ENRIC TINTORÉ (en La Vanguardia, nov. 2024)
“Proteger y recuperar los bosques es mejor que plantar árboles”
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Hace 30 años, gran parte de los bosques de Costa Rica habían desaparecido. El apoyo a la biodiversidad ha permitido recuperar su cubierta forestal y captar carbono |
Los bosques regenerados pueden capturar un tercio del carbono que se necesita
“Hace unos años –explicó– participé en una iniciativa que no se entendió del todo bien. Cartografiamos el sistema forestal mundial para comprender la biodiversidad de nuestro planeta. Este gran sistema alberga las mayores reservas de carbono del mundo, pero también la mayor parte de la biodiversidad mundial. Tras cartografiar los bosques del planeta, demostramos que la Tierra alberga la increíble cifra de tres billones de árboles. Supuso un recálculo enorme y cambió la forma de comprender este sistema forestal mundial que nos mantiene”.
El profesor Crowther y su equipo de científicos, sin embargo, descubrieron que ese gran sistema de biodiversidad se ha reducido la mitad en los últimos cien años. “Si bien esta transformación de la naturaleza ha dejado espacio para la agricultura y el suelo urbano –dijo– nos percatamos de que se podía aprovechar mucho espacio. Llegamos a determinar que hay novecientos millones de hectáreas de terrenos que no se usan de forma extensiva para la producción o actividad humanas. Son terrenos degradados donde no hay ecosistemas. Llegamos a la conclusión que, si protegíamos y recuperábamos su naturaleza, podía haber espacio para que volviesen a crecer más de un billón de árboles de forma diversa y sana. Además, si estos bosques maduran, capturarían la increíble cifra de 205.000 millones de toneladas de carbono de la atmósfera, alrededor de un tercio de lo que el cambio climático necesita”.
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Cuando ese descubrimiento se difundió a través de la revista Science se hizo muy viral y salió en la portada de numerosos medios de comunicación internacionales. En pocos días el mensaje llegó a cerca de sesenta millones de personas y fue el origen del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, de cuyo comité asesor es miembro. El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y el Foro Económico Mundial iniciaron, asimismo, la campaña “Plantemos para el planeta” para proteger y recuperar la naturaleza y los bosques.
“El impulso del cambio fue maravilloso. Sin embargo, por desgracia, mucha gente entendió mal el mensaje –admitió el profesor Crowther–. Pensaron que la solución era proteger la tierra, desplazar a las personas y plantar largas hileras de árboles para captar el carbono. Pero estos árboles, captadores masivos de carbono, no son naturaleza, no son ecosistemas naturales y no ayudan a las especies ni a las personas que dependen de ellos”.
Después de muchas polémicas con la comunidad científica el profesor Crowther afirma que está claro que la regeneración de la naturaleza no puede solucionarse con técnicas de plantación masiva. A su juicio es un error grave sobre la relación entre naturaleza y cambio climático. En una nueva investigación, con la colaboración de cientos de ecologistas de todo el mundo, incluido numerosos españoles, recopiló datos sobre la reserva de carbono en millones de lugares de todo el planeta, creó un modelo de nueva generación y relacionó todos esos datos obtenidos desde tierra con los datos proporcionados por satélites para comprobar cómo se captura el carbono y su potencial en la Tierra. “Esta combinación de enfoques nos demostró –señaló el profesor– que habíamos subestimado ligeramente el potencial de la naturaleza para luchar contra el cambio climático. Los ecosistemas regenerados podían capturar más de 226.000 millones de toneladas de carbono. Y vimos, además, que la solución no estaba en los grandes monocultivos, sino en la protección y recuperación de bosques diversos en todo el planeta. Esta diversidad puede ayudarnos con un tercio de los objetivos del cambio climático”.
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Los “custodios de la tierra”
La recuperación mundial, a juicio del profesor Crowther no consiste en proteger la tierra y excluir a la gente. “Significa –afirmó– encontrar y potenciar a los millones de custodios de la tierra de nuestro planeta, agricultores, poblaciones indígenas, comunidades locales que viven en sintonía con la naturaleza”.
El problema de fondo, en su opinión, es que en el planeta hay unos pocos habitantes con millones de dólares que generan grandes huellas medioambientales, y miles de millones de personas que viven bajo el umbral de la pobreza, en un sistema económico que no les permite alternativas no extractivas. ”Cuando tienes que alimentar a tus hijos y vives al día –afirmó– es obvio que no vas a dedicar tiempo al estado de la naturaleza. No obstante, muchas investigaciones indican que estas personas, cuando salen de esos ciclos de pobreza de forma temporal y ya no tienen que vivir al día, conocen mejor sus ecosistemas, la naturaleza, y son capaces de encontrar opciones sostenibles y renovables, que son las más sostenibles para esas personas a largo plazo”.
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