martes, 8 de junio de 2021

Daisenryo Kofun-Japón, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA 
Kofun
 
Los kofun (literalmente, «tumba o túmulo antiguo») son grandes construcciones megalíticas, que fueron realizadas como tumbas para las personas influyentes y de alta jerarquía en el antiguo Japón, entre los siglos III y VII,  cuyo nombre dio origen a la era Kofun. 
     La mayor de ellas está en la ciudad de Sakai, cerca de Osaka, con una curiosa forma de herradura, llamada Daisenryo Kofun. A primera vista parece un bosque ordinario, pero debajo se oculta un cementerio tan grande que se asemeja a “el Taj Mahal o las pirámides egipcias”. El enclave está rodeado por tres fosos. La isla central mide 300 m. de ancha por 450 metros de larga y tiene un perímetro de 2,7 kilómetros. Según se cree fue construido por 2.000 hombres y allí descansa el 16º emperador de Japón, Nintoku, o al menos eso se supone. Muy cerca hay más de 50 Kofun de diferentes tamaños y formas, un área que es Patrimonio de la Humanidad. Daisenryo Kofun es la más grande de estas sepulturas. Desde el aire se aprecia un gran parque que semeja el ojo de una cerradura con un montículo en el centro. 
     En 1872 un tifón dañó una zona y dejó al descubierto cientos de objetos como cascos, cuencos de vidrio y figuras de arcilla que, junto a los documentos consultados, sugieren que se creó en el siglo V. También había objetos de épocas posteriores por lo que han quedado muchas dudas acerca de quién o quienes están realmente enterrados allí. La parte principal de la tumba, en la parte superior del ojo de la cerradura y que no resultó dañada en el tifón, ha permanecido completamente intacta durante mas de mil años y probablemente permanecerá así durante muchos más. 
     Daisenryo Kofun es un lugar sagrado y no se permite que nadie se acerque a la parte principal de la tumba, por lo que las personas enterrados allí son un misterio para los investigadores. Los turistas, arqueólogos e incluso la realeza solo pueden llegar hasta un puente sobre el segundo foso (el puente sobre el tercero fue destruido en 1872) y desde entonces nadie ha vuelto a pisar la tumba. Con el fin de proteger al kofun contra mayores daños debido al clima y otros factores ambientales, la Agencia de la Casa Imperial permitió que los árboles crecieran naturalmente en el kofun, formando un bosque que en los últimos 148 años no ha sido visitado por nadie. De vez en cuando, nadando en el foso o tomando el sol entre los restos derruidos del tercer puente, se pueden ver tanukis (perro mapache japonés) que viven allí sin ser importunados. 
Fotos procedentes de Wikimedia Commons.

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