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2/17/2025

El Ginkgo del templo Zoshigaya Kishimojin, Tokio

EL GINKGO QUE DA HIJOS
Historia del templo Zoshigaya Kishimojindo 
 

Kishimojindo es un templo dentro del recinto de Ikosan Homyoji, un templo budista Nichiren (una rama budista). El templo fue fundado originalmente en 810 como Ikoji, un templo de la secta Shingon, pero en 1312, se dice que Nichigen Shonin, uno de los discípulos de Nichiren Shonin, se convirtió a la secta Nichiren y lo rebautizó como Ikoji. El templo Kishimojindo se fundó cuando un hombre llamado Yamamura Tan’emon desenterró una estatua del Kishimojin en el área alrededor de la actual Mejiro-dai y la dedicó al templo llamado Toyobo, que luego se fusionó con Homyoji. La remodelación del templo actual es de 1664, en el período Edo (1603-1868). Fue designado Bien Cultural Tangible por el Gobierno Metropolitano de Tokio durante el período Showa, cuando fue desmantelado y restaurado (periodo del emperador Hirohito 1926-1989) y es Bien Cultural Importante Nacional en el período Heisei (1989-actual).

Kishimojin

     Kishimojin, también llamada Kariteimo, es una deidad india, una madre que busca proteger a todos los niños del mundo de cualquier daño. Como Demonio -Yaksha-, se dice que dio a luz a mil niños. Sin embargo, la gente la temía y la odiaba porque tomaba niños de las áreas vecinas y se los comía. Buda decidió salvar a Kishimojin de su error y escondió al hijo más pequeño de ésta. La historia dice que al hacerle sentir el dolor de perder a un hijo, hizo que se diera cuenta de su error y se arrepintiera. Kishimojin juró convertirse en la diosa del parto seguro y tranquilo, y desde entonces es profundamente venerada. La estatua de Kishimojin en el templo Homyoji no tiene la forma de un demonio, sino de un hermoso bodhisattva (un ser destinado a Despertar, a ser un futuro Buddha) que lleva un hagoromo (túnica celestial) y un yoraku (collar budista dorado), sosteniendo un bebé. El nombre de Kishimojin contiene la letra 鬼 que significa demonio. Pero oficialmente, cuando se escribe en el nombre de Kishimojin, la letra 鬼 se escribe sin el "cuerno" en la parte superior.
     En Daikokudo, en el distrito de Kishimojindo, los domingos y los días festivos (8, 18 y 28 de cada mes) puedes comprar los dango osen (bolas de masa de arroz dulces). El nombre de esta golosina significa mil, en honor a los mil hijos de Kishimojin, con la esperanza de que las personas que coman estos dulces sean bendecidas con muchos hijos.


El gran Ginkgo

     El gran árbol de ginkgo que se encuentra en el recinto del templo es el árbol sagrado del salón Kishimojindo. Se dice que tiene unos 700 años y está sano y fuerte. El árbol mide 32,5 metros de altura, la circunferencia del tronco es de 6,63 metros y sus ramas se extienden unos 10 metros en todas direcciones. Fue nombrado Monumento Natural por el Gobierno Metropolitano de Tokio. Desde el período Edo, la gente ha creído que abrazar a este ginkgo te bendecirá con hijos y aportará fertilidad a los fieles. Por eso es ampliamente conocido y querido como el "Ginkgo que da hijos".

Takeyoshi Inarido

     En el recinto del templo también se encuentra el Takeyoshi Inarido, con su llamativa hilera de puertas torii rojas. La deidad principal de este recinto es Uka-no-mitama, que se dice que es el dios de la comida, la agricultura, la industria y el comercio. Antes de que se construyera el salón Kishimojindo, la tierra que rodea esta zona se llamaba "Bosque de Inari". Desde entonces, este dios ha protegido la zona y es adorado por la gente de los alrededores. Frente al santuario, hay estatuas de zorros sentadas a ambos lados, y el zorro de la izquierda tiene un pergamino en la boca. Junto con la hilera de puertas torii, es un lugar popular para tomar fotografías.

Hokushin Myoken Daibosatsu

     La parte trasera del salón principal se encuentra consagrado el Hokushin Myoken Daibosatsu, conocido popularmente como "Myoken-san". Se dice que protege la tierra, aleja diversos problemas y desastres, mantiene alejados a los enemigos y prolonga la vida.

Información:
https://japon-secreto.com/tag/dango/
https://foundjapan.jp/en/2206_kishimojindo_temple/#


Nº 154

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11/25/2024

Un Ginkgo en Korea del Sur

EL GINKGO DE BANGYE-RI, WONJU, KOREA DEL SUR

El Ginkgo biloba es una de las especies arbóreas más antiguas, por lo que se le denomina «fósil viviente». Está ampliamente distribuido en Korea, Japón y China. El árbol se importó por primera vez a Corea cuando el confucianismo y el budismo se introdujeron desde China. En Corea, el Ginkgo biloba se ha utilizado para pabellones o calles arboladas, ya que tiene un hermoso follaje otoñal y es resistente al tizón y a los insectos dañinos, además de proporcionar sombra.

Clasificación: Patrimonio natural/monumento natural/hito cultural e histórico/folclore
Unidad/ extensión : 1 árbol
Fecha de designación/registro: 31 de enero de 1964
Ubicación: 1495-1 beonji, Bangye-ri, Munmak-eup, Wonju-si, Gangwon-do
Propietario (grupo propietario): Ciudad de Wonju y otros
Gerente: Ciudad de Wonju

     Se calcula que el árbol de ginkgo de Bangye-ri tiene entre 800 y 1.000 años. Con sus ramas extendidas en todas direcciones, da una impresión general de majestuosidad, pero algunas ramas están sostenidas por puntales, ya que están debilitadas y pueden romperse fácilmente.
    En este pueblo se cuentan varias leyendas y cuentos sobre este árbol. Según una de ellas, un hombre del clan Lee de Seongju plantó el árbol y lo cuidó antes de abandonar la aldea. En otro relato, un monje paró en este pueblo para beber agua cuando pasó por el pueblo de camino a otra región y dejó su bastón a la salida del pueblo. El bastón creció y se convirtió en el árbol ginkgo. Además, creyendo que el árbol estaba habitado por una serpiente blanca, los aldeanos lo consideraban un árbol sagrado que no se debía tocar, y pensaban que tendrían una buena cosecha si en otoño las hojas del árbol se volvían amarillas todas a la vez.
    El ginkgo de Bangye-ri, como árbol viejo y alto que ha sido cuidado por los lugareños durante siglos y venerado como árbol sagrado en relación con muchas leyendas y cuentos, es un material valioso para comprender la cultura popular de la zona. Por esta razón, ha sido designado y protegido como monumento natural.
Lo hemos leído aquí 
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10/20/2024

ÁLVARO BAYÓN, en "Muy Interesante", enero24
¿Cuál es el árbol con la reproducción más extraña? El secreto de Ginkgo biloba


Descubre la reproducción única del misterioso Ginkgo biloba, un auténtico fósil viviente con la forma de reproducción más extraña del reino vegetal.

La reproducción de los árboles es un proceso fascinante y complejo que involucra diferentes mecanismos biológicos. Por un lado, la mayoría se reproduce vegetativamente, a través de rebrotes desde la raíz o de ramas que emiten nuevas raíces. Estos sistemas, de hecho, se aprovechan en jardinería y en la producción de frutales para obtener muchos clones de un solo individuo, mediante esquejes o acodos.
     Pero sin duda, la forma más habitual de reproducción en árboles es la sexual, mediante las flores. Una de las piezas florales, el estambre, produce los granos de polen, que contienen en su interior los gametos masculinos —normalmente dos por cada grano de polen—. Esta estructura, que en botánica se denomina gametofito masculino, es transportada por la acción del viento o los animales desde las flores masculinas a las femeninas. A su llegada, el grano de polen emite un tubo polínico que se adentra en el interior de la flor, e introduce los gametos femeninos destinados a fertilizar los óvulos. El resultado del proceso es la formación de semillas, que se desarrollarán dentro de los frutos.

      Pero existe un árbol cuya reproducción es completamente distinta: no forma frutos, no dispone de flores y, de hecho, no siempre la polinización sucede en el propio árbol. Hablamos de Ginkgo biloba

Un legado de millones de años

     Originario de China, Ginkgo biloba es un superviviente de un pequeño valle en este país, donde ha persistido durante eones. Considerado como árbol sagrado para la cultura china, sus hojas en forma de abanico y únicas en el reino vegetal, son símbolo de longevidad y resistencia, y se le atribuyen propiedades medicinales —que no han sido científicamente comprobadas—.
     Ginkgo biloba es el último representante vivo del grupo de los ginkgoales, una división de gimnospermas que alguna vez se diversificó en abundancia. Este árbol es notable por su condición de "fósil viviente": el árbol más antiguo conocido, con un linaje que se remonta al período Pérmico, hace unos 300 millones de años, mucho antes de la aparición de los dinosaurios. Aunque el género Ginkgo aparece en el registro fósil hace unos 170 millones de años, y la especie G. biloba tiene, según datos de la investigadora Dana L. Royer y sus colaboradores, en torno a 51 millones de años, lo cierto es que este linaje ha mantenido una morfología muy estable desde su aparición, sobreviviendo a dos eventos de extinción masiva.

  Un árbol sin flores ni frutos

     Como se ha dicho, muchos árboles pueden propagarse vegetativamente, mediante acodos o esquejes. No es difícil obtener con estos métodos un pequeño ejemplar de ginkgo a partir de una rama viva de otro. Pero en lo que se refiere a la reproducción sexual, que involucra el polen y las semillas, con el ginkgo todo se complica.
     Ginkgo biloba es un árbol dioico, con árboles machos y hembras separados —como el kiwi o el pistacho–. El árbol macho produce granos de polen y, como es habitual, son transferidos a su destino, en este caso, por el viento. Pero los puntos en común con cualquier otra planta terminan aquí.
     La hembra también produce óvulos, pero no en el interior de flores, como las angiospermas, ni en conos, como las gimnospermas, sino que se mantienen en una estructura denominada arquegonio. Madura pronto formando un cuerpo esférico semejante a un fruto, pero en el ginkgo no es un fruto auténtico, sino una semilla desnuda y sin fecundar, cuyas capas externas, carnosas y jugosas, le dan un aspecto parecido a una ciruela pequeña. Pero su apetitosa apariencia no debe llevar a error: produce altas concentraciones de ácido butírico, causante de un olor y sabor a mantequilla rancia, e incluso a vómito cuando está suficientemente maduro. 

Arquegonios de Ginkgo biloba, un sitema de fecundación único

Un sistema de fecundación único

     Al arquegonio es donde llega el polen destinado a fecundar la semilla. Pero el gametofito masculino no emite un tubo polínico para depositar los gametos en el interior. Los gametos masculinos del ginkgo son flagelados, como los espermatozoides de los animales, un rasgo común en algas, pero que en las plantas con semilla solo existe en otro grupo: las cícadas. Cuando el grano de polen llega al óvulo, este segrega una gota de fluido que facilita que los espermatozoides naden buscando fertilizar, gracias a su flagelo.
     Pero tal vez, el suceso más fascinante de todos es que no es necesario que el arquegonio esté en el árbol para que se produzca la fertilización. Antiguamente se pensaba que era necesario que el arquegonio cayera del árbol y sus capas externas comenzaran a pudrirse para ser fertilizado, y que por lo tanto, Ginkgo biloba era un árbol ‘vivíparo’. Hoy, gracias a la investigación de Ben F. Holt y Gar W. Rothwell, de la Universidad de Ohio, se sabe que no es necesario, y que la fertilización puede suceder en el árbol. Pero también es cierto que, si las condiciones lo requieren, el espermatozoide puede unirse a la semilla y desarrollarse el embrión después de que esta caiga al suelo, desprendiendo su inconfundible hedor.

Referencias:
Holt, B. F. et al. 1997. Is Ginkgo biloba (Ginkgoaceae) really an oviparous plant? American Journal of Botany, 84(6), 870-872. DOI: 10.2307/2445823
Huh, H. et al. 1992. The Botany and Chemistry of Ginkgo biloba L. Journal of Herbs, Spices & Medicinal Plants, 1, 91-124. DOI: 10.1300/J044V01N01_10
Mao, D. et al. 2022. Uncovering the Secrets of Secretory Fluids During the Reproductive Process in Ginkgo biloba. Critical Reviews in Plant Sciences, 41, 161-175. DOI: 10.1080/07352689.2022.2066805
Pérez Morales, C. 1999. Morfología de espermatófitos. Ed. Celarayn.
Rothwell, G. et al. 1997. Fossils and Phenology in the Evolution of Ginkgo biloba. 223-230. DOI: 10.1007/978-4-431-68416-9_17
Royer, D. L. et al. 2003. Ecological conservatism in the “living fossil” Ginkgo. Paleobiology, 29(1), 84-104. DOI: 10.1666/0094-8373(2003)029<0084:ECITLF>2.0.CO; 

Fotos de Álvaro Bayón - Lo hemos leído aquí

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8/21/2024

Takahashi en Okayama, el cronista de Japón (072 - 013)

TAKAHASHI HIROSHI (JAPÓN, 1960)

El ichō del templo de Bodaiji (prefectura de Okayama)

Especie: Ichō (Ginkgo biloba, familia Ginkgoaceae, género Ginkgo)
Dirección: Kōen 1532, Nagi-chō, Katsuta-gun, Okayama-ken 708-1307.
Perímetro del tronco: 11,9 m.       Altura: 30 m.          Edad: 900 (atribuida)
Designado monumento natural nacional.
Tamaño ★★★★    Vigor ★★★★★     Porte ★★★★
Calidad del ramaje ★★★★     Majestuosidad ★★★★★

     Me gustaría presentarles ahora el austero aspecto que muestra el ichō (Ginkgo biloba) más grande de la región de Chūgoku, que fue presentado ya en el artículo La estación más verde.
     A media ladera del monte Nagi, a una altitud de 600 metros, se encuentra el templo budista de Bodaiji. Acercándonos al edificio principal procedentes del aparcamiento, atraerá inmediatamente nuestra vista, al fondo del recinto, a mano derecha, un gran ichō que se alza imponente, como figura principal sobre un fondo de cedros japoneses (sugi).
     El templo de Bodaiji es el lugar donde se preparó entre los nueve y los 13 años el sabio budista Hōnen (1133-1212), fundador de la secta de la Tierra Pura (Jōdoshū). Se dice que el ichō se desarrolló a partir de un bastón o rama que Hōnen clavó en el suelo en un gesto de determinación en su empeño por coronar con el éxito su formación educativa.
     Durante algún tiempo, el templo quedó abandonado y su recinto ofrecía una ruinosa imagen, pero ahora luce tan bello que parece otro, pues es objeto de un cuidadoso mantenimiento y además de parking tiene también servicios. Alrededor del árbol se han instalado corredores de madera elevados sobre estacas para evitar dañar las raíces, una muestra del celo con que está siendo preservado. Muestra el gigante, como es típico en los ichō de sexo masculino, unas magníficas raíces aéreas, raíces que se extienden a partir del tronco y de las ramas. Las que cuelgan de una gran rama horizontal a modo de innumerables estalactitas son realmente inigualables. Da la sensación de que cada una de esas raíces fuera extendiéndose por propia voluntad.
     Estas raíces aéreas se denominan normalmente chichi u oppai (tetas) pero aquí, en el municipio de Nagi, reciben el nombre de rengi, forma dialectal de la palabra japonesa surikogi (mano de mortero), y su parecido con este objeto es innegable. Esta comarca es de copiosas nevadas y, según se dice, en la era Tenmei (1781-1789) una gran rama que se extendía hacia el norte cedió al peso de la nieve hasta quedar en contacto con el suelo, de donde surgió un nuevo tronco. Una buena muestra de la asombrosa vitalidad que tiene el ichō.
     Presenta este ejemplar el poderoso porte que caracteriza a su especie, con mayor anchura de tronco a una cierta altura que en la base. Durante el estío su follaje es tan lujuriante que no permite obtener una imagen de conjunto, mientras que en invierno se muestra literalmente cubierto de unas ramillas finas como agujas que crecen profusamente por todo su tronco. Como debió de perder su tronco principal original, cabe pensar que con este desarrollo de nuevas ramillas trata de sostener el nivel de fotosíntesis. Con esa corpulencia que tiene, parece un ser robusto e inamovible, pero lo cierto es que está luchando con todas sus fuerzas para no debilitarse.
     Los momentos más recomendables para visitarlo son el otoño, cuando sus hojas se tiñen de amarillo, y el invierno, cuando está asegurado el espectáculo de esa fuerza casi terrorífica de sus raíces aéreas, que quedan totalmente al descubierto una vez perdido el follaje.
     Entre mediados y finales de noviembre el tono amarillo de su manto otoñal alcanza su mayor esplendor, realzado desde 2012 por la iluminación nocturna. La fantástica visión de este gigante iluminado en medio de la oscuridad se convertirá, sin ninguna duda, en una experiencia inolvidable.

Nº 072
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12/17/2023

Takahashi en Aomori, el cronista de Japón (061)

TAKAHASHI HIROSHI
El Gran Ichō de Ichōnokikubo (prefectura de Aomori). Los Ginkgos

Cuando el otoño se acerca a su fin, los ichō (Ginkgo biloba) tiñen de un intenso amarillo los recintos de los santuarios sintoístas, los parques y otros espacios. Para los japoneses, es una especie arbórea muy cercana, pero taxonómicamente hablando es una rareza, sin compañeros de género ni de familia, además de un “fósil viviente” que sobrevivió a las glaciaciones.
     El ichō (Ginkgo biloba) es una de las especies arbóreas que más familiares resultan a los japoneses. Predilecto a la hora de arborizar parques y bulevares, tiene también una gran presencia entre los gigantes con tratamiento de árboles sagrados en los santuarios sintoístas. El ichō está, pues, perfectamente integrado en el paisaje en el que se desarrolla el día a día de los japoneses.
     Se cree que el ichō alcanzó una respetable extensión geográfica por todo el mundo entre la era Mesozoica y el periodo Neógeno de la era Cenozoica, pero que hace aproximadamente un millón de años entró en un lento declive, hasta acercarse peligrosamente a su extinción. Su área original se sitúa en China y aunque no existe unanimidad sobre cuándo fue introducido en Japón, su llegada debió de ocurrir en algún momento entre el inicio del periodo Heian (794-1185) y el fin del periodo Muromachi (1336-1573). Lo más probable es que la especie lleve en Japón entre 600 y 700 años.
     El ichō, tal vez un superviviente de las glaciaciones, es un árbol solitario, pues no existen otras especies del mismo género ni otros géneros de la misma familia. Se habla de él como de un fósil viviente. En Japón es tan común que no nos damos cuenta de que en realidad es una especie preciosa, incluida entre las que corren peligro de extinción en el conjunto del mundo. Ciertamente, hasta hace unos 200 años el ichō crecía solo en el Nordeste de Asia, pero actualmente se cultiva en muchos países, por lo que se cree que tarde o temprano abandonará la lista de las especies amenazadas.



Especie: Ichō (Ginkgo biloba, familia Ginkgoaceae, género Ginkgo)
Dirección: Aza-Ichōnoki, Dōbutsu, Hashikami-chō, Sannohe-gun, Aomori-ken 039-1201.
Perímetro del tronco: 13,28 m.
Altura: 27 m (medición del autor).
Edad: 1.000 años.
Designado Monumento Natural del Municipio de Hashikami.
Tamaño ★★★★       Vigor ★★★★      Porte ★★★★★     Calidad del ramaje ★★★★★       Majestuosidad ★★★★

     Durante mucho tiempo este ichō permaneció oculto a los ojos del mundo y ni siquiera aparecía en las conversaciones entre los aficionados a los árboles gigantes. Los datos publicados por el Ministerio de Medio Ambiente decían que el perímetro de su tronco era de 10 metros, pero cuando, en 2001, hice una medición in situ, descubrí que la realidad superaba ampliamente las cifras documentadas, pues el grosor de su tronco resultó ser de 13,28 m, lo cual lo situaba entre los 10 de mayor tamaño del país, según los datos manejados entonces por ese mismo ministerio. No tendré que decir que me apresuré a registrar los nuevos datos y esto dio lugar a que, poco a poco, este ejemplar fuera dándose a conocer.
     Lo que extraña es que, habiendo alcanzado estas dimensiones, este árbol no hubiera recibido un nombre hasta hace poco menos de un decenio. Los lugareños se referían a él como “el ichō”. Por lo visto, para ellos no pasaba de ser un gran ejemplar de dicha especie. Su momento le llegó hace ahora unos ocho años, cuando hubo que fijar un nombre oficial para el árbol, que iba a ser designado Monumento Natural Municipal. El municipio se puso en contacto con el Nippara Shinrinkan (Nippara Forest Hall), donde se guardan los datos sobre árboles gigantes del citado ministerio, y entre el encargado del municipio y yo decidimos denominarlo Gran Ichō de Ichōnokikubo. Como se desprende de la existencia de un topónimo como ese (Ichōnokikubo significa “hondonada del ichō”), este árbol ha sido desde antiguo algo así como un símbolo para la comarca. Se dice que, debido a sus abundantes raíces aéreas, que cuelgan del tronco y de las ramas adoptando formas similares a ubres, eran especialmente las madres que daban el pecho a sus bebés quienes se acercaban a él con más devoción.
     Por su porte, este ejemplar no le iba a la zaga a ningún otro ichō del país, pero los fuertes vientos que soplaron en 2011 le abatieron una gran rama, que destacaba por su abundancia de raíces aéreas. Es una verdadera pena que el árbol perdiera aquella gran rama que tanto carácter le imprimía, porque con ella perdió también su original silueta.
     Pero de la gran rama abatida han nacido brotes y si alguno de ellos sale adelante podría crecer y desarrollarse acoplándose con el tronco principal. De esa forma, quién sabe si llegará un día, dentro quizás de algunos cientos de años, en que este ejemplar sea coronado como el mayor ichō de todo el país.


Nº 061

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8/24/2023

HÉCTOR RODRÍGUEZ, (en Nat. Geogr-2022)
Ginkgo biloba, el árbol que quería ser inmortal


El estudio sobre el envejecimiento de las plantas más completo realizado hasta la fecha, revela algunos de los mecanismos moleculares que permiten al Ginkgo biloba sobrevivir durante tanto tiempo.
     El envejecimiento tiene lugar en la mayoría de los organismos multicelulares. Con frecuencia se trata de un proceso que viene acompañado del desgaste de los telómeros, alteraciones epigenéticas, pérdida de proteostasis -mecanismo que mantiene el correcto funcionamiento de las proteínas- y mutaciones de las células no reproductoras. Sin embargo, en las plantas, el envejecimiento es complejo y está regulado por diversos factores genéticos y ambientales.
     Si el envejecimiento está asociado con el deterioro del crecimiento y la diferenciación de las células, otro proceso, la senescencia, desemboca en la muerte y es la última etapa del desarrollo. La muerte celular programada y la senescencia de las hojas de las plantas, tanto a nivel celular como tisular -de los tejidos del organismo-
han sido estudiados ampliamente, sin embargo, debido a los complejos ciclos de vida de las plantas, las teorías evolutivas del envejecimiento vegetal habían sido generalmente objeto de poca atención, por lo que los mecanismos subyacentes al envejecimiento a nivel de toda la planta siguen albergando grandes misterios.

Árboles longevos, mas no viejos
     No obstante ahora, en el estudio sobre el envejecimiento de plantas más completo realizado hasta la fecha, los investigadores han revelado algunos de los mecanismos moleculares que permiten al Ginkgo biloba, y tal vez otros árboles, sobrevivir durante tanto tiempo. Los resultados se recogen esta en la revista PNAS en el artículo titulado "Multifeature analyses of vascular cambial cells reveal longevity mechanisms in old Ginkgo biloba trees". Dicho estudio viene a corroborar una afirmación de la cual los científicos vienen sospechando desde hace mucho tiempo: "la condición predeterminada de las plantas es la inmortalidad".
     Para profundizar en las causas de tal afirmación el equipo liderado por Li Wang, investigador de la Universidad de Yangzhou y del Centro de Innovación Avanzada para el Mejoramiento de Árboles por Diseño Molecular, examinaron los núcleos delgados de 34 árboles sanos de Ginkgo biloba. Al examinar sus anillos de crecimiento, Wang y sus colegas descubrieron que el crecimiento de los ginkgos no se desaceleró tras mas de cientos de años; de hecho en numerosas ocasiones las tasas de crecimiento a veces se aceleraron. Además, el tamaño de las hojas, la capacidad fotosintética de las mismas, así como la calidad de las semillas de los árboles, todos indicadores de salud, no variaron con la edad.
     Para averiguar qué estaba sucediendo a nivel genético, los investigadores compararon la expresión génica del meristemo -tejido responsable del crecimiento vegetal- en las hojas y el cambium -una capa delgada de células madre entre la madera interna y la corteza externa del árbol- y que se diferencian en otros tejidos a lo largo de la vida del árbol. El equipo ordenó la secuencia del ARN de los árboles, examinó la producción de hormonas y analizó también en ARN miticondríal -moléculas que pueden activar y desactivar genes específicos- en árboles de entre los 3 y los 667 años.
     Como se esperaba, la expresión de genes asociados con la senescencia, la etapa final de la vida, aumentó previsiblemente en las hojas moribundas. Pero cuando los investigadores examinaron la expresión de esos mismos genes en el cambium, no encontraron diferencias entre árboles jóvenes y viejos. Esto sugiere que, aunque los órganos como las hojas perecen, es poco probable que los árboles mueran de vejez.
     Sin embargo, los investigadores también averiguaron que a medida que estos árboles crecían presentaron una menor presencia de ácido indol-3-acético, una hormona del crecimiento, así como una mayor presencia de ácido abscísico, una hormona antagónica e inhibidora del crecimiento, lo que induce a los científicos a pensar que cuanto más viejo es un árbol, es menos susceptible a la producción de nueva madera. Este descenso en la producción de nuevas células podría ser un indicador de que los árboles como los ginkgos podrían morir de vejez transcurridos miles de años, sin embargo tal y como recogen los registros, la mayoría de estos árboles parecen morir por otras causas, como enfermedades, plagas o sequías.
     De este modo, para comprobar cómo los árboles se vuelven más vulnerables a este tipo de factores externos, los investigadores examinaron los genes relacionados con la resistencia a patógenos y la producción de unos compuestos antimicrobianos protectores llamados flavonoides. Sin embargo lo que encontraron es que no existían diferencias en la expresión génica para árboles de diferentes edades, lo que sugiere que los árboles no pierden su capacidad de defenderse contra los factores estresantes externos con el tiempo, por lo que puede que sean, a fin y al cabo, unos seres que, más que preocuparse por morir, han de hacerlo porque no les maten.

Lo hemos leído aquí

                                                    -----

12/15/2020

Takahashi en Okayama, el cronista de Japón (013)

TAKAHASHI HIROSHI
El ichō del templo de Bodaiji, en Okayama

Especie: Ichō (Ginkgo biloba, familia Ginkgoaceae, género Ginkgo)
Dirección: :Kōen 1528, Nagi-chō, Katsuta-gun, Okawaya-ken 708-1307
Perímetro del tronco:11,9 m.   Altura: 30 m.     Edad: 900 años.
Designado Monumento Natural Nacional.
Tamaño: ★★★★   Vigor: ★★★★★   Porte: ★★★★   Calidad del ramaje: ★★★★
Majestuosidad: ★★★★★

      Hace tiempo, el templo de Bodaiji de la localidad de Nagi, en Okayama, quedó abandonado y ofrecía una ruinosa imagen, pero ahora luce tan bello que parece otro, pues todo su recinto es objeto de un cuidadoso mantenimiento y hasta se le ha dotado de parking. En un rincón del recinto del templo se alza un gigantesco ichō (Ginkgo biloba) masculino, que está catalogado como el mayor de la región de Chūgoku en su especie. Según una tradición del templo, el sabio budista Hōnen (1133-1212), fundador de la secta de la Tierra Pura (Jōdoshū), en un gesto de determinación en su empeño por coronar con el éxito su formación religiosa, clavó su bastón en la tierra. El bastón germinó y creció hasta convertirse en el venerado árbol. Sea cierta o no la leyenda, llaman la atención en este árbol sus raíces aéreas, popularmente conocidas como chichi (tetas), que cuelgan en gran número de sus ramas. El árbol tiene también un magnífico ramaje, con muchas ramas menudas que surgen como agujas de las ramas más grandes. Esta maraña de raíces aéreas y puntiagudas ramillas que cubren su grueso tronco y sus ramas horizontales merece de por sí una visita. El suyo es un vigor tal que el viejo dicho de “cada vez más viejo y cada vez más fuerte” parece hecho para él. Como suele ocurrir con muchos ichō, también este ejemplar tiene un perímetro mayor a una cierta altura que en la base, pero la impresión visual es, en todo caso, mucho más fuerte que la que puede dejarnos cualquier medida. Uno de los más llamativos ichō de la mitad occidental del país.
Número 013

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11/05/2014

TÚNEL DE GINKGOS, Tokio

El Gingko biloba es un árbol muy venerado en la cultura japonesa. Es conocido como el fósil viviente.

Alrededor de 65.000 ginkgos hay en calles, jardines y parques de Tokio. El túnel que se ve en las fotos se encuentra en el jardín exterior de Meiji Shrine.
Un golpe de viento es suficiente para que las hojas del ginkgo comiencen a caer, hasta ese momento una cúpula amarilla cubre los paseos.
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9/29/2010

ELENA MARTÍN VIVALDI (Granada, 1907-1998)
Ginkgo biloba
[ÁRBOL MILENARIO]

Un árbol. Bien. Amarillo
de otoño. Y esplendoroso
se abre al cielo, codicioso
de más luz. Grita su brillo
hacia el jardín. Y sencillo,
libre, su color derrama
frente al azul. Como llama
crece, arde, se ilumina
su sangre antigua. Domina
todo el aire rama a rama.

Todo el aire, rama a rama,
se enciende por la amarilla
plenitud del árbol. Brilla
lo que, sólo azul, se inflama
de un fuego de oro: oriflama.
No bandera. Alegre fuente
de color: Clava ascendente
su áureo mástil hacia el cielo.
De tantos siglos su anhelo
nos alcanza. Luz de oriente.

Amarillo. Aún no imagina
el viento, la desbandada
de sus hojas, ya apagada
su claridad. Se avecina
la tarde gris. Ni adivina
su soledad, esa tristeza
de sus ramas. 

                              Fue certeza,
alegría –¡otoño!-. Faro
de abierta luz.

                                      Desamparo
después. ¿Dónde tu belleza?
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5/10/2010

HOWARD NEMEROV - El consenso

HOWARD NEMEROV (EE.UU., 1920-1991)
El consenso

A fines de noviembre, en sólo una noche, 
que ni siquiera heló, los árboles de ginkgo 
se desprenden del todo de todas sus hojas. 
En un consenso, no con la lluvia o el viento,
sino con el tiempo: las doradas y verdes 
hojas cubren hoy el césped, aún ayer
aleteaban como abanicos de luz.
¿Qué signo de las estrellas? ¿Qué sentimiento
en ellos influyó? ¿Qué en esos maderos
decidió sacudir sus hojas y botarlas, 
rebelión o rendición? y si esto acontece
así, ¿qué estirpe podrá estar exenta? 
De qué sirve aprender lecciones del tiempo,
si un astro al azar puede decir: Ahora.

en "The Western Approaches" , 1975
Traducción: Eduardo Arancibia Díaz
 

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3/16/2010

JOHANN WOLFGANG VON GOETHE
(Alemania, 1749-1832)

Ginkgo biloba
 
 Las hojas de este árbol, que del Oriente
a mi jardín ha venido, lo adorna ahora,
un arcano sentido tienen, que al sabio
de reflexión le brindan materia obvia.

¿Será este árbol extraño algún ser vivo
que un día en dos mitades se dividiera?
¿O dos seres que tanto se comprendieron,
que fundirse en un solo ser decidieran?

La clave de este enigma tan inquietante
yo dentro de mí mismo creo haberla hallado;
¿no adivinas tú mismo, por mis canciones,
que soy sencillo y doble como este árbol?

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GINKGO BILOBA

Zie dit kleinood in mijn gaarde:
boomblad uit de oriënt,
siert met zijn geheime waarde,
ingewijden welbekend.

Leeft het als een enkel wezen,
innerlijk in twee gedeeld?
Of vormt juist het uitgelezen
tweetal één herkenbaar beeld?

Langzaam rijpende ideeën
werpen op die vragen licht.
Voel je niet dat ik in tweeën
eenling ben in mijn gedicht?


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