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27 octubre 2025

ANTONIO MUÑOZ MOLINA Antonio Muñoz Molina
Como árbol talado (El País, mayo 2025)

Crímenes estúpidos y estupideces criminales se mezclan a diario en el carnaval de esta época, pero su repetición no las vuelve menos hirientes

Fran Pulido
Hay sospechas de que la simple estupidez puede ser tan dañina como la crueldad. La crueldad, entre nosotros, se asocia muchas veces a la inteligencia, sobre todo cuando es una crueldad verbal o ideológica, o cuando la ejercen esos asesinos en serie que gozan de tanto crédito intelectual en el cine y la televisión. Mentes privilegiadas europeas consideraron que las matanzas de Lenin, Stalin y Mao eran accidentes dolorosamente necesarios en el devenir de liberación de la Historia. Y sigue habiendo mentes contemporáneas para las cuales los regímenes desastrosos de Cuba, Venezuela y hasta Nicaragua —¡y Rusia!— poseen la legitimidad de oponerse al imperialismo americano. Si hay formas de crueldad que son agravadas por la estupidez —el citado imperialismo americano y sus actuales dirigentes serían sin duda un ejemplo— queda la duda de si se podrá ser bueno y estúpido, compasivo y obtuso.

“Ahora la estupidez sucede al crimen”, dice un verso terrible de Luis Cernuda, en un poema en el que acusa a un poeta vinculado a los vencedores de la guerra civil, Dámaso Alonso, de querer apropiarse la memoria de Federico García Lorca. Estupideces y crímenes, crímenes estúpidos, estupideces criminales, se mezclan a diario en el carnaval de esta época, pero su repetición y su monotonía no las vuelven menos hirientes, aunque a muchas personas las empujen hacia una indiferencia anestésica. A mí, por el contrario, algunas me provocan una curiosidad algo morbosa, sobre todo cuando parecen ejemplos de una estupidez pura, sin mezcla de ninguna otra sustancia, una estupidez cruel y al mismo tiempo gratuita, sin beneficio alguno para quien la practica, sin motivo visible, una especie de arte por el arte.

Desde hace tiempo vengo siguiendo en la prensa extranjera el misterio de ese árbol de casi 200 años y 15 metros de altura que se alzaba solitario y magnífico en las ruinas de los que fue la Muralla de Adriano, erigida en el siglo II para marcar la frontera entre la Inglaterra romanizada y los territorios de las tribus belicosas del norte. En un territorio de monte bajo y colinas desnudas, el Sycamore Gap Tree era una presencia imponente, plantado como un guardián en el muro mismo que señalaba la antigua frontera, con esa majestad tutelar de los grandes árboles que no sin razón tuvieron una naturaleza sagrada en muchas culturas. La gente de las comarcas cercanas acudía a él para celebrar bodas, comidas de fraternidad, rituales fantasiosos de paganismo céltico. El árbol, un arce sicomoro, había ganado incluso una celebridad cinematográfica. Aparecía en la película Robin Hood: Príncipe de los Ladrones, de 1991, y tenía en ella una prestancia más heroica que sus dos protagonistas humanos, Kevin Costner y Morgan Freeman.

Sycamore Gap Tree

Un día, el 28 de abril de 2023, el árbol amaneció talado, con huellas dentadas de motosierra en tronco macizo, derribado como la columna principal del templo que era el árbol en sí mismo. Apareció derribado y tan sin explicación como esos cadáveres de las novelas y las series británicas que inauguran un misterio en principio insoluble. Policías y forenses botánicos emprendieron de inmediato una investigación tan rigurosa como la que habría merecido el hallazgo de una víctima humana. Un índice de civilización es el trato que reciben, además de las personas, los animales y las plantas. La tala del Sycamore Gap Tree fue noticia prominente en portadas de periódicos y telediarios. En las fotos, la hondonada en la que se había perfilado su silueta durante casi dos siglos era un vacío inaceptable, la señal de una ausencia que ya no se podía remediar. Le preguntaron a Ronald Reagan qué opinaba sobre los redwoods de California, las secuoyas monumentales que pueden vivir 1.500 años y medir hasta 90 metros, y contestó encogiéndose de hombros: “Que una vez has visto uno, ya los has visto todos”.

Por suerte, las autoridades de la región de Northumberland tuvieron algo más de sensibilidad, y al cabo de unos meses habían descubierto a los autores de la tala, dos cretinos de 38 y 32 años que eran compañeros de barras y pintas de cerveza y que la noche del 27 de abril, por broma, por distraerse, por una apuesta beoda, concibieron la idea y la pusieron en práctica, muertos de risa, usando una motosierra que llevaban en la trasera de la camioneta. En unos minutos y sin demasiado esfuerzo —los dos tenían experiencia en trabajos de construcción— talaron lo que había crecido con extrema lentitud durante dos siglos, al ritmo solemne de los procesos de la naturaleza, con la paciencia gradual con la que crecen y se edifican las obras más valiosas, las naturales y las humanas, los bosques y las catedrales, los arrecifes de coral, las ciudades crecidas orgánicamente sin que nadie las haya planificado, las formas civilizadas de convivencia.


La estupidez tiene una gran ventaja para los investigadores criminales, y es que deja todo tipo de pistas. Aquellos dos cretinos se grabaron mutuamente en sus teléfonos móviles mientras se esforzaban en su hazaña, y luego intercambiaron mensajes en los que se congratulaban del impacto que estaba teniendo en las redes sociales y en los noticiarios. Quizás el mayor embuste de las ficciones policiales es la dificultad y encontrar la pista de un asesino o de un delincuente. A la mayor parte de ellos se les atrapa tan rápido que la búsqueda no daría ni para un relato corto, y cuando quedan impunes no es porque tuvieran la maña suficiente para desaparecer, sino porque nadie los buscó, o porque los investigadores eran todavía más lerdos o chapuzas que ellos.

En este caso particular, los dos sospechosos tienen, como cualquiera, caras de culpables en las fotos de frente y de perfil de la policía, pero tienen sobre todo caras de imbéciles. Hace justo un mes empezó el juicio contra ellos, y se calcula que la sentencia será dictada hacia mediados de julio. El fiscal dice que aquella noche se lanzaron a una “moronic mission”, una tarea de cretinos, y solicita una pena de diez años para cada uno de los dos. La estupidez y la crueldad tampoco son incompatible con la bajeza: ahora los dos acusados se declaran inocentes y se echan la culpa el uno al otro. Ni siquiera les cabe la justificación de una ceguera ideológica religiosa, como la de aquellos talibanes que pusieron tanto esfuerzo en dinamitar los Budas gigantes de Bamiyán o los milicianos madrileños que en el verano de 1936, en vez de ir al frente a combatir a los fascistas, se desplazaron en camiones al Cerro de los Ángeles para fusilar heroicamente la estatua del Sagrado Corazón.

Talaron un árbol de 200 años por pasar el rato y porque era fácil y en mitad de la noche era difícil que alguien los viera. Talaron un árbol porque el esplendor de las cosas mejores y de la suma belleza despierta el rencor de algunos imbéciles igual que despiertan la codicia de los depredadores y la crueldad de los doctrinarios y de los aprovechados que se amparan en ellos para obtener beneficios. En la bella Baeza, que forma con Úbeda un espejismo doble de clasicismo italiano en medio de los olivares de Jaén, un ayuntamiento regentado por bárbaros decretó hace unos meses la tala de los árboles enormes que daban sombra y vida al paseo de la Constitución. La tala no se hizo de noche ni fue anónima, y, sin embargo, los concejales arboricidas no corren el menor peligro de ser acusados ante un tribunal. Dejan desierto y pelado un paisaje que uno lleva viendo toda la vida y están talando al mismo tiempo este momento presente y el recuerdo.

Dice Montaigne: “Hasta los árboles si tuvieran voces gritarían por el trato que les damos los seres humanos” Al menos el arce de la muralla de Adriano está empezando a echar brotes nuevos. Con algo de suerte, es cuestión de esperar unos 100 años.

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Condena a los infractores:  https://elpais.com/cultura/2025-07-15/condenados-a-cuatro-anos-de-carcel-los-dos-hombres-que-talaron-un-arbol-en-el-muro-de-adriano.html

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01 junio 2025

DYLAN THOMAS (Gales, 1914-1953)
Being but men

Being but men, we walked into the trees
Afraid, letting our syllables be soft
For fear of waking the rooks,
For fear of coming
Noiselessly into a world of wings and cries.
If we were children we might climb,
Catch the rooks sleeping, and break no twig,
And, after the soft ascent,
Thrust out our heads above the branches
To wonder at the unfailing stars.
Out of confusion, as the way is,
And the wonder, that man knows,
Out of the chaos would come bliss.
That, then, is loveliness, we said,
Children in wonder watching the stars,
Is the aim and the end.
Being but men, we walked into the trees.

* * * 
 
Siendo tan solo hombres

Siendo tan solo hombres, entramos en los árboles
temerosos, dejando a nuestras sílabas ser suaves
por miedo a despertar a los grajos,
por miedo a venir
silenciosos a un mundo de alas y llantos.
Si fuéramos niños podríamos escalar,
encontrar a los grajos mientras duermen y no romper una sola rama,
y, después del suave ascenso,
impulsar nuestras cabezas por encima de sus copas
para maravillarnos ante las estrellas constantes.
y el asombro, que el hombre conoce,
fuera del caos vendría a la bendición.
Eso, entonces, es la belleza, dijimos,
niños que miran las estrellas maravillados,
eso es la meta y el final.
Siendo tan solo hombres, entramos en los árboles.

Traducción: María González de León

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05 mayo 2025

El tejo de Crowhurst, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
El tejo de Crowhurst, Surrey, England
Existen en Inglaterra dos tejos llamados “el tejo de Crowhurst”. Ambos crecen en un pueblo llamado Crowhurst, ambos en un cementerio al pie de una iglesia que en ambos casos se llama St George's. La diferencia estriba en que uno está en Sussex (un condado de la costa sur, en el Canal de la Mancha) y el otro, más antiguo, en Surrey (un condado contiguo pero tierra adentro). Tal vez alguna de las personas que lean este texto recuerde otra publicación mía –La edad de los tejos-, donde decía: “ la única manera de conocer la edad de un tejo es saber su fecha de plantación” y este tejo es una prueba palpable de ello. No sabemos su fecha de plantación y, si los tejos fuesen árboles al estilo clásico, sus medidas podrían darnos una idea, pero eso no vale en los tejos. 
     Fue medido la primera vez en 1630, pero como no se sabe a qué altura, no se considera esta medida. La primera medida que podemos tener en cuenta es del año 1650, cuando fue medido a una altura de 5 pulgadas (127 cm) y dio una medida de 9,14 metros de perímetro -desde entonces se considera esa altura el punto para la referencia de medida comparativa para este árbol en concreto-. Me saltaré las diez mediciones hechas desde entonces, y me centraré en la undécima: en 1994 dicha medida era de 9,60. En 344 años ha aumentado tan sólo ¡46 cm! Es decir unos 13 cm por siglo. Esta referencia de crecimiento perimetral en un determinado período es muy orientativa para otros árboles; robles, hayas, pinos etc… pero no para un tejo. Si fuese constante en el tiempo, este árbol tendría ¡más de 7.000 años! (una medida posterior del año 2000, da una medida menor, pero se debe al desgarro producido por la caída de una gran rama). Claramente se sabe la edad del árbol y su medida no ayuda a nada. 
     Veamos algo de su historia: posiblemente después de varios siglos de pudriciones el árbol quedó hueco (normal en todos los tejos viejos) y los vecinos lo sanearon colocando una puerta de acceso y una mesa con banquillos en su interior, con capacidad para 12 personas -otras fuentes hablan de un espacio de 1,80 metros de diámetro- supuestamente para brindar refugio a los asistentes a la fiesta anual del Domingo de Ramos en el cementerio (noticias de años posteriores hablan de gente bebiendo y divirtiéndose allí, hasta que la llegada de un nuevo pastor que cortó el asunto). Durante la limpieza del interior se encontró una bala de cañón incrustada en el costado (medio cubierta por madera nueva de crecimiento y se decidió dejarla allí) que se suponía que databa de la época de la Guerra Civil (alrededor de 1652), puesto que una mansión próxima fue un bastión realista.
     En 1845 una violenta tormenta rompió numerosas ramas y parte de la copa, lo que llevó a que el improvisado refugio dentro del tejo perdiese su “techo”, aunque este suceso no aparece por escrito hasta 1850. Seguramente por esa época se le colocaron algunos parches de hierro o estaño, cuyos restos aún eran visibles en las primeras décadas del siglo XX. Durante la 2ª Guerra Mundial desapareció la bala de cañón, pero unos años más tarde, durante la evacuación de un campamento del ejército canadiense en las proximidades, la bola del cañón fue encontrada nuevamente y entregada a la iglesia. Evidentemente un soldado canadiense tenía la intención de llevársela a casa como recuerdo. En la actualidad el viejo tejo sigue en su sitio, con pudriciones internas pero en su sitio de siempre. Que sea por mucho tiempo.
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21 enero 2025

The Royal Oak, un nombre omnipresente...

EL ROBLE REAL, Boscobel, Inglaterra

Royal Oak es un nombre muy común en algunos países como Reino Unido, Canadá o Australia. Numerosos bares, hoteles y productos de consumo llevan su nombre. Pero, ¿de dónde procede el nombre de este “Roble Real”?
La historia del roble de Boscobel tiene poco de leyenda y centenares de pubs en toda Inglaterra se llaman Royal Oak en recuerdo de este árbol, que se ganó un puesto en la historia en 1651 cuando el futuro Rey Carlos II había salido derrotado en la guerra civil inglesa. Los dos grandes bandos los representaban los parlamentistas o “cabeza redonda” (llamados así por no usar las pelucas a la usanza de la época) y los realistas, que querían se mantuviera el sistema de monarquía. Los realistas fueron derrotadas en la batalla de Worcester por las tropas de Oliver Cromwell.
     El aspirante a rey y su amigo el coronel Carlis, huyendo de sus perseguidores disfrazados de aldeanos, pasaron el 6 de septiembre ocultos entre las ramas de un gran roble de Boscobel. Al día siguiente cansados e incómodos, bajaron del árbol y consiguieron huir a Francia. Nueve años después, en 1660, a la muerte de Cromwell, volvió triunfante a Inglaterra. El Rey instauró el Día del Roble, en honor del árbol que le había salvado de una muerte segura.
     En 1712 el Roble Real había quedado prácticamente destruido por las personas que se habían llevado ramas y trozos de recuerdo. A su lado se plantó un retoño del anterior que es el Roble Real que se conoce hoy día.

El rey Carlos II (1630-85) escondido en un roble en Boscobel después de su derrota en la Batalla de Worcester en 1651, dibujo publicado en 1660


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19 diciembre 2024

THE ELFIN OAK - KENSINGTON GARDENS - LONDRES

RICHARD JONES
El árbol duende de Kensington Gardens

       ¿Has ido a ver el Griglan gigante en los jardines de Kensington?
     ¿Sabías realmente que había un Griglan gigante en los jardines de Kensington?
     ¿Sabes siquiera qué es un Griglan?
     Yo tampoco.  Hasta que descubrí el árbol duende, el tronco nudoso de un viejo roble que se puede encontrar junto al parque infantil Princess Diana en los jardines de Kensington.
     De repente, me encontré transportado a un reino mágico, habitado por una variedad de elfos, hadas, duendes, brujas y animales y pájaros en miniatura.


Creado por IVOR INNES 

     El Roble Elfin es una escultura creada entre 1928 y 1930 por el artista escocés Ivor Innes, quien talló 74 figuras en miniatura alrededor de las características naturales del tronco hueco de un roble de 800 años de antigüedad, que había sido traído específicamente para este propósito a Kensington Gardens desde Richmond Park. 
     Hoy en día, el árbol parece un poco incongruente, aprisionado como está dentro de una jaula de hierro; una precaución necesaria destinada a evitar que las criaturas mágicas del interior escapen de regreso al país de las hadas o, más probablemente, a evitar que las criaturas no mágicas se escapen con algunas de las figuras.

La tierra de los Gnomos del Tío George
 
     La idea de traer el viejo roble de Richmond a Kensington surgió del político laborista George Lansbury (1859 - 1940), padre de la actriz de Hollywood Dame Angela Lansbury, quien (George, no Angela) era en ese momento jefe de la Oficina de Obras Públicas. 
Winifred Fortescue le había presentado a Lansbury a Ivor Innes, y quedó lo suficientemente impresionado por el trabajo de Innes como para invitarlo a contribuir a su plan de mejoras públicas para Londres. 
     Cuando se reveló que el árbol se convertiría en un refugio para los pequeños, la prensa lo apodó "La Tierra de los Gnomos del Tío George". 
     Como lo expresó el Graphic, el sábado 26 de julio de 1930:  
     "La nueva incorporación a los más luminosos jardines de Kensington del tío George Lansbury es un enorme y viejo tronco de roble, de 20 pies de circunferencia, que un artista escocés, con un excelente don de imaginación celta, ha tallado en numerosas figuras del país de las hadas..."
 
Presentado por la alcaldesa
 
     El árbol fue inaugurado por la esposa del alcalde de Kensington el viernes 25 de julio de 1930, y The Western Morning News, en su edición del día siguiente, proporcionó una descripción del proceso creativo empleado por el Sr. Innes, al tiempo que revelaba exactamente lo que era un Griglan: "Cornualles contribuyó de manera indirecta al curioso "árbol de elfos" que la alcaldesa de Kensington inauguró en el patio de juegos de los niños en los jardines de Kensington. 
     Este es el tronco de un roble desmochado muy antiguo sacado de Richmond Park, y en él el Sr. Ivor Innes, el artista, ha tallado una población de elfos y animales. El método del Sr. Innes es peculiar. Toma las formas y figuras que ya están en el tronco de su árbol y luego talla lo que le sugieren, ya sea un elfo, un búho o un conejo, las tallas luego se colorean mediante un proceso secreto propio. 
     El Sr. Innes llama a su arte "Griglans", que, como sabrá cualquier hombre de Cornualles que sepa, es la palabra del dialecto de Cornualles para brezo o brezo silvestre. La idea se le ocurrió al señor Innes por la curiosa forma de un tallo de brezo retorcido y nudoso que había recogido en la costa de Cornualles y en el que practicó su arte por primera vez. 
El crítico de arte estrictamente honesto tal vez no apruebe el "árbol de los duendes", que puede parecer demasiado afín a la base de la estatua de Peter Pan de Sir George Frampton. Sin duda, estas figuras del señor Innes, por ingeniosas que sean, parecen un poco incongruentes en un viejo y robusto roble, pero no tengo ninguna duda de que los numerosos niños que abarrotan el patio de recreo las encontrarán una fuente de deleite sin fin.
Una atracción popular
 
El árbol pronto se convirtió en una atracción popular y cientos de personas acudían a los jardines de Kensington para admirarlo cada semana. 
El martes 2 de diciembre de 1930, The Aberdeen Press and Journal publicó el siguiente artículo, del propio Ivor Innes, en el que contaba cómo se sintió fascinado por los Griglans:  
"¡Griglans! ¿Qué son los Griglans?" Seguramente se harán esta pregunta quienes vean este nombre por primera vez, así que lo explicaré. 
 Los Griglans son trozos de raíz de brezo que he convertido en artículos decorativos y útiles para el hogar, como adornos, candelabros, lámparas de mesa eléctricas y fruteros. Son adornos especialmente atractivos y novedosos para la mesa. 
El roble enano de los jardines de Kensington podría llamarse un Griglan gigante. Está realizado con el mismo espíritu y de la misma manera. 
Pero en este caso, un robusto tronco de roble sustituye a las raíces del brezo y hay setenta y cuatro personitas y animales en lugar de, tal vez, dos, tres o cuatro. "Griglan" es la palabra celta para la raíz del brezo. La elegí para describir mis piezas porque tiene precisamente esa sugerencia de misterio que la hace intrigante." 
 
Los primeros Griglans  
 
     "El nacimiento de los Griglans se debió enteramente a un accidente. Un día de verano, después de pintar durante horas bajo el sol abrasador de la costa de Cornualles, divisé un estanque límpido, fresco y tentador en las rocas de abajo.  
     Con ambas manos llenas de mi parafernalia de pintura, comencé a descender por el acantilado. De repente, me desparramé. Todo lo que llevaba estaba esparcido por todas partes. Encontré mi cuadro terminado en el suelo, y tan manchado que era solo una masa de color sin sentido. ¡Todo mi trabajo desperdiciado! 
     ¡La causa de mi desastre fue una raíz de brezo retorcida!" "Eso no volverá a suceder", dije mientras arrancaba la raíz con saña. "Estaba a punto de arrojarla al vacío cuando vi una cara mirándome. Era una cara extraña, con dos orejas grandes y un cuerpo indefinido unido a ella que terminaba en una cola graciosa y ondulada." 
Grimjawl 
 
     "El objeto me fascinó. Lo llevé conmigo a la piscina. Mientras estaba sentado, lo toqué distraídamente aquí y allá con los colores que quedaban en mi paleta. La fascinación aumentó. Lo llevé a nuestro campamento para mostrárselo a mi esposa. Ella estaba encantada. Colgamos al pintoresco animalito fuera de nuestra tienda como mascota y lo bautizamos "Grimjawl". 
     Ese fue el comienzo de los "Griglans". Empecé a buscar raíces en las que pudiera rastrear figuras fantásticas o realistas. Mi mayor ambición es hacer por los niños de mi Escocia natal lo que he hecho por los niños de Londres.  
     Quiero ver un roble elfo en algún lugar de Edimburgo. Escocia no puede producir un roble de un perímetro parecido al de los jardines de Kensington, que ha estado creciendo en Richmond Park durante 800 años. 
     Algún día, los problemas de transporte podrán superarse y podremos enviar un roble digno a Edimburgo desde este país. Entonces espero pasar cinco meses tan felices como los que pasé cuando trabajé en Elfin Oak en Kensington Gardens, creando un país de hadas para los niños".
La restauración de 1957 
 
     Sin embargo, el tiempo y los elementos no trataron con benevolencia al Roble Elfo, y en la década de 1950 se encontraba en un estado lamentable y triste. El Birmingham Daily Post informó sobre su restauración el jueves 20 de junio de 1957:  
     "El Ministerio de Obras Públicas está restaurando el Roble Elfo. Es un gran tronco de roble desmochado, de casi seis metros de diámetro, cubierto de gnomos, duendes, hadas y animales tallados, todos ellos de colores brillantes. Se encuentra en los jardines de Kensington y es una gran atracción para los niños. George Lansbury fue el responsable de la introducción de este extraño objeto en el parque. Lady Fortescue, esposa del historiador militar, le había presentado a Ivor Innes, un artista de Cornualles, y le había pedido que produjera algunas de sus tallas a partir del tronco del árbol."
Spike Milligan y el roble enano
 
     En 1964, el árbol volvió a necesitar cuidados y atención. Esta vez, su salvador fue el comediante Spike Milligan (1918-2002), que vivía cerca y cuya hija, Laura, le había dicho que era una pena que el árbol necesitara reparaciones. 
The Pink Floyd album, ‘Ummagumma’
    Dedicó sus fines de semana a restaurar el árbol, financiando el proyecto con sus propios recursos. Le llevó dos años completar la tarea y, a finales de septiembre de 1966, el árbol volvió a estar a la vista para el deleite de niños y adultos por igual.   Tatler aplaudió el servicio que Spike había prestado a la comunidad local en su edición del sábado 24 de septiembre de 1966: "Cuando Spike Milligan mostró interés, el árbol necesitaba desesperadamente reparaciones y renovaciones. Ahora su trabajo ha terminado y el árbol vuelve a estar a la vista como una atractiva curiosidad".
     En 1969, el cantante principal de Pink Floyd, David Gilmour, fue fotografiado de pie frente al Elfin Oak para la portada interior de su cuarto álbum "Ummagumma".
Se necesita mas trabajo
 
     En 1996, la constante exposición al viento, la lluvia y la contaminación habían hecho mella en el árbol y éste necesitaba de nuevo reparación y restauración. Una vez más, Spike Milligan acudió en su ayuda y se dedicó a reunir las 100.000 libras que se necesitaban para que los estudiantes de la Escuela de Arte Byam, en Holloway (bajo la dirección del artista y conservador Marcus Richards) pudieran tratar la madera para evitar que se deteriorara más, antes de remodelar y volver a pintar las figuras. 
     "Lamentablemente, el árbol se encuentra ahora en un estado lamentable", declaró Spike Milligan al Kensington Post, "y necesita atención para garantizar su supervivencia permanente". El trabajo tardó un año en completarse y, en junio de 1997, el Príncipe Carlos inauguró el recién restaurado Roble Elfo.
Nuevo status
 
     En diciembre de 1997, se anunció que el árbol de los duendes iba a ser declarado patrimonio de la humanidad. El 19 de diciembre de 1997, el Departamento de Cultura, Medios de Comunicación y Deportes publicó el siguiente comunicado de prensa deliciosamente caprichoso para anunciar la decisión: 
     "La gente pequeña tendrá un motivo especial para divertirse y retozar en los jardines de Kensington esta noche. La bruja Wookey, el gnomo Huckleberry y los elfos Grumples y Groodle se han convertido hoy en los orgullosos habitantes de uno de los edificios protegidos más inusuales de Inglaterra. El roble de los duendes de los jardines de Kensington ha sido añadido a la lista de edificios de especial interés arquitectónico o histórico siguiendo una recomendación de English Heritage. Ha sido incluido en el Grado II. 
     Al anunciar la inclusión del roble en la lista, el Ministro de Patrimonio Tony Banks dijo: "El roble de los duendes es una maravillosa curiosidad, amada tanto por los londinenses como por los visitantes. También tiene un considerable interés histórico. El Roble, esculpido por el ilustrador de libros infantiles Ivor Innes entre 1928 y 1930, pertenece claramente al interés de finales de la época victoriana por los personajes pequeños, que culminó en Peter Pan de J. M. Barrie. El Roble complementa la estatua de Peter Pan de Sir George Frampton, que Barrie erigió en 1912. Juntas, las dos esculturas hacen de los jardines de Kensington la capital mundial de las hadas, los gnomos y los elfos."

30 junio 2024

En Sherwood Forest, Nottinghamshire, Inglaterra

THE MAJOR OAK

El Major Oak en octubre de 2014.

Una de las historias más famosas de Inglaterra es la de Robin Hood, que va unida indisolublemente al Gran Roble (Major Oak -Quercus robur-) del bosque de Sherwood en Nottinghamshire, Inglaterra. Es el lugar inspirador de una de las leyendas más queridas de Inglaterra y también es una zona boscosa para dar paseos por la naturaleza, ciclismo de montaña y cervezas en pubs centenarios.
     El que fuera un brillante arquero, seguidor de Ricardo Corazón de León, el Rey Ricardo I de Inglaterra que a la sazón luchaba en las cruzadas, se convirtió en jefe de una banda de “merrie men” (personas fuera de la ley) que actuaba en el bosque de Sherwood. La leyenda dice que la banda robaba a los ricos para dárselo a los pobres. Tras burlar al malvado Sherrif de Nothingham, la banda se reunía alrededor del Gran Roble en el corazón del bosque.
    El “árbol de Robin Hood” es hoy un árbol muy antiguo que está protegido por una valla y cuyas ramas están apoyadas en palos que las sujetan. El tronco tiene un perímetro de 10
metros y un dosel arbóreo de 28 metros. Su peso aproximado es de 23 toneladas y su edad estimada es de entre 800 y 1000 años. En una encuesta realizada en 2002, fue elegido como "árbol favorito de Gran Bretaña". ​ En 2014 fue elegido como "árbol del año en Inglaterra" en una encuesta publicada por el Woodland Trust, recibiendo el 18% de los votos.
     El conjunto es un mosaico de bosques, colinas y pueblos de cuentos, al

El Major Oak en diciembre de 2006.
norte de Nottingham, una zona que está preparada para actividades al aire libre con rutas de senderismo que atraviesan bosques y tierras de cultivo. Este bosque histórico es una reserva natural nacional, uno de los bosques de robles antiguos más bellos que se conservan en el Reino Unido. No es de extrañar que esté perfectamente acondicionada para el turismo pues afluencia de gente va en aumento.
     Senderos perfectamente señalados e historia se conjugan en este bosque. Muy cerca se encuentra Newstead Abbey, un antiguo priorato agustino convertido en residencia privada y el hogar ancestral de Lord Byron. En su interior se pueden visitar los apartamentos privados del poeta.

 

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21 junio 2024

EL ÁRBOL DE LOS MÁRTIRES, Tolpuddle, Dorset, Inglaterra

En 1799 y 1800, las Leyes de Combinación en el Reino de Gran Bretaña prohibían la "combinación" u organización para obtener mejores condiciones laborales, aprobadas por el Parlamento debido al susto político tras la Revolución Francesa. En 1824, las Leyes de Combinación fueron derogadas debido a su impopularidad y reemplazadas por la Ley de Combinaciones de Trabajadores de 1825 , que legalizó las organizaciones sindicales pero restringió severamente su actividad.
     Los árboles se han utilizado durante siglos como lugares de reunión para discutir,
celebrar, punto de encuentro, refugio o punto de referencia; sin embargo, como espacio público, la gente tenía que tener cuidado con lo que hablaba. En 1833, bajo un sicomoro (Acer pseudoplatanus), en el pueblo de Tolpuddle, un grupo de trabajadores agrícolas se reunió para discutir sus condiciones tanto laborales como salariales y las malas condiciones de vida a las que les sometían sus patronos. Los patronos de seis trabajadores deseando sofocar la disensión y apoyados por el gobierno, ordenaron el arresto de los hombres y en 1834 fueron juzgados en la cercana ciudad de Dorchester bajo la Ley de Incitación al Motín de 1797. Los llamados entonces 'Mártires de Tolpuddle', como llegaron a ser conocidos, fueron condenados por prestar un juramento secreto y fueron sentenciados a siete años de trabajos penitenciarios en Australia y transportados a Botany Bay de Sidney. Su difícil situación atrajo la atención pública a través de protestas y peticiones.
     La protesta pública hizo que el gobierno,  avergonzado, anulara la sentencia y, después de tres años de trabajo como criadores de ovejas, los hombres fueron liberados y devueltos a Inglaterra.

     Posteriormente, el sicomoro se convirtió en un símbolo-cuna del movimiento sindical y de
 derechos de los trabajadores, un símbolo de esperanza para aquellos cuyas vidas no son nada fáciles. Una placa conmemorativa se encuentra al lado de este gran árbol.
     En 2005 se determinó que tenía 320 años, por lo que tenía 150 años cuando los Mártires de
Tolpuddle se reunieron bajo su copa. Es el sicomoro más grande de Dorset, con un diámetro de 1,3 metros. El árbol es administrado por el National Trust, que desmocha periódicamente el árbol para reducir el peso de sus ramas y estimular el crecimiento de la copa. Se espera que esto aumente la vida útil del árbol durante dos siglos más.
     Este árbol ha inspirado numerosos proyectos creativos. El refugio y alivio que brindó a los Mártires de Tolpuddle convive con sus otras apariciones simbólicas en la literatura y las artes. El árbol fue seleccionado entre los 50 grandes árboles británicos para conmemorar el Jubileo de Oro de la Reina en 2002. Fue preseleccionado como Árbol del Año de Inglaterra en 2015.

Mas información aquí, fotos e información de la red

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12 junio 2024

El Espino de José

El espino de José de Arimatea, Glastonbury, Reino Unido

El Reino Unido cuenta con una gran cantidad de árboles antiguos, muchos de ellos asociados a diversas leyendas e historias. A menudo es difícil saber dónde acaba la historia y dónde empieza la fantasía.
     Uno de los árboles más célebres del Reino Unido es el llamado espino de Glastonbury. En diciembre de 2010 sufrió la mutilación de todas sus ramas pero lentamente se regeneró.
      Se alza sobre la cima de una colina cerca de la ciudad del mismo nombre en Somerset, al suroeste de Inglaterra. Es uno de los muchos espinos que crecen en la zona pero
misteriosamente florece en pleno invierno además de hacerlo, como todos los demás, también en primavera.
     La leyenda dice que, cuando el cuerpo de Cristo fue bajado de la cruz, fue
depositado en una tumba que petenecía a José de Arimatea, tío de María, madre de Jesús,  y que asustado por la vida que había llevado, José emigró de Palestina llevando consigo el Santo Grial y refugiándose en Britania. Al llegar a la cima de una colina, entonces rodeada de pantanos, cerca de Gltoastonbury, hincó en tierra el bastón de espino que traía, indicando que había llegado al final del viaje. Ese bastón echó raíces y el día de Navidad, en pleno invierno, floreció. El “milagro” se conmemoró construyendo la primera iglesia cristiana en tierra extraña.
     Al lugar llegaron muchos peregrinos y c
on el tiempo se construyó una abadía, hoy derrruída. Los peregrinos cortaban retoños del “árbol sagrado”, práctica que habría continuado a lo largo de los siglos de modo que todos los espinos de la zona podrían ser descendientes directos del de José de Arimatea. Los devotos también dejaban sus anhelos colgados del espino con la esperanza de que se cumplieran.
     Lógicamente el espino que ahora crece en la colina es un descendiente de aquel original que sería originario del Líbano y su nombre en latín es: Crateagus monogyna praecox.
     Todos los años, antes del día de Navidad, se envían a la realeza inglesa ramilletes del espino de Glastonbury y se dice que la Reina Isabel los ponía sobre la mesa y presidían el desayuno del 25 de diciembre.

 
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29 mayo 2024

El árbol de la Armada, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
El árbol de la Armada Española


De Colin Urwin
Hace casi cuatrocientos treinta fui arrastrado a la orilla arenosa de la bahía de Ballygally en el bolsillo de un marinero que luchaba por el rey español contra el clima cruel y la reina virgen inglesa.
     El pobre marinero se había ahogado en el mar y nunca llegó a saborear mi dulce pulpa de castaña, pero no me desperdicié y yo sobreviví a ese miserable viaje desde la soleada costa de España y me encontré en Irlanda muerta de hambre por el frío y la lluvia.
     Y allí podría haber muerto yo misma, arrugada en mi piel, pero nos enterraron a ese pobre marinero y a mí junto con él. Me estremecí en ese suelo frío y húmedo tan lejos de casa rezando para que el sol calentara la tierra fértil y turbia.
     La primavera siguiente asomé la cabeza, nunca me sentí tan valiente pero fui recibido por un viento más frío que la tumba. ¡Cómo anhelaba mi tierra natal de naranjas y calor, donde los olivares son fragantes y todas las castañas dulces!
     Pero aquí no me molestaron, y en el clima irlandés mis raíces consumieron la carne, los huesos y las botas de cuero español de mi involuntario amigo marinero, poco mundano e ignorante quien pensó que me consumiría, oh, ¡cómo cambiaron las tornas!
     He visto muchas cosas en mi larga vida ¿quién no?, supongo, pero por cada pregunta respondida, se plantearon cien más. Desde este tranquilo cementerio vi guerras y hambruna,
la codicia y la necedad del hombre están grabadas en cada página. Quizás debería estar agradecido de que la locura del hombre me haya traído aquí pero tan lejos de mi tierra, el precio que pagué fue caro solo me quedé, sin la esperanza de que alguna vez pudiera haber
un árbol joven que creciese de una de mis semillas. No soy un castaño de indias al que trepan los escolares irlandeses, soy un dulce castaño español alejado de mi propia especie
y aunque de todos los árboles nativos me he apartado el canto del pinzón y el mirlo me animaron. El petirrojo a través de los oscuros días de invierno, tardes ruidosas en la primavera. Y qué alegría cada domingo por la mañana, al escuchar a la gente cantar.
He soportado el viento y la lluvia, mis ramas han crujido con la nieve, pero a pesar de todo, mi viejo corazón nunca dejó de crecer. Pero no importa dónde te encuentres, debes hacer lo mejor que puedas así seas un castaño dulce español o el irlandés nativo. Y ahora, por desgracia, mi tiempo ha llegado, como debe ser y a mis semejantes confío mi viejo corazón de madera. Haz de mí algo útil, una glorieta o un asiento donde los peregrinos se tomen un momento para sentarse y descansar los pies, y dejad que los niños trepen y jueguen, mientras tú te acuerdas de mí y cuéntales toda la historia del Árbol de la Armada Española.
 
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28 mayo 2024

COLIN URWIN
El árbol de la Armada Española

A finales de mayo de 1588, ciento treinta barcos, conocidos en la historia como la Armada Española, zarparon de Coruña, en la costa norte de España. Fondearon frente al puerto francés de Calais esperando un encuentro con el ejército del duque de Parma cuando debían cruzar el canal e invadir Inglaterra. (1)
      (...) El cuerpo de un joven marinero español arrastrado apareció en una pequeña playa de arena en un lugar llamado Ballygally en el condado de Antrim. Su cuerpo fue llevado una milla tierra adentro y enterrado en el cementerio de Cairncastle.
     En sus bolsillos llevaba castañas, que siguen siendo un aperitivo favorito en todo el Mediterráneo y un regalo navideño para nosotros. Una de las castañas germinó y creció un poderoso castaño español, especie no autóctona de estas costas. El árbol permaneció en pie durante más de cuatrocientos treinta años, hasta junio de 2020, cuando literalmente se derrumbó debido a su vejez.
      Era querido por lugareños y turistas, y se le conocía cariñosamente como el Árbol de la Armada Española. Lo extrañaremos y para conmemorar su fallecimiento he escrito estas pocas líneas de verso desde el punto de vista del castaño y el árbol…

The Spanish Armada Tree

Four hundred and thirty two years ago almost to the day
I was washed up on the sandy shore of Ballygally bay
In the pocket of a sailor fighting for the Spanish king
Against the cruel weather and the English virgin queen

The poor sailor had drowned at sea and never got to taste
My sweet chestnut flesh, but I did not go to waste
I survived that wretched  journey from the sunny coast of Spain
And found myself in Ireland starved by cold and rain

And there I might have died myself, shrivelled in my skin
But they buried that poor sailor and me along with him
I shivered in that cold, wet ground so far away from home
Praying for the sun to warm the fertile, peaty loam

Next spring I poked my head up, I never felt so brave
But I was greeted by a wind that was colder than the grave
How I longed for my homeland of oranges and heat
Where the olive groves are fragrant and all the chestnuts sweet

But here I grew undisturbed, but for the Irish weather
My roots consumed the flesh and bones and boots of Spanish leather
Of my unwitting sailor friend, unworldly and unlearned
Who thought he would consume me, oh how the tables turned

I’ve seen many things in my long life, who hasn’t I suppose
But for every question answered a hundred more were posed
From this tranquil churchyard I saw wars and famine rage
The greed and foolishness of man is etched on every page

Perhaps I should be grateful it was man’s folly brought me here
But so far away from my homeland the price I paid was dear
Alone I stood without the hope that ever there might be
A sapling growing somewhere from seed passed on by me

I am not a common Conker tree that Irish school boys climb
I am a sweet Spanish Chestnut estranged from my own kind
And though from all the native trees I have stood apart
From the singing of the Chaffinch and Blackbird I took heart

The Robin through dark winter days, noisy Rooks in spring
What joy each Sunday morning to hear the people sing
I have stood against the wind and rain my boughs have creaked with snow
But still and all my ancient heart never failed to grow

For no matter where you find yourself you must do the best you can
Be you Sweet Spanish chestnut tree or native Irishman
And now, alas, my time has come, as to everything it must
To you my fellow beings my old wooden heart I trust

Make something useful out of me, a bower or a seat
Where pilgrims take a moment to sit down and rest their feet
And let the children climb and play while you remember me
And tell them all the story of the Spanish Armada Tree

El árbol de la Armada Española 

Hace casi cuatrocientos treinta años al amanecer
Fui arrastrada hasta la orilla arenosa de la bahía de Ballygally
En el bolsillo de un marinero que luchaba por el rey español
Contra el clima cruel y la reina virgen inglesa

El pobre marinero se había ahogado en el mar y nunca pudo probar
Mi carne de castaño, pero no me desperdicié 
Sobreviví a ese miserable viaje desde la soleada costa de España
Y me encontré en Irlanda hambrienta por el frío y la lluvia 

Y allí podría haber muerto yo misma, arrugada mi piel
Pero enterraron a ese pobre marinero y a mí junto con él
Temblé en ese suelo frío y húmedo tan lejos de casa
Orando para que el sol calentase la marga fértil y turbosa 

La primavera siguiente asomé la cabeza, nunca me sentí tan valiente 
Pero fui recibido* por un viento más frío que la tumba
Cómo añoré mi patria de naranjas y calor 
Donde los olivares son fragantes y todas las castañas dulces 

Pero aquí crecí tranquilamente, excepto por el clima irlandés
Mis raíces consumieron la carne y los huesos y las botas de cuero español
De mi involuntario amigo marinero, poco mundano e inculto 
Quien pensó que me comería, oh, cómo cambiaron las tornas

He visto muchas cosas en mi larga vida, quién no, supongo
Pero por cada pregunta respondida, se me plantearon cien más
Desde este tranquilo cementerio vi guerras y hambrunas
La avaricia y la insensatez del hombre están grabadas en cada página

Quizás debería estar agradecido de que fue la locura del hombre la que me trajo aquí
Pero tan lejos de mi tierra natal el precio que pagué fue alto 
Solo me quedé sin la esperanza de que alguna vez pudiera haber 
Un retoño que creciese en algún lugar a partir de una de mis semillas

No soy un castaño de Indias común al que trepan los escolares irlandeses
Soy un dulce castaño español alejado de los de mi propia especie
Y aunque de todos los árboles nativos me he apartado 
Del canto del pinzón y del mirlo me he nutrido

El petirrojo en los oscuros días de invierno, los ruidosos grajos en primavera 
Que alegría cada domingo por la mañana escuchar al pueblo cantar 
Me he enfrentado al viento y la lluvia, mis ramas han crujido con la nieve
Pero aún así mi antiguo corazón nunca dejó de latir 

Porque no importa dónde te encuentres, debes hacer lo mejor que puedas
Sea usted dulce castaño español o irlandés nativo 
Y ahora, ay!, ha llegado mi hora, como todo debo
A ustedes, mis semejantes, mi viejo corazón de madera confío 

Haz de mí algo útil, una glorieta o un asiento. 
Donde los peregrinos se tomen un momento para sentarse y descansar sus pies 
Y deja que los niños trepen y jueguen mientras tú me recuerdas
Y cuéntales toda la historia del Árbol de la Armada Española
 
Traducción de Rosa Rincón
*Cambio de género de castaña a arbolito
(1) Abajo se cita el artículo. No lo reproduzco completo porque incide, según otros historiadores, en inexactitudes, comprensivas porque se escribe desde el punto de vista inglés. En este blog ya se ha abordado este hecho en entradas de  2023  y  2018
 
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