domingo, 31 de enero de 2016

MAGDA STELLA QUINTERO (Colombia, 1935-1998)
Árbol

Soy un árbol sin ramas,
la soledad es mía.
Ajena la alegría
sobre la voz que clama.

Desnuda y honda llama
gimiendo cada día,
envuelta en lejanías
reposo me reclama.

Árbol sin flor, sediento
golpeado por el viento
desarraigado, inerte.

Árbol que ya no vive
y solo sobrevive
esperando la muerte.
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jueves, 28 de enero de 2016

ANTONIO DONATO NOBRE (Brasil)
Hay un río sobre nosotros


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lunes, 25 de enero de 2016

ALMUDENA GRANDES  (Madrid, 1960)
Historia de un olivo

Aquel día, ante aquel olivo encogido, reducido a una caricatura de sí mismo, me sorprendí pensando en su dignidad. Era un adorno en el centro de una mesa.
     Así lo vi por primera vez hace dos años, una miniatura verde y retorcida de hojas finas, minúsculas. No lo esperaba. En el acto de entrega de un premio literario se sucedían las intervenciones, pero yo sólo tenía ojos para él. Era tan pequeño, tan raquíticamente hermoso, tan extraño, que desde el primer momento me negué a contemplarlo como lo que era, un simple elemento de la decoración.
     Otras veces había visto bonsáis pero nunca tan cerca, porque no me gustan. Mis ojos los aprecian, advierten su belleza, y sin embargo, hay algo en ellos que repugna a mi espíritu. Ya sé que los árboles no sienten. Si no creo en el alma humana, no puedo ni concebir el alma vegetal, pero aquel día, ante aquel olivo encogido, reducido a una caricatura de sí mismo, me sorprendí pensando en su dignidad. Y me pareció intolerable que alguien se hubiera atrevido a aplicar una técnica remota, extranjera, bárbara de puro refinada, al árbol totémico de mis antepasados, el símbolo de Atenea, el don que los atenienses eligieron para vincularse a la diosa de la razón, el origen del bálsamo que durante siglos ha definido la cultura de las dos orillas del Mediterráneo. Esa ofensa cruel, imperdonable, me vinculó a aquel olivo concreto, tan especial como si fuera único, como si fuera el último, en la comida de entrega de un premio literario, y apenas escuché a los oradores, los poetas que se sucedían en el estrado.
     Tengo muchos defectos pero, en general, no soy una persona caprichosa. Aquel día lo fui implacablemente. Después de los cafés busqué apoyos, aliados, hablé con unos, con otros, y al final, salí del restaurante con el que ya era mi olivo entre los brazos. Ya había decidido su destino, un camino largo, trabajoso, que aún tardaría algún tiempo en arrancar. Lo coloqué en el alféizar de una ventana de mi casa de Madrid y durante una semana me limité a regarlo, a mirarlo. Después afronté el primer gran momento de nuestra vida en común. Compré un tiesto corriente, redondo y pequeño, cuya capacidad aun así duplicaba la del recipiente en el que había llegado a mi casa, y lo trasplanté. Estaba muerta de miedo, pero enseguida empezaron a suceder cosas maravillosas.
     En el instante en el que el bonsái encontró tierra decidió dejar de serlo y convertirse en árbol. Le brotaron dos ramas tiernas, verticales, de un verde claro y flamante, mientras las minúsculas hojitas de la miniatura que ya jamás sería se secaban a toda velocidad. Una semana después, era una planta extraña, muerta en la zona inferior, viva y pujante en esas dos ramas que crecían hacia arriba a una velocidad vertiginosa. Así me lo traje a la playa, a este rincón de la bahía de Cádiz donde todo crece, donde nunca hiela, y esperé a que se aclimatara. Unos días después, volví a trasplantarlo, lo alojé en un tiesto mayor, de tamaño mediano, empecé a ponerle fertilizante y el crecimiento se disparó. Todos los días subía a la azotea a mirarlo, todos los días me recibía con hojas nuevas, pero eso no era lo mejor. Las hojas más antiguas empezaron a desprender reflejos plateados, a ser de verdad hojas de olivo. Así que, antes de volver a Madrid, lo trasplanté por tercera vez, a una maceta enorme, y lo dejé en casa de unos amigos después de hablar con su jardinero y pedirle que me lo regara con mucho cuidado porque era muy importante para mí.
     Mi olivo estuvo un año entero en esa maceta y el año pasado dio tres aceitunas, tres bolitas verdes y preciosas que justificaban el paseo que daba cada tarde sólo para verlas. El verano pasó, tuve que volver a Madrid, dejarlo solo en Cádiz por segunda vez, pero siguió creciendo, atravesó el otoño, sobrevivió al invierno y este año, en primavera, hice un viaje hasta Rota sólo para transportarlo desde la casa de mi amigo hasta mi casa, donde mi jardinero lo plantó en el lugar que yo le había asignado hacía más de un año y medio, en el instante en que nos conocimos en el centro de una mesa. Y siguieron pasando cosas maravillosas.
     Mientras escribo su historia, lo estoy viendo. Ahora mide aproximadamente 1,20 metros y es, indiscutiblemente, un árbol. Su rama principal, la que con el tiempo será la única, ya tiene un tronco sólido, rugoso, que se destaca de las otras, las que perderá cuando crezca un poco más. Y en todas tiene aceitunas, más grandes o más pequeñas, arracimadas o solitarias. Este año, en invierno, vendré a recogerlas. Calculo que, con suerte, pesarán en total 350 gramos, 400 quizás. Y las lavaré, las pondré en salmuera, las aliñaré y me las comeré.
     Ese será el definitivo final feliz de la historia de mi olivo.

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viernes, 22 de enero de 2016

AGUSTINA B. VENTRE -LESPIAUCQ
El olivo regula la cantidad de luz que entra en su copa

Los olivos (Olea europaea) tienen la capacidad de modificar la cantidad y calidad de luz que entra en las capas más internas de la copa, tal y como revela un estudio dirigido por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y en el que participa la Universidad de Granada. Además, estos árboles tienen cierto control sobre la variación de luz diaria y estacional, un control que ejercen a través la distribución de las ramas y las hojas de la copa.
“Que un árbol sea capaz de modular una parte de esa luz, en concreto, la que afecta a las hojas de sombra en el interior de la copa, quiere decir que tiene cierto control sobre la cantidad y distribución de ese recurso energético”, explica Agustina Ventre-Lespiaucq, investigadora del departamento de Biología Vegetal I de la UCM y autora principal del estudio, que se publica en la revista Trees.
Esto significa que el árbol “no está completamente a merced del ambiente, sino que puede adecuarlo en cierta manera a sus necesidades, dentro de unos límites”, puntualiza la ecóloga.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores han analizado dos poblaciones de olivos situadas en dos áreas de la misma latitud pero con diferentes condiciones climáticas: Aldea del Fresno (Madrid) y San Luis (Menorca).
En cinco árboles de tamaño similar de cada zona, los expertos midieron el espectro de ondas de la radiación solar que las plantas usan para hacer la fotosíntesis. Los registros se tomaron en tres partes de la copa: externa, media e interior.

Luz estable todo el año
El estudio se realizó en el mes de julio de 2011 y en febrero de 2012, para estudiar los contrastes de luz entre invierno y verano. Además, se midieron los valores registrados una hora después del amanecer y a mediodía.
“Hasta ahora se pensaba que la luz dentro de las copas era bastante constante a lo largo del día y del año, pero hemos descubierto que esta luz varía a lo largo del día (hay más a mediodía que por la mañana) y hemos confirmado que es regular a lo largo del año”, afirma Ventre Lespiaucq.
El hecho de que la variación diaria se mantenga durante todo el año indica que es el propio árbol el que está modificando la luz con un patrón regular, taly como revela el estudio.
“Mediante la disposición de las ramas y las hojas, el olivo puede regular la luz que llega al interior de su copa y así asegura unas condiciones lumínicas predecibles a lo largo del día y de las estaciones”, indica Rafael Rubio de Casas, investigador del departamaneto de Ecología de la Univerdidad de Granada y otro de los autores del trabajo.

Hojas con “turnos de trabajo”
La distancia geográfica entre las dos poblaciones arbóreas analizadas no influyó en el comportamiento de los árboles ni en cómo afectó la luz a las copas. Según los expertos, la similitud entre los olivos de Menorca y Madrid se debe a que ambas áreas se encuentran en la misma latitud, con las mismas horas de luz.
En cuanto a las estaciones, aunque haya mayor radiación en verano que en invierno, los olivos consiguieron distribuir sus hojas de tal forma que lograron que la luz que llegaba al interior de las copas fuera estable durante todo el año.
Algo parecido ocurre a lo largo del día. La horas de mediodía son muy luminosas y calurosas, lo que puede dañar a la planta. “Las hojas caturan menos luz al mediodía para no quemarse y aprovechar a recoger más en las horas de la mañana”, comenta la ecóloga.
A diferencia de otras plantas como los girasoles, que mueven su hojas, las del olivo están fijas, dividiéndose en hojas de sol y de sombra, en fución de la luz que les llega.
Es el árbol el que decide cuánta luz atrapan sus hojas y cuánta deja que penetre al interior de la copa, es decir, a las hojas de sombra.
“A mediodía entra más luz hacia el interior de las copas que por la mañana, porque las hojas de sol atrapan menos luz para que esta llegue a las hojas de sombra, En otras palabras, las hojas de sol “descansan” a mediodía para que “trabajen” las de sombra, subraya Ventre Lespiaucq.

Referencia Bibliográfica
Agustina B. Ventre-Lespiaucq, Adrián G. Escribano Rocafort, Juan A. Delgado, María Dolores Jiménez, Rafael Rubio de Casas, Carlos Granado-Yela y Luis Berenguer. “Field patterns of temporal variations in the light environment within the crowns of a Mediterranean evergreen tree (Olea europaea)”, Trees, diciembre 2015. DOI: 10.1007/s00468-015-1328-7.

Fuente: UCM/DICYT
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A mi este artículo me remite a las charlas o los libros de Stefano Mancuso. Cuanto más estudiemos los árboles más nos daremos cuenta que han sobrevivido a base de ingenio y adaptaciones sucesivas, manejando a todo "bicho viviente"
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martes, 19 de enero de 2016

ÁNGELES AMBER, (España)
La muerte del abeto


Del libro: Las hormigas no comen la sal

Ni siquiera pudimos asistir a tu entierro...
¿Cómo fue la AGONÍA DEL ABETO GIGANTE?
¿Derramó su resina olorosa en el suelo
o exhalaba fragancias de su VEGETAL SANGRE?

Cuando un ÁRBOL SE MUERE, HENDIDO
POR EL RAYO,
hacen rueda los pájaros, despidiéndose de él,
respetan el vacío dejado por su copa
y de su TRONCO HERIDO parece brotar miel.

Pero, cuando un SERRUCHO ejerce de verdugo
y amparado en la noche derrota la altivez,
aquel surtidor verde que crecía hacia el cielo
pedirá que le amparen, pero nadie lo ve.

Se agitarán, dolidas, sus polícladas ramas,
gritará, con el viento silbando a su través,
recorrerá su tronco la HEMORRAGIA DE LA SAVIA
y, desde sus raíces, preguntará: ¿Por qué?

Adiós, amigo abeto, vegetal estandarte,
ornato de una plaza del antiguo Madrid,
por la noche, en secreto, vinieron a matarte
pero, en nuestra memoria, siempre estarás aquí.

Enfiteuta de soles fue tu alargada estela,
un tupido ramaje tu sombra enriqueció
y, los que te quisimos sólo por contemplarte,
niños, viejos, poetas... te decimos ADIÓS.
 
Información:
http://www.hispanista.org/revista/norte/n1987/340/340.pdf
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sábado, 16 de enero de 2016

IGNACIO ABELLA (Vitoria, 1961)
Árboles de Junta y Concejo

Libro escrito a través de los testimonios, de la memoria de las gentes... Árboles de encuentro mucho más comunes de lo que a priori pudiéramos pensar. El árbol como lugar de encuentro, como centro de confluencia entre paisaje y pasianaje. Ignacio Abella indaga en la memoria de una institución histórica, el Árbol del Concejo, uno de los rasgos más significativos y paradójicamente más olvidados de nuestra historia e identidad: viejos robles, fresnos, olmos, tejos, morales... que fueron centro geográfico y neurálgico de nuestras sociedades. A su amparo se celebraron asambleas, parlamentos y concejos abiertos en una suerte de "dendrocracia" en la que el árbol era la capital, sede y símbolo de toda una tradición profundamente enraizada en gran parte de la vieja Europa. A través de su estudio este libro es una crónica apasionante de nuestro pasado.
Y este libro, como él dice, no es un libro acabado, quiere ser un principio que se enriquecerá con todos los testimonios sobre árboles de concejo que los amantes del árbol le envíen...
http://www.soelarbol.blogspot.com.es/
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miércoles, 13 de enero de 2016

EL BOSQUE TALLADO
El Bolsón - Río Negro - Argentina

Sobre la ladera del cerro Piltriquitrón se creó en 1998 –después de un encuentro de escultores–, un original paseo entre tallas en madera cuya materia prima son los troncos ennegrecidos de un bosque de lengas que hacía años fuera arrasado por el fuego.



Historia de El Bosque Tallado de El Bolsón: 
     
     En 1997 el escultor rosarino Marcelo López reanudó su actividad de escultor, radicado en la
Patagonia, en El Bolson. Fue seleccionado para participar en el Segundo Encuentro Nacional de Escultores de General Roca, Río Negro, organizado por una comisión presidida por el escultor Rafael Roca. En esa ocasión se tallaron piedras de alabastro de gran tamaño. Después de esa experiencia, y caminando los senderos del Cerro Piltriquitron junto a su esposa Gabriela, tuvo la idea de dar vida a un bosque quemado por un incendio hacía varios años.


La consigna fue darle vida nueva a un bosque de lenga quemado en 1978 por la negligencia humana. Había que reconvertir un verdadero cementerio de árboles negruzcos en algo agradable y atractivo. Y como la tarea era tan difícil que ni la todopoderosa ciencia del siglo XX hubiese podido realizarla, se recurrió a las alquimias del arte.




Las esculturas fueron realizadas a 1400 metros sobre el nivel del mar, en la ladera del Cerro Piltriquitrón, por destacados artistas locales y nacionales en los encuentros organizados en noviembre de 1998 y noviembre de 1999.



Los objetivos principales:
  • Enriquecer el patrimonio artístico, cultural y turístico de El Bolsón y la región.
  • Propiciar el intercambio de experiencias creadoras, debate de ideas, conceptos artísticos y todo aquello que fomente la creación, contemplación y demanda de obras de arte.
  • Fomentar el desarrollo de una industria cultural y turística que involucre a los intereses comerciales y turísticos de El Bolsón y la Región.
  • Promocionar a los artistas locales, regionales y nacionales.
  •  Difundir el entorno paisajístico de El Bolsón y la Comarca, ofreciendo al visitante la posibilidad de disfrutar de un nuevo producto turístico-cultural en un medio natural.
  •  Dar nueva vida a un bosque de lengas incendiado en el año 1978 por la negligencia humana.
En la corta caminata hasta El Bosque Tallado de El Bolsón encontramos un entorno paisajístico único con los puntos panorámicos más bellos de la región, lo que sumado al atractivo único y diferente que significa El Bosque Tallado, hacen que este paseo sea un recuerdo inolvidable del paso de los turistas por El Bolsón.




Construcción del Bosque tallado:

Para realizar esta faraónica obra se montó un campamento principal en un claro lindante al bosque, que contó con carpas, generadores eléctricos, mesas, cocinas, alimentos para 30 personas, combustible, agua, maquinaria pesada y equipamiento propio de los artistas. El traslado de todo se realizó a lomo de caballos. En cada encuentro y durante 8 días se tallaron un total de 25 esculturas monumentales sobre troncos caídos y secos previamente trasladados con yunta de bueyes. Este santuario de naturaleza y arte, vegetación maravillosa y aves, se mezclan con formas figurativas y abstractas de 1º nivel artístico.

Todo el mundo se alojaba en el pueblo y a la mañana temprano salían para el bosque en combi y luego llegaban al campamento caminando o a caballo. Durante los ocho días que duró el encuentro se tallaron un total de trece esculturas sobre troncos de lenga centenarios que estaban caídos y secos. Como algunos eran de gran tamaño, se tuvieron que utilizar bueyes para trasladarlos. Sobre bocetos previos o improvisando en el momento, los artistas trabajaron al aire libre y los visitantes podían compartir el proceso creativo. “Tengo un enamoramiento con la lenga”, comentaba la chaqueña Susana Vallone. De sus manos salió una talla con la imagen de pájaros en vuelo. Muy cerca de allí, Angel Marzorati (76 años) iba modelando la madera para crear una estilizada mujer. Unos metros a la derecha, la barilochense Nadia Guthman se esforzaba por alisar su escultura, mientras que los locales Raúl Navarra y Marcelo López recurrían a una motosierra para darle forma a su arte.
"Eran los tiempos en que los árboles deambulaban por las tierras que el hombre llamaba bosques..., porque alguna vez caminaron nuestro mismo suelo..., Cuenta la leyenda que cuando los mortales tomaron el poder del mundo, sus leñosos cuerpos se quedaron quietos para siempre... 

Como llegar al bosque, ubicación.
El bosque se encuentra a 13 kilómetros del centro de El Bolsón, de los cuales dos son por la Ruta 40 hacia el sur y luego 11 kilómetros en camino vehicular de montaña, hasta llegar a los 1200 metros de altura sobre el nivel del mar. A partir de allí es necesario hacer una caminata por un sendero marcado y con una pendiente de 30 grados en algunos tramos. El recorrido a pie es de aproximadamente 40 minutos, que se hacen muy llevaderos por el excepcional entorno natural. Es conveniente llevar agua y calzado apropiado para ese tipo de senderos. En el trayecto se puede parar en los distintos miradores para admirar los picos nevados de los cerros Lindo, Hielo y Azul, y varios ríos.


Mas información:
https://www.interpatagonia.com/elbolson/bosque-tallado-el-bolson.html
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domingo, 10 de enero de 2016

JOSÉ LUIS DELTELL (Madrid, 1953)
Diario de un plantabosques


Ameno y poético diario que muestra cómo plantar bosques con éxito a base de Ecología, tenacidad y amor por la Naturaleza.
Escrito por José Luis Deltell, geólogo, naturalista e infatigable plantador de bosques en el macizo de Ayllón (sistema central español).

Descarga gratis aquí

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jueves, 7 de enero de 2016

VINCENT VAN GOGH, (Países Bajos, 1853-1890)
... y los árboles (1)

 

 

Jean-Baptiste Camille Corot, Ville d'Avray, 1873

Este primer cuadro es una pintura del realista francés del siglo XIX, Corot. Vang Gohg conoció y amó su pintura durante su estancia en París antes de de desplazarse al Midi francés, donde desarrolló toda su carrera pictórica.

Alameda en otoño, 1884 (óleo), Amsterdan RVVG
     Estos paisajes de atardecer tan amados por Vincent, son fiel representación de la influencia del impresionismo que él conocía de su estancia en Paris. Este magnífico paisaje que abunda en naranjas, con esa calle o camino rural flanqueado de álamos, bien podría ser una composicion de Corot (pintor un poco anterior y mas realista, incluso de Curbert que es de los primeros pintores franceses que deja el estudio y sale al campo, a la naturaleza a descubirla y pintarla al natural). Vincent también sale a nutrirse y a desarrollar su sensibilidad mirando, caminando, pateando los campos del mediodía francés. No hay que olvidar que primero se entonaba con absenta y luego vivía una experiencia de empatía extrema con lo que veía. Este es el ánimo y la predisposición de V. Gogh: un sistema nervioso muy excitado, una sensibilidad a flor de piel y un fuerte amor a la naturaleza y a la vida, que le llevaron a apasionarse por la pintura como único vehículo de expresión de su sensibilidad.
     Podemos decir que tuvo una vida trágica y extrema y fue, lo que hoy diríamos, un inadaptado, pero en su afán y amor por dar lo mejor de sí lo consiguió con la pintura, a costa de su tragedia vital.

 Avenida entre álamos en el ocaso, 1884 (óleo), Otterlo RK-M
     Decía que esos primeros cuadros que recuerdan composiciones de Corot -hay que detenerse en la casa al fondo que tiene un trazado torpe, casi infantil-. También la figura femenina es torpe, de factura inexacta o limitada, desde el punto de vista de la realización. 
     V. Gogh consideraba que nunca llegaría a ser un gran pintor por la torpeza de su dibujo, conocía su falta de habilidad, no hay que olvidar que es de los primeros pintores enteramente autodidactas. 
      Pero qué decir de la luz y de la atmósfera naranja envolvente y emocionante que pocos impresionistas consiguieron hacer. Aquí hay que detenerse. Esos árboles son impactantes (no conozco personalmente ninguno de estos dos cuadros y he visto mucha obra en vivo de nuestro amado V. G.) 
     Estos árboles tienen su alma, están mucho más vivos que los de Corot (la composicion es similar, la luz y frescura del natural también, pero en Corot con un gran conocimiento naturalista de pintor académico). V. G. suple su torpeza de dibujo naturalista con su expresividad. Y aquí está una de las cosas que ha dejado para la historia y que ha marcado todo el siglo XX posterior a él. Todo el expresionismo, ese gran estilo que nace en él se irá reinventando a lo largo del siglo pasado (Blau Reiter, Jinete Azul, Expresionistas Alemanes de principios del siglo XX, Expresionistas Abstractos Americanos de los 50, Informalistas, Neoexpresionistas de los 80 y pintores actuales). Todos estamos marcados por algo que tienen ya estos cuadros primeros de V. G.. 
     No me importa repetirme en esta idea para que quede clara. Él no pinta sólo con la mirada, pinta con el corazón, con el alma...  Él se hace árbol, empatiza tanto que no es fiel a la realidad como hacía Corot, al que amaba tanto e intentaba imitar. Se separa de ese realismo porque no sabe hacerlo, no tiene academia, pero lo sustituye con la deformación, la simplificación y ganando emocion.

Texto: Juan Belzunegui, pintor 

Pensamiento: (Trasncripción de una charla con Juan Belzunegui a propósito de los árboles en la pintura de Van Gogh)
      Toda experiencia artística tiene un componente de sutilidad, si no lo alcanzamos no hay esperiencia espiritual, se pierde la espiritualidad.
      Y ¿qué es la sutilidad? Un ejemplo nos lo aclarará. Cuando vemos cuadros reproducidos en el ordenador o en libros... nos perdemos una vibración cromática que sólo la encontramos en el cuadro original y que es la que el pintor ha puesto. Cuando escuchamos música sabemos claramente que es muy distinto escuchar a Mahler en concierto a escucharlo en CD. Esa diferencia es la que explica la gran diferencia al ver estos árboles de Van Gogh en la reprodución que arriba tenemos.
Sería coveniente que nos acercáramos a los museos, lo mismo que a las salas de concierto, etc.
En las artes las diferencias más visibles están en la pintura, la música, el teatro...  porque en la poesía el poema se hace vivo cada vez que alguien lo recrea, lo lee, entonces vuelve a existir.
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lunes, 4 de enero de 2016

ROBERTO RUIZ OLIVA
La Alhambra atesora vides centenarias
La protección y conservación del conjunto monumental se extiende también al patrimonio natural

La Alhambra atesora vides centenarias, cuidadas como en la época nazarí
Vista de la Alhambra desde el mirador de San Nicolás
La esmerada protección y conservación de la Alhambra de Granada no se limita a sus tesoros arquitectónicos, el conjunto monumental reúne también un rico patrimonio natural que se mantiene prácticamente inalterado desde hace siglos, como es el caso de unas vides centenarias, cuidadas como en la época nazarí.
      En la Huerta Grande, una de las cuatro más próximas al entorno del Generalife junto a las de Mercería, Fuente Peña y Colorada, se cultivan al igual que hace siete siglos dos de las variedades de uva más antiguas de Andalucía: Jerezana y Corazón de cabrito. Estas variedades de mesa, no de vinificación, se cuidan con dedicación en un terreno de unos mil metros cuadrados, ubicado en pleno corazón del recinto granadino y que puede ser contemplado por los miles de turistas que visitan la Alhambra y el Generalife.
      "Las huertas son de los elementos más inalterados de todo el conjunto monumental", ha explicado Alberto Merayo, asesor técnico de Jardines y Bosques del Patronato de la Alhambra, que ha destacado que estos cultivos se han ido transmitiendo de padres a hijos desde la conquista cristina.
     En aquella época, el cultivo de la vid debió ser intenso especialmente para su consumo como uva de mesa y junto a otros productos más elaborados como vinagre, pasas e incluso vino.
     Las vides en la Alhambra probablemente se establecían salpicadas, en los bordes de otros cultivos y serían habituales en pequeños huertos más que en grandes extensiones de monocultivo.
     A las centenarias uvas, se suman berenjenas, alcachofas, judías y otras plantaciones ligadas a la agricultura nazarí, a las que se hacía referencia en numerosos tratados medievales sobre la materia y en los que se explicaba cómo se tenían que cultivar o cuáles eran los elementos de fertilización, riego o poda.
     En la actualidad se promueve una gestión respetuosa con el medio ambiente en estas parcelas, en las que se pone en práctica la agricultura ecológica y, como explica Merayo, intentan mantener las técnicas más tradiciones. Además, el Patronato estudia en la actualidad la implantación de un viñedo de vinificación, que podría ponerse en marcha en alguna de esas huertas históricas. Estas huertas están delimitadas por gruesos muros de contención, algunos de los cuales pueden todavía observarse y cuyos límites actuales deben de coincidir de forma aproximada con los de época medieval.
Una dehesa rodeaba la finca, en la cual se criaban caballos, animales de granja e incluso servían de coto de caza para el uso del sultán.
     La Almunia del Generalife era una hacienda ideal para la explotación agrícola y el descanso, con un núcleo de edificación residencial y una vasta extensión de terreno de cultivo y pasto, compartimentada en paratas o bancales mediante cuatro grandes huertas, que aprovechaban sus perfiles orográficos

Leer más: http://www.lavanguardia.com/viajes/20131004/54388409523/alhambra-vides-centenarias-epoca-nazari.html#ixzz3nzlb8Ugb
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viernes, 1 de enero de 2016

George Frideric Handel by Balthasar Denner.jpg
GEORG FRIEDRICH HÄNDEL (Alemania, 1685-1759)
De la ópera "Serse"





Nathalie Stutzmann

     La ópera SERSE se estrenó en Londres el 15 de abril de 1738 sin mucho éxito. El anónimo libretista de Jerjes no presenta a un rey fracasado en su empresa de dominar Grecia, sino a un rey enamorado, que quiere cambiar a su prometida por la novia de su hermano. El argumento es absolutamente flojo, pero está revestido de una gran música.
     La acción transcurre en el 480 a.C. Heródoto en su libro VII de las Historias cuenta que Jerjes encabezó un ejército de más de 100.000 hombres para conquistar Grecia. La belleza y dimensiones de un platanero conmueven al rey, que hace que se detenga la marcha de todo el ejercito. Al día siguiente, le rinde honores como si de un tótem se tratara, rodeando su tronco con una cadena de oro y encarga a la guardia su custodia. Según Heródoto este parón del ejército persa dio tiempo a los griegos a reforzar sus defensas.

del libretto ...
 
N. 2 - Arioso                        
Nº 2 – Arioso

Frondi tenere e belle
del mio platano amato
per voi risplenda il fato.
Tuoni, lampi, e procelle
non v'oltraggino mai la cara pace,
né giunga a profanarvi austro rapace.

Ombra mai fu
di vegetabile,
cara ed amabile,
soave più.
______
Frondas tiernas y bellas
de mi plátano amado,
¡que os favorezca el destino!
Que truenos, relámpagos y tempestades
no turben vuestra querida paz,
ni os logre profanar el viento del sur.

Nunca fue la sombra
de una planta,
más querida
y amable.

(Ammira il platano)             (Contempla el árbol)

Resumen extraído de:
http://classicgrandtour.com/2012/07/22/jerjes-un-rey-enamorado/

Otras interpertaciones...
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