12 junio 2020

El plantador de bosques

MAR VERDEJO
El plantador de bosques
      Haber sido alumna de la Universidad de Almería y unos años después presentar a uno de mis referentes vitales y profesionales, al sociólogo Joaquín Araújo Ponciano, en los viernes científicos organizados por UAL, ha superado cualquiera de mis sueños de alumna universitaria.
      Así que sólo os puedo decir que no dejéis de soñar: los sueños, os aseguro, que se hacen realidad, y quiero dar las gracias por ello a Esther Giménez Luque, directora del Centro de Colecciones Científicas de la Universidad de Almería por hacerlo posible. Para esta mujer de la Ciencia no hay nada imposible.  Joaquín regresa a mi Ítaca, como un Ulises utópico de mirada limpia; “a uno de los mejores perdederos del país” como ha escrito sobre mi hogar, donde sé que él también se embosca y tiene el placer y el arte de contarlo.
      Naturalista y campesino, tiene un currículum de vértigo, pero imagino que si tuviera que elegir una cosa, elegiría ser árbol. Escribe Joaquín: “Y elijo la condición del árbol. / Porque come luz. / ¡Qué delicia desayunar transparencia, /almorzar lucidez/ cenar ocasos anaranjados!/ y con ellos construir el verdor/ y la sombra/y la rara nube que es toda copa/ donde se esconde el canto de/los pájaros. / Ahora no puedo, / pero cuando lo deje/ seré lo que he elegido.”
      El hombre árbol y emboscado fertiliza la tierra con sus palabras, garabatos y haikus,  y por supuesto con sus propias manos; lo mismo planta árboles que hace grafías de lugares lejanos. Su voz familiar y reconocida adquirió para mí forma humana en el XXXVII Congreso de la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos,  en Mayo de 2010, en Alcorcón. Nos sumergió en los parques como espacios para la sociabilización. Los parques como punto para el encuentro y el compartir, donde estrechar lazos y crecer, donde transitar y contemplar, donde crecer y respirar, entre sus auténticos protagonistas: los árboles.
      Dijo en el Auditorio Municipal: “cada árbol en pie es un bastón para la sociedad lisiada”, y al final de la ponencia, se levantó, cogió un rotulador y con elegancia trazó tres líneas, y dijo que en japonés
significaba árbol. A esa misma grafía le hizo un pequeño punto y dijo que significaba amor. No lo pude contener: lloré conmovida porque me hizo sentir, con este gesto poético, la importancia de los árboles y su inmenso amor por ellos; e iluminó todos bosques que llevamos dentro. “No hay que plantar un árbol. Hay que plantar un bosque y plantar luego un bosque de bosques”, insiste Joaquín. El hombre que planta árboles nos hace partícipes con su arte de contar historias de la emoción del paisaje, del esplendor de la austeridad, del aire dibujado, de la danza del universo, de la sonata del bosque, de las mañanas de estío, de las aguas cantarinas y las noches de luna mora. Y si tuviera que elegir lo tiene claro: elige la condición del árbol y un bosque de bosques, porque es la única forma de lograr una “Humanidad más humana”. 
      En el 25 Aniversario de la Universidad de Almería, “este conmovido con mayúsculas”, como dice María José Parejo Blanco, directora del programa de RNE “El Bosque Habitado” de Radio 3, vino a cultivar lo verde de nuestro conocimiento como cultiva su huerto o trabaja meticulosamente en su fascinante estudio sobre su mesa de madera- que respira- y su ventana luminosa, orientada a un inabarcable horizonte de bosque. Vino a atalantarnos a la comunidad universitaria almeriense como lo hace un bosque o un mar, mostrándonos el placer de contemplar la Naturaleza, con el compromiso moral de defenderla, porque nos estamos jugando la vida en la Tierra. ¡Felicidades Universidad de Almería! “Que la vida os atalante” dice siempre Joaquín Araújo.
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10 junio 2020

La s'Olivera de Cort

LA S'OLIVERA DE CORT, Palma de Mallorca

A la s’Olivera’ de Cort se le calculan entre 500 y 600 años, tiene una altura de 6 metros y destaca la forma de su tronco de 7 metros de perímetro.
Jaime Batle junto a su emblemático árbol
     El día 3 de mayo de 1989 se plantó la conocida olivera en la Plaça de Cort, frente al consistorio palmesano. Esta centenaria olivera, catalogada y protegida, no deja indiferente a quienes pasan por el lugar, convirtiéndose en un fetiche para turistas y residentes.

     Este singular árbol creció en la finca de Pedruixella Petit (Pollença), propiedad del empresario Jaime Batle Manresa, hotelero y expropietario de autocares Batle. El expropietario cuenta que su idea era trasladar el árbol a uno de sus hoteles en Alcúdia, el Río Mar, pero no se realizó. Un jardinero que conocía, junto al jefe de obras del Ajuntamento, fueron a verle con el fin de comprarle la olivera para ponerlo en la plaza, frente al Ajuntament de Palma. Fue entonces cuando decidió donar la olivera a la ciudad.
     Agradecidos por aquel gesto, le dijeron que le harían un reconocimiento poniendo una placa con su nombre. Pero pasaron los diversos alcaldes...  Ramón Aguiló Munar, Joan Fageda Aubert, Catalina Cirer Adrover, Aina Calvo Sastre, Mateo Isern,... y 40 años... "No te preocupes, yo te pondré la placa" fueron las palabras de diversos alcaldes a Jaime Batle. A mi me "hacen gracia" las expresiones
Acto de agradecimiento, 25 de Febr. de 2019
de algunos políticos que parecen apropiarse de los hechos que la ciudad agradece, encarga, paga e instala.
     Por fin con Antoni Noguera se hizo realidad la ilusión de Batle de tener la placa de agradecimiento. Ésta se instaló el día 25 de febreo de 2019 con la asistencia de Susanna Moll, regidora de Educación de Educación y Deportes, de Antonia Martín, la regidora de Sanidad y Consumo, junto al ex-regidor de Infraestructuras, Carlos Aguilar.


Trasplante de la olivera, 1989
Invasión de inconscientes
     Estos comportamientos incívicos, la compactación del suelo y la abrasión del calzado sobre la corteza del árbol, llevaron al consitorio a instalar una valla que especificase la prohibición de subirse a la olivera. 

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08 junio 2020

Expolio de olivos

BERNABÉ MOYA
¿Acabará el expolio de nuestros olivos monumentales?
No vale lo mismo ni tiene la misma consideración social dañar el cuadro ‘El grito’ de Edvard Münch que a un ser vivo milenario”
      El expolio que han sufrido los olivos monumentales en Cataluña no es una novedad, es algo que ha venido sucediendo desde hace más de cuatro décadas. Y lo peor es que no es algo exclusivo de Cataluña, se produce en toda España: Extremadura, Murcia, Andalucía, Aragón, Castilla la Mancha… Es una consecuencia de la España vacía, y vaciada, pero sobre todo desarraigada y desmemoriada.
Olivo milenario conocido como La Farga de Arión, en Uldecona (Tarragona).
      En nuestro país las competencias para proteger los árboles monumentales están transferidas a las comunidades autónomas, y a tenor de los resultados no parece que haya sido especialmente efectiva. Y es que, aunque Cataluña dispone de un marco jurídico específico para proteger a los árboles monumentales, desde el año 1987, hasta ayer solo tres olivos formaban parte del Catálogo de Árboles Monumentales de Cataluña: Lo Parot (el padre de los olivos), y las Fargues de l’Arion I y II (farga es la denominación de una variedad local de olivo cultivada en la zona desde antiguo), ambos en la provincia de Tarragona. Pero lo que más llama la atención es el contenido de la ficha técnica oficial de Les Fargues, consultable a través de internet, «nada más en la comarca del Montsià se han registrado 1.668 ejemplares singulares milenarios». Lo sabíamos y hemos mirado a otra parte, durante cuatro décadas.

Olivo Lo Parot, situado en Horta de San Juan (Tarragona)
     Esta semana algo ha cambiado. El Parlamento Catalán ha aprobado la Ley de Protección de Olivos Monumentales. Pero llega tarde. Son decenas de miles los olivos monumentales que han sido expoliados durante los últimos años. Hay un puñado de pueblos en el norte de Castellón y en el Sur de Tarragona que aún conservan varios cientos de ejemplares; el problema es que casi todos tenían miles. Y como en todo expolio de obras de arte de alto nivel que se precie, los más valiosos son los que primero desaparecieron. No sabemos a quién hay que preguntar por ellos.
       En Cataluña han seguido casi al pie de la letra el guión establecido por la Ley de Patrimonio Arbóreo de la Comunidad Valenciana, aprobada por unanimidad en las Cortes Valencianas. Se agradece. No fue fácil, y muchos de los autoproclamados protectores de la naturaleza estaban en contra. En Cataluña no ha sido posible la unanimidad. Pero han aceptado algunas de las normas que allí se establecieron, como que todo olivo que tenga mas de 3,5 metros de perímetro de circunferencia, medido a la altura del pecho está protegido “sin necesidad de resolución singularizada”. Recuerdo la férrea oposición a este parámetro por parte de algunos altos funcionarios de la Generalidad Valenciana, que a pesar de haber transcurrido década y media desde su aprobación, aún continúan sin entenderlo y tratando de modificarlo unilateralmente.

Olivo Sinfo y localizado en Traiguera (Castellón), Mejor Olivo del 2020 del mediterráneo
“Como en todo expolio de obras de arte, los ejemplares más valiosos son los que primero desaparecieron. No sabemos a quién hay que preguntar por ellos”
      No debe extrañar pues, que sea la Comunidad Valenciana la que más olivos protegidos tiene y desde hace más tiempo, aunque al parecer no hay ninguna prisa en inventariarlos, catalogarlos y cuidarlos, ya han pasado 14 años, y no han llegado a catalogar ni a un tercio. Lo mejor de la Ley Valenciana fue su entrada en vigor, lo que permitió una rápida y efectiva intervención de los miembros del Seprona de la Guardia Civil, que acabaron con el expolio de estas obras de arte de la naturaleza en una semana.
      A veces, esto de defender los olivos puede parecer un mero capricho. Pero para hacernos una idea más exacta de la dimensión del problema es conveniente consultar la tesis doctoral Prospección, diversidad genética y conservación de ejemplares monumentales y poblaciones silvestres del olivo en Andalucía presentada en la Universidad de Córdoba en junio de 2008.

     En Andalucía, que cuenta con más de 200 millones de olivos en cultivo y una tradición olivarera de más de 2.000 años de antigüedad, únicamente se pudieron inventariar 35 olivos, 56 olivares, 18 acebuches y cinco acebuchales monumentales. Pero los resultados genéticos fueron aún más reveladores, ya que el 83 % de los genotipos estudiados correspondió a variedades de olivos desconocidas para la ciencia.
“Hay que considerar a los árboles monumentales como parte fundamental del Patrimonio Cultural”
     Uno de los mayores empeños a la hora de redactar la Ley Valenciana fue hacer entender a los políticos y a la sociedad que había que empezar, por dignidad y por ética, a considerar a los árboles monumentales como parte fundamental del Patrimonio Cultural. Lo que llama la atención es que ninguna de las leyes aprobadas para proteger el patrimonio cultural los haya considerado como piezas esenciales del patrimonio de los pueblos. Como tal aparece en el preámbulo de la Ley Valenciana, y en consecuencia en ese mismo orden de igualdad se establecieron las sanciones por violar la Ley.
      No vale lo mismo ni tiene la misma consideración social dañar el cuadro El grito de Edvard Münch que a un ser vivo milenario. Arrancar de cuajo un olivo monumental, hay quien se atreve eufemísticamente a llamarle “trasplante”, está consignado como infracción muy grave, en la Comunidad Valenciana cuesta de 100.001 a 500.000 euros, mientras en Cataluña sale por entre 24.001 y 48.000 euros.
      Durante la filmación de la película El Olivo, Icíar Bollaín rodó un espacio para dar a conocer la verdad del problema: El filme concluye con la protagonista Alma, echando en cara a la generación anterior su actuación: “A ver si la próxima vez lo hacemos mejor”. Está mejor, no lo dudo. Pero es insuficiente, ya que en España han desaparecido el 80 % de los árboles monumentales en el último siglo. Y la urgencia de abordar el cambio hacia una transición ecológica justa y sostenible del mundo rural es más imperiosa que nunca. 

Bernabé Moya
es botánico, experto en Árboles Monumentales, Bosques Maduros y Biodiversidad. Participó en la elaboración de la ley valenciana de protección de árboles singulares.

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06 junio 2020

Detrás de una foto, del narrador de historias

‎TOMÁS CASAL PITA‎
Tras una foto...
     (...)  No tenía claro si la foto era real o no, así que intenté documentarme acerca de ella y del árbol de la misma. La foto original es de Alexandre Baron y fue subida a la red el 25 de enero de 2009 con el siguiente comentario: “Otro glorioso ejemplar endémico de Socotra es el árbol de incienso. Aquí profundamente arraigado en el borde de una roca. Muy buscado por su resina aromática, el incienso fue una fuente de gran riqueza para los reinos del sur de Arabia desde la antigüedad”
     Por lo que he podido localizar sólo existe una foto del árbol en cuestión. Es posible que en el momento de hacerla, Baron no sospechase la difusión posterior que tendría. Desde entonces parece que nadie ha vuelto a localizar el emplazamiento del árbol o este ya no existe. Respecto a la identidad del mismo, Baron no aclara mucho más allá de que es un árbol de incienso. El incienso, también conocido como olibanum, proviene mayoritariamente de los árboles del género Boswellia, particularmente B. sacra y B. carteri, que crecen en regiones africanas y árabes, como Yemen, Omán, Somalia y Etiopía (en el norte de Somalia también crece B. frereana). La savia blanca lechosa se extrae de la corteza del árbol, se deja endurecer durante varios días y luego se raspa en gotas en forma de lágrima. El incienso de la más alta calidad es claro y plateado, pero con un ligero tinte verde. Las variedades de color marrón amarillento son las más baratas y fácilmente disponibles. En Omán, el mejor incienso generalmente está reservado para el sultán y rara vez se envía fuera del país. En definitiva, la foto y el árbol sí, son reales.

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03 junio 2020

Árbol (animación)

YARON YANAI
El Árbol
Created by: Yaron Yanai, Daimon Lavensky and Anat Weiss
Un cortometraje de animación (8’26″) ralizado en 2006.
Alon es un niño solitario que juega con su amigo, un gran roble viejo. Un día, una niña aparece en el lugar y cambia su mundo


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