TAKIHASHI HIROSHI (1960, Japón)
El Gran Akagi de Shurikinjō (prefectura de Okinawa)
Dirección: 3-18 Shurikinjō-chō, Naha-shi, Okinawa-ken 903-0815
Perímetro del tronco: 8,75 m. Altura: 25 m. Edad: 300 años
Tamaño ★★★ Vigor ★★★★★ Porte ★★★★
Calidad del ramaje ★★★★ Majestuosidad ★★★★

El barrio de Shurikinjō-cho, en Naha, se formó a los pies del castillo de Shuri, centro político del antiguo reino de Ryūkyū (actual prefectura de Okinawa). Sus calles adoquinadas con la piedra caliza típica de la zona han entrado en la selección de los 100 caminos más bellos de Japón y se han convertido en el símbolo de este barrio lleno de exótico encanto. Si tomamos uno de los pasadizos laterales entre viviendas, llegaremos a un bosquecillo donde verdea un akagi (Bischofia javanica) de gran tamaño. Es un lugar muy especial, una zona verde que se abre, aislada, en medio de las casas. En otros tiempos, los akagi fueron muy abundantes en el recinto amurallado del castillo de Shuri, pero durante la batalla de Okinawa (1945, Segunda Guerra Mundial) la zona fue intensamente bombardeada por los americanos desde sus buques y casi todos los bosques perecieron bajo el fuego. Y este núcleo arbolado, que incluye seis akagi, fue el único y milagroso superviviente.
En lo más profundo de este reducto, que alberga en poco espacio un rico muestrario de especies vegetales, impone su altura sobre el resto un portentoso akagi. Su corteza mojada por la lluvia se basta para crear la peculiar atmósfera de humedad que caracteriza a los bosques de los países meridionales. Sobre la pulida corteza se presentan muchos abultamientos y sobre el grueso tronco, de color rojizo, crecen numerosos helechos, como el ootaniwatari (Asplenium antiquum Makino). Pero el akagi no da muestras de acusar su presencia. Sus raíces, que se extienden poderosas y macizas en todas las direcciones, parecen morder ávidamente la tierra, dándole al árbol un aire de gran vigor.
Esta zona verde es llamada Uchikanagusukutaki y es una de los muchos utaki (en las creencias del antiguo reino de Ryūkyū, lugar natural sagrado) que hallamos en las islas. Cuenta también con un uganju (lugar de oración), formado con hileras de piedras superpuestas, y en ese conjunto este akagi sagrado ocupa el lugar central de honor. Un buen ejemplo de la disposición que caracteriza a los utaki de Okinawa.
Habitualmente tranquilo y silencioso, el bosquecillo se abarrota de gente cuando llega el día 15 del sexto mes del antiguo calendario. Se cree que este es el único día del año en que el dios de árbol se aposenta en la pequeña capilla que lo acompaña y esto da oportunidad a visitarlo a muchas personas que han regresado a la isla tras una larga ausencia. Para quienes residen en este barrio es un lugar sagrado desde siempre y el akagi, su manifestación más divina. Debió de haber un tiempo en que toda esta área alrededor del castillo de Shuri estaba cubierta por bosques de estos árboles.
Nº 123
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