26 abril 2025

En la bahía de Sydney, Australia

LOS EXTRAÑOS PECIOS donde la naturaleza se ha apoderado de ellos
 
Bosque de manglar creciendo en el SS Ayrfield.
Casi en lo mas profundo de la gran bahía de Sidney (Australia), en un lugar tranquilo de aguas poco profundas, se encuentran unos cuantos barcos abandonados, ahora casi olvidados. Entre ellos se ecuentra el SS Ayrfield que fue construído en el Reino Unido en 1911 y navegó con el nombre de SS Corrimal hasta el año de 1950, cuando se le cambió de nombre pasando a ser nombrado como SS Ayrfield. 

SS Ayrfield bajo su antiguo nombre, SS Corrimal, durante sus primeros años.
      Este gigante de acero se movía a vapor, pesaba 1.140 toneladas y medía 71,9 m de eslora. Como muchos gigantes de la época se consideraba indestructible, casi eterno, y se utilizó como barco minero transportando carbón entre Newcastle y Sydney. Durante la segunda Guerra Mundial se adaptó su estructura para funcionar como barco de transporte de tropas y suministros, formando parte de la maquinaria de guerra americana. Después de la guerra otra vez el barco volvió a transportar carbón.
     Cuando en 1972 el SS Ayrfield se envió a la bahía de Homebush, su destino estaba sellado. En esta bahía de Sydney funcionaban unos astilleros de desguace marítimo donde se les sacaba del agua
y se les despojaba de todo lo de valor para fundirlo y reutilizarlo. A veces sólo les quedaba la quilla. Mientras el SS Ayrfield se econtraba en el agua esperando su turno los astilleros tuvieron que cerrar porque el valor de la chatarra se desplomó, los precios ya no hacían rentable este trabajo. Y allí quedó nuestro barco que con el tiempo apoyó su quilla en el barro y se fue oxidando. Después las aves colonizaron los restos y los manglares crecieron con suma tranquilidad en lo que fue su estructura.
     Estos pecios olvidados, al menos hay siete, ahora están cubiertos por una maraña de mangles. La vida ha colonizado la vieja estructura oxidada y una indefinida variedad de criaturas se han aposentado en este rincón de la gran urbe.
El SS Ayrfield, abandonado en Homebush Bay, Sidney.
Más información:
BROOK, Benedict. The bizarre hidden shipwrecks of Sydney Harbour where nature has taken over. News.com.au [en línea]. 11 de junio de 2017 [Consulta 11/07/2023]
GROUNDWATER, Ben. SS Ayrfield, Homebush Bay: The strange Sydney Harbour shipwreck that grew a forest. The Sydney Morning Herald [en línea]. 23 de septiembre de 2020 [Consulta el 11 de julio de 2023].

Submerged secrets: Life thrives beneath Sydney’s waterways. Australian National Maritime Museum [en línea]. 2020. [Consulta 11/07/2023]

El pecio del SS Ayrfield. Imagen: Joshua Hulm


 Los manglares han ocupado el casco oxidado del SS Ayrfield. Imagen: Joshua Hulm
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23 abril 2025

Agresión al árbol... ¿por amor?

LAIA ROIG, en "La Vanguardia", nov-24
¿Es el amor un peligro para los árboles? 

Las marcas hechas por los enamorados en el tronco pueden ser la fuente de diversas enfermedades

Marcas hechas por enamorados en la corteza de un árbol

El amor se expresa de muchas maneras, desde los gestos más sencillos hasta las grandes declaraciones, pero cuando se materializa en actos como marcar el tronco de un árbol, grabando un corazón o los nombres de una pareja, esta expresión se convierte en una contradicción: lo que comienza como una muestra de afecto acaba convirtiéndose en un acto de incivismo y un daño irreparable para los árboles.
“He captado estas fotografías para Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia en un parque madrileño, donde en una hilera de chopos, varios de ellos conservaban grabados outlet de años atrás, pero al mismo tiempo con temas recurrentes, como el amor”, explica Francisco José Eguibar.
      A lo largo de la historia, los enamorados han utilizado los árboles como lienzos naturales para dejar huellas de su paso, pero hoy sabemos que este acto puede tener consecuencias devastadoras para el propio árbol. Lo que antes parecía una tradición inofensiva ahora revela un costo oculto para el medio ambiente.
Haciendo una analogía, podríamos decir que la corteza es a los árboles lo que para nosotros es la piel: una capa protectora que actúa como un escudo ante virus, bacterias y enfermedades. Si nos hacemos un corte en nuestra piel, dependiendo del grado de profundidad, nos exponemos a distintas afectaciones en menor o mayor grado. Los árboles sufren exactamente lo mismo cuando grabamos nuestros nombres en su corteza.
      Según detalla la organización Leave No Trace, la herida provocada en el árbol se convierte en una puerta de entrada a infecciones, y si el daño es lo suficientemente profundo, puede afectar a los sistemas internos del árbol, como el floema y el xilema, que se encargan de transportar agua y nutrientes esenciales para su supervivencia, poniendo en riesgo su vida.
Además, los árboles están conectados por una red de hongos subterráneos que facilita el intercambio de recursos entre ellos. Esto significa que un árbol dañado no solo sufre en solitario, sino que puede generar un efecto dominó que puede amenazar a todo un ecosistema.


     Es paradójico, cuanto menos, que algo tan bonito como el amor desencadene la muerte casi segura del árbol. Las personas enamoradas, en su búsqueda de la eternidad, recurren al acto simbólico de grabar su huella en un árbol como testamento de la inmortalidad de su relación. Sin embargo, toda acción tiene su reacción, y en este caso, la reacción es un daño irreversible en el árbol. Mientras el amor busca perpetuarse, la marca que deja en el árbol se convierte, irónicamente, en una sentencia de muerte para este.
     Es cierto que no todos los cortes son mortales. Un árbol puede curar heridas menores creando una cicatriz, sin embargo, incluso los daños superficiales tienen un impacto duradero.
     Según explica Gerard Gaya, biólogo ambiental y responsable de comunicación de RitmeNatura, “si las marcas son pequeñas, el daño probablemente será menor, pero si estas marcas son grandes o se repiten con el tiempo, pueden afectar gravemente la salud del árbol”. Las heridas profundas, especialmente si se prolongan, pueden comprometer la capacidad del árbol para alimentarse y crecer.
     A pesar de que los árboles tienen mecanismos para cerrar sus heridas, estos procesos pueden ser lentos y no siempre eficaces frente a daños grandes. Esto significa que las marcas talladas en la corteza no solo dejan cicatrices visibles, sino que también pueden poner en riesgo la estabilidad y la salud del árbol durante años.

       Gerard Gaya, miembro del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF), anima a las personas a respetar el medio ambiente: “Siempre que vayamos a la naturaleza tenemos que tratarla con mimo, dejar el entorno tal y como lo habíamos encontrado antes de llegar, esto ya no se aplica solo a cosas tan simples o visibles como tirar basura, sino por ejemplo, romper ramas de árboles o modificar el entorno haciendo estas marcas”. 
Lo hemos leído aquí
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20 abril 2025

"Sangrando en verde" nos cuenta la simbiosis entre Robles, Encinas y sus Micorrizas
Una cooperación vital para su supervivencia


Cuando sembramos una bellota, ya sea de roble o de encina, si lo hacemos en tierra vegetal comercial que carece de hongos micorrizas, la germinación se produce sin problemas y el nuevo arbolito se desarrolla bien durante el primer año gracias a las reservas nutricias de los cotiledones de la bellota, pero en cuanto éstas se acaban, deja de crecer y languidece poco a poco hasta morir de ¡inanición! Sin los nutrientes que el micelio de la micorriza absorbe del sustrato y posteriormente transfiere a las raíces de la pequeña fagácea a través de pequeñas anastomosis micelio-raíz, el joven árbol no puede alimentarse y muere literalmente de hambre.


Joven encina de tres años sembrada de bellota en una maceta con tierra vegetal comercial, pero regada con agua de manantial de montaña cargada de esporas de micorriza de las encinas que crecen alrededor de la surgencia de la fuente, cuyas raíces están profusamente micorrizadas por el micelio blanco del hongo.

Inmenso encinar de la alta montaña mallorquina prácticamente virgen, cuyas raíces crecen en un sustrato pedregoso muy pobre tanto en tierra como en nutrientes, millones de veces lavado por las fuertes lluvias que se llevan los minerales aguas abajo, y que sin embargo crece exuberante y lleno de vida gracias a la maraña de filamentos del micelio de los hongos micorrizas, que rodean sus raíces en un abrazo simbionte en el que ambos seres vivos salen ganando.
 
Nada mas nacer la bellota, su primera raíz pivotante es rodeada rápidamente por una micorriza que le aporta los minerales que tanto necesita para crecer, y el arbolito recién nacido le devuelve el favor transfiriéndole azúcares, proteínas, grasas y vitaminas sintetizadas por sus hojas con la fotosíntesis. Tu me das, yo te doy, una simbiosis positiva que durará toda la vida del árbol, a veces varios siglos. Las encinas mediterráneas son verdaderas campeonas de la supervivencia. Resisten sin problemas tanto el calor tórrido del verano como el frío intenso del invierno.
Raíz de encina rodeada por el micelio blanco del hongo micorriza. Ambos seres vivos simbiontes están unidos por microscópicas anastomosis o conexiones, idénticas a las de los axones y las dendritas de nuestras neuronas cerebrales, salvo que en lugar de transferirse neurotransmisores con órdenes precisas se transfieren nutrientes. Este micelio huele a tierra buena, sana, llena de vida, el mismo aroma delicioso de la hojarasca del sotobosque de un encinar o un robledal.
Alcornocal virgen todavía no hollado por el hombre en el municipio gaditano de Jimena de la Frontera. El sustrato bulle de vida con toneladas y toneladas de micelio micorriza rodeando las raíces, no sólo de los alcornoques sino también de todos los arbustos que visten el sotobosque, cada uno de ellos con su micorriza simbionte específica.(...)

Con el permiso del autor he reproducido una parte  de este interesante artículo, podéis leerlo completo AQUÍ
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17 abril 2025

 GUÍA DE CAMPO PARA DENDRO-MICROHÁBITATS, de 2021

DENDRO-MICROHÁBITATS, desarrollada por el Institut fédéral de recherches sur la forêt, la neige et le paysage WSL (Instituto Federal suizo para la investigación en el ámbito forestal de la nieve y del paisaje).

Gracias al éxito de asistencia del pasado ciclo de arbolado veterano, y en consecuencia al creciente interés suscitado por el colectivo esta temática, se lanza esta guía de campo, en la cual se recoge una amplia descripción de los hábitats más frecuentes que pueden encontrarse en los árboles.

La guía de campo ha sido traducida con la colaboración de los voluntarios del equipo de traducción AEA: José Luís Martínez Sánchez y Marcos Parra Zamorano.



Esta guía os la podéis descargar en este enlace

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14 abril 2025

Árbol de la Separación, Melbourne, Australia



EL ÁRBOL DE LA SEPARACIÓN, Estado de Victoria, Australia

21 de Octubre de 2011
El Árbol de Separación fue un Eucalyptus camaldulensis , comúnmente conocido como goma de río rojo, ubicado en el Royal Botanic Gardens Victoria en Melbourne, Victoria, Australia.
      El árbol era un hito de Melbourne y era conocido como el sitio donde los ciudadanos de la ciudad se congregaron el 15 de noviembre de 1850 para celebrar la noticia de que el Estado de Victoria se iba a separar de la colonia de Nueva Gales del Sur (NSW), noticia anunciada por el gobernador La Trobe. Formalmente se proclamó la nueva Colonia de la Corona de Victoria el 1 de julio de 1851.
2018

     Era uno de los pocos árboles que quedaban en el jardín anterior a la colonización europea. Se encontraba en el césped de Tennyson, a orillas de un espacio pantanoso "billabong" (laguna formada en un meandro de río cuando éste cambia su curso) que ahora forma parte del lago ornamental. El árbol tenía aproximadamente 24 m de altura con un dosel de alrededor de 27 m de ancho y su tronco medía 3,83 m de circunferencia. Una placa conmemorativa del centenario de la separación de las colonias fue colocada en la base del árbol en 1951.
     En 1982, el árbol de separación se inscribió en el Registro de árboles significativos del National Trust of Victoria.
     En 2010 y nuevamente en 2013, el árbol de 400 años, fue dañado en actos vandálicos. En el ataque de 2010 el árbol fue descortezado extrayéndosele alrededor del 90 por ciento del cambium. La herida se agrandó aún más pues el 10% restante quedó destruido en el ataque de 2013.
     El dosel de los árboles y partes del tronco fueron podados en 2015 después de que se confirmara que estaba muerto. En julio de 2015, sólo quedaba el tronco principal y partes de tres ramas del dosel. Hay 26 plantones de árboles jóvenes hijos del árbol original esparcidos por Victoria, incluidos uno de ellos en los jardines botánicos de Melbourne y otro en el jardín de la Casa del Parlamento.


El Jardín Botánico
1910

     El Royal Botanic Gardens Victoria lo componen dos espacios, en Melbourne y en Cranbourne. Melbourne Gardens se fundó en 1846 cuando se reservó un terreno en el lado sur del río Yarra para un nuevo jardín botánico. Se extiende a lo largo de 38 hectáreas que descienden hasta el río con árboles, jardines, lagos y césped. Muestra casi 50.000 plantas individuales que representan 8.500 especies diferentes. Estos se muestran en 30 colecciones de plantas vivas.
      Cranbourne G
ardens se estableció en 1970 cuando los Jardines adquirieron un terreno en la franja urbana del sureste de Melbourne con el fin de establecer un jardín dedicado a las plantas australianas. Un sitio salvaje importante para la conservación de la biodiversidad que se abrió al público en 1989. En el lugar, de 363 hectáreas, los visitantes pueden explorar matorrales, brezales, humedales y bosques nativos. Una de las características de Cranbourne es el Jardín Australiano, que recrea los paisajes y la flora australianos exhibiendo aproximadamente 170.000 plantas de 1.700 variedades. Se completó en 2012.
      Royal Botanic Gardens Victoria es el hogar de la Colección Botánica Estatal, que se encuentra en el Herbario Nacional de Victoria. La colección, que incluye 1,5 millones de plantas, algas y hongos, es el herbario más grande de Australia y Oceanía. También incluye la biblioteca botánica más completa de Australia.

Se localizaba en: Lat: -37.828808   --   Long: 144.984225

Inscripción: 

Bajo este árbol, el 15 de noviembre de 1850, los ciudadanos de Melbourne se felicitaron al recibir la noticia de que Victoria se convertiría en una colonia separada.  

Esta placa fue descubierta el 15 de noviembre de 1951 por Su Excelencia Sir Reginald Dallas Brooks K.C.B., G.M.C., D.S.O., R.M., Gobernador de este estado para conmemorar el comienzo del segundo siglo de autogobierno de Victoria el 1 de julio de 1851.  

Placa: En memoria de Eustace Tracy O.A.M, quien fue responsable de que esta placa fuera restaurada en el "Árbol de Separación" el 20 de noviembre de 2003

Información:
https://www.monumentaustralia.org.au/themes/government/colonial/display/32484-separation-tree-
https://trusttrees.org.au/tree/VIC/Melbourne/Royal_Botanic_Gardens_Birdwood_Avenue_3 (fotos)
https://trusttrees.org.au/


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