miércoles, 23 de diciembre de 2015

TEJOS - Monasterio y Sierra de Leyre - Navarra
Cripta del Monasterio de Leire

Esta vez visitamos los tejos de la Sierra de Leyre pero no olvidamos esas grandes encinas y robles que encontramos en la subida. 
 
Una ruta muy gratificante. Antes o después debemos visitar el Monasterio de Leyre, la Cripta y la Iglesia...  Si planificamos el comer en la hospedería del monasterio debemos hacer la correspondiente reserva y contad con +/- 25 euros de media, pero también podemos prever el comer en Yesa, precios más asequibles.   
La subida a Arangoiti tiene muchas sendas, la más conocida y transitada es la Cañada de los Roncaleses, otras sólo las recorren los "seteros" y
cazadores.
Comenzamos la subida por la cañada. Esta va haciendo vueltas y revueltas pero tomamos la vía directa. En el tercer cruce de la vía principal tomaremos a la izquierda, señal roja,

abandonando la cañada. Continuamos y tendremos un desvío a la izda., junto a un árbol caído. Seguiremos y nos vamos al primer mirador. Continuando nos encontaremos con el Mirador de la Peña las Seis y seguiremos nuestra ruta hasta la cornisa. Allí nos desviaremos por la senda de la izquierda. A unos cinco minutos, en la cara norte, encontraremos un gran desprendimiento de rocas de gran tamaño, allí es donde se ubican siete tejos, dos de ellos de más de tres metros de perímetro.

Tejos 1 y 2.-  Posición:  N 42º 38' 46"  -  W 1º 10' 27,5"   Medidas: 1,5m  1,7m de circunferencia
Tejo 3.- Posición: N 42º 38' 46,6"  -  W 1º 10' 26,9 "        Medidas: Imposible de medir, está casi colgando de una gran roca, tiene más de 3 m de circunferencia.
Tejo 4.- Es un tejo con cuatro vástagos de 20 cm de diámetro.
Tejo 5.- Posición: N 42º 38' 46,1"  -  W 1º 10' 28,6"         Medidas: 2,67 m
Tejo 6.- Posición: N 42º 38' 45,8"  -  W 1º 10' 28,3"         Medidas: 3,27 m
Tejo 7.- Posición: N 42º 38' 44,5"  -  W 1º 10' 28,4"         Medidas: 3,35 m

Desandando la ruta continuamos por la senda de la cornisa hacia el este. Saltamos una alambrada y al cabo de diez minutos, en la rompiente, tendremos a la vista el octavo tejo.  


Tejo 8.- Posición: N 42º 38' 46,8"  -  W 1º 10' 13,9"        Medidas: 3,30 m de circunfrencia
Altura: 11 m

Mirador de la Cruz
Continuando la senda hay un desvío hasta la Cruz. Después hallaremos una gran campa, una gran hendidura en la cornisa, el punto por donde desciende la Cañada de los Roncaleses, allí tomaremos el descenso hasta el Monasterio.

Hay otro tejo muy pequeño en la cumbre del Arangoiti, a la derecha mirando hacia el sur, veremos una pequeña mancha verde oscura, es el tejo.

Otros dos árboles monumentales: En la carretera de subida a Leire hay una encina y un roble. La encina está a la derecha de la carretera, el km 3 (no exacto), poco antes de llegar al primer aparcamiento -hay tres aparcamientos- y el roble está junto al primer aparcamiento, en la esquina superior, junto a la carretera.
En la Ruta de Wikiloc están marcados varios árboles monumentales.


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La leyenda de San Virila

Según la leyenda el abad Virila era un hombre santo, dedicado por entero a la oración. Sin embargo le atormentaban sus dudas sobre el más allá y se preguntaba si una eternidad en el cielo no terminaría siendo tediosa y triste…
     Un día salió a rezar a los alrededores del monasterio de Leyre. Se internó en el bosque hasta sentarse junto a una fuente escondida entre los tilos y encinas. Extasiado escuchó el canto de un ruiseñor que, con sus trinos, distrajo su atención. Allí  se quedó prendado del canto del pájaro, hasta que entró en un profundo trance. Cuando volvió en sí descendió hacia el monasterio, pero apenas pudo reconocer los caminos y lugares familiares y, en vez del pequeño eremitorio del que había partido, encontró un gran edificio rodeado por altos muros y extensos huertos.
    Llamó a la puerta y le abrió un monje, desconocido para él, que le preguntó que quién era...  A lo que Virila respondió: “Soy el Abad Virila”. Algunos monjes se congregaron ante la puerta observando al extraño monje. Virila preguntó por sus monjes... sus compañeros... Sisebuto, Gundemaro, Ramiro...
     Ante la insistencia del anciano, un monje corrió a los archivos del monasterio y volvió con unos libros bajo el brazo. Según constaba en los registros de la abadía, efectivamente, había habido allí un abad llamado Virila que se había perdido en el bosque pero... trescientos años antes.
     Entonces en las alturas se oyó una voz diciendo: “Trescientos años has estado oyendo el canto de un ruiseñor y te han parecido un instante. Ahora puedes imaginar los instantes de la eternidad lo perfectos que te pueden parecer”. Un ruiseñor descendió sobre el grupo de monjes con el anillo monacal en el pico dándoselo a Virila, consagrándole así como abad hasta que Dios lo llamara a disfrutar de la gloria eterna.

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