04 mayo 2024

Running tree, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
En la autopista Trakia

En Bulgaria, la autopista A1 llamada también autopista Trakia en honor al antiguo territorio de Tracia, con sus 360 Km, conecta a Sofía, la capital del país, con la ciudad de Burgas ya en las costas del Mar Negro. Empezada en 1973, tardó 40 años en ser terminada. En el mes de junio del 2020, después del confinamiento por coronavirus, alguna gente volvió a recorrer la utopista y posiblemente estaba más pendiente de lo que había en ese mundo del que había permanecido alejada. 
     Fue en esta época cuando empezó a aparecer en las redes sociales la figura de un árbol con apariencia de humano corriendo (Running Tree) que se hizo viral y acabó teniendo su propia página de Facebook en la que se hicieron comentarios de todo tipo (“Está escapando de la tala”, ”Va a bañarse al Mar Negro”, etc…) y numerosos juegos de palabras, como la referencia a la película de Forrest Gump “Corre Forest, corre” (Forest, con una sola “R”, es bosque). También está en vídeos, memes, dibujos animados e incluso poemas. Su comparación con Barbol (Treebeard) y los ents, la raza de pastores de árboles de “El Señor de los Anillos”, tampoco se hizo esperar. 
     Desde que se inició el fenómeno, muchos han recorrido la autopista sólo para poder verlo y fotografiarlo, aunque para otros la humanización de la figura arbórea supone un exceso de imaginación. Puede verse al recorrer el km 233 de la autopista, entre las salidas 209 a Stara Zagora y la 240 a Nova Zagora, a la derecha cuando se va en dirección a Burgas, después de la segunda área de descanso. Conocido el árbol, sólo falta saber de dónde salió y porque nadie lo había visto hasta ahora. Sin duda, en el pasado lo había visto mucha gente, pero de otra forma. Se trata de un centenario roble común (Quercus robur) que tenía una copa globosa, como la de cualquier otro roble, pero que fue alcanzado en dos ocasiones por rayos. Se sabe con certeza una de las fechas fue el 31 de mayo de 2019, fecha en la que estalló una terrible tormenta en la zona de Stara Zagora. Que haya tardado un año en hacerse viral puede deberse a que su aspecto haya variado desde entonces –el segundo rayo, una caída de ramas afectadas, etc.-, o que simplemente los humanos no le dimos importancia en aquel momento, aunque ahora el propio Google Maps indica su localización.
     Para los locales de la aldea de Benkovski, que es el punto residencial más próximo, el árbol es conocido de toda la vida y dado su edad, todos lo recuerdan de antes, pero sin grandes variaciones. Era un punto de encuentro y de referencia en la llanura cerealista, visible a km de distancia, pero ahora ¿qué va a pasar con el viejo roble? En principio su madera expuesta al aire se llena de agua, se pudrirá y entrarán hongos e insectos. Pero no sólo eso, su copa, desequilibrada y sin su forma natural, posiblemente no podrá aguantar una nueva tormenta, aunque sólo sea de viento, sin rayos. No es cuestión más que de lógica el pensar que a “Runnning Tree” o “Treebeard”, le queda poco camino que recorrer.


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01 mayo 2024

ÁLVARO VALVERDE (Plasencia, 1959)
La sombra dorada


Abro la verja del jardín sin nadie.
Espera mi llegada el viejo limonero
y al verlo me parece
que no hubiera pasado en parte alguna
todo este largo tiempo,
que siempre hubiera estado
sentado en esta sombra, silencioso,
viendo pasar los días
con la mirada turbia de los que nada esperan,
pero al fin sobreviven.
Con tanta asiduidad he recordado
este mismo lugar
que no es extraño
sentir la vuelta a casa
como un hecho casual como si ahora
volviera una vez más y simplemente
cerrara una vez más la misma puerta.
La casa es hacia dentro el laberinto
que siempre he perseguido. Permanece
sitiada por los muros
azules de la infancia,
por ecos de una edad sobrevenida.
En la azotea,
el puerto sigue siendo un sueño antiguo
y arriba en las estrellas
leo de nuevo
el rumbo del viaje que comienza.

A sombra dourada

Abro a cerca do jardim deserto.
Espera-me o velho limoeiro
e parece-me, ao vê-lo,
que não estive ausente
este longo tempo,
estive sempre aqui,
sentado nesta sombra, silencioso,
a ver passar os dias,
com o olhar incerto de quem nada espera,
mas a final sobrevive.
Tantas vezes recordei
este mesmo lugar
que não é estranho
sentir o regresso a casa
como um facto normal, como se voltasse
agora uma vez mais e simplesmente
fechasse a porta mais uma vez.
A casa é para dentro o labirinto
que eu sempre persegui.
É ainda cercada pelos muros
azuis da minha infância,
pelos ecos de uma idade sobrevinda.
No terraço,
o porto continua sendo um sonho antigo
e nas estrelas em cima
leio de novo
o rumo da viagem que começa.

(Trad. A.M.)

De "Una oculta razón" 1991

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28 abril 2024

Uganda

XABIER ALDEKOA, en La Vanguardia
Cae el árbol centenario del rey y los exploradores


Adiós a uno de los testigos más icónicos en la carrera europea por descubrir África en el siglo XIX. Adiós a un símbolo nacional de Uganda. Las lluvias torrenciales derribaron a finales de febrero un árbol centenario bajo cuyas ramas se produjeron algunos de los encuentros más importantes entre el rey de los Buganda de la época, Kabaka Mutesa I, y los mayores aventureros de la era dorada de las exploraciones.
     La dirección de la Universidad de Kyambogo, propietaria de los terrenos donde se encuentra actualmente el árbol, situado a ocho kilómetros de la capital, Kampala, anunció la muerte del ejemplar de la especie Canarium, de, al menos, 150 años, aunque algunos expertos creen que supera los 200 años. “El árbol cayó a causa del aguacero del pasado lunes por la noche”, explicó en un comunicado el centro universitario.
     Bajo el ‘Omuwafu’ el monarca Kabaka Mutesa I recibió en el siglo XIX a aventureros como Stanley, Speke y Grant.
     El árbol, conocido en lengua local como Omuwafu formaba parte hace siglo y medio del palacio real del trigésimo reinado del reino de los Buganda y fue a la sombra de sus robustas ramas donde el monarca Kabaka recibió en el año 1875 al explorador británico Henry Morton Stanley, quien se encontraba al frente de la mítica expedición para resolver el último gran misterio de la exploración africana: el seguimiento del curso del río Congo hasta el mar.
     Según los historiadores ugandeses, debajo del árbol ahora caído fue donde el rey escribió y entregó a Stanley una carta dirigida a la reina de Inglaterra en la que invitaba a misioneros y profesores a visitar sus tierras. En su comunicado, la Universidad de Kyambogo destacó este suceso y alabó las bondades de aquel pacto. “Los misioneros jugaron un rol significativo en construir un sistema educativo en Uganda al establecer escuelas y promover la alfabetización”.

Un símbolo para la comunidad

      El árbol caído tenía un enorme valor histórico y cultural para el pueblo Buganda. Pero la visita del Bula Matari o “Rompedor de rocas”, como los indígenas apodaron a Stanley por su afición al uso de la dinamita para abrirse camino, no fue la única visita legendaria de la que fue testimonio el árbol Omuwafu. Unos años antes, en 1862, el rey acogió a otro de los grandes exploradores de la historia, el británico John Hanning Speke, el primer blanco en ver las fuentes del Nilo Blanco, que bautizó como lago Victoria.
Grabado de la visita de los exploradores Speke y Grant al rey de los Buganda en el año 1862© Kyambogo University

     
A aquel encuentro asistió también un enfermo James Augustus Grant, explorador escocés de renombre. El propio Grant dejó escrito en sus memorias el amable trato que el monarca Kabaka le había dispensado cuando estaba tan débil que ni siquiera podía levantarse de la cama. “El rey envió a un oficial y a cuarenta de sus hombres para llevarme a su reino de Buganda y que yo tanto deseaba ver… Al no poder caminar, me colocaron sobre una camilla de mimbre y me llevaron al trote sobre las cabezas de cuatro de ellos”.
      Pese a que el lugar ya no alberga el palacio real, que se encuentra actualmente en el barrio de Mengo, en la capital, el Omuwafu tiene un enorme valor histórico y cultural para el pueblo Buganda. Incluso la dirección de la universidad rechazó hace años construir un complejo educativo junto al árbol ante las quejas de la comunidad local, que advirtieron que las obras podían poner en peligro el árbol.
      Tras conocerse la caída del árbol centenario, el actual monarca de los Buganda, Ronaldo Muwenda Kimera Mutebi II, pidió a la Universidad que plantara un nuevo árbol para reemplazar el ejemplar caído.

 
No se ha podido determinar la ubicación exacta del árbol, aquí la Universidad
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25 abril 2024

Bosques submarinos

OCÉANA: BOSQUES SUBMARINOS

Los quelpos son grandes algas pardas que generan un hábitat muy similar a un bosque terrestre. En Europa su lugar lo ocupan otros bosques de laminarias que pueden encontrarse tanto en el Atlántico como en el Mediterráneo. Las especies más habituales en estos ecosistemas son Saccorhiza y Laminaria.
     Pese a su gran importancia biológica, los bosques de quelpos no han sido recogidos por la legislación europea como hábitat prioritario para su protección. Oceana trabajará para que tanto en Europa como internacionalmente sean considerados como ecosistemas protegidos.
     El mayor quelpo que existe en el mundo es el quelpo gigante (Macrocystis pyrifera) que puede llegar a alcanzar los 30 metros de altura y tiene una distribución bipolar: por las costas pacíficas de América entre Alaska y Baja California (México), en las costas sur de Chile y Argentina en aguas de Nueva Zelanda y Australia y en Suráfrica. Puede llegar a encontrarse en profundidades de hasta 60 metros cuando las condiciones del mar permiten la entrada de la luz. Prefiere aguas templadas aunque también puede darse en otras bastante cercanas a los polos, siempre y cuando la temperatura de éstas no baje de los 5ºC, lo que destruiría a los gametófitos (planta sexual de los quelpos).

Entre 12 y 14 meses de “embarazo”

     Los quelpos empiezan su vida como esporas que pueden dar lugar a gametofitos hembras o machos. Los gametófitos hembra de los quelpos producen “huevos” que deben ser fertilizados por el esperma de los machos. Con este fin, los gametofitos hembras se valen de feromonas para atraer a los machos y fecundar los huevos que, posteriormente, se desarrollarán como esporófitos; plantas de las que saldrán trillones de esporas de las que sólo un mínimo porcentaje llegará a crear una planta. Y de cada 100.000 nuevas plantas jóvenes, apenas una llegará a ser adulta.
     Como si de un embarazo se tratara, el ciclo de vida del quelpo necesita entre 12 y 14 meses para completarse. La mayoría se desarrolla y muere en sólo 6-9 meses, en un proceso continuo de fecundación, crecimiento (a un asombroso ritmo de hasta 50-60 centímetros por día) y muerte.
     Junto al quelpo gigante pueden encontrarse otros grandes “arboles marinos” o tipos de quelpos, como:
el quelpo “boa de plumas” (Egregia menziesii)
el quelpo de cintas (Egregia laevigata)
el quelpo cuerno de ciervo (Pelagophycus porra)
o la palmera marina (Eisenia arborea), entre otros.

Los erizos marinos, su principal enemigo

     Como si fueran bosques terrestres, las laminarias o quelpos funcionan a modo de grandes árboles permitiendo que cientos de animales y vegetales vivan entre sus “copas”, “ramas” y su sistema de “raíces”. 
     Gran diversidad de especies encuentran su hábitat ideal en estos ecosistemas, como el pez Garibaldi (Hypsypops rubicundus), las castañetas (Chromis punctipinnis), la cabrilla sargacera (Paralabrax clathratus), el pez del quelpo (Alloclinus holderi), o la señorita (Oxyjulis californica), etc. También otras muchas especies, como crustáceos y gusanos poliquetos.
     Tampoco es extraño divisar entre los tallos de estos “árboles” especies como el tiburón azul (Prionace glauca) o algún cetáceo como el delfín de flancos blancos del Pacifico (Lagenorhynchus obliquidens).
     Los principales enemigos de los quelpos son los erizos marinos que se alimentan de sus brotes y hojas, pudiendo acabar con grandes extensiones de estos bosques submarinos. Pero afortunadamente las estrellas de mar y los peces vieja comen erizos, controlando su población y evitando que puedan destruir el ecosistema de quelpos. También las nutrias marinas (Enhydra lutris) se alimentan de erizos marinos y de abalones (Haliotis spp.), fáciles de encontrar en este intrincado bosque.
     La sobreexplotación de especies consumidoras de erizos puede llevar al colapso de los bosques de quelpos, al disparar la sobrepoblación de equinodermos como el erizo rojo (Strongylocentrotus franciscanus) o el erizo púrpura (Strongylocentrotus purpuratus).

Laminarias, los quelpos en Europa

     En Europa su lugar lo ocupan otros bosques de laminarias (algas laminariales) que pueden encontrarse tanto en el Atlántico como en el Mediterráneo. Las especies más habituales en estos ecosistemas son Saccorhiza y Laminaria.
     Aunque los quelpos europeos no alcanzan las extraordinarias dimensiones de sus familiares del Pacífico, existen algunas especies que llegan a alturas considerables:
     Este es el caso del quelpo enredadera (Laminaria hyperborea) del Atlántico Norte, que puede sobrepasar los cinco metros de altura, o el alga kombu (Laminaria ochroleuca), de más de cuatro metros en algunas zonas del Mediterráneo, como el Mar de Alborán y aguas del Estrecho de Mesina, en Sicilia.
     En este mar también existe una especie endémica, Laminaria rodriguezi, que llega a fijarse a sustratos duros que se encuentran hasta a 150 metros de profundidad. Se ubica en España (Cataluña, Baleares y Comunidad Valenciana), Italia (en especial en el Tirreno), Francia (principalmente alrededor de Córcega), entre Croacia y Montenegro, y el Norte de África.
     En la zona atlántica, las especies más comunes son los quelpos alados (Alaria esculenta), los quelpos de azúcar (Laminaria saccharina), los quelpos rugosos (Laminaria digitata) u otros como los furbelows (Saccorhiza polyschides), o la ya mencionada enredadera (Laminaria hyperborea), que pueden encontrarse desde Noruega y Galicia hasta el Estrecho de Gibraltar, y algunas, como Saccorhyza polyschides llega hasta el Mediterráneo, pero están ausentes en el Mar del Norte y el Báltico.
     Una importante zona de laminarias y con bosques muy buenos es en la Isla de Helgoland, en el German Bight, en el Mar del Norte. Hay Laminaria digitata y L. Hyperborea.
     Muchas de estas especies de laminarias son frecuentes en las costas del Cantábrico (la zona más oriental para Saccorhiza polyschides y Laminaria ochroleuca se encuentra en Elantxobe) y Galicia (en dónde también puede encontrarse Laminaria sacchoriza y L. hyperborea).

Usos industriales de los quelpos

Además de su alto valor ecológico, muchas especies de quelpos tienen una gran importancia en industrias tan dispares como la de alimentación, farmacéutica, pinturas, construcción o cosméticos.
     Aparte del consumo directo de la planta o su utilización como fertilizante, los quelpos producen una sustancia (polisacárido) conocida como alginato que es ampliamente utilizada como emulsionante en:
productos alimenticios (helados, salsas, cervezas, yogures…)
de higiene (pasta de dientes, champú, jabón…)
medicinales (píldoras)
industriales (tintes, pinturas, soldaduras…)

Quelpos invasores

     La acuicultura de algas o las aguas de lastre de los buques mercantes han introducido algunas variedades de quelpos en ecosistemas ajenos, provocando graves problemas que podrían poner en peligro a las especies autóctonas, e incluso afectar a las poblaciones de moluscos.
     Así el alga wakame o quelpo japonés (Undaria pinnatifida) originaria del Pacífico Noroeste está considerada como una de las especies más peligrosas por su amplia distribución fuera de su ecosistema, ocupando actualmente amplias zonas del Pacífico Este y Sur, Atlántico Norte y Sur, incluyendo el Mediterráneo, o el Báltico.
1 – Pese a que su color puede ser verde, los quelpos están incluidos dentro de las algas pardas ya que se trata de algas que contienen clorofila a y c y poseen, aparte del pigmentos verde, otros que le facilitan la utilización más eficaz de la luz del sol en aguas profundas para realizar la fotosíntesis. Este pigmento, conocido como fucoxantina, les da en ocasiones un aspecto pardo o dorado ya que permite reflejar la luz amarilla.
2 – Las algas no tienen raíces, tallo ni hojas tal como los conocemos en los árboles y otras plantas. En su lugar utilizan un sistema de fijación al sustrato conocido como hapterios.o rizoides, que sirven para sujetar al talo, el cual puede dividirse en algunas especies en estipe o pie y fronda u hojas.

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