HÉCTOR FERNÁNDEZ
Guardamar pone fin al sueño del ingeniero Mira
Las Asociación de Vecinos Guardamar Playa denuncian que la tala masiva de pinos provocará un sistema casi desértico al estilo de Almería en la zona regresando al sistema de duna móvil del siglo XIX que se trató de frenar con las casas de Babilonia y la frondosa pinada del municipio.
En el año 1900 comenzó la reforestación de la pinada de Guardamar a cargo del ingeniero Francisco Mira i Botella (inspector general de Montes) según una orden ministerial que pretendía recuperar la masa forestal talada intensivamente durante el siglo XVIII para la construcción de barcos de guerra. Un proceso que terminó con la desertización del paraje litoral llegando las dunas al interior del núcleo urbano y los cultivos del municipio. Como publicó el periodista Ismael Belda en este mismo diario, la repoblación «se abordó primeramente mediante una compacta empalizada de estacas que evitó el deslizamiento de la arena. Más tarde, fijaría un nuevo resguardo interior de especies vegetales, especialmente gramíneas de costa, aunque también piteras, palmeras datileras y eucaliptos. Para acabar sembrando, en una extensión de 846 hectáreas y en una franja marítima de 16 kilómetros, nada menos que 600.000 pimpollos de pino piñonero, marítimo y, sobre todo, carrasco».
El
pasado mes de marzo el Ayuntamiento y la Generalitat Valenciana
firmaban el acta de defunción de esta pinada con la presentación de la
«restauración de hábitats en los LIC Dunas de Guardamar y Salinas de
Santa Pola». Un proyecto de cerca de 1,3 millones de euros financiados
con fondos FEDER europeos para «recuperar la biodiversidad» de un «pinar
degradado».
Un técnico de la Conselleria, Vicente del Toro, presentó un estudio sanitario según el cual el 27% de los pinos plantados por Mira están muertos o son irrecuperables, un 51% tiene síntomas de un declive importante y sólo el 22% está sano. Además, aseguró que debajo del pinar no crecen arbustos, algo que es frecuente en las reforestaciones intensivas, pero sí se han detectado hasta 33 especies de flora exótica invasiva.
La conclusión del estudio es que el proceso del declive de la pinada es irreversible y que el objetivo es «enlentecerlo» con la tala de los árboles muertos y muchos de los afectados, y la plantación de arbustos que puedan crecer en entornos de aridez mejor que los pinos. Y es que para la Conselleria un pino carrasco necesita como mínimo 250 litros anuales de agua para sobrevivir y el año pasado tan sólo se llegó a 247 litros y otros años incluso sólo a 70 o 80 litros. De este modo se talaran los árboles interior. Se mantendrán y replantarán 3.800 ejemplares de pinos en un radio de 50 metros alrededor de los viales. Por contra, se plantarán 12.500 arbustos de cinco especies diferentes en los claros que queden y una nueva conífera, el araar, en el entorno de los yacimientos arqueológicos.
Para la Asociación de Vecinos Guardamar Playa que llevan dos décadas sufriendo los continuos ataques del mar y las administraciones a sus casas de la playa Babilonia, se trata del «inicio del fin de la pinada de Guardamar». Su secretario, Manuel López, afirma que «se pretende volver al sistema de duna móvil del siglo XIX que puso en peligro la existencia del pueblo de Guardamar» y que fue frenado por la actuación del ingeniero Mira. Es más, recuerda que «el decaimiento de la pinada según la Generalitat se inicia en los años 90, coincidiendo con la fecha de mayor avance del mar tras la construcción del espigón». Todo forma parte de un mismo proceso, el cambio de vientos y mareas del espigón construido sin estudio de impacto ambiental, que amenaza a sus casas de concesión pública, que han podido salvarse del último temporal por las medidas cautelares impuestas por un juzgado que les permitieron protegerlas.
Los
vecinos no entienden que se prefiera un sistema cuasi desértico al
estilo de el de Almería a la pinada actual, que podía mantenerse con
riego. De hecho consideran que es fruto del desconocimiento de la
historia de la zona que no ha tenido en cuenta que el sistema de arenas
también es consecuencia de la deforestación humana siglos atrás,
artificial por tanto, ya que en origen, hubo vegetación y sistema
arbóreo.
El declive se produce en parte por el «aerosol» marino, como reconoce ahora la Conselleria, que saliniza las copas de los árboles, y por la salinización del propio suelo ante la llegada del mar hasta las casas, algo de lo que solo se puede proteger el LIC con las edificaciones de Babilonia. «Al final todo se reduce a una falta de coordinación de entre administraciones», señala López, quien confía en que se prorrogará la concesión en breve.
Guardamar pone fin al sueño del ingeniero Mira
Las Asociación de Vecinos Guardamar Playa denuncian que la tala masiva de pinos provocará un sistema casi desértico al estilo de Almería en la zona regresando al sistema de duna móvil del siglo XIX que se trató de frenar con las casas de Babilonia y la frondosa pinada del municipio.
En el año 1900 comenzó la reforestación de la pinada de Guardamar a cargo del ingeniero Francisco Mira i Botella (inspector general de Montes) según una orden ministerial que pretendía recuperar la masa forestal talada intensivamente durante el siglo XVIII para la construcción de barcos de guerra. Un proceso que terminó con la desertización del paraje litoral llegando las dunas al interior del núcleo urbano y los cultivos del municipio. Como publicó el periodista Ismael Belda en este mismo diario, la repoblación «se abordó primeramente mediante una compacta empalizada de estacas que evitó el deslizamiento de la arena. Más tarde, fijaría un nuevo resguardo interior de especies vegetales, especialmente gramíneas de costa, aunque también piteras, palmeras datileras y eucaliptos. Para acabar sembrando, en una extensión de 846 hectáreas y en una franja marítima de 16 kilómetros, nada menos que 600.000 pimpollos de pino piñonero, marítimo y, sobre todo, carrasco».
Las dunas y el municipio antes de la reforestación del ingeniero Mira |
Un técnico de la Conselleria, Vicente del Toro, presentó un estudio sanitario según el cual el 27% de los pinos plantados por Mira están muertos o son irrecuperables, un 51% tiene síntomas de un declive importante y sólo el 22% está sano. Además, aseguró que debajo del pinar no crecen arbustos, algo que es frecuente en las reforestaciones intensivas, pero sí se han detectado hasta 33 especies de flora exótica invasiva.
La conclusión del estudio es que el proceso del declive de la pinada es irreversible y que el objetivo es «enlentecerlo» con la tala de los árboles muertos y muchos de los afectados, y la plantación de arbustos que puedan crecer en entornos de aridez mejor que los pinos. Y es que para la Conselleria un pino carrasco necesita como mínimo 250 litros anuales de agua para sobrevivir y el año pasado tan sólo se llegó a 247 litros y otros años incluso sólo a 70 o 80 litros. De este modo se talaran los árboles interior. Se mantendrán y replantarán 3.800 ejemplares de pinos en un radio de 50 metros alrededor de los viales. Por contra, se plantarán 12.500 arbustos de cinco especies diferentes en los claros que queden y una nueva conífera, el araar, en el entorno de los yacimientos arqueológicos.
Para la Asociación de Vecinos Guardamar Playa que llevan dos décadas sufriendo los continuos ataques del mar y las administraciones a sus casas de la playa Babilonia, se trata del «inicio del fin de la pinada de Guardamar». Su secretario, Manuel López, afirma que «se pretende volver al sistema de duna móvil del siglo XIX que puso en peligro la existencia del pueblo de Guardamar» y que fue frenado por la actuación del ingeniero Mira. Es más, recuerda que «el decaimiento de la pinada según la Generalitat se inicia en los años 90, coincidiendo con la fecha de mayor avance del mar tras la construcción del espigón». Todo forma parte de un mismo proceso, el cambio de vientos y mareas del espigón construido sin estudio de impacto ambiental, que amenaza a sus casas de concesión pública, que han podido salvarse del último temporal por las medidas cautelares impuestas por un juzgado que les permitieron protegerlas.
El declive se produce en parte por el «aerosol» marino, como reconoce ahora la Conselleria, que saliniza las copas de los árboles, y por la salinización del propio suelo ante la llegada del mar hasta las casas, algo de lo que solo se puede proteger el LIC con las edificaciones de Babilonia. «Al final todo se reduce a una falta de coordinación de entre administraciones», señala López, quien confía en que se prorrogará la concesión en breve.
Aspecto que tendrán las dunas después de la intervención -----
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