 2020, investigando sobre cambio climático, extrajo junto a Antonio Lara una muestra del árbol usando el taladro manual más largo que existe, pero no llegaron al centro.
     Con el pedazo extraído estimaron que tenía 2,400 años y a través de un modelo predictivo completaron lo que faltaba. “El 80 por ciento de las posibles trayectorias entregan que el árbol tendría 5,000 años”, dice Barichivich, que espera publicar pronto su investigación.
     El estudio generó expectación en el mundo científico, pues la “Dentrocronología” (que estudia la edad de los árboles a través de los anillos del tronco) tiene limitaciones a la hora de medir ejemplares más antiguos, ya que muchos tienen el centro podrido.
      Mientras se determina si destrona al Matusalén, el “Gran Abuelo” entrega valiosa información: “No sólo se trata de su edad, hay muchas otras razones que le dan valor y sentido a este árbol y la necesidad de protegerlo”, plantea Lara.
     Hay muy pocos árboles milenarios en el planeta. La mayoría tiene menos de 1,000 años y poquísimos sobre 2,000 o 3,000. “Los árboles muy antiguos tienen genes y una historia muy especial, porque son símbolos de resistencia y de adaptación. Son los mejores atletas de la naturaleza”, describe Barichivich.
     “Son como un libro abierto y nosotros somos los lectores que leemos cada uno de sus anillos”, explica por su parte Carmen Gloria Rodríguez, asistente de investigación del Laboratorio de Dentrocronología y Cambio Global de la Universidad Austral.
     Las páginas de este libro muestran años secos (con anillos más angostos) y lluviosos (más anchos). Quedan registrados también los incendios y terremotos, como el más potente registrado en la historia de la humanidad que sacudió a esta región de Chile en 1960.
     Como testigo de los últimos 5,000 años, el alerce milenario es considerado también una gran “capsula del tiempo” que almacena información sobre el pasado y cómo estos árboles han logrado adaptarse a los cambios del clima y su entorno. “Si estos árboles desaparecen, desaparece con ellos una clave importante de cómo la vida se adapta a los cambios del planeta”, plantea Barichivich.
     Mientras la ubicación exacta del Matusalén se mantiene en reserva para protegerlo, el “Gran Abuelo” puede ser visitado previo registro. “Es un árbol muy antiguo y solo por existir debería ser ya suficiente para cuidarlo”, destaca Barichivich.

Lo hemos leído aquí

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9/05/2024

FERNÁN SILVA VALDÉS (Uruguay, 1887-1975)
El sauce

El sauce es el afiche de la melancolía;
sella sus actitudes un luto espiritual;
vive ensayando un gesto cansado de apatía
y verano e invierno le resultan igual.

El sauce me parece el bohemio de la flora;
con su melena rítmica él barre su solar;
a mediodía sueña, a medianoche llora,
y lo demás del tiempo lo emplea en meditar.

El viento lo despeina en desiguales blondas.
La laguna es el paño de sus lágrimas hondas.
En su historia hay dos hechos de amor y de emoción

que son dos sensaciones en su vida sin ruido:
un pájaro, que hizo entre sus ramas nido,
y un hombre, que en el tronco le grabó un corazón.

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8/02/2024

FERNÁN SILVA VALDÉS (Uruguay, 1887-1975)
El alma del ombú


Yo soy un árbol sin flores. 

Mis flores, al parecer,
son tan insignificantes
que casi no se me ven.

Y así, soy árbol sin galas,
mi madera no es madera ;
sirvo mucho para sombra,
mas no sirvo para leña.
Sin embargo, soy el árbol
más hermoso de estas tierras.

En mi copa redonda,
donde anidan las estrellas,
se refugiaron un día
unas cuantas canciones,
todas de la tierra nuestra,
arrojadas y corridas
por costumbres forasteras.

Y al ser un árbol sin galas,
sin galas y sin madera
-como lo dije al principio-
tengo las flores más bellas,
las de más vivos colores,
las que perfuman la selva,
estos cantos y estas danzas
que en mi savia ponen fiesta.

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4/04/2024

IRMA PINEDA (México, 1974)
Canta la mujer:

Niño hermoso
al que más ama mi corazón
tu padre
el que te ama
ha rasgado la tierra
a los pies de un árbol grande
para guardar la olla-casa de tu ombligo.

La olla es ancha y fresca
para que el alma de tu ser descanse
protegida por la tierra de los abuelos
la que humedecieron con sudor
la que bendijeron con su trabajo.

El árbol es frondoso
amplia su sombra
largos y fuertes sus brazos
para que no exista día en que el sol te lastime
ni haya viento del norte que te derribe.
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6/03/2023

IDEA VILARIÑO (Uruguay, 1920-2009)
Entonces soy los pinos


Entonces soy los pinos
soy la arena caliente
soy una brisa suave
un pájaro liviano delirando en el aire
o soy la mar golpeando de noche
soy la noche.
Entonces no soy nadie.
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5/01/2023

JULES SUPERVIELLE (Uruguay, 1884-1960)
En el bosque

En el bosque sin horas
Un gran árbol derriban.
Un vacío vertical
Tiembla en forma de fuste
Cerca del tronco tendido.

Buscad, pájaros, buscad
El lugar de vuestros nidos
En ese algo recuerdo
Mientras aún susurra.

De "Vivir y quehacer del poeta"

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8/10/2022

Gameleira y la Iglesia del Senhor Bom Jesus do Matozinhos, distrito de Barra do Guaicuí - Várzea da Palma (Brasil)

JANAINA CALAÇA
Gameleira de la Iglesia  

(Fotos de 2012)


Estas son las ruinas de la iglesia de Bom Jesus do Matozinhos en el distrito de Barra do Guaicui de Várzea da Palma en el norte de Minas, que una vez estuvo sumergida en las aguas del río São Francisco (popularmente Velho Chico) y ahora es un lugar rodeado de leyendas.
      Mientras el barco del cine* del río São Francisco iba hacia Barra do Guaicuí, pensé en las historias inquietantes que había escuchado durante los días que anticipaban a nuestra llegada a la ciudad. Sentía una mezcla de fascinación y miedo… El mismo lugar que alberga una iglesia envuelta en misterios, también guardaba historias de chicos demoníacos que corrían tras los visitantes y forasteros con varitas (con intención de azotar las piernas) y tirarles semillas de ricino para espantarlos. La última gran broma fue tirar una piedra a una enorme colmena y que los monitores de "Cinema no Rio" tuvieran que tirarse al suelo y taludes para protegerse de las abejas “Zoropas”. Pero mas que el miedo a correr de un lado a otro con chicos pegados a mis talones, pasé los primeros días con la imagen de una extraña iglesia vista desde el río cuando nos acercáramos a Barra do Guaicuí.
     No me había dado cuenta de que el barco disminuía su ritmo, cuando me encontré con la extrañísima imagen de la iglesia del Senhor Bom Jesus do Matosinho, reinando absolutamente en lo alto del talud, con un gigantesco árbol en lo alto del techo. A su alrededor los chicos de Barra do Guaicuí, como guardianes de las ruinas, nos miraban con curiosidad y comencé a imaginar con qué tipo de travesura pensaban recibirnos. ¿Semillas de ricino? ¿Varitas? ¿Abejas? A pesar del miedo a ser perseguido por un puñado de mocosos, me las arreglé para prestar más atención a la iglesia que a la posibilidad de rodar por un talud considerable.
     Cuentan las historias que, hace mucho tiempo, el Velho Chico (río São Francisco) en una de sus crecidas, cubrió con sus aguas esta antigua iglesia, que guardaba entre sus muros, el triste recuerdo de un padre que había ahorcado a su hijo en esas tierras. Quizás el São Francisco, padre de tantos ribereños, se rebeló con violencia y decidió limpiar con sus aguas la memoria de esta tragedia familiar. Nadie lo sabe… El Velho Chico, sin embargo, tras su silencioso barrido, un día decidió retraer los brazos y dejar que la historia siguiera su curso. Con la sequía y con el nivel del río más bajo, la iglesia reapareció después de su larga temporada entre las aguas y los peces, trayendo en su techo una Gameleira gigantesca (Ficus gomelleira).
     Hoy la iglesia guarda, en su techo, el inmenso árbol, que allí nació y se incrustó en sus paredes como un mural, viviendo ambos en una extraña simbiosis. La Gameleira fue quizás la respuesta de vida de Velho Chico por la muerte de un hijo por parte de su padre. La vida pudo haber continuado en ese tronco, en esas hojas, en esa extraña presencia. Mientras todos desembarcaban y yo me preparaba para escalar un talud más, me pregunté si le tenía más miedo al alma perdida o las historias de niños demoníacos, con sus semillas de ricino, varitas y abejas "Zoropa" y cómo habíamos pasado toda nuestra existencia con miedo tanto a la vida como a la muerte.

*Una de las misiones del proyecto "Cinema no Rio São Francisco", además de acercar el cine a las poblaciones ribereñas del Velho Chico, es mapear los personajes de las ciudades (que reúnen historia e “historias”) y las manifestaciones culturales de la región, como una forma de rescatar y preservar la memoria de estos lugares. A lo largo de cada edición se escuchan historias, se catalogan y muchas de ellas aparecen en documentales producidos por el proyecto, para ser proyectados antes de la programación oficial de películas. (...) los pequeños documentales producidos por Cinema no Rio São Francisco se convierte en una forma de entrar en contacto con su propia identidad. Hay ciudades, sin embargo, donde no es el pasado lo que más llama la atención, sino el presente. En el caso de Barra do Guaicuí, la fascinación de los chicos de la ciudad por el funk acabó convirtiéndose en el tema del documental de la ciudad. El río São Francisco tiene 2830 km y una cuenca superior a la superficie de España.

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En Marzo de 2020, la municipalidad decidió desmochar el árbol porque la iglesia amenazaba ruina

   
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8/01/2022

ELÍAS CAUREY (Bolivia)
Ivopei - Algarrobo

Del poemario Ñeepotɨ kaa peguarä - Canto al bosque (2020)

Ser primigenio
De imponente envergadura
Regalo del dios Zorro
Para dar cobertura
Su frondosa rama
Brinda majestuosa sombra
Referencia para la construcción de morada
Anfitrión de celebraciones de días auténticos
Bajo su falda acoge eventos sagrados
Y cánticos
Pista de baile, asambleas
Y espacio para el ocio
Hábitat de otros seres que gustan de su rocío
Su cuerpo macizo danza al son del viento
Dejando caer la "Algarroba" para alimento
Sus hojas en brevajes curan enfermedades
La dureza de su madera atrae al rayo
Y al hombre codicioso
¡Algarrobo, tus resinas son lágrimas de mis ojos!

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6/06/2022

RENÉ VILLANUEVA MALDONADO, México
Selenicereus hamatus

Selenicereus hamatus (Scheidw.) Britton & Rose es una especie de planta fanerógama de la familia Cactaceae. Es endémica de México, Se circunscribe a ciertas áreas donde es muy abundante. Es una planta perenne carnosa expansivo con tallos armados de espinas, de color verde y con las flores de color blanco y amarillo.
No debemos confundirla con el Selenicereus megalanthus - la Pitaya, o Fruta del Dragón 

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4/05/2022

BOSQUES DE POLYLEPIS, 
de El Ángel, Ecuador

Polylepis es un género botánico que incluye pequeños árboles y arbustos, comúnmente llamados queñua o quewiña (del quechua qiwiña). Comprende aproximadamente 28 especies, nativas de los Andes tropicales. El grupo se caracteriza por ser polinizado por el viento. Polylepis se caracteriza por poseer un tronco retorcido y la corteza de color rojizo. Aunque es raro, en algunas áreas algunos árboles pueden llegar a alcanzar 15-20 m de alto y troncos con 2 m de diámetro. El follaje es siempre verde, con gran densidad de pequeñas hojas y ramas muertas. Su madera fuerte y pesada es utilizada para la construcción de aperos de labranza y en construcción. La corteza posee propiedades medicinales contra enfermedades respiratorias y renales, y también se utiliza como tinte para tejidos.
     
El nombre Polylepis deriva de dos palabras griegas, poly (muchas) y letis (láminas), refiriéndose a la corteza compuesta por múltiples láminas que se desprenden en delgadas capas. Este tipo de corteza es común en todas las especies del género. La corteza es gruesa y cubre densamente el tronco, que protege el tronco contra bajas temperaturas e incendios.  
 
        El cantón El Ángel, perteneciente a la provincia del Carchi, Ecuador, cuenta con la reserva ecológica de Polylepis, un bosque único en el mundo, un atractivo para turistas nacionales y extranjeros. Se encuentra en el sector conocido como el Cañón del Colorado, a 3500 m.s.n.m. Está considerado único en su género por la exclusividad de la especie. Tiene una extensión de 12 has. y se ha desarrollado en un valle de origen glaciar de la era cuaternaria (pleistoceno), con una antigüedad entre 2 y 4 millones de años. En él se pueden apreciar aproximadamente 400 árboles Polylepis incana, árboles endémicos.
      Según la leyenda, hace 500 años en este bosque habitaba un ser mitológico, el Curupí, que se enamoró de Ishuaquinua, una joven de la etnia Pasto. El Curupí la hechizó convirtiéndola en un Polylepis. Su cabello se transformó en hojas y sus pies en raíces. En el momento del hechizo abrazó al duende, que se transformó en un árbol Pumamaqui. Estás dos especies están entrelazadas por sus ramas y raíces, y simbolizan el amor eterno.
      En el bosque de Polylepis se pueden observar plantas como la hierba del Infante del Cerro (Lachemilla orbiculata), Zarcillo Sacha (Brachyotum jamesonii), Cardón Santo (Erymgium humile), y diferentes variedades de gencianas y orquídeas.
Frailejones
      Otro de los ecosistemas que coexiste en la Reserva Ecológica El Ángel es el Páramo de Frailejones (Espeletia pychnophyla). Son plantas que tienen una corona de hojas en roseta recubiertas por pelos blanquecinos que protegen del frío, repelen el agua y reflejan el exceso de radiación solar. Por su textura aterciopelada también se las conoce como “de conejo".
Información: La Geoguía , Wikipedia y de "Viajes Erráticos"
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3/21/2022

Día de la Poesía y los Bosques

JORGE TEILLIER (Chile, 1935-1996)
Olvido


¿Has olvidado que el bosque es tu hogar?
¿Que el bosque grande, profundo y sereno
te espera como un amigo?
Vuelve al bosque

Allí aprenderás a ser de nuevo un niño.

¿Por qué te olvidaste que el bosque es tu amigo?

Los caminos de las hormigas bajo el cielo,
el estero que te daba palabras luminosas,
el atardecer con el que juegas con la lluvia.

¿Por qué lo has olvidado?

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2/12/2022

LLARETA o YARETA, Azorella compacta

Este es un blog dedicado a los árboles pero hay plantas que al verlas te cautivan. Este es el caso de la  Llareta, una planta de la puna andina (Chile, Argentina, Perú, Bolivia, Ecuador), -entre los 3.000 y 4.500 msnm-. Cuando las ves en distintas zonas del altiplano pueden parecerte que todas son iguales, sin embargo me dice la Wikipedia que hay 119 especies descritas, ¡qué ignorancia la mía!.
      A primera vista puede parecer un tipo de musgo gigante pero pertenece a la familia de las Apiaceae, anterior y tradicionalmente llamada Umbelliferae. Es un arbusto compuesto por cientos de miles de ramitas en cuyo extremo tiene una agrupación de hojitas. Al tacto es dura, compacta y resinosa, de un color verde brillante que crece pegada al suelo adaptándose a los accidentes del terreno. El modo de crecimiento impide las pérdidas de calor y gana de 1 o 2 ºC debido a la absorción de la onda larga de la luz irradiada por el suelo.
      Tiene un crecimiento lento y puede llegar a ser muy longeva, algunos dicen que existen ejemplares de cientos de años. Requiere terrenos bien drenados aunque sean pobres, no importándole el pH. Necesita la radiación directa para poder vivir. Está perfectamente adaptada a las condiciones pluviales de la puna, de 100 a 300 mm de lluvia anual.
     Los lugareños la emplean como medicina (diabetes, golpes,...) y combustible, por su alto contenido calórico debido a sus resinas. En algunos lugares se ha esquilmado, llegando a estar en peligro. En la zona de Calama, alrededor de la mina de Chuquicamata llegó a desaparecer. Los programas de reintrodución están funcionando ya que es relativamente fácil reproducirla en vivero. 

Para quien quiera conocer más acerca de esta planta, esta es la tesis doctoral de Susana Martínez: REVISION DEL GÉNERO AZORELLA (APIACEAE)
  Reproducción en vivero. Viveros de la CONAF
  
Información y fotos de Internet, de las páginas citadas e Informes
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2/03/2022

FRANKLIN MIESES BURGOS (Rep. Dominicana, 1907-1976)
Esta canción estaba tirada por el suelo

Esta canción estaba tirada por el suelo,
como una hoja muerta, sin palabras;
la hallaron unos hombres que luego me la dieron
porque tuvieron miedo de aprender a cantarla.

Yo entonces ignoraba que también las canciones,
como las hojas muertas caían de los árboles;
no sabia que la luna se enredaba en las ramas
náufragas que sueñan bajo el cristal del agua,
ni que comían los peces pedacitos de estrellas
en el silencio de las noches claras.

Yo entonces ignoraba muchas cosas iguales
que eran todas posibles en la tierra del viento,
en donde la leyenda no es una hierba mala
crecida en sus riberas, sino un árbol de voces
con las cuales dialogan las sombras y las piedras.

Yo entonces ignoraba muchas cosas iguales
cuando aún no era mía
esta canción que estaba tirada por el suelo,
como una hoja muerta, sin palabras;
pero ahora ya sé de las formas distintas
que preceden al ojo de la carne que mira,
y hasta puedo decir por qué caen de rodillas,
en las ojeras largas que circundan la noche,
las diluidas sombras de los pájaros.

                                                    -----

12/01/2021

CRISTINA PERI ROSSI (Montevideo, 1942)
Ser tu planta, tu árbol

  Galardonada con el Premio Miguel de Cervantes, 2021

Dicen los hombres de ciencia
que los árboles tienen quince sentidos
diez más que nosotros, los humanos.
Como los árboles, quisiera hablarte
también por mis raíces, que las mías buscaran las tuyas
y les hicieran confidencias,
que me tocaras con el extremo de tu tallo
y yo con la corteza de mi tronco,
que nuestras hojas húmedas se transmitieran saberes
sobre la noche y el día
sobre los amaneceres y los atardeceres
que mis hojas cantaran melodías y tú las contestaras
que la cofia de nuestras raíces entonaran una dulce balada
y las ramificaciones, bajo tierra, se encontraran.
Que tus hojas olieran la tormenta y me enviaran un aviso
Me gustaría protegerte cuando un gusano devora tus hojas
y espantar con la vibración de mis nervaduras
al insecto que osa poseerte.
De lejos escucharíamos el rumor de las tormentas
y las vibraciones de los océanos
Y cuando una mariposa vuela de Río de Janeiro
a Barcelona,
supieras transmitirme con tus nervios
Todo lo que vio
Todo lo que transformó
Todo lo que comió y olió.
Dicen los hombres de ciencia
que los árboles y las plantas
tienen quince sentidos.
Yo solo tengo cinco
y te amaría con los que me faltan para ser tu planta, tu árbol. 

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11/12/2021

YOLANDA BLANCO (Nicaragua, 1954)
Apariencia de árbol

Necia yo
si un día desprecié 
mi apariencia de árbol. 
Palpo ahora mi cuerpo de hojas 
de ramas y de agua, 
siento en mis labios riendo 
coludos pequeños y begonias, 
sé que soy de lima 
de mimbros 
de pitahaya 
que soy de cepas 
y así voy, crezco y me levanto. 
Yo 
Yolanda 
quiero agradecer, 
borrar de mí ese pasado.

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10/02/2021

GIOCONDA BELLI (Nicaragua, 1948)
Sin palabras

Yo inventé un árbol grande,
más grande que un hombre,
más grande que una casa
más grande que una última esperanza.
Me quedé con él años y años
bajo su sombra
esperando que me hablara.
Le cantaba canciones,
lo abrazaba,
le rascaba su rugosa corteza
entretejida de helechos,
mi risa reventaba flores en sus ramas,
y a cada gesto mío le crecían hojas,
le brotaban frutas...
Era mío como nunca nada ha sido mío,
pero no me hablaba.
Yo vivía pendiente de sus ruidos,
oyendo su suave aleteo de mariposa,
su crujido de animal de la selva
y soñaba su voz como un hermoso canto,
pero no me hablaba.
Noches enteras lloré a sus pies,
apretujada entre sus raíces,
sintiendo sus brazos sobre mí,
viéndolo erguido sobre mí,
sabiendo que me estaba pensando,
pero no me hablaba...
Aprendí a cantar como pájaro,
a encenderme como luciérnaga,
a relinchar como caballo.
A veces me enfurecía y hacía que se le cayeran
todas las hojas,
lo dejaba desnudo y avergonzado
ante los guanacastes,
esperando que tal vez entendería por mal,
como algunos hombres,
pero nada.
Aprendí tantas cosas para poder hablarle,
me desnudé de tantas otras necesidades
que olvidé hasta cómo me llamaba,
olvidé de dónde venía,
olvidé a qué especie de animal pertenecía
y quedé muda y siempreverde
-esperanzada-
entre sus ramas...
 
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8/30/2021

FERNÁN SILVA VALDÉS (Uruguay, 1887-1975)
Leyenda de la flor de ceibo

Me lo dijo un indio viejo y medio brujo,
que se santiguaba y adoraba al sol:
los ceibos del tiempo en que yo era niño
no lucían flores rojas, como hoy.

Pero una mañana sucedió el milagro
-es algo tan bello que cuesta creer -
con la aurora vimos al ceibal de grana,
cual si por dos lados fuera a amanecer; 

y era que la moza más linda del pago,
esperando al novio, toda la velada,
por entretenerse se había pasado
la hoja de un ceibo por entre los labios.

Entonces los ceibas, como por encanto,
se fueron tiñendo de rojo color ...

Tal lo que me dijo aquel indio viejo
que se santiguaba y adoraba al sol

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