ÁRBOLES MONUMENTALES: una de cal y otra de arena
De "el chopo cabecero"
De "el chopo cabecero"
Un estudio realizado hace un par de años en la cuenca del Alfambra
estimó en 188 los chopos cabeceros (o chopos camochos) que tenían un
diámetro normal de tronco (a 1,30 m del suelo) superior a los 2 m. Son
más numerosos en el tramo alto, desde Allepuz hasta Galve, pero también
están presentes en algunos de sus afluentes y en el tramo bajo, desde
Villaba Alta hasta Tortajada. Precisamente sobre estos últimos, el
Diario de Teruel publicó un artículo sobre el tema hace tres años.
La candidatura del Chopo Cabecero del Remolinar de
Aguilar del Alfambra como candidato al concurso Árbol Europeo del Año
2014 permitió dar a conocer los chopos cabeceros de este valle. De
hecho, entre sus argumento se presentaba el ser el representantes de las
dehesas fluviales donde son los árboles más comunes. La difusión que
recibió este ejemplar durante aquel mes de febrero lo hizo muy popular y
cuando el entonces Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio
ambiente decidió elegir dieciséis árboles
de para ser los primeros del Catálogo de Árboles y Arboledas
Monumentales de Aragón, el Chopo del Remolinar fue incluido, uno de los
cinco seleccionados. Era ya un árbol conocido.
Realizando el inventario de los camochos de dicho
valle, acompañados por el profesor y escritor Clemente Crespo,
localizamos un ejemplar precioso cerca de la orilla del río Alfambra y
dentro del término municipal de Orrios aunque casi en el límite con el
de Alfambra. Tenía un perímetro de 640 cm, un diámetro de copa de 18 m,
una altura de cruz de 400 cm y una altura total de 26 m. Era una
preciosidad.
El árbol estaba muy sano, a pesar de alguna que otra
quemadura que había padecido en el pasado. Los extremos de las ramas
tenían las yemas jóvenes. Era un ejemplar notable, con huecos, con
madera muerta.
Estaba situado en un ribazo, entre una pequeña acequia y un camino agrícola. En el pasado mes de julio Clemente nos envío un enlace de su blog Clemente Alonso Crespo a un artículo que se titulaba “Alfambra. Chopo cabecero monumental tronzado y quemado”. Vimos las fotos:
Estaba todo dicho. Un árbol que ha necesitado ¿cien?
¿doscientos? años … ¡qué más da! para crecer, que ha proporcionado
sombra en el camino, vigas para la economía familiar … que le ha costado
hacerse y que ha sobrellevado mil peligros había acabado “tronzado y
quemado”.
Al parecer, se solicitó permiso para su tala
argumentando daños en la acequia próxima y se le concedió permiso para
ello. Pensamos que deberían haberse buscado alternativas con más interés
para salvaguardar el árbol y la acequia. La tala es la opción más
sencilla.
Me surge una pregunta … si en lugar de tratarse de un
árbol hubiera sido un peirón el que molestaba y no un árbol ¿se habría
derribado? ¿y si hubieran sido las ruinas de un castillo?
Los árboles monumentales son seres muy vulnerables. Si además son desconocidos, como el chopo de Orrios, todavía más.
Hay mucho que hacer para cambiar estas mentalidades.
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