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23 abril 2025

Agresión al árbol... ¿por amor?

LAIA ROIG, en "La Vanguardia", nov-24
¿Es el amor un peligro para los árboles? 

Las marcas hechas por los enamorados en el tronco pueden ser la fuente de diversas enfermedades

Marcas hechas por enamorados en la corteza de un árbol

El amor se expresa de muchas maneras, desde los gestos más sencillos hasta las grandes declaraciones, pero cuando se materializa en actos como marcar el tronco de un árbol, grabando un corazón o los nombres de una pareja, esta expresión se convierte en una contradicción: lo que comienza como una muestra de afecto acaba convirtiéndose en un acto de incivismo y un daño irreparable para los árboles.
“He captado estas fotografías para Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia en un parque madrileño, donde en una hilera de chopos, varios de ellos conservaban grabados outlet de años atrás, pero al mismo tiempo con temas recurrentes, como el amor”, explica Francisco José Eguibar.
      A lo largo de la historia, los enamorados han utilizado los árboles como lienzos naturales para dejar huellas de su paso, pero hoy sabemos que este acto puede tener consecuencias devastadoras para el propio árbol. Lo que antes parecía una tradición inofensiva ahora revela un costo oculto para el medio ambiente.
Haciendo una analogía, podríamos decir que la corteza es a los árboles lo que para nosotros es la piel: una capa protectora que actúa como un escudo ante virus, bacterias y enfermedades. Si nos hacemos un corte en nuestra piel, dependiendo del grado de profundidad, nos exponemos a distintas afectaciones en menor o mayor grado. Los árboles sufren exactamente lo mismo cuando grabamos nuestros nombres en su corteza.
      Según detalla la organización Leave No Trace, la herida provocada en el árbol se convierte en una puerta de entrada a infecciones, y si el daño es lo suficientemente profundo, puede afectar a los sistemas internos del árbol, como el floema y el xilema, que se encargan de transportar agua y nutrientes esenciales para su supervivencia, poniendo en riesgo su vida.
Además, los árboles están conectados por una red de hongos subterráneos que facilita el intercambio de recursos entre ellos. Esto significa que un árbol dañado no solo sufre en solitario, sino que puede generar un efecto dominó que puede amenazar a todo un ecosistema.


     Es paradójico, cuanto menos, que algo tan bonito como el amor desencadene la muerte casi segura del árbol. Las personas enamoradas, en su búsqueda de la eternidad, recurren al acto simbólico de grabar su huella en un árbol como testamento de la inmortalidad de su relación. Sin embargo, toda acción tiene su reacción, y en este caso, la reacción es un daño irreversible en el árbol. Mientras el amor busca perpetuarse, la marca que deja en el árbol se convierte, irónicamente, en una sentencia de muerte para este.
     Es cierto que no todos los cortes son mortales. Un árbol puede curar heridas menores creando una cicatriz, sin embargo, incluso los daños superficiales tienen un impacto duradero.
     Según explica Gerard Gaya, biólogo ambiental y responsable de comunicación de RitmeNatura, “si las marcas son pequeñas, el daño probablemente será menor, pero si estas marcas son grandes o se repiten con el tiempo, pueden afectar gravemente la salud del árbol”. Las heridas profundas, especialmente si se prolongan, pueden comprometer la capacidad del árbol para alimentarse y crecer.
     A pesar de que los árboles tienen mecanismos para cerrar sus heridas, estos procesos pueden ser lentos y no siempre eficaces frente a daños grandes. Esto significa que las marcas talladas en la corteza no solo dejan cicatrices visibles, sino que también pueden poner en riesgo la estabilidad y la salud del árbol durante años.

       Gerard Gaya, miembro del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF), anima a las personas a respetar el medio ambiente: “Siempre que vayamos a la naturaleza tenemos que tratarla con mimo, dejar el entorno tal y como lo habíamos encontrado antes de llegar, esto ya no se aplica solo a cosas tan simples o visibles como tirar basura, sino por ejemplo, romper ramas de árboles o modificar el entorno haciendo estas marcas”. 
Lo hemos leído aquí
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29 agosto 2018

NACHO ALEMANY ESTEVE
El Taray de Roquetas, Almería, símbolo y testigo que une en el dolor de su rama a un pueblo entero


     El pasado jueves 23, por la noche, alguien puso por las RRSS que vio que se habían “cargado” el Taray de Los Bajos en Roquetas de Mar. Un árbol centenario que acumula miles de historias y ha sido testigo de todo lo que ha sucedido en Roquetas desde hace muchos años.
    Nada más leer esa publicación corrí a ver que le había sucedido y, si, se lo habían cargado. Le hicieron daño, rompiendo una de sus ramas más grandes y dejándolo apoyado en el suelo, como si estuviera lamentándose o suplicando ayuda.
     Para mí, como para la grandísima mayoría de vecinos y vecinas de este municipio es un ejemplar especial. Por su porte y belleza, por su cercanía al mar y la tranquilidad que ofrece. Pero especialmente por los momentos, cada cual el suyo y por sus motivos, hemos vivido y sentido bajo su sombra y cobijo.
     Cuando llegué allí la rabia y la impotencia se apoderó de mí. Grabé video, eché fotos y llamé a la policía pero ya no había nada que hacer, el daño ya estaba hecho.
     La triste noticia de lo sufrido por nuestro amado Taray hizo que las redes no pararan de mostrar el dolor que todo el mundo ha sentido al enterarse del tremendo daño que le han hecho. El Taray es ya toda una referencia y seña de identidad de todos los que aquí vivimos. Tal fue la respuesta de la gente y tanta la unión en el dolor y la impotencia que el ayuntamiento no pudo más que intervenir, como siempre, con prisas y sin planear nada en condiciones. Había que arreglar ese “problema” como fuere y el resultado no ha podido ser más lamentable.
     No pongo en duda la profesionalidad de los jardineros pero, según contaron a las personas que ya paseaban por allí la mañana siguiente en torno a las nueve, se les había mandado a podar este precioso ejemplar. No, no necesitaba una poda, necesitaba que cortaran la rama dañada para que no llegue a enfermar. El resultado ha sido un mal corte en la rama afectada y recortes varios en el resto para que aparente estar “bonito”. Pues han hecho una chapuza y más daño aún.
     Más grande puede ser la sorpresa cuando, al terminar la poda, vemos que el ayuntamiento hace pública una foto lamentando lo ocurrido, aún sabiendo que desde hace más de una década se está solicitando al equipo de gobierno su protección y una campaña de concienciación y puesta en valor pero siempre han hecho caso omiso y lo han dejado a su suerte.
     El Taray, nuestro amado Taray, nos ha escuchado en nuestros peores momentos, nos ha cobijado en los más maravillosos. Ha sido testigo de miles de historias y lo seguirá siendo. Como está catalogado por la Junta de Andalucía, que tampoco hace nada para su protección, es un árbol singular. ¿Qué digo singular? ES UN ÁRBOL ESPECIAL, que ha hecho de su dolor con este acto vandálico, el dolor de todo un pueblo.
 
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