martes, 19 de abril de 2022

YURI MILLARES,
Presentación del libro de ALBERTO LUENGO "Morfología del drago, mítico árbol canario de muchas geometrías"

Un voluminoso libro del arquitecto Alberto Luengo, dedicado al drago, especie emblemática de la flora canaria, nos descubre 18 morfotipos en un exhaustivo estudio que lo describe como un árbol matemático y mítico e incluye el dibujo a escala de 83 grandes especímenes. 

Drago de Icod de los Vinos


Presente en las siete islas mayores del archipiélago canario, en realidad las poblaciones silvestres de Dracaena draco (el drago de la Macaronesia) se concentran en Tenerife (696 ejemplares censados), además de en La Palma, El Hierro y Gran Canaria, esta última con el añadido de la pequeña población de una segunda especie exclusiva de la isla, el Dracaena tamaranae. Su interés ornamental en las Islas, sin embargo, ha ocasionado en las últimas décadas «una plantación masiva de dragos», escribe Alberto Luengo en Morfologya del drago. Morfotypos y geometrya (así, con la i griega), un enorme trabajo de investigación y descripción que ilustra con detalladas láminas de dragos de Canarias y de otros lugares del mundo.
      «Envuelto históricamente en un aura mitológica, en gran parte vinculada no sólo a su magnífica estampa, sino igualmente a las virtudes que se le daban a la “sangre de drago”, considerada como la panacea de todas las enfermedades y producto de alto valor en la farmacopea medieval, su extracción supuso la desaparición de gran cantidad de dragos en las islas Canarias», escribe en el preámbulo. 

El drago de Juagay, ubicado en Benijo, en el macizo de Anaga (Tenerife), drago «de copa» con 14,5 m de altura. | DIBUJO ALBERTO LUENGO

     «Esta obra esclarece –entre otros discernimientos– que los dragos se desarrollan siguiendo una efectiva geometría fractal. Esclarecer significa demostrar que algo no es sólo cierto, sino claro y reluciente», señala en el prólogo el geógrafo y profesor de la ULL Fernando Sabaté Bell. De esa geometría fractal («todas las partes son iguales al todo») parte Luengo en la argumentada y detallada descripción que hace de los dragos en las páginas siguientes. En el caso particular de esta especie, dice, «nos encontramos con un claro ejemplo de Fractal, donde el árbol al ramificarse crea cada vez árboles más pequeños en sus sucesivas multiplicaciones».
     Pero no se detiene sólo en describir y clasificar. El drago da para mucho y él no quiere dejar nada en el tintero.

Aprovechamiento
      Famoso y apreciado desde la Antigüedad por las extraordinarias propiedades medicinales que se atribuían a la sangre de drago, propiedades envueltas en un «halo de misterio», ha tenido otros muchos usos. En Canarias «formaba parte de los ungüentos que utilizaban los guanches en el proceso de momificación», también se empleó «para cicatrizar las heridas, para golpes y contusiones, y también utilizaban el líquido, al hervir un pedazo de corteza para recuperar el bienestar del cuerpo».

Drago «digital de doble copa» de Garachico. | DIBUJO ALBERTO LUENGO

     Igualmente se cita que pudiera ser utilizado por los aborígenes para teñir pieles, colorear escudos o teñir su piel, incluso que «formaba parte de su comercio con los navegantes europeos y que, por su alto valor, llegó a pagar el diezmo de la Iglesia».
     Comercializada bajo las formas de sangre común (extraída mediante incisión) y sangre de lágrima (la que exuda de árbol de forma natural), el proceso de extracción «debió influir en su decadencia, ya que se obtenía realizando profundos cortes en el tronco y las ramas (…), colocando al árbol en una situación comprometida ante la entrada de hongos e insectos». Tal es así, que «su excesiva explotación supuso, para el caso de La Gomera, la práctica desaparición de sus dragos, intensificándose a su vez en Tenerife, Gran Canaria y La Palma, que vieron reducidos sus efectivos, controlándose su extracción por la administración, para decaer finalmente hacia el siglo XVII».
     En cuanto a los aprovechamientos tradicionales, es conocido que se utilizaba el tronco para construir embarcaciones y sus tallos para colmenas, huroneras y tambores para coger morenas. Con la fibra de sus hojas se fabricaban cuerdas que amarraban la viña o servían de forraje a los animales. 

El «ramificado en paracaídas» es específico de la zona de Garafía (La Palma), donde forma bosquetes (dragonales), caso de los dragos de Buracas, cuya forma tiene que ver con el aprovechamiento forrajero que se hizo de ellos). | DIBUJO ALBERTO LUENGO

Edad y longevidad
      Al tratarse de un árbol no leñoso y, por tanto, sin anillas de crecimiento, «mucho se ha teorizado sobre la supuesta longevidad» de este símbolo vegetal del paisaje canario. La «teoría de las ramificaciones» que se suele utilizar, dice, no parece correcta si se aplica, por ejemplo, al famoso drago de Icod de los Vinos. Según esa teoría, los 23 períodos florales que habría tenido lo situarían en una edad de 345 años. «Si nos atenemos a las crónicas de la Conquista de Tenerife, sucedida en 1494 y donde ya han transcurrido unos 526 años, ya era un ejemplar de gran tamaño». 

     Sin dejar de ser las ramificaciones un factor importante de su edad, «no se conoce a ciencia cierta el período de floración de cada ejemplar», señala. El tamaño y la robustez también son elementos a valorar, que tienen que ver con su volumen y peso, y cita el caso de los que denomina dragos digitales con 16 y 18 metros de altura, siendo relativamente jóvenes. «En función de su mayor peso y volumen el drago será más longevo».

Dragos «torcidos» son los que se salen de la norma. Sobre todo, ocurre con los silvestres al estar sometidos a las inclemencias del tiempo. El más conocido es el drago del Mirador del Roque, en Puntagorda (La Palma). | DIBUJO ALBERTO LUENGO

Morfotipos
     Antes de llegar a la descripción de los dragos por su morfología y geometría introduce su referencia a la i griega, que no es sólo grafema que conforma una letra y crea palabras. Es una letra (vocal y consonante) con una estrecha vinculación con las ciencias, con procesos de carácter dinámico «que la dotan de una especial simbología (…) representando a su vez el Fractal en Y, símbolo del Drago».

      Entre los diferentes morfotipos de las distintas especies de drago, el Dracaena draco tiene la singularidad, destaca Luengo, de que «asume casi todas las formulaciones posibles». Y así, entra en un análisis detallado a partir de 83 láminas de dragos de Canarias, pero también de Madeira, Cádiz, Cabo Verde, Marruecos y la isla de Socotora.
      «Considerando que todo árbol es un fractal y las partes reproducen el todo, (…) el caso de los Morfotipos del Drago resulta singular y paradigmático, por cuanto puede adoptar diferentes formulaciones tipológicas que acentúan su diferente personalidad, que tiene que ver con su carga genética y también con su adaptación a determinados ambientes e, incluso, manipulaciones de aprovechamiento humano», clasifica 18 formas de drago en el archipiélago, que dibuja y acompaña de formas geométricas que lo argumentan.

El drago «de copa» es el más usual. La variación en la copa en ejemplares antiguos adquiere forma elipsoide en el alzado como en el drago de Icod, o de semicírculo, como el drago de Barranco Alonso (Gran Canaria). | DIBUJO ALBERTO LUENGO

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