miércoles, 29 de agosto de 2018

NACHO ALEMANY ESTEVE
El Taray de Roquetas, Almería, símbolo y testigo que une en el dolor de su rama a un pueblo entero




     El pasado jueves 23, por la noche, alguien puso por las RRSS que vió que se habían “cargado” el Taray de Los Bajos en Roquetas de Mar. Un árbol centenario que acumula miles de historias y ha sido testigo de todo lo que ha sucedido en Roquetas desde hace muchos años.

     Nada más leer esa publicación corrí a ver que le había sucedido y, si, se lo habían cargado. Le hicieron daño, rompiendo una de sus ramas más grandes y dejándolo apoyado en el suelo, como si estuviera lamentándose o suplicando ayuda.
     Para mí, como para la grandísima mayoría de vecinos y vecinas de este municipio es un ejemplar especial. Por su porte y belleza, por su cercanía al mar y la tranquilidad que ofrece. Pero especialmente por los momentos, cada cual el suyo y por sus motivos, hemos vivido y sentido bajo su sombra y cobijo.
     Cuando llegué allí la rabia y la impotencia se apoderó de mí. Grabé video, eché fotos y llamé a la policía pero ya no había nada que hacer, el daño ya estaba hecho.
     La triste noticia de lo sufrido por nuestro amado Taray hizo que las redes no pararan de mostrar el dolor que todo el mundo ha sentido al enterarse del tremendo daño que le han hecho. El Taray es ya toda una referencia y seña de identidad de todos los que aquí vivimos. Tal fue la respuesta de la gente y tanta la unión en el dolor y la impotencia que el ayuntamiento no pudo más que intervenir, como siempre, con prisas y sin planear nada en condiciones. Había que arreglar ese “problema” como fuere y el resultado no ha podido ser más lamentable.
     No pongo en duda la profesionalidad de los jardineros pero, según contaron a las personas que ya paseaban por allí la mañana siguiente en torno a las nueve, se les había mandado a podar este precioso ejemplar. No, no necesitaba una poda, necesitaba que cortaran la rama dañada para que no llegue a enfermar. El resultado ha sido un mal corte en la rama afectada y recortes varios en el resto para que aparente estar “bonito”. Pues han hecho una chapuza y más daño aún.
     Más grande puede ser la sorpresa cuando, al terminar la poda, vemos que el ayuntamiento hace pública una foto lamentando lo ocurrido, aún sabiendo que desde hace más de una década se está solicitando al equipo de gobierno su protección y una campaña de concienciación y puesta en valor pero siempre han hecho caso omiso y lo han dejado a su suerte.
     El Taray, nuestro amado Taray, nos ha escuchado en nuestros peores momentos, nos ha cobijado en los más maravillosos. Ha sido testigo de miles de historias y lo seguirá siendo. Como está catalogado por la Junta de Andalucía, que tampoco hace nada para su protección, es un árbol singular. ¿Qué digo singular? ES UN ÁRBOL ESPECIAL, que ha hecho de su dolor con este acto vandálico, el dolor de todo un pueblo.

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