17 enero 2024

CRUZ AGUILAR, en "Diario de Teruel"
El árbol de la vida, en Guadialaviar, Teruel

     Además de los trabajos presentados el sábado, también se han desarrollado otras iniciativas artísticas, como la investigación Cartografía de la vida cotidiana o el mural de Joseba Muruzábal. A todas estas creaciones se sumará una instalación en piedra seca proyectada por Lucía Loren en Fuente Félix.
     Los actos se iniciaron junto al Árbol de la vida que, a pocos metros de la plaza del pueblo, ha plantado Eloy Moreno, el ceramista de Albarracín. El alfarero ha elaborado, a partir de las huellas de todos los habitantes de Guadalaviar, una obra de arte en la que el tronco lo sujetan las manos de los vecinos de mayor edad y las hojas las forman las manos de los niños. “Todavía falta por añadir una rama, que la haré en junio cuando vengan los trashumantes”, explica el autor. A todas ellas se sumarán las de los habitantes de Guadalaviar que nazcan o lleguen en un futuro ya que, como apuntó el director de Patrimonio del Gobierno de Aragón, Nacho Escuín, “el árbol se irá regenerando y haciendo mayor, llenando toda la fachada, con todos los que dejarán sus huellas”.
     La convivencia entre vecinos y artistas, desarrollada a lo largo del último año, ha sido beneficiosa para ambos puesto que los creadores han sabido hacerse su hueco y, de forma paulatina, jóvenes y mayores se han abierto a contarles sus experiencias. “Se han acercado desde el respeto, no los hemos visto como unos invasores y eso que nos preguntaban cosas muy personales”, reconocía Humi Martínez, que fue una de las vecinas que colaboró en el desarrollo de Naturalizarte.
     El director de Patrimonio del Gobierno de Aragón, Nacho Escuín, comentó durante el acto inaugural del festival que Guadalaviar tiene un “espacio libre absoluto” que resulta “ideal para la creación”. Concretó que el objetivo que persiguen es “luchar contra la despoblación a través de proyectos culturales” y “fomentar la igualdad de posibilidades entre todas las personas, independientemente del lugar donde vivan”. Por eso, anunció que van a mantener este año la aportación de 10.000 euros para dar continuidad a las becas de Guadalaviar, y, con ellas, al proyecto Naturalizarte.
     En este sentido, el alcalde, Rufo Soriano, especificó que también la Sierra de Albarracín se había comprometido a mantener la aportación y señaló que han solicitado a la Fundación Daniel y Nina Carasso que lo respalde, aunque de momento no está clara su continuidad.
     El responsable municipal señaló que este tipo de iniciativas no son la solución definitiva para la sangría demográfica pero sí ayudan a atraer población y a generar riqueza para los que viven en Guadalaviar porque utilizan casas rurales y establecimientos hoteleros. Además, el resultado “es positivo, visible y permanece” en el tiempo, concluyó haciendo referencia a los murales e instalaciones creativas que ahora dan colorido a varios rincones de la localidades. También el vicepresidente de la Comarca Sierra de Albarracín, Javier Dalda, destacó la relevancia que tiene el dinamismo cultural para fijar población en el territorio.
     Fran Quiroga, que es el coordinador del proyecto Naturalizarte, destacó el trabajo conjunto de entidades públicas y privadas para sacar adelante la iniciativa. A su juicio, Naturalizarte ha situado “la realidad rural en el debate del arte contemporáneo” y ha permitido mostrar “otras formas de ver el mundo” a los creadores. Quiroga subrayó no solo la gran calidad de las obras realizadas, sino también el cariño con el que se han llevado a cabo.

El tiempo cunde más

     Javier Martínez, vecino de Guadalaviar y cuyas ideas fueron el germen del proyecto, abogó por la calidad de vida que aporta el medio rural donde “una mañana cunde como una semana en Zaragoza”, motivo por el cual planteó la necesidad de “naturalizarse” y regresar a los
 pueblos.
     Durante la tarde también se presentó la exposición fotográfica de Edu Marco, especialista en arte, paisaje y territorio, cuyo objetivo ha captado “la relación de los vecinos con el entorno”. La poeta Lara Dopazo deleitó a los asistentes con un texto sobre la vuelta del mar a la montaña creado específicamente para Guadalaviar y también con los versos de las poetas aragonesas Sandra Lario, Pilar Peres y Marta Fuembuena. Además, se proyectó la película Carretera hacia el silencio de Íñigo Salaberria y el corto Gouache de Pedro A. Pérez y Pablo David Soriano. Los actos del sábado finalizaron con una queimada gallega en la plaza y el domingo Edu Comelles ofreció el concierto Aquí llega el invierno en la iglesia.

Lo hemos leído aquí 

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14 enero 2024

EUGENIO MONESMA, Huesca (1956)
Miel de palma, con la savia o guarapo de las palmeras. Extracción artesanal en 1998

En algunos núcleos de la isla canaria de La Gomera, situados entre Alojera, Tazo y Epina, se extienden unas grandes plantaciones de palmeras de las que se obtiene el guarapo. De todo el archipiélago canario esta práctica de extracción de la savia de las palmeras ha pervivido en esta zona durante muchos siglos, y en el año 1998 documentamos este proceso. 

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11 enero 2024

Takahashi en Chiba, el cronista de Japón (102)

TAKAHASHI HIROSHI
El Cerezo de Yoshitaka (prefectura de Chiba)


Especie: Yamazakura (Cerasus jamasakura), familia de las rosáceas, género Cerasus.
Dirección: Yoshitaka 930, Inzai-shi, Chiba-ken 270-1603          Perímetro del tronco: 6,85 m.
Altura: 10,6 m.
Edad: Más de 300 años (según panel explicativo)
Designado Monumento Natural Municipal 

Tamaño ★★★★    Vigor ★★★★★    Porte ★★★★    Calidad del ramaje ★★★★★
Majestuosidad ★★★

Los cerezos sakura catalogados como árboles gigantes son, en su gran mayoría, de la especie edohigan (Cerasus spachiana var. spachiana forma ascendens), y el Cerezo de Yoshitaka es la excepción que confirma la regla. Se trata de un yamazakura (Cerasus jamasakura) gigante conocido principalmente en círculos de entendidos. La especie yamazakura, al igual que la 
edohigan, es muy longeva y algunos ejemplares llegan a los mil años.

     Este ejemplar, ubicado en la comarca de Hokusō (norte de la prefectura de Chiba), es todavía joven y tiene una gran vitalidad. Su copa se recubre de bellas flores rosadas con un retraso aproximado de una semana con respecto a los sakura de la especie someiyoshino que lo rodean. La especie yamazakura desarrolla hojas casi simultáneamente a la floración, por lo que no es fácil ver las copas de estos árboles completamente tomadas por las flores, algo que solo es posible durante un corto periodo de unos dos días. Algunos lo llaman “sakura del milagro” precisamente por lo difícil que es disfrutar del espectáculo de una floración plena y limpia. Se cuenta que, cuando se aproxima este momento, los alrededores del árbol están permanentemente copados por fotógrafos decididos a no dejar pasar la oportunidad.
     El Cerezo de Yoshitaka crece dividido en varios troncos desde la raíz y su porte se caracteriza por la gran extensión que alcanzan sus ramas. Su copa está muy bien formada, a modo de semiesfera sin ningún defecto visible, y cuando se cubre de flores el observador cree estar ante una pequeña colina rosada. Debido quizás a que se encuentra en medio de un campo sin otros árboles demasiado cerca, no ha tenido competencia y ha podido crecer a sus anchas, recibiendo a placer la luz solar. Lo imponente de su figura y el tono ligeramente apagado de su flores le dan a este árbol un aire distinguido y un atractivo muy especial.
     El campo en el que se alza aparece en esta época del año cubierto por amarillas flores de colza, un contraste también muy bonito. Y el árbol, al ser un ejemplar aislado, puede contemplarse desde todos los ángulos. Todo este campo está circunvalado a cierta distancia por una senda turística y se han tomado medidas para proteger el árbol, como regular el acceso en vehículo durante la floración del mismo. Un yamazakura gigante que va a ser objeto de creciente atención.


Nº 102


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08 enero 2024

ARMAND PAZ RICO, en Facebook
El ciprés de Silos

El 17 de noviembre de 1835 la vida monástica de Silos se interrumpe a consecuencia y efectos de la desamortización de Mendizábal que implicaron la pérdida por expolio de parte de sus riquezas artísticas y documentales. Por fin, el 18 de diciembre de 1880 se establece una nueva comunidad de monjes benedictinos llegados de la abadía francesa de Ligugé, dirigidos por el monje Ildelfonso Guépin.  (de Wikipedia)

En 1880 fueron plantados cuatro cipreses por los monjes franceses de Solesmes que reabrieron el monasterio (cerrado por la Desamortización en 1836). Trajeron con ellos la tradición del canto gregoriano, que se había perdido aquí, y entre otras mejoras plantaron cuatro cipreses (de la forma estirada de Cupressus sempervirens) en cada esquina del Claustro románico. Uno salió normal, no apuntado; junto con otros tres fue languideciendo, y muriendo, por las heladas burgalesas; dos al menos por falta de sol. 

El poeta Gerardo Diego impresionado por el más lanzal* (ya con 45 años) le escribió en 1924 uno de los sonetos castellanos más conocidos, que solíamos recitar (de broma) empezando por:

“Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acojonas el cielo con tu lanza…” 

El superviviente, que quedó en posición anormal y asimétrica, tiene ahora algo más de 145 años y casi 30 de altura. Estuvo también a punto de irse también con sus hermanos, fue salvado por el agrónomo del IVIA de València Juan Tuset hace unos 30 años. La receta fue sencilla: eliminación del césped regado a sus pies, y reducir los riegos a sólo dos (profundos) al año. Lo difícil era saber qué pasaba y qué hacer.

*Lanzal: adxectivo Alto, delgado e bin proporcionado, coma unha lanza. Corpo lanzal (Real Academia Galega)

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05 enero 2024

Castaño de Ypres, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
El castaño de Ypres, Bélgica

Nombrado “Árbol del Año 2020”en Bélgica, el castaño de Ypres o Ieper, como se lo conoce entre los belgas de habla flamenca, es el único árbol superviviente de una avenida de castaños plantada hacia 1860 cuando las fortificaciones medievales de la ciudad se convirtieron en un parque público.
     Durante la 1ª Guerra Mundial, se quedó en tan sólo un tronco, pero las raíces del árbol eran lo suficientemente profundas y fuertes como para volver a renovar el árbol en cuatro troncos separados, como la propia ciudad que fue reconstruida en los años posteriores a la Gran Guerra. Llegó a flanquear la puerta de Menin, a través de la cual los soldados británicos habían marchado en su camino hacia el frente cercano.
      Durante la ocupación alemana de Bélgica en la Segunda Guerra Mundial, sobrevivió a la búsqueda de leña. En esa época la gente de la ciudad cortó muchos árboles porque hacía frío y necesitaban leña para quemar en las estufas. Debido a que el árbol está en una pendiente no se taló porque los troncos amenazaban con caer sobre las casas.
     Ahora el árbol mide 20 metros de altura con una copa de 30 metros de ancho. El tronco tiene una circunferencia de 9,2 metros. Es uno de los dos únicos árboles de Ypres que han sobrevivido a las dos guerras mundiales. El segundo es un avellano de tres tallos junto a las murallas de la ciudad. Tras esa nominación representaró a su país como candidato a “Árbol Europeo de 2021”


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