Leyenda del Aderno
CÉSAR-JAVIER PALACIOS
Redescubierto en La Gomera el árbol de las brujas de alcurnia (enero 2013)
La isla de La Gomera es un territorio mágico. Con un bosque mágico, la laurisilva, preñado de historias tan viejas como sus árboles únicos.
En un lugar así, imagínense cómo será Vallehermoso, una de sus localidades más increíbles. Adéntrense entonces en su monte nebuloso hasta acercarse a una fuente misteriosa de siete caños tallados en madera, los Chorros de Epina. Y allí, entre el rumor del agua y del viento alisio agitando la bóveda vegetal, recuerden el refrán gomero:
“Si bebes de los siete caños / te casas antes de un año”.
Para encontrar el amor deseado, asegura la vieja tradición oral que las mujeres deben beber de los caños pares y los hombres de los caños impares, empezando siempre a contar desde la izquierda. Y sólo si las mujeres quieren convertirse en brujas deben beber de los caños de los hombres.
Brujas, auténticas brujas eran las damas de alta
alcurnia de Vallehermoso, caprichosas hasta el límite de exigir a sus
sirvientas el esfuerzo de invertir todo un día de dura caminata para traerles la preciada agua
de esa fuente supuestamente medicinal. Sabedoras de lo sencillo de la
falsificación, exigían a las niñas encargadas del transporte una incontestable prueba. Junto con el cántaro lleno debían mostrar la hoja de un aderno (Heberdenia excelsa),
un raro árbol de la laurisilva del que, según se creía, sólo existía un
único ejemplar en la isla, precisamente en la inmediaciones del
manantial.
Considerado cuento de viejas, durante décadas se pensó que tal árbol era una invención popular. Hasta que junto con mi amigo Jacinto lo redescubrimos hace muy poco tiempo. Viejo, muy viejo, pero vivo.
¿Será el mismo de la leyenda? El propio árbol nos lo
confirmó, pues tan sólo conserva una de sus cuatro ramas originales, la
más inaccesible. Aunque lo siento, no les diré cómo llegar a él, está el pobre como para regalar más hojas.
De todas maneras hay que aclarar que no existe un único ejemplar de
aderno en La Gomera. Hay bastantes, pero son muy raros. La tradición
oral sin embargo lo hizo único, señalando las hojas de este árbol, que
se retuercen de una forma muy peculiar, como algo imposible de
falsificar. De ahí la leyenda
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