miércoles, 24 de julio de 2024

LEYENDA SHUAR, de Cuentos y leyendas Amazònicas
NUNKUI, la creadora de las plantas
 
Hombre de la selva pintado con achiote
Hace muchos años, cuando los shuar empezaban a poblar las tierras orientales del Ecuador, la selva no existía. En su lugar se extendía una llanura man­chada solamente por escasas hier­bas. Una de éstas era el unkuch, el único alimento de los shuar.
      Gracias al unkuch, los shuar pudieron soportar durante mucho tiempo la aridez de la arena y el calor. Pero, un día la hierba desa­pareció. Algunos echaron la culpa a Iwia y a Iwianchi, seres diabólicos que desnudaban la tierra comiéndose todo; pero otros se esforzaron por encontrar el ansiado alimento. Entre estos había una mujer: Nuse. Ella, ven­ciendo sus temores, buscó el unkuch entre los sitios más ocul­tos, pero todo fue inútil. Sin desanimarse, volvió donde sus hijos y, llenándolos de valor, reiniciaron la búsqueda.
      Siguiendo el curso del río, cami­naron muchos días; pero el calor de esas tierras les impedía avan­zar más. Inesperadamente, sobre el río aparecieron pequeñas roda­jas de un alimento desconocido: la yuca. Al verlas, Nuse se lanzó al río y las tomó. Apenas las probó, sintió que sus ánimos renacían misteriosamente y enseguida corrió a socorrer a sus hijos. De pronto, apareció una mujer bella. Nuse, asustada, le preguntó:
      -¿Quién es usted?
Yuca y su planta
      -Yo soy Nunkui, la dueña y soberana de la vegetación. Sé que tu pueblo vive en una tierra desnuda y triste, en donde apenas crece el unkuch.
      -¡El unkuch ya no existe! Era nuestro ali­mento y ha desaparecido. Por favor, señora,¿sabe dónde puedo hallarlo? Sin él, todos los de mi pueblo morirán.
      -Nada les ocurrirá, Nuse. Tú has demostrado valentía y por ello te daré, no sólo el unkuch, sino toda clase de alimentos.
      En segundos, ante los ojos sor­prendidos de Nuse, aparecieron huertos de ramajes olorosos.
      Nunkui continuó: -Te obsequiaré una niña prodigiosa que tiene la virtud de crear el unkuch y la yuca que has comi­do y el plátano y...
      -Gracias Nunkui, gracias!
      Nunkui desapareció y en su lugar surgió la niña prometida. La pequeña guió a Nuse entre la espesura. La niña le anunció que allá también, en el territorio de los shuar, la vegetación crecería majestuosa. Cuando llegaron, la niña cumplió su ofrecimiento y la vida de los Shuar cambió por completo. Las plantas se elevaron en los huertos y cubrieron el suelo de esperanzas.

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