"Quién hubiera dicho que estos poemas de otros iban a ser míos, después de todo hay hombres que no fui y sin embargo quise ser, si no por una vida al menos por un rato..." Mario Benedetti.
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domingo, 5 de noviembre de 2017
LOS INCENDIOS, ABC Natural Los incendios pueden favorecer la diversidad de fauna y flora El fuego promueve que en muchos ecosistemas haya más variedad de
especies animales y vegetales, porque crea una mayor diversidad de
ambientes para vivir - ABC
El fuego
promueve que en muchos ecosistemas haya más variedad de especies
animales y vegetales, porque crea una mayor diversidad de ambientes para
vivir. Este efecto no es universal y requiere un conocimiento profundo
sobre las especies y el régimen de incendios de cada región. Es esencial
para planificar estrategias de gestión del combustible, quemas controladas y supresión de incendios en todo el mundo.
Los incendios podrían utilizarse para promover la biodiversidad. Esta es la idea principal de un reportaje publicado en Science, y firmado por Lluís Brotons (investigador del CSIC en el CREAF Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales),
y Luke T. Kelly (investigador de la Universidad de Melbourne). Los
autores recalcan que la aparición de fuegos naturales variados —grandes y
pequeños, de copa y de sotobosque, que afectan a especies más adaptadas
o menos adaptadas al fuego— en algunos ecosistemas permite que se creen
hábitats únicos y diversos, que de otra manera no aparecerían. Estos
nuevos hábitats permiten que viva una variedad de especies mayor de la
que había originariamente antes del fuego, explica Verónica Couto,
técnico de Comunicación en el CREAF.
De hecho, hay casos muy específicos, como el pico ártico (Picoides articus),
que dependen de las zonas post-incendio para vivir. Pero, a pesar de
que una parte de la fauna y flora de una zona pueda resultar beneficiada
por la aparición de fuegos de diferentes tipos, también necesita un
tiempo mínimo para recuperarse.
«Todo parece indicar que los hábitats más heterogéneos favorecen la coexistencia de un mayor número de especies. Los fuegos potencian esta heterogeneidad,
pero no quiere decir que haya siempre una relación directa entre más
incendios y más biodiversidad», aclara Brotons. Y advierte que «hay que
conocer las características de cada zona. Por ejemplo, si un pinar de
pino carrasco y de pino silvestre convive con fuegos demasiado
frecuentes, acabará desapareciendo, así como una parte importante de su
fauna y flora asociada, porque los nuevos pinos no tienen tiempo para
madurar y reproducirse».
«Una de las cosas
más importantes que queremos transmitir es que el fuego no es
necesariamente malo. De hecho, hace tiempo que conocemos que hay algunas
plantas y animales que lo necesitan para vivir», comenta Kelly. «Lo que
es nuevo y excitante es que estamos aprendiendo suficiente sobre cómo
responde la biodiversidad a los incendios para poderlo
aplicar en la gestión de los hábitats. Podremos ayudar a los gestores a
decidir cuándo y dónde hacer quemas controladas», añade.
Cuando
los expertos planifiquen una serie de fuegos controlados o estrategias
de supresión de los incendios, donde la biodiversidad pueda resultar
favorecida, los autores recomiendan tener en cuenta tres factores: el ciclo de vida de la vegetación que se quemará, cómo afecta el cambio climáticoen
esa zona concreta y qué efecto tienen los fuegos conducidos directa o
indirectamente por humanos. Según Brotons, «el fuego es parte de
nuestros ecosistemas y lo seguirá siendo. Tenemos dos opciones: podemos
utilizar estos nuevos conocimientos que estamos generando desde el mundo
de la ecología y reforzar los aspectos positivos del fuego, o podemos
esperar y responder a un ciclo de incendios impetuoso con impactos que pueden ser catastróficos».
El cambio climático
reduce el intervalo entre los incendios y pone en peligro a muchas
especies que tienen los períodos de recuperación largos. «En el
escenario que nos encontramos, muchas especies no podrán seguir este
ritmo tan rápido de afectación por el fuego y se acabará alterando toda
la estructura del ecosistema. Esto se acentúa en regiones de clima seco y
en hábitats que están afectados por otras actividades humanas, como es el caso del Mediterráneo», alerta el investigador. Por
otra parte, los investigadores recuerdan que el cambio climático es
sólo uno de los factores que afectan el ciclo natural de incendios, y
que el cambio de usos del suelo o la fragmentación de los hábitats también ayudan a modificar este ciclo. La deforestación
que sufren Asia y América del Sur o el abandono de los campos en la
región mediterránea son dos ejemplos de estas alteraciones en el régimen
de incendios y, de rebote, en la biodiversidad de la zona. Información
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