martes, 17 de marzo de 2009

LA LEYENDA DEL CEDRO
Norteamérica


    Hace mucho tiempo cuando el pueblo Cherokee llegó a una nueva tierra, pensaron que la vida sería más hermosa si no existieran las noches. Se dirigieron a Ouga, El Creador, para pedirle que todo el tiempo fuese día y nunca hubiera oscuridad.
     El Creador les escuchó e hizo que cesase la noche y todo el tiempo fue día. Pronto, el bosque creció tanto que se hizo muy espeso. Se hizo difícil atravesarlo y encontrar alimento. Las gentes trabajaban muchas horas en los huertos tratando de mantener limpios de malas hierbas al maíz y a las otras plantas. Se hizo duro muy duro, y los días transcurrieron siempre de la misma forma. El pueblo comenzó a tener dificultad para dormir y pequeñas disputas y discusiones se sucedieron entre ellos.
     No habían pasado muchos días cuando se dieron cuenta de que habían cometido un grave error y, de nuevo, se dirigieron a Ouga, el Creador. “Por favor”, le pidieron, “hemos cometido un error al pedirte que todo el tiempo fuese de día. Ahora pensamos que es mejor que todo el tiempo sea de noche.” El Creador sopesó esta nueva petición y pensó que tal vez el pueblo estaría en lo cierto, aunque se habían creado ambas… que representan el día y la noche, la vida y la muerte, el bien y el mal, los tiempos de abundancia y los tiempos de escasez. El Creador amaba a su pueblo y decidió hacer de la noche todo el tiempo, como se lo habían pedido.
     El día cesó y la oscuridad cayó sobre la tierra. Pronto, los cultivos dejaron de crecer y sobrevino un gran frío. El pueblo perdía mucho tiempo buscando y transportando leña para el fuego. No podían encontrar caza y sus cultivos no crecían. No pasó mucho tiempo hasta que la gente tuvo mucho frío, estaban débiles y hambrientos. Muchas personas murieron.
     Los que aún vivían se reunieron y otra vez se dirigieron al Creador: “ Ayúdanos Creador,” le lloraban, “hemos cometido un grave error. Tu has creado la perfección del día y la noche, como debió ser, desde el principio. Te pedimos que nos perdones y hagas el día y la noche se sucedan como antes.”
     Un vez mas el Creador les escuchó. Los días y las noches se sucedieron como las gentes le habían pedido y había sido desde le principio. Cada día se dividió en luz y oscuridad. El clima se hizo mas agradable y las cosechas comenzaron a crecer de nuevo. La vida era perfecta y había mucha caza. La gente tenía mucha comida y no había muchas enfermedades. La gente trataba a los demás con compasión y respeto. Era bueno estar vivo. Las gentes daban gracias al Creador por sus vidas y por la abundante comida.
     El Creador aceptó su agradecimiento y se alegró al verlos sonreír de nuevo. Sin embargo, durante el tiempo de los largos días de la noche, muchas personas habían muerto, y el Creador lo sentía por los sufrimientos del periodo de oscuridad. El Creador tomó los espíritus de los desaparecidos y creó un árbol nuevo. Este árbol fue llamado A-tsi-na tlu-gy, el Cedro.
     Cuando huelas el aroma del cedro o admires el bosque, recuerda que, si eres Tsalagi (Cherokee), estás observando a tus antepasados.
     La tradición nos dice que la madera de cedro contiene poderosos espíritus de protección para los Cherokee. Muchos llevan un pequeño trozo de madera de cedro en sus bolsitas de protección coladas del cuello. También lo colocan en el dintel de la puerta de sus casas para protegerlas de los malos espíritus. Los tambores tradicionales se deben hacer con madera de cedro. El Creador no hizo el pueblo a causa de su soledad, sino por porque quiso mostrarnos su generosidad y amor. Aceptad las bendiciones y los dones y dad gracias por ellos.
     El escritor ¿lo cree? Bueno, sólo puedo decir que en la bolsita que llevo colgada al cuello hay un pequeño trozo de cedro que siempre me acompaña.

----Fin----

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