jueves, 17 de febrero de 2022

Mocán del Lomo del Cargadero, El Hierro, del cronista de Canarias

JUAN GUZMÁN OJEDA (Ing. téc. forestal)
El Mocán del Lomo del Cargadero

En la isla benjamina, la de los bimbaches, el tópico “el bosque es vida” fue siempre una realidad y es que los árboles, literalmente, han ejercido como destiladeras naturales para la subsistencia del herreño.

      Pese a su tamaño, la menor de nuestras islas tiene mucho que aportar a la biodiversidad forestal, además de sus pinos únicos y de sus fantásticas sabinas con portes eólicos. El Hierro también alberga las mejores muestras de formaciones termófilas con participación de mocán (Visnea mocanera). El hecho de que los frutos de esta especie sean comestibles ha llegado a que se diferencie, dentro del rico léxico rural herreño, entre la mocanera con yoyas [voz aborigen en el habla canaria: fruto de la mocanera] grandes y jugosas y el mocanero de frutos pequeños o “cumpliditos”, según me informó Marcos Barrera (un sabio de la tierra de Frontera).
     Entre los ejemplares con nombre y leyenda propia destacan los tres que podemos encontrar junto al sendero de Jinama: el Mocán de La Sombra, el Mocán de los Cochinos y el Mocán de las Lecheras. Desplazándonos más hacia el oeste, sobre el semicírculo de El Golfo y junto a una senda que ya hoy “no lleva a ninguna parte”, a la cota de 767 metros, aún se erige el asombroso Mocán del Lomo del Cargadero.  

Curvas imposibles y ramas zigzagueantes y tortuosas
     
Una característica común que llama la atención al observar mocanes añejos es, sobre todo, su extravagante aspecto si lo comparamos con la mayoría de árboles. El viejo mocán no destaca por alcanzar una gran altura, pero sí por exhibir un tronco muy grueso con incontables pliegues, arrugas hinchadas, curvas imposibles y ramas zigzagueantes y tortuosas. A mi parecer, estos colosos parecen haberse escapado de la fantasía épica y creativa de JR Tolkien. El Mocán del Lomo del Cargadero presenta, cómo no, estas características y se localiza en un apacible paraje (27º 44´28″ N y 18º 02´28´´ W), junto a un claro en el bosque que ocupa una pequeña pradera, desde donde la vista alcanza a ver el mar rompiendo en los roques de Salmor.
     Aunque su altura rondará los 18 metros, se trata de un ejemplar difícil de fotografiar ya que es precisamente en su base y bajo dosel donde podemos apreciar su particular estructura. Por otro lado, la abundancia de brotes  basales (o chupones) oculta la parte baja del mismo. Sin duda es la estrategia de reproducción vegetativa, por emisión de brotes de cepa, la que ha permitido prolongar la vida de este individuo.

Chamizo para el pastor
     
El diámetro de este árbol es tan enorme que “¡dentro cabe un coche!”, tal y como me expresó el buen Olegario, quien hiciera las veces de presentador entre el árbol y yo. Lo cierto es que así puede ser, ya que su interior se encuentra completamente ahuecado y vacío. La cara sur del árbol ya no existe y la pared de la cara este presenta un gran hueco triangular que se encuentra engorado con piedras. Probablemente estas piedras cumplieran la función de cerrar el recinto para guardar el rebaño, ya que hacia el suroeste también se observa la construcción cercana de un pequeño murete.
     La forma geométrica de esta construcción parece intuir la instalación histórica de un chamizo para que el pastor pasara la noche al lado de su rebaño. Pero además este simpar individuo luce un detalle morfológico claramente significativo: el espectacular quiebro que realiza una de sus retorcidas ramas bajas, simulando desafiar la ley de la gravedad a poca altura del suelo. El engrosamiento en este cambio brusco de ángulo de crecimiento es tal que llega a crearse un efecto óptico de mágica columna flotante.
Antaño, tal y como indica la toponimia, visitar esta zona era sinónimo de aprovechamiento del monte. Hoy en día merecería la pena recuperar el camino y promover un encuentro parar reforzar el vínculo, el respeto y la admiración por el arte puro y natural a través de la contemplación del soberbio Mocán del Lomo del Cargadero.

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