domingo, 2 de marzo de 2014

ALBERTO CORTEZ (Argentina, 1940)
Mi árbol y yo



Mi madre y yo lo plantamos
en el limite del patio
donde termina la casa
fue mi padre quien lo trajo
yo tenía cinco años
y el apenas una rama.

Al llegar la primavera
abonamos bien la tierra
y lo cubrimos de agua
con trocitos de madera
hicimos una barrera
para que no se dañara.

Mi árbol brotó,
mi infancia pasó
y hoy bajo su sombra
que tanto creció
tenemos recuerdos
mi árbol y yo.

Con el correr de los años,
con los pantalones largos,
me llegó la adolescencia
fue la sombra de mi árbol
una siesta de verano,
donde perdí la inocencia.

Luego fue tiempo de estudios
con regresos a menudo
pero con plena conciencia,
que iniciaba un largo viaje
solo de ida el pasaje
y así me ganó la ausencia.

Mi árbol quedó,
mi infancia pasó
y hoy bajo su sombra,
que tanto creció
tenemos recuerdos,
mi árbol y yo.

Muchos años han pasado
y por fin he regresado
a mi terruño querido,
y en el límite del patio,
allí me estaba esperando
como se espera a un amigo.

Parecía sonreírme,
como queriendo decirme:
¡Mira, estoy lleno de nidos!
Ese árbol que plantamos
hace veinti... y tantos años
siendo yo apenas un niño.

Aquel que brotó
y el tiempo pasó
mitad de mi vida,
con él se quedó
y hoy bajo su sombra
que tanto creció,
tenemos recuerdos,
mi árbol y yo.

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