domingo, 30 de julio de 2017

ERIK STOKSTAD
Pueblos precolombinos dieron forma a la actual selva amazónica


jueves, 27 de julio de 2017


DINASTÍA ZHOU (Siglos XI-VII a J.C.)
En el monte hay olmos espinosos



En el monte hay olmos espinosos

y en la vega, olmos blancos.
Tienes túnicas, tienes faldones
y no los arrastras, no los levantas;
tienes carruajes, tienes caballos
y no los galopas, no los cabalgas.
Te irás apagando, te morirás
y otros los disfrutarán.

En el monte hay ailantos
y en la vega, encinas.
Tienes patios, tienes salones
y no los riegas, no los barres;
tienes campanas, tienes tambores
y no los tañes, no los tocas.
Te irás apagando, te morirás
y otros los poseerán.

En el monte hay zumaques
y en la vega, castaños.
Tienes comida, tienes bebida
y no tienes cítaras y tambores.
Goza la música
alarga con ella el día.
Te irás apagando, te morirás
y otros entrarán en tus alcobas.
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lunes, 24 de julio de 2017

JOSÉ MARÍA LOPERA (Jaén)
Yo nací entre las raíces del olivo

Yo nací en las raíces del olivo,
ascendí por la savia de su tronco,
me hice hombre de trama en su ramaje,
y me ungí con su bálsamo purísimo
hasta quedar lucerna en luz de alma.
Ahora voy por su savia retorcido,
anudado en inviernos por las ramas,
con muchas cicatrices dolorosas
que el hacha cercenó de mi albedrío.
Como un olivo más puesto en hilera.
Y me siento fecundo, sol de soles,
hecho de tierra y agua en mi estructura,
puro soplo del cosmos nebuloso
por la esencia creativa que derramo
en el óleo divino de mis genes. 
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viernes, 21 de julio de 2017


OLAVO BILAC (Brasil, 1865-1918)
Crepúsculo na mata

Na tarde tropical, arfa e pesa a atmosfera.
A vida, na floresta abafada e sonora,
Úmida exalação de aromas evapora,
E no sangre, na seiva e no húmus acelera.

Tudo, entre sombras, -o ar e o chão, a fauna e a flora,
A erva e o pássaro, a pedra e o tronco, os ninhos e a hera,
A água e o réptil, a folha e o insecto, a flor e a fera,
-Tudo vozeia e estala em estos de pletora.

O amor apresta o gozo e o sacrifício na ara:
Guinchos, berros, zenir, silvar, ululos de ira,
Ruflos, chilros, frufrus, balidos de ternura...

Súbito, a excitação declina, a febre pára:
E misteriosamente, em gemido que expira,
Um surdo beijo mormo alquebra a mata escura...
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martes, 18 de julio de 2017

América, la leyenda de iriko...

NATALIA BOLIVAR
La leyenda de iroko sobre el cielo y la tierra


Recogido por Ignacio Abella
Hasta hace unas pocas décadas, los negros de Cuba mantenían en secreto la cultura y las creencias de su extraordinaria religión afrocubana, tan sólo los iniciados podían acceder al caudal de sus rituales y conocimientos. Fueron dos mujeres blancas, Lydia Cabrera y Natalia Bolívar quienes recogieron de los ancianos el testigo de esta tradición y lo han transmitido al mundo occidental.


De Natalia Bolívar
En el principio reinaba un perfecto entendimiento entre la Tierra y el Cielo. El Cielo velaba sobre la Tierra. La vida era feliz y la muerte venía sin dolor. Todo pertenecía a todos y nadie tenía que gobernar o conquistar. Pero la Tierra comenzó un día a discutir con el Cielo y dijo que ella era más vieja y poderosa, la creadora y sostenedora: “Sin mí el Cielo no tendría apoyo y se desmoronaría, yo creo a todos los seres vivos y los alimento. Todo nace de mí y todo vuelve a mí.” Oba Olorun, el rey Sol, no respondió pero hizo al Cielo una seña y el Cielo se alejó murmurando: “Tu castigo será tan grande como tu orgullo”. Iroko, la Ceiba, comenzó a meditar en medio del gran silencio que sobrevino. Ella tenía sus raíces hundidas en las entrañas de la Tierra, mientras sus ramas se extendían en lo profundo del cielo. Comprendió entonces que había desaparecido la armonía y sobrevendría una gran desgracia. El Cielo dejó de velar sobre la Tierra, paró de llover y un sol implacable hizo desaparecer toda la vegetación.

Así aparecieron sobre el mundo la fealdad y la angustia, la enfermedad, el miedo y la miseria. Tan solo la Ceiba, que desde tiempos inmemoriales había reverenciado al Cielo, permaneció verde y saludable y sirvió de refugio a aquellos que habían podido penetrar el secreto que estaba en sus raíces. Ellos se purificaron a los pies de la Ceiba. Hicieron ruegos y sacrificios y el Cielo al fin se conmovió y envió grandes lluvias sobre la Tierra. Lo que quedaba vivo en ella se salvó gracias al refugio que les ofreció Iroko. Pero desde entonces, aunque todo reverdeció de nuevo, el Cielo ya no es amigo, permanece indiferente. Iroko salvó a la Tierra y, si la vida no es más feliz, la culpa hay que echársela al orgullo...

Este mito coincide con muchos otros por todo el mundo que hablan de los árboles y el bosque como guardianes de la armonía y de la salud física y psíquica del ser humano. Los bosques son incansables tejedores de los delicados equilibrios atmosféricos y climáticos de este planeta, nos alimentan y nos protegen de mil modos distintos. Aún hoy los santeros cubanos se internan en la manigua como quien entra a un templo para recuperar su salud y recoger remedios medicinales para el cuerpo y el espíritu. Las bienaventuranzas del árbol alcanzan todas las dimensiones del ser humano y su entorno.

---Fin---

sábado, 15 de julio de 2017

SUSANA RODRÍGUEZ-ECHEVERRÍA Mimosas una plaga en España


     La invasión de acacias australianas como la Acacia dealbata, más conocida como Mimosa, puede causar graves daños en los suelos de los bosques nativos españoles “si no se apuesta por la prevención y erradicación de estas especies en cuanto se detectan”, según alertan la investigadoras Susana Rodríguez-Echeverría y Paula Lorenzo del Centro de Ecología Funcional de la Universidad de Coimbra, autoras del estudio Cambios provocados en el suelo por la invasión de acacias australianas publicado en la revista Ecosistemas de la Asociación Española de Ecología Terrestre. “Los resultados que presentamos en esta investigación muestran que una vez que se ha producido la invasión es muy costoso y difícil volver al estado original”, explican.

     Rodríguez-Echeverría advierte de la importancia de tener en cuenta este estudio en un país como España, donde la Mimosa es la especie de acacia australiana más extendida. “La Mimosa es una de las invasoras más preocupantes a nivel mundial y aparece naturalizada en diversos puntos de España como la Cornisa Cantábrica, Cataluña, oeste de Castilla y León, Extremadura, Andalucía occidental, Valencia y las Canarias orientales, siendo una invasora preocupante solo en Galicia”, apunta. La autora de esta investigación insiste en que “aunque la Mimosa todavía no constituya una amenaza seria en estas zonas su erradicación sólo es posible en este momento, antes de que se convierta en invasora, ya que esta especie puede convertirse rápidamente en un problema según datos extraídos de otras zonas del mundo”. Este estudio también señala la amenaza que representan otras especies de acacias australianas como la Acacia longifolia, Acacia melanoxylon Acacia saligna  presentes sobre todo en puntos de la costa y en los márgenes de autovías en zonas como Andalucía, Valencia y Cataluña.

El suelo, ese gran olvidado
     En este estudio, las investigadoras Rodríguez-Echeverría y Paula Lorenzo hacen una revisión completa de toda la información científica disponible sobre el impacto de las acacias australianas en los suelos invadidos. “El suelo es muchas veces el gran olvidado en las noticias y programas sobre conservación, sin embargo, tiene un papel esencial en el funcionamiento de los ecosistemas”, destaca.
Uno de los principales riesgos asociados a la invasión por acacias australianas es el aumento de la frecuencia e intensidad de los incendios debido a que estas especies producen una gran cantidad de hojarasca altamente inflamable que se acumula en el suelo de los bosques. Este hecho provoca un doble riesgo para la recuperación de los ecosistemas nativos donde el suelo juega un papel protagonista ya que, según explica la investigadora, “las acacias australianas producen un gran número de semillas que pueden permanecer viables en el suelo durante 40 años y la existencia de fuego actúa como un estimulante para la germinación de las semillas de esta especie que tras un incendio pueden invadir rápidamente el espacio abierto”. Esto hace que la recuperación de una zona invadida por acacias bien establecidas se convierta en una tarea muy complicada, en palabras de Rodríguez-Echeverría “no basta con una intervención que elimine los árboles existentes sino que depende de acciones regulares para destruir las nuevas acacias que se establecen en estos espacios”. Además, según muestra este estudio, las consecuencias de las acacias invasoras en los bosques nativos van mas allá de los incendios, esta especie altera la fertilidad de suelo y disminuye la disponibilidad de agua para otras plantas, cultivos agrícolas o forestales, e introducen bacterias nuevas en los suelos invadidos que pueden tener un efecto negativo sobre las plantas nativas.

La “macdonaldización de la biosfera”
     Durante las últimas décadas el ser humano ha roto muchas barreras geográficas que han permitido la dispersión de numerosas especies invasoras como las acacias australianas, causando graves impactos en la estructura y funcionamiento de los ecosistemas nativos, según apuntan los investigadores Alvaro Alonso y Pilar Castro-Díez en su estudio "Las invasiones biológicas y su impacto en los ecosistemas". Estas invasiones biológicas han sido definidas por algunos autores como la “macdonaldización de la biosfera” y son consideradas como una parte importante, aunque menos conocida, del llamado “cambio global” que sufre nuestro planeta.
     En el caso de España, el coste directo destinado a las medidas de gestión de especies invasoras durante la primera década de este siglo asciende a unos 50.5 millones de euros, según datos recogidos por la investigadora Jara Andreu (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales, CREAF), Monserrat Vila (Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC) y Philip E.Hulme (Centro de Protección Biológica en Lincoln University) en su estudio sobre la percepción de los perjuicios de las plantas exóticas en España. “Estas cifras nos dan una idea de la magnitud del problema ecológico y económico al que nos enfrentamos”, señalan Alvaro Alonso y Pilar Castro-Díez.
     La investigadora Rodríguez-Echeverría concluye que para evitar graves daños en los bosques nativos de España, se debe hacer una mayor inversión en este campo así como en la erradicación de nuevos focos de invasión y, sobre todo, en el control o eliminación de poblaciones invasoras establecidas en áreas protegidas debido al alto riesgo que suponen para estas zonas. Rodríguez-Echeverría considera además que “la mayor apuesta debe hacerse en la prevención a través de la educación y la sensibilización ciudadana, del mantenimiento de los bosques autóctonos en buen estado y también en la prohibición de vender y plantar estas especies”.
     Otro dato sobre la importancia de este problema, es que cada vez son más los miembros de la comunidad científica que van tomando conciencia al respecto, prueba de ello es el auge de las publicaciones científicas en las últimas décadas sobre las evidencias de impactos de las especies exóticas invasoras en diferentes ecosistemas del planeta, según recoge el estudio de Alvaro Alonso y Pilar Castro-Díez.

Mas información:
"Artigo convidado de Susana Rodríguez-Echeverría"
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miércoles, 12 de julio de 2017

UNIVERSIDAD NACIONAL DE CUYO, Argentina
¡Cómo elegir qué árbol plantar! 
 (Ideas para ser imitadas)

Si bien no hay una especie perfecta, existen muchas adecuadas para el mayor número de situaciones posibles. Como explica el ingeniero agrónomo y presidente del Consejo de Defensa del Arbolado Público de Mendoza, Sergio Carrieri, hay árboles para sitios amplios como avenidas o veredas de 5 metros, para sitios medio, barrios o calles y veredas de 3 a 5 metros y para sitios angostos es decir calles o veredas menores de 3 metros. Otra recomendación es tener en cuenta la disponibilidad de agua. En el siguiente interactivo podéis conocer las especies recomendadas, sus características y los sitios adecuados para plantarlas. Podés filtrar las especies por su nombre común y conocer su nombre científico y características pasando el mouse por la imagen.

Además la selección debe basarse en el siguiente orden de prioridades:
  • Ser perfectamente adaptable a las condiciones presentes y futuras de suelo, microclima, ambiente, interrelación con otros servicios y prioridades reales de riego. Una zona, barrio o calle puede tener características ecológicas muy distintas a las de su entorno.
  • Adecuación natural de la rusticidad, forma y tamaño al ancho de vereda y calle; longevidad; con hojas pequeñas o medianas (para evitar taponamientos) caducas de caída rápida; follaje semidenso (para tener luz sin sol); sano. No conviene que el ejemplar tenga elementos carnosos (higiene, patinadas) o peligrosos (espinas, frutos grandes), raíces superficiales o ramaje frágil.
  • Debe evitarse la excesiva variación de especies en tramos cortos, por razones estéticas y para poder unificar tratamientos. Cada especie tiene sus propias necesidades y plagas. De aquellas que reúnan estas condiciones y en armonía con su entorno, elegir la especie más hermosa.

Compartimos una tabla interactiva que nos ayudará a elegir qué árbol plantar en base a diferentes criterios. El espacio disponible, así como las posibilidades de riego, son dos de los factores más importantes para tomar una decisión.

Puede que tengamos el espacio, puede que tengamos elegido el árbol que nos gusta, pero puede que este no sea el adecuado. Elegir qué árbol plantar en un determinado espacio puede ser una decisión más difícil de lo que en un principio creemos, sobre todo porque después, cuando el árbol ya es adulto, si no lo hemos elegido bien nos arrepentiremos.
Información
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domingo, 9 de julio de 2017

IGNACIO ABELLA (Vitoria, 1961)
Eucalipto - La desintegración del paisaje
de "Las voces el bosque"

En ausencia de lo sagrado, nada es sagrado, todo está en venta. (Orens Lyons, nación Onondaga)
"Desde la orilla del mar hasta la cima de las más altas montañas del interior se veían poderosos eucaliptos, esos árboles gigantes de los bosques australes”. (Bernardin de St. Pierre – Bosques de Tasmania)


     Para unos pocos, terratenientes o especuladores, su cultivo es un fabuloso negocio que proporciona grandes beneficios a corto plazo, principalmente convirtiendo la madera en celulosa o en energía para las centrales de biomasa (también sirve para entibado de minas, parquets y otros usos).
     Grandes multinacionales imponen su monocultivo, a menudo con la connivencia de los gobiernos de turno, y han emprendido campañas publicitarias muy agresivas, justificando la implantación de éste árbol y tergiversando su repercusión sobre el entorno local y global. Se presentan investigaciones e informes con conclusiones a la carta para avalar los benéficos efectos de esta especie. Sostienen por ejemplo que es muy eficiente en la captura del CO2 y por tanto en la lucha frente al cambio climático. 
     La realidad es que su eficacia en este sentido es nula y prácticamente todo el carbono atrapado vuelve a liberarse de forma rapidísima a la atmósfera, mientras que los bosques autóctonos que desplaza sí hubieran sido muy útiles en este sentido. Se asegura también que crea puestos de trabajo, pero no se habla de los que destruye, al desintegrar la trama social y cultural de los paisajes.
     El interés de las empresas es claro. Propugnan la plantación de grandes extensiones para obtener su materia prima al menor coste posible. En la perversa lógica especulativa, el razonamiento es impecable. Cuando los vaivenes del mercado lo aconsejen, irán a invertir en otro lado. Muchos terratenientes han optado por el eucalipto para obtener beneficios fáciles en una economía rural amenazada por el abandono y el declive de los antiguos sistemas.
     Pero el precio es demasiado alto. La salvaje invasión de los eucaliptales ha tenido un efecto letal para los ganaderos y campesinos que han visto cómo la voracidad de estos nuevos vecinos que sobrepasan en unos pocos años los 20 metros de altura, secaba las fuentes, empobrecía prados y tierras de labor aledaños y sumía en permanente sombra incluso las casas de los pueblos. Sus secuelas son por otra parte fatales al suplantar las especies y usos tradicionales y atentar contra la biodiversidad y el propio futuro de los paisajes y las comunidades que los habitan.
     El eucaliptal se ha convertido así en la antítesis del bosque. Y lo que es peor, una vez plantado, resulta muy difícil y costoso erradicarlo para reconvertir el terreno a otro cultivo o actividad. Francis Hallé, experto en bosques primarios lleva décadas alertando de las consecuencias del cultivo generalizado de estas especies: “La mundialización de los árboles está en marcha – dice este botánico – pero he aquí que favorece sobre todo a los industriales de los países ricos, en cuanto a la gente de los países pobres sus árboles favoritos son especies humildes que no interesan a los financieros ni a los tecnócratas.”
     España y Portugal, Estados Unidos, Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, la India, China, Etiopía… son algunos de los países más afectados por este monocultivo. El problema se agudiza en las comunidades más arraigadas como los mapuches, que ven sus paisajes y territorios ancestrales invadidos por empresas sin escrúpulos que aniquilan su economía, su cultura y su identidad. Su oposición a esta nueva forma de conquista, es reprimida de forma implacable.
 
¿FUTURO? Los paisanos y especialmente las administraciones deben pensar que llega un momento en el que las cuentas no salen (véase lo que sucedió con el ladrillo). Porque cae la demanda de papel, porque se ha saturado el mercado, porque otros países venden a precios más competitivos, etc. Es entonces cuando se descubre que la reconversión de las plantaciones es muy cara y difícil y el eucalipto se revela como un verdadero lastre para el futuro de una región que no puede disponer de los terrenos ocupados.
     El elevado riesgo de incendio del eucaliptal y su facilidad para asilvestrarse e invadir de forma natural otros terrenos, constituyen problemas añadidos. Una vez más gobiernos y compañías juegan al margen de los intereses de los pueblos y sus territorios, empobreciendo de forma casi irreversible suelos, paisajes y personas.
     Frente al secuestro del futuro que representa el eucalipto hemos de encontrar la forma de reconvertir estas plantaciones y utilizar alternativas autóctonas como el abedul. Su rendimiento no es tan grande, pero sus beneficios a otros niveles, compensan su utilización. Paisanos y ciudadanos, podemos, reducir el consumo de papel, reciclar y cuando es posible, trabajar activamente en la divulgación y denuncia de estos falsos bosques. (Ver Integral Práctica)
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lunes, 3 de julio de 2017

Ratón de campo (Apodemus sylvaticus)
RATÓN DE CAMPO Y ...
ETSI de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM)
Los ratones de campo, ingenieros de la regeneración forestal

    Las bellotas, que son los frutos de robles, encinas, alcornoques y quejigos, resultan un alimento muy nutritivo y apetecido por buena parte de la fauna. Son muchos los animales implicados en el consumo de bellotas, desde pequeños escarabajos que perforan la cáscara para alimentarse de las reservas, hasta grandes corzos y jabalíes que las comen ávidamente, pasando por animales de tamaño medio como los ratones de campo o aves tan vistosas como el arrendajo o el trepador azul.
     Sin embargo, no todos ellos se dedican solo a comer bellotas sino que además algunos las esconden en madrigueras, bajo el suelo, o en oquedades junto a los troncos de los árboles. Estos animales son los denominados 'dispersores', porque se encargan de transportar las bellotas y almacenarlas en aquellos lugares donde no puedan ser descubiertas por otros. Las que queden enterradas y olvidadas darán lugar a nuevas plántulas de roble, que remplazarán los viejos árboles, manteniéndose así la dinámica natural del bosque.

     Las bellotas se componen básicamente de reservas (lípidos) y presentan un embrión muy pequeño (menos del 1% de su volumen). Así, mientras el embrión sobreviva, la bellota podrá germinar. Los estudios realizados demuestran que los ratones de campo, que pueden llegar a pesar 36 gramos, no son capaces de consumir por completo las bellotas de mayor tamaño (hasta 13 gramos), con lo que quedan saciados y dejan parte de la bellota sin consumir. Sin embargo, estas bellotas, aún estando parcialmente comidas, presentan suficientes reservas para poder germinar, desarrollarse y dar lugar a pequeños robles.

Los robles sacan partido de los ratones
     Estos estudios, publicados en Journal of Ecology, han permitido demostrar cómo los robles se benefician de los ratones para que estos muevan sus pesadas semillas, colonicen nuevos lugares y dispersen sus genes. A su vez, los ratones se alimentarán de algunas de estas bellotas, frutos esenciales para pasar el invierno, estableciéndose así una relación de mutuo beneficio entre el árbol y el animal.
     Si las bellotas no fueran dispersadas y enterradas por los ratones, quedarían todas bajo la copa del árbol donde la competencia con otras bellotas para dar lugar a un nuevo árbol sería mucho mayor y donde consumidores de bellotas como los jabalíes o los ciervos las podrían destruir.
     Los ratones, al dispersar y enterrar una a una las bellotas, hacen que estas pasen desapercibidas a otros animales. Así, el papel del ratón de campo en la regeneración de nuestros bosques de roble parece incuestionable. Una de las funciones principales del ingeniero forestal es asegurar la regeneración de nuestros bosques. Pero la naturaleza ya ha ingeniado sus propios mecanismos. El ratón de campo ha demostrado ser un ingeniero forestal sin título pero con especialidad en “dispersión de bellotas”.

Bibliografía:
Perea R, San Miguel A, Gil L. "Leftovers in seed dispersal: ecological implications of partial seed consumption for oak regeneration" Journal of Ecology 99 (1): 194-201. 2011.
Zona geográfica: Comunidad de Madrid
Fuente: Universidad Politécnica de Madrid

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