Según datos recogidos por Cesar-Javier Palacios, en su libro «Árboles singulares de la provincia de Burgos», en el pasado la recolección de sus abundantes moras estaba regulada. El gran moral tenía clavado en su tronco con la inscricpión “Vedado de Moras”. La tabla la ponía un herrero y el texto lo escribía el secretario del Ayuntamiento. No es que no se pudiesen probar la moras, sino que lo que se trataba de lograr era un reparto igualitario. El 25 de julio se reunía a todos los chicos en la escuela; y a cada uno se le daba un bote o dos del suculento fruto. Se trataba de un importante aporte de vitamina en tiempos mucho más complejos que los actuales.
Ahora hay moras de sobra para los pocos que se interesan por ellas, y los tordos dan cuenta del resto. Palacios denomina al moral como, «Moral de las Tormentas». Parece que tiene ese nombre porque con cierta frecuencia las tormentas de verano arramplaban con todo pero el moral resistía. No obstante, primeramente tiene el nombre de «Morera Cocodrilo», ya que su aspecto actual recuerda a un cocodrilo que se arrastra por el suelo.-