13 enero 2022

El secreto de las higueras

Joan Rallo en su plantación experimental en Campos
JOAN RALLO, por Elena Soto
La sexualidad de las higueras y su insecto polinizador


El libro de Joan Rallo, resultado de diez años de investigación, descubre el sorprendente, complejo y desconocido mundo de las higueras y su reproducción
La higuera (Ficus carica) es uno de los frutales más antiguos de los que tenemos constancia y una de las primeras especies cultivadas. Hace una década un equipo de arqueólogos encontró en el yacimiento de Gigal, en el valle del Jordán, nueve higos carbonizados de este fruto, de unos 11.400 años de antigüedad; al analizar el material se comprobó que los higos pertenecían a una variedad claramente domesticada, ya que al carecer de semillas sólo podrían haberse reproducido por esquejes. Este hallazgo echa por tierra la teoría de que los primeros cultivos fueron los cereales; las higueras estarían en el kilómetro cero de la agricultura y por tanto de la cultura.
      Pero mucho antes de ser domesticada por el hombre, la higuera ya formaba pareja con un pequeña avispa (Blastophaga psenes), una estrecha relación de mutua dependencia que se remonta al menos a unos 60 millones de años atrás, cuando insecto y árbol establecieron un pacto que permitía al primero criar dentro del higo a cambio de la polinización. Un fósil de avispa de la higuera de más de 34 millones de años, hallado en la isla de Wight (Reino Unido) muestra que el complejo vínculo que existe actualmente entre estas dos especies, indispensable para la supervivencia natural de ambas, viene de muy lejos y ha permanecido sin cambios desde entonces.
     Y aunque el ser humano ha cultivado la higuera desde tiempos inmemoriales su conocimiento de la especie es más bien escaso ¿qué sabemos de este árbol? ¿Necesita un insecto polinizador para que maduren sus frutos? Y yendo un poco más allá, los higos ¿son en realidad frutos?
     El libro La sexualidad de las higueras y de su insecto polinizador de Joan Rallo, publicado por la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca, a través de la Dirección General de Agricultura y Ganadería y el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de las Islas Baleares (IRFAP), nos adentra en el fascinante y complejo mundo de las higueras en el que pocas cosas son lo que parecen.      «La relación entre la higuera y su insecto polinizador es un tema que siempre me ha llamado la atención y, aunque se cita mucho, hay pocos estudios en profundidad», comenta Rallo. "Esperé a la jubilación para disponer del tiempo suficiente que me permitiera investigarlo, y el libro es el resultado de diez años de observaciones, además de actualizar los conocimientos que hasta ahora tenemos sobre las higueras, especialmente los referentes a su sexualidad, a la falsa partenocarpia que se les adjudica o a su antigüedad como cultivo".
     Para entender al Ficus carica, -higuera de toda la vida-, es conveniente comenzar aclarando que dentro de la misma especie encontramos diferentes tipos; en primer lugar están los cabrahígos o silvestres, que presentan a lo largo de su ciclo anual tres tipos de infrutescencias no comestibles: las mamas, los prohigos y los mamones, y en segundo las higueras cultivadas que, para producir sus frutos (comestibles), pueden precisar o no de polinización y, en este punto es donde el tema se vuelve apasionante.
     Desde hace millones de años -hay quien estima que unos 80- la avispilla Blastophaga psenes y Ficus carica coevolucionan, creando una compleja estrategia que continúan manteniendo en la actualidad. "No se trata de una polinización accidental, como la de las abejas que van a todo tipo de flores, ésta es activa, etodinámica, y exclusiva para la higuera" explica Rallo, "y en esta ayuda mutua hay un toma y daca que permite al insecto disponer de un lugar seguro para realizar la puesta y de alimento para criar a sus larvas y al árbol poder reproducirse al ser polinizado".

     Aunque los llamemos frutos, los higos son en realidad una infrutescencia que alberga en su interior cientos de flores pequeñas encerradas en un receptáculo denominado sicono; y en el caso de los cabrahígos las hay de dos tipos masculinas y femeninas. Uno de los primeros objetivos de la investigación de Rallo ha sido describir el ciclo del insecto en Mallorca y todo el proceso comienza con el cabrahígo.
     La avispilla hiberna en las flores de las mamas y emerge como hembra adulta alada cuando se están desarrollando los prohigos, en los que penetra a través del ostiolo y realiza la oviposición en las flores brevistilas que tapizan el interior del sicono y que pasan a transformarse en agallas tras la intervención del insecto.
     De los huevos, uno en cada flor, salen primero los machos, localizan a las hembras que todavía permanecen dentro de las agallas y las fecundan, además, de abrirles una vía de salida a través del canal ostiolar, conocido también como ojo. Tras esta tarea, mueren sin haber salido del higo. Una vez que las hembras aladas ya fertilizadas emergen, salen del sicono atravesando la capa de flores con estambres que se localizan alrededor del ostiolo, almacenando el polen en unos cestillos ad hoc localizados en la parte inferior del tórax.
     Abandonado el sicono, la avispilla puede introducirse en un mamón de cabrahígo, polinizando sus flores y colocando sus huevos en las flores brevistilas, donde nuevas generaciones se desarrollarán a lo largo del verano, que a su vez acabarán poniendo sus huevos en las mamas, donde los insectos en forma de larva pasarán el invierno hasta la primavera siguiente, en la que comenzará de nuevo el ciclo.
     O bien pude ocurrir que la avispilla visite una higuera "doméstica", y como las flores de sus higos son de pistilos largos no puede realizar la puesta, pero en el intento las polinizará, dando lugar a semillas con lo que la higuera asegura su reproducción sin la intervención humana,
     Actualmente, la mayoría de las higueras de nuestro entorno se propagan por esquejes y los frutos maduran sin polinizarse, sin embargo es de destacar la importancia de la caprificación, ya que sus frutos presentan un mayor tamaño, una coloración más intensa de la pulpa y una mayor calidad gustativa. Cuando Rallo comenzó esta investigación el primer paso fue localizar este tipo de higueras macho (cabrahígos) en la Isla, "una de las primeras la encontré en el talayot de Capocorb, otra en un corral de Sineu, estaban muy dispersas y cada vez que iba a realizar un estudio tenía que desplazarme, así que decidí llevar a cabo mi propia plantación. Sembré higos silvestres o sus semillas, esperé a ver si salía macho o hembra y, a partir de este punto, ya dispuse del material suficiente para poder seguir investigando".
     "Muchas de estas higueras para envejecerlas y ganar tiempo he tenido que irlas injertando sobre ellas mismas", aclara. "Los cabrahígos no producen higos comestibles, pero son necesarios para que críe el insecto, del que en casi toda la bibliografía se citan tres ciclos, pero yo he contado hasta cinco en un año y, haciendo trampa, seis".
     Con este estudio Rallo busca motivar al cultivador para que establezca plantaciones modernas y, también, promover el cambio de cultivos en algunas de las que ya existen, utilizando la práctica de la caprificación que permitiría obtener higos de mayor calidad tanto para el secado como para la alimentación animal. Además de ayudar a crear conciencia sobre la necesidad de establecer una colección de variedades de cabrahiguera que puedan servir de base no sólo para la polinización de los cultivos futuros sino también para proteger y fomentar la biodiversidad de la especie.

     Se trata sin duda de un mundo sorprendente, complejo y bastante desconocido en el que hay higueras como la de tipo Esmirna que necesitan la polinización para obtener su cosecha de higos o como las de tipo San Pedro con dos cosechas al año; en una, la primera, no necesitan polinización, pero en la otra, si no se produce, el higo cae.
     En sus diez años de investigación ha reunido numerosa documentación entorno a esta especie, además de descubrir otros aspectos que han despertado su curiosidad. "Estoy asombrado de su complejidad y no me refiero solo al aspecto reproductivo. Dentro del higo vive toda una serie de fauna y de flora que comienza a citarse a partir de mediados del siglo pasado. La Philotrypesis caricae, por ejemplo, es un parasitoide oportunista que pone su huevo en la misma flor donde lo ha puesto la Blastophaga y cuando eclosionan, las larvas de la intrusa se aprovechan del alimento que debería tomar la avispilla del higo".
     Joan Rallo fue profesor de fruticultura mediterránea en la UIB y ha centrado su investigación en los cultivos realizados en Baleares, desde los olivos a los algarrobos, pasando por almendros, el viñedo o la apicultura. En este libro sobre las higueras y su insecto polinizador aborda una compleja relación que, a pesar de llevar millones de años, es bastante desconocida.

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10 enero 2022

El aderno de Los Chorros de Epina, del cronista de Canarias

JUAN GUZMAN OJEDA
, Ing. téc. forestal
El legendario aderno de Los Chorros de Epina

Sin hojas en 2014

      Y cierto es que junto al sendero hacia Arure (GR-132) se localiza un viejo aderno (28º 09´48´´ N y 17º 17´ 53´´ W), apenas a 200 metros antes de llegar a oír el borboteo de la fuente. Debemos lamentar que tras la visita realizada en fechas recientes [31 enero 2014], el ejemplar en cuestión no exhibía ninguna hoja y esta especie no es precisamente caduca. Este ejemplar singular que, supuestamente, enlazaría con la cultura oral, probablemente pereciera durante el pasado año. A juzgar por su aspecto, durante su etapa juvenil debió ser víctima de un importante movimiento de tierra o bien puede que viviera subyugado a la sombra de otro gran árbol ya que su tronco, de apenas 6 metros de largo, se encuentra prácticamente horizontal al camino, creciendo desde la pendiente hacia el vacío.
      Ahora, su tortuoso esqueleto vegetal, de más de un metro de diámetro, se encuentra abierto y desgarrado por el paso de los incontables años, sirviendo a modo de gran macetero proporcionando sustrato y soporte a musgos, helechos, líquenes y pequeñas crasas rupícolas.  

Desmitificando su soledad
      Pese a que algunos textos científicos atribuyen la capacidad de esta mirsinácea para emitir brotes de raíz (o geneta), como hace su pariente el marmulán (Sideroxylon canariensis), por nuestra parte no se ha podido advertir la presencia de los mismos, circunstancia que frena la regeneración natural de este individuo en particular. No obstante los guías del Parque Nacional de Garajonay nos confirman la presencia de otros adernos en la zona, desmitificando la creencia popular sobre la solitaria existencia de este árbol en toda la isla.
      Claro está que la causa de la muerte de este ejemplar no debieron de ser las hojas que, como pruebas de fe, les iba regalando a las pobres esclavas del agua que además, a buen seguro, arriesgarían su propia vida para llegar a alcanzarlas. Como recoge José Perera, alguna había más avispada que venía con la hojita del árbol pero con la talla vacía, llenándola en el barranco de Macayo, ya cerca de la entrada a la pedanía urbana de Vallehermoso.

     Y no queremos terminar sin añadir que mientras la bruma siga acariciando y jugando con el monteverde gomero, continuarán manando “las canales” de la fuente para mantener viva tanto la leyenda del único aderno como el sabor también único de la fresca e incomparable agua del monte.

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 César-Javier Palacios también nos habla aquí de este aderno

07 enero 2022

El tejo de los Tenreiro, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
El tejo de Pontedeume, A Coruña


Estas fotos corresponden a un ejemplar de tejo (Taxus baccata), que creció en la villa de Pontedeume (A Coruña). Como sucede con muchos de estos árboles desconocemos su edad, aunque en épocas la familia propietaria llegó a hablar de entre 400 y 500, y alguna publicación los elevó a los 700. Lo cierto es que se le estimaban poco más de 200 años. Según nota de prensa firmada por un arquitecto a mediados del siglo XX (autor del dibujo que acompaña este texto) en 1825, se desplazó “un viejísimo tejo” con la única ayuda de un plano inclinado para colocarlo en el centro de unos banquillos y columnas preexistentes y a partir de entonces se le dio forma y guió hasta formar cuatro niveles (tres pisos y una cúpula) siguiendo el estilo de la topiaria de algunos tejos ingleses, hasta que en 1840 estuvo listo.  
     Dudosa es la edad estimada y dudoso es que se lleve un árbol al interior de un columnario construido, en vez de construir este una vez arraigado el árbol. Fuese como fuese, el invento prosperó y al abrigo de la finca de la rica familia de los Tenreiro, durante unas décadas el árbol fue imagen de su poderío político y económico. Fuentes locales, a nivel de Internet y de prensa, magnifican sus visitas y circunstancias, llegando algunos a hablar de consejos de ministros o banquetes del gobierno a su sombra.  
     Cierto es que algunos visitantes de renombre tuvo, conforme a los intereses y amistades de la familia propietaria, pero posiblemente los datos se hayan magnificado, aunque al parecer, Azaña estuvo invitado en la casa y recibió alguna visita bajo el árbol.  
     Al árbol se accedía por una escalera metálica en forma de caracol, estando formados los pisos por maderas. El primero estaba a 2,65 metros del suelo, el segundo a unos 4,65 metros y del tercero no tengo la medida- pero, naturalmente, de menor diámetro que la superficie de la copa.  
     En 2007, en base a su particular fisonomía e historia, fue declarado “Árbore Senlleira” de Galicia. La familia, con el tiempo, había perdido parte de su status y en las últimas épocas condenó al abandono a la antigua finca que pasó de ser un semi jardín botánico a un zarzal. Por su parte el ayuntamiento expropió la parte baja de la misma para hacer un paseo peatonal a la orilla del río. Era la época de las vacas gordas: dinero para expropiación, carril bici con aglomerado bituminoso y paseo peatonal a base de planchas de granito que pueden observarse bien en la fotografía donde he “decapitado” a un grupo de personas, fotografía que corresponde al año 2010.  
     Ahí comenzaron los problemas del árbol. Inicialmente no se percibían pero al cabo de un tiempo marcaron su declive definitivo: empezó a perder ramas y hojas y luego, al parecer, fue atacado por un tipo raro de cochinilla. No hubo tratamiento posible: ni las fumigaciones, ni levantar las planchas de granito más próximas, lo salvaron. Se le dio por muerto, aunque luego tuvo algunos brotes verdes en el tronco (mi última información me dice que continúan). Perdió su consideración de árbol sobresaliente en 2020, cuando ya no era más que un recuerdo de aquel que fue en tiempos mejores.

2010
 
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Y otra noticia de 2016...
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05 enero 2022

Grandes tinas de madera para guardar el vino, la memoria del bosque

EUGENIO MONESMA (Huesca, 1953)
Las tinas 

Bodegas Muga, con una afamada experiencia en la elaboración tradicional del vino, sigue envasando sus caldos en grandes tinas de madera, fabricadas a mano. La construcción de estos grandes recipientes corre a cargo de los cuberos y la materia prima utilizada es la madera de roble americano o roble francés. En el año 2000 tuvimos la oportunidad de recoger todo el proceso de construcción de estas grandes tinas de madera.

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02 enero 2022

HAMID TIBOUCHI (Argelia, 1951)
"Cuando la puerta se acuerda"

 
 
Cuando la puerta se acuerda 
cuando la mesa se acuerda
cuando la silla el armario el aparador la ventana
                                                                  se acuerdan
cuando se acuerdan intensamente
de sus raíces
de sus savias

de sus hojas
de sus ramas
de todo lo que en ellos habitaba
de los nidos y las canciones
de las ardillas y los monos
de la nieve y el viento
—un escalofrío recorre la casa
que vuelve a ser bosque

entonces tan sólo escucho correr la fuente
y un fuego arde a mi alrededor
para calentar mi noche helada
de viajero extraviado

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