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1/15/2025

Hyperion, el árbol más alto del mundo

ERIKA MONTEJO, en National Geographic, agosto2022
La historia de Hyperion, el árbol más alto del mundo corre peligro por el turismo irresponsable


El árbol más grande del mundo está prohibido para los visitantes. Los daños que han causado en el Parque Nacional Redwood pone en peligro su supervivencia.
     Con 600 años sobre su copa, Hyperion (
Sequoia sempervirens) se levanta a 115.824 metros del suelo en el Parque Nacional Redwood, en Estados Unidos. Sin una placa que lo distinga y sin mayores distinciones, esta secuoya se gana centímetro a centímetro, el título del árbol más grande que habita la tierra.
     Su ubicación pasó de ser un misterio, a uno de los tesoros más buscados por los amantes de los bosques, visitantes y senderistas, que atraídos por la información difundida en blogs, sitios de viaje o influencers, han puesto en riesgo la estabilidad del imponente árbol y otras reliquias de la naturaleza con cientos de años.
     Hyperion recibió su nombre inspirado en uno de los 12 titanes de la mitología griega, y su significado es "el que mira hacia arriba". Todo esto en alusión a sus ramas que crecen y lo hicieron obtener el título del árbol más alto.

Buscar a Hyperion puede llevarte a la cárcel

     Los turistas ansiosos que han llegado al Parque Nacional Redwood atraídos por el titán, han empezado a causar daños en el lugar, razón por la que buscar el árbol e irrumpir en la zona cerrada en la que se encuentra, podría ser motivo de una multa de 5,000 dólares o hasta seis meses de cárcel.
      El Servicio de Parques Nacionales (NPS, por sus siglas en inglés) advirtió a los turistas acerca de las posibles sanciones y, de forma incisiva, sobre el riesgo que representa la actividad humana para la secuoya.
     “Como visitante, debe decidir si será parte de la preservación de este paisaje único o será parte de su destrucción”, menciona el comunicado.
     Llegar hasta Hyperion requiere de un gran esfuerzo y podría resultar en una labor complicada, dado que se encuentra fuera del sendero en medio de una densa vegetación. Muchos visitantes emprenden la búsqueda, pese a que el resultado puede ser decepcionante.
     El árbol podría ser poco impresionante cuando se ve desde abajo, adelanta el NPS, pues su tallo es pequeño en comparación con otras secuoyas antiguas y desde el tallo hay otros árboles que pueden resultar más imponentes. 

El humano contra Hyperion, el árbol más grande de la Tierra 

     Los cientos de visitantes que han ido tras el árbol más grande que existe sobre la Tierra, han pisado su base en tantas ocasiones, que los helechos sobre sus raíces han empezado a escasear.
     Los daños son considerados severos, y han resultado en la degradación de la secuoya y de otras que están a su alrededor. Las nuevas reglas impuestas son un esfuerzo por frenar el turismo destructivo, pues el efecto humano está creando un impacto negativo en el sistema de raíces del árbol.
     “Había basura y la gente estaba creando aún más senderos laterales para usar el baño. Dejan papel higiénico usado y desechos humanos; no es algo bueno, no es una buena escena”, dijo Leonel Argüello, jefe de Recursos Naturales del parque a SFGATE.
     Las secuoyas son árboles que poseen raíces poco profundas con un tamaño promedio de menos de 4 metros. El agua la obtienen del suelo y de restos naturales, como las agujas de pino que atrapan la humedad del bosque.
     Los entusiastas de viajes y blogueros tendrán que mirar hacia los senderos designados para salvar a Hyperion, un titán que puede caer por la mancha humana. 

Lo hemos leído aquí

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9/02/2024

La Sequoia de "Magisterio", Pamplona, Navarra
20 años desde que en 2004 un rayo destrozó su copa
 
Esta emblemática sequoia de la "Antigua Escuela de Magisterio", es (o era) el alma gemela de la que todo pamplonés admira, la que se encuentra en los jardines del Palacio de la Diputación. Ambas fueron plantadas en 1855 por José María Gastón y Echevertz, que trajo las semillas de California y que sembró las semillas en su casa de Irurita, antes de repicar los vástagos para llevarlos a Pamplona cuando fue nombrado diputado foral.
      La sequoia de la Diputación fue alcanzada por un rayo en 1933 que le destrozó la copa, por lo que se colocó un grueso aro de hierro, forzando así que una de las ramas tomara el relevo en la formación de una nueva copa. En el 2007 se le instaló un pararrayos para su protección. 
     También la de Magisterio fue alcanzada por otro rayo en 2004 que obligó al corte de las ramas más altas del árbol a fin de reducir su peso y aliviar la presión sobre el tronco central. La gravedad de los hechos hizo que posteriormente se le redujera su altura a la mitad, pero los males no han cesado. El estado en el que se encuentra es penoso, muy grave, parece su final, aunque los árboles tienen su propio ritmo en el tiempo para fenecer. Las autoridades no han sabido atajar los males y no le han defendido de la compactación del suelo producida por el aparcamiento que da privilegios a unas cuantas personas en detrimento de este árbol emblemático. Pero ni siquiera se protege a las personas o bienes porque se permite aparcar debajo del árbol cuyas ramas pueden caer sin previo aviso.

Origen de las sequoias
 
     La sequoia (Sequoia giganteum) es un árbol de hoja perenne, originario del oeste de los Estados Unidos, que tiene un crecimiento rápido, puede llegar a vivir más de 1000 años y alcanzar los 100 m de altura. La corteza es rojiza y acolchada y las hojas aparecen agrupadas en dos hileras opuestas. Florece a finales del invierno y las piñas maduran en otoño. El nombre del género conmemora a Sequoiah (1770-1843), jefe indio de la tribu cherokee que inventó un alfabeto para el dialecto de su tribu. Debido a su gran interés económico, fue explotada abusivamente en el pasado, quedando actualmente limitada a unas escasas reservas. 

8/30/2024

Sequoias con historia

ANTONIO MADRIDEJOS
Portolá y el descubrimiento de las secuoyas

De cómo los europeos observaron los primeros "palos colorados"



En 1768, Carlos III ordenó a José de Gálvez, su virrey en la ciudad de México, la organización de cuatro expediciones -dos por tierra y dos por mar- para consolidar la presencia española en la Alta California y así evitar el desembarco de colonos ingleses y rusos. Una de ellas, bajo el mando de Don Gaspar de Portolá (o Portolà), un prestigioso militar leridano, debía salir de La Paz (Baja California) y dirigirse primero a San Diego y luego a la llamada Bahía de los Pinos, hoy Bahía de Monterrey (Monterey Bay), un fértil enclave costero conocido vagamente tras las expediciones marítimas de Juan Rodríguez Cabrillo (1542) y Sebastián Vizcaíno (1602).

      Se desconoce el motivo, pero Portolá no localizó el puerto de Monterrey y pasó de largo en dirección a lo que luego serían Santa Cruz y San Francisco. Los expedicionarios, esencialmente soldados y padres franciscanos, entre ellos Junípero Serra, acamparon cerca de la actual ciudad de Watsonville y visitaron el lago Pinto (Pinto Lake), donde el padre Juan Crespí, cronista mallorquín de la expedición, anotó la existencia de unos «árboles muy altos de color rojo» que recordaban a los cedros. «Estos árboles son muy numerosos en la región», proseguía Crespí. Como nunca se habían observado especímenes de esa especie, fueron bautizados escuetamente como «palos colorados», equivalente a «troncos rojos», denominación que luego dio origen el inglés «redwood».

El martes 10 de octubre, Crespí escribió:

"Como a las ocho de la mañana salimos tomando el rumbo al noroeste; no pudimos andar toda la jornada que se pretendía por ver a los enfermos más agravados, y que cada día se iba aumentando el número de ellos, y así andaríamos poco más de una legua por llanos y lomas tendidas muy pobladas de unos palos muy altos de madera colorada, árboles no conocidos que tienen la hoja muy diferente de la de los cedros, y aunque la madera en el color se le asemeja, pero es muy diferente sin tener el olor del cedro (…). Hay por estos parajes mucha abundancia, y porque ninguno de los de la expedición los conoce se les nombra con el nombre de su color. Paramos cerca de una laguna que tiene mucho pasto y mucha arboleda del palo colorado; por esta jornada se han encontrado muchos rastros de ganado que parece vacuno (…)"
     La escueta anotación es la primera prueba documental del avistamiento por parte de europeos de secuoyas, o más concretamente de secuoya roja o de costa (Sequoia sempervirens), puesto que el descubrimiento de la secuoya gigante o de sierra (Sequoiadendron giganteum) fue aún más tardío y no aconteció hasta 1833. Con toda seguridad, Rodríguez Cabrillo, Vizcaíno y otros marineros que navegaron por la zona con anterioridad, entre ellos el pirata inglés Francis Drake, debieron de observar secuoyas, puesto que los inmensos árboles llegaban prácticamente hasta la costa, pero no dejaron la más mínima constancia del hallazgo de una nueva especie. La única mención corresponde al sacerdote Antonio Asunción, miembro de la expedición de Vizcaíno, que se refirió en un cuaderno de viaje a la presencia de «grandes pinos cuya madera podría ser útil en la reparación de buques», aunque de sus palabras no se deduce que hubiera observado algo extraordinario.
     Con posterioridad, la expedición de Portolá estableció un campamento al pie de una inmensa secuoya que fue bautizada como el Palo Alto, denominación que con posterioridad dio nombre a la ciudad de Palo Alto. En recuerdo de sus orígenes, la Universidad de Stanford, que allí tiene su sede principal, cuenta con una secuoya en su emblema. El árbol sigue vivo tras unos trabajos de poda selectiva que le salvaron la vida a finales del pasado siglo.
     Obviamente, los árboles gigantes ya eran conocidos para la docena de tribus indígenas que vivían en el territorio potencial de secuoyas, desde la bahía de Monterrey hasta el sur del estado de Oregón, entre ellas los ohlone, los yurko, los miwok, los pomo y los shasta. Las tribus vivían esencialmente de lo que les aportaban el mar o los ríos y tenían un uso limitado de los recursos del bosque denso, circunscrito a la confección de canoas y algunas construcciones. Además, como talar un árbol de esas dimensiones no era nada fácil, parece ser que en la mayoría de los casos lo que hacían era emplear ramas y troncos caídos.


      La primera descripción científica del árbol no llegaría hasta 1791, de manos del botánico checo Tadeas Haenke, científico a bordo de la expedición Malaspina, que además recogió semillas que bien podrían haber servido para traer las primeras secuoyas a España y a Europa. En cuanto al origen de la palabra secuoya, es motivo de controversia: lo único que está claro es que el botánico austriaco Stephan Endlichler (1804-1849) fue el primero en emplearla científicamente para referirse a los grandes árboles californianos -Haenke los llamó «cipreses rojos»-, pero no dejó por escrito el motivo de la elección. La etimología más popular sostiene que la palabra procede de Sequoyah (1770-1843), un famoso líder indio hijo de un comerciante blanco y una indígena cherokee, aunque la realidad es que el susodicho nunca llegó a pisar California.

Entre secuoyas rojas. Crédito foto: Humboldt State University Library

     Las secuoyas rojas superaron con buena salud la convivencia con los indígenas americanos y luego la colonización española, con poca tradición en el uso de madera para la construcción. Antes del inicio de la fiebre del oro, se calcula que existían en la costa norte de California unas 800.000 hectáreas, pero la instalación de aserraderos para satisfacer las necesidades de los nuevos asentamientos costeros redujo la extensión drásticamente. A finales del siglo XIX, el 97% del territorio de la omnipresente secuoya roja había sido talado para obtener tablas con la que construir casas de todo tipo, mástiles de barcos, traviesas de ferrocarril y acueductos.

Lo hemos leído aquí 

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8/27/2024

El enigma de la sequoia de La Alhambra

JAVIER JIMÉNEZ en Xakata, junio 2024
El enigma de la secuoya de la Alhambra: el árbol que se plantó en Granada años antes de que los botánicos las descubrieran

En 1926, llegó una carta al botánico W. L. Jepson. Empezaba un misterio que aún no hemos resuelto

En 1926, ya de vuelta en su casa de Sevilla tras un viaje por Granada, Harriet N. Dimond escribió una carta a un conocido botánico californiano, Willis L. Jepson, que en aquella época ya era profesor en Berkeley. En ella, Dimond describía un "cedro centenario" (como lo llamaba el guía) que medía "unos 38 metros de altura, quizá un metro veinte de diámetro y ya se elevaba por encima de los demás de la ladera". Además, le enviaba una hoja.
      Jepson se dio cuenta en seguida que no era un cedro. Las hojas eran de Sequoia sempervirens, la descomunal secuoya roja de la costa de California. No obstante, eso no era ni siquiera raro: para 1926 las secuoyas costeras llevaban casi un siglo documentadas en la literatura botánica anglosajona y había muchos jardines europeos llenos de ellas. 

El enigma del tamaño

     En su carta, Dimond explicaba que, según el guía, los árboles los había plantado el Duque de Wellington. Entre otras muchas cosas, Wellington es recordado como el comandante inglés que derrotó a Napoleón en Waterloo; pero antes de eso tuvo un papel destacado en la Guerra de la Independencia y, en agradecimiento, las Cortes de Cádiz le regalaron una enorme finca en el corazón de la vega granadina conocida como "el Soto de Roma".
     Desde entonces el 1er Duque, sus descendientes y el resto de la nobleza británica han tenido una relación bastante estrecha con la ciudad de Granada. La historia popular sobre el origen de los árboles era, como poco, plausible. De hecho, aunque ni Dimond ni Jepson lo supieran, al norte de la provincia había otra plantación de secuoyas cuyo origen también se ha relacionado con Wellington.
     El problema es que por el tamaño y el grosor del árbol que vio Dimond, las fechas no cuadraban. Según los cálculos de Jepson, el árbol de la Alhambra debía tener 120 años. Eso no solo era previo a la primera vez que Wellington pisó la península, sino que era contemporáneo de la 'Expedición Vancouver' en la que Archibal Menzies había recogido los primeros especímenes de la especie. ¿Qué hacía una secuoya en la Alhambra a finales del siglo XVIII?
     ¿Qué hace un árbol como tú en un sitio como este?
      Jepson tardó tres años en encontrar una explicación razonable. Menzies no había sido el primero en recolectar (botánicamente hablando) muestras, semillas y hojas de la secuoya roja. El primero, por lógica, debía de haber sido Thaddaeus Haenke, el botánico 'jefe' de la expedición Malaspina que, entre 1789 y 1794, realizó un "viaje científico [...] alrededor de todo el Imperio".
      Y digo "por lógica", porque la expedición llegó a la bahía californiana de Monterey en 1791 y Haenke recolectó material en septiembre, durante la temporada seca. El momento perfecto para pillar las enormes secuoyas que había en la zona en el momento perfecto.
      El problema es que cuando Jepson repasó el "material californiano" de Haenke que había publicado C. B. Presl muchos años después, no pudo encontrar ninguna referencia a las secuoyas bajo ninguna denominación conocida ni, de hecho, pudo identificar ninguna conífera que cuadrara con el tipo de árbol que estaba buscando. O sea, era una hipótesis brillante, pero una hipótesis sin pruebas al fin y al cabo.
     Por eso, cuando años después de la carta de Dimond, Jepson visitó los Jardines de Kew en Inglaterra (uno de los centros botánicos de referencia en el mundo), no dudó en revisar el Epimeliae Botanicae del mismo Prels. El listado más completo de todas las cosas que había recolectado Haenke a lo largo del viaje. Allí, en la página 237 del libro, encontró lo que buscaba: efectivamente, Haenke había recolectado semillas de secuoya y otras muestras de los árboles para investigarlas en un futuro. 

La conexión española

     Para Jepson, aquello no sólo confirmaba su teoría sobre el 'descubrimiento botánico' de las secuoyas rojas, sino que permitía explicar el misterioso árbol de la Alhambra. Al fin y al cabo, como reconocía el mismo Jepson en su artículo de 1929, "algunos oficiales de marina, como es bien conocido, también recolectaban sus propias semillas de árboles nativos". Solo hacía falta que algún miembro de la Malaspina hubiera acabado pocos años después en la ciudad de Granada.

      En los últimos años hemos sabido que, de hecho, los españoles habían tenido algunas oportunidades previas para recolectar semillas y llevarlas de vuelta a la península.
     Como cuenta Antonio Madridejos, en 1768, "Carlos III ordenó a José de Gálvez, su virrey en la ciudad de México, la organización de cuatro expediciones -dos por tierra y dos por mar- para consolidar la presencia española en la Alta California y así evitar el desembarco de colonos ingleses y rusos".
     En unos de esos viajes, el comandado por Gaspar de Portolá, los expedicionarios acamparon cerca de la localización actual de la ciudad de Watsonville y visitaron el Lago Pinto. Allí, en la entrada del 10 de octubre, Juan Crespí escribió que se habían encontrado con "mucha abundancia" de "unos palos muy altos de madera colorada, árboles no conocidos que tienen la hoja muy diferente de la de los cedros". Curiosamente ese parece ser el origen de Palo Alto; que fue como los expedicionarios llamaron al siguiente campamento, ya en la bahía de San Francisco.

Entonces, ¿hay una secuoya en la Alhambra?

      Con todo esto en mente y, aunque pueda parecer sorprendente, la pregunta relevante no es si hay una secuoya en la Alhambra. Hay secuoyas en el conjunto monumental de la Alhambra, tanto en el Generalife como en otras zonas de la ciudad. El problema es que, según el Patronato del monumento, esas secuoyas fueron plantadas entre 1854 y 1856, coincidiendo con la construcción de los Jardines altos del Generalife (que, en aquel momento, pertenecían a un particular).
     Sin embargo, estas no pudieron ser las secuoyas de las que hablaba Dimond porque no podían tener ese tamaño cuando la vio. Por eso la pregunta relevante es si existió esa secuoya en 1926 y ahí la situación se complica.

Lo hemos leído aquí

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7/06/2023

Mary Sutherland, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
La secuoya en memoria de “Mary Sutherland”

Es una secuoya roja (Secuoya sempervirens) dedicada a la memoria de Mary Sutherland, que crece en el bosque de Whakarewarewa, en Rotorua (Nueva Zelanda). Según medidas de 2013, el árbol mide 6, 45 metros de circunferencia a 1, 40 del suelo, con una altura de 68,7 metros. Fue plantada en 1901 y tiene ahora 120 años. Pero ¿quién fue esta mujer que da nombre al árbol? 
     Mary Sutherland nació en Londres en 1893, donde su padre era fabricante de vino medicinal, y allí estudio hasta que marchó a la universidad de Bangor en el País de Gales, donde se licenció en ciencias forestales en 1916, con 23 años, siendo la primera mujer de todo el Imperio Británico en hacerlo. Durante la 1ª Guerra Mundial sirvió en el ejército británico y acabada la guerra, fue capataz forestal y también trabajó para la Comisión Forestal Británica, pero los recortes la dejaron en la calle en 1922. En 1923 viajó a Nueva Zelanda donde se había creado el Servicio Forestal Estatal en 1921. Los comienzos fueron duros y en curso de adaptación para guardabosques a ella la enviaban a un hotel, mientras los hombres acampaban en el bosque. Pero eso no la echó hacia atrás, desde el principio, se concentró, entre otras áreas, en plantaciones de viveros, salud y protección de los bosques. Fotografías frecuentes de colecciones personales e históricas dan ejemplos de los terrenos en los que la gente estaba experimentando, así como de la propia Sutherland. Según comentó un guardabosques: "La llegada de una mujer guardabosques causó un gran revuelo en los campamentos". En esa época en Nueva Zelanda, había un uso casi irreflexivo de la madera nativa, especialmente la explotación de bosques de kauri, en rápida disminución. Sutherland jugó un papel decisivo en la búsqueda de soluciones, la sostenibilidad y una creciente "conciencia forestal". Promovió la educación forestal en las escuelas y alentó a los jóvenes a investigar y cuidar su entorno natural, con vacaciones en campamentos y guarderías escolares. Tenía visión de futuro y se dio cuenta de que los problemas relacionados con la sostenibilidad serían cada vez más relevantes para las próximas generaciones. Los enfoques posteriores de Sutherland incluyeron la botánica, el trabajo comunitario y la defensa de las mujeres en la educación terciaria. Con una gran cantidad de experiencias y pura determinación, Sutherland siguió siendo un modelo a seguir para que las mujeres se acercaran a una industria dominada por los hombres, aprendieran junto a ellos, se ganaran respeto y lideraran. Su contribución también vive en su sello de ramitas rimu diseñado en 1930, que sigue siendo la base del emblema de NZIF (Instituto Forestal de Nueva Zelanda) en la actualidad. 
     En 1933, otro recorte presupuestario la deja fuera del servicio, pero logra trabajo en un museo de la capital de Nueva Zelanda como secretaria y luego gana allí la plaza de botánica. En 1937 regresa al Servicio forestal. Aunque ya había hecho publicaciones anteriores, entre 1947 y 1949, hace una serie completa de publicaciones sobre la ventaja de plantar árboles en las granjas. A finales de 1954 enferma en un campo de trabajo y fallece pocos meses después. 
     La contribución de Sutherland a la silvicultura se conmemora cada año con la presentación del Premio Mary Sutherland otorgado a un estudiante miembro del Instituto de Silvicultores de Nueva Zelanda y también por un premio a la "Mejor graduada forestal de último año" de la Universidad de Bangor, donde ella estudió. 
     En 2020, Vivien Edwards publicó su biografía, libro titulado: “A path through the trees” (Un camino entre los árboles), que recoge la historia vital de esta luchadora. 
NOTA.- La placa colocada al pie de la secuoya tiene el siguiente texto: ”La secuoya conmemorativa de Mary Sutherland. Mary Sutherland se graduó de la Universidad de Bangor, Gales en 1916 con una licenciatura en silvicultura. Fue la primera mujer licenciada en silvicultura del mundo. También fue la primera mujer nombrada para el Servicio Forestal de Nueva Zelanda como silvicultor, donde trabajó desde 1923 hasta 1933, primero en Golden Downs, Nelson y luego en Whakarewarewa Forest, Rotorua. 1893-1955
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4/20/2020

Secuoyas "tunel"

TÚNELES EN SEQUOIAS -CA- EE.UU.
Esta entrada se hizo en julio de 2015 pero se ha reformado en abril de 2020
Las sequoias de California son los árboles más grandes del mundo, con troncos tan gruesos que es posible abrir un camino a través de su base. Los gestores de parques entendieron enseguida que se trataba de una buena idea –crear túneles y cobrar una cuota por conducir sus coches hasta el otro lado. La idea se difundió rápidamente y con el tiempo aparecieron numerosos “árboles túnel” por los que se podía pasar en coche, andando e incluso tenían escaleras. Ya no se permite que se creen árboles túnel, pero un puñado aún sobreviven y son cuidadosamente conservados.

Tuolumne Grove - Yosemite National Park
El primer tunel en un árbol de California fue tallado en una sequoia gigante quemada en Tuolumne Grove en el Parque Nacional de Yosemite. El árbol había sido alcanzado por un rayo, pero todavía estaba vivo cuando se taló a 30 m del suelo y se descortezó. Se le hizo el túnel en 1875 para promover el turismo. El árbol sigue en pie, aunque ya no se puede conducir a través de él.




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Wawona - Mariposa Grove - Yosemite Nat. Park

El éxito en Tuolumne Grove fue copiado por otros empresarios para crear sus propios árboles-tunel. El túnel del Wawona Tree, una sequoia en el Mariposa Grove de Yosemite National ParkCaliforniaEEUU, fue completado en 1881 ampliando una cicatriz provocada por un incendio. El trabajo de 2m de ancho, 3 m de alto y 8 m de largo, lo hicieron dos hombres, por el que cobraron 75 dólares. El árbol tenía una ligera inclinación, que aumentó cuando se abrió el túnel. Con el tiempo el árbol se convirtió en una popular atracción turística. A lo largo de su historia fueron tomadas miles de fotos, en coches de caballos y, posteriormente, en automóviles. El árbol cayó en 1969, debido a una carga de varias toneladas de nieve en su copa. Esta secuoya gigante se estima que vivió unos 2.300 años.

 


 
  

 Estos son los restos de Wawona al caer en 1969,  y que pasó a llamarse Fallen Tunnel Tree


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Pionneer Cabin Tree - Calaveras Big Trees State
Los agentes del Parque Estatal de Calaveras Big Trees, deseosos de no quedar fuera, tallaron su propio Árbol Pioneer Cabin en la década de 1880, pero casi terminaron por matar el árbol. Una sola parte de raíz alimentaba al árbol cuando una tormenta, el 8 de enero de 2017, lo derribó rompiéndose en su caída.
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Árbol de Hércules - Mountain Home Grove
En el Mountain Home Grove, un rico ganadero llamado Jesse Hoskins compró un terreno de ochenta acres de sequoias gigantes al sur de Sierra Nevada. Talló una sala en el tronco de un árbol gigante que él llamó el Árbol de Hércules. Construido entre 1897 y 1902, la habitación es de 4 metros y 3 metros de altura. Hoskins añadió una puerta de madera con bisagras y trató de vivir en esta habitación, pero se filtraba la savia, por lo que la convirtió en una tienda de regalos donde vendían baratijas de madera roja hechas de madera sobrante de la talla de la habitación. El árbol sigue en pie, y la habitación aún se puede visitar.


Una postal del Árbol de Hércules en Mountain Home Grove, de 1902
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Chandelier Tunnel Tree - Underwood Park - Condado de Leggett
Hoy es el más famoso Árbol-Túnel situado en un bosque de propiedad privada en Leggett, aproximadamente 289 kilómetros al norte de la Bahía de San Francisco. Esta Sequoia de 96 metros de altura tiene un hueco de 2 metros de alto y 1,83 metros ancho. El agujero fue abierto en el año 1937. El nombre de “Chandelier Tree” (Árbol Candelabro-Araña) proviene de sus extremidades únicas que asoman unos 40 metros por encima del suelo como una lámpara de araña.
Está ubicado en 67402 Drive Thru Tree Road Leggett, CA 95585.







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Shrine Tunnel Tree - Myers Flat
El Árbol Túnel Shrine se encuentra en Myers Flat. A diferencia de los otros, la brecha en ángulo del Árbol Túnel Santuario se formó de manera natural. Unos cables de acero anclan firmemente al árbol al suelo. Desde el 2003 no se ha notado ninguna irregularidad que impida que siga siendo utilizado por los turistas.
Está ubicado en 13078 Ave of the Giants, Myers Flat, CA 95554


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Klamath Tour Thru Tree - Klamath
El Árbol Túnel Klamath, cerca de Klamath, es el árbol túnel más reciente, tallado en 1976. El túnel fue creado teniendo cuidado que las áreas críticas de la madera viva no sufrieran daños. Este árbol está escondido en el bosque, con un hueco que permite pasar coches grandes.
Está ubicado en 430 Highway 169, Klamath, CA 95548.


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Log Tunnel Tree - Crescent Meadow Road - Sequoia National Park
El Árbol Túnel Log junto al Camino Crescent Meadow en el Parque Nacional Sequoia es uno de los pocos “túneles” que se crearon sin dañar el árbol, porque el túnel fue tallado después de la caída de éste. Esta sequoia gigante cayó sobre el Camino Crescent Meadow a finales de 1937. En el verano siguiente, un túnel de 5,18 metros de ancho y 2,44 metros de altura fue creado horadando el tronco caído como atracción turística. Después se añadió un desvío para aquellos vehículos que no cupieran. Esta sequoia gigante tenía 84 metros de altura y 7 metros de diámetro en la base. Tenía más de 2.000 años de antigüedad.


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Big Cedar Stump - Smokey Point Rest Area
El Big Cedar Stump (Tocón de Gran Cedro) se cree que tiene 1.000 años de antigüedad. Tiene un diámetro de 6 metros y 6,1 metros de altura. El árbol murió a causa de un incendio en 1893. El tronco se cortó en 1916, y unos años más tarde, el tocón se trasladó a 137 metros de su ubicación original y situado en una base de hormigón. El tocón fue cambiado de ubicación varias veces antes de que lo establecieran en su actual ubicación, en la I-5 Northbound Smokey Point Rest Area, salida 207. Mas información
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Coolidge Tree - Underwood Park
El Coolidge Tree estaba localizado en el Underwood Park, a unas 185 millas (298 km) al norte de San FranciscoCaliforniaEEUU. Desafortunadamente, el árbol fue cortado.
El árbol Coolidge fue tunelizado entre 1910 y 1915. El árbol Coolidge fue cortado en 1938 cuando parecía estar listo para caerse. 

  
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Drive-Thru Stump - Pepperwood
El Drive-Thru Stump se encontraba en el Redwood Shop, en PepperwoodCaliforniaEEUU.
Fue volado con dinamita poco después de la Segunda Guerra Mundial.

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Información: 
Wikipedia, Internet,...
https://www.mendotraintony.com/the-coolidge-tree-in-underwood-park-mendocino-county/
https://viajerosdelmisterio.com/los-arboles-tunel-california/
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