viernes, 29 de diciembre de 2023

CSIC - Andalucía y Extremadura
Doñana estudia las especies que juegan un papel fundamental en la dispersión de semillas de la sabina negra

 

Un grupo científico de la Estación Biológica de Doñana, del CSIC, ha analizado el papel de las interacciones planta-animal para conocer la dispersión de semillas. En particular, se ha estudiado cómo la sabina negra, Juniperus phoenicea, se ha expandido en el Parque Nacional de Doñana.

      Juniperus phoenicea subsp. turbinata es una subespecie de J. phoenicea, una conífera que se puede encontrar en el sur de España. Se trata de una especie endozoocora, es decir, que dispersa sus semillas gracias a que animales vertebrados consumen sus frutos. Desde la protección de Doñana, esta especie se ha expandido rápidamente por esta área natural en pocas décadas y desconocemos realmente el papel de los animales en este proceso.

     Esto ha motivado el estudio en torno a cómo las diferentes especies de aves y mamíferos están interaccionando con la sabina a lo largo de un gradiente de expansión natural. Este hecho permitirá entender mejor el rol de estas interacciones en este tipo de contexto ecológico. 

Zorro alimentándose de frutos de sabina captado por cámara de fototrampeo. Imagen: Jorge Isla.

     Es clave comprender que las interacciones entre plantas y animales determinan, de manera crucial, la persistencia de la biodiversidad. De hecho, entre el 70% y el 90% de las especies leñosas conocidas dependen de animales vertebrados para la dispersión de sus semillas, un proceso esencial en la regeneración y expansión de las poblaciones naturales

El trabajo con Juniperus phoenicea

     El estudio que se ha efectuado sobre la dispersión de semillas de la sabina negra se basa en la toma de datos sobre las interacciones entre planta y animal, así como el análisis de redes complejas.
     En relación a las interacciones entre los individuos de sabina negra y animales frugívoros se emplearon cámaras de fototrampeo y ADN-Barcoding. Gracias a las cámaras trampa se pudieron observar los animales, evitando la presencia humana, que se alimentaban de los frutos de esta planta. Con respecto al ADN-Barcoding, esta técnica permite identificar que especies están interviniendo en la dispersión tras el análisis del ADN animal presente en los excrementos o en las semillas regurgitadas.
     Como resultado de la combinación de ambas técnicas se construyó una red de interacción y se evaluó si las interacciones se estaban viendo reconfiguradas a lo largo del gradiente de expansión.

Red de interacciones planta-animal basada en individuos de Juniperus phoenicea y animales frugívoros a lo largo de un gradiente de expansión.

La regeneración de los bosques

     Según manifiesta Jorge Isla, perteneciente al paquete de trabajo 5 del proyecto SUMHAL, “en un mundo que cada vez cambia más rápido, se ha vuelto muy común la regeneración natural de nuevas áreas disponibles. Esta regeneración consiste primero en la llegada a nuevas zonas de especies vegetales pioneras que inician procesos sucesionales que finalmente terminan con el establecimiento de nuevos bosques maduros”.
     Lo cierto es que está previsto que, en pocas décadas, gran parte de los bosques europeos serán bosques secundarios, que se están formando y regenerando ahora mismo.

     Por consiguiente, puesto que una gran cantidad de estas especies vegetales necesitan de sus interacciones con animales para lograr reproducirse (polinización por insectos) y/o dispersarse (dispersión por aves y mamíferos), es fundamental entender qué especies juegan un papel determinante en estos procesos de expansión.

Ciencia y toma de decisiones

     Los sectores relacionados y con implicación directa en la toma de decisiones en torno a la gestión y conservación de la biodiversidad necesitan de evidencias científicas que avalen tales acciones y, en este caso concreto, sobre el potencial de los ecosistemas para su propia regeneración.
     Una de las conclusiones claves de este estudio es que hay que intervenir para conservar las interacciones que mantienen la funcionalidad de los ecosistemas naturales y les hacen adaptables y resilientes a las condiciones cambiantes.
     Por tanto, centrando el foco en la perspectiva de gestión, los resultados obtenidos en este estudio sirven para apoyar la idea de que tiene más sentido el trabajo en planes de gestión dirigidos a conservar estos interactuantes (animales frugívoros), que el desarrollo de protocolos de reforestación manual masivos.
     “Los sistemas naturales están preparados para hacer por ellos mismos aquello que tanto esfuerzo y recursos nos cuesta a nosotros”, asevera Jorge Isla, investigador de la Estación Biológica de Doñana y del proyecto SUMHAL. “De hecho, ésta es la primera vez en la que se muestra una reconfiguración de este tipo de interacciones durante procesos de expansión natural”.
     A causa de lo anteriormente citado, esta reconfiguración resulta en un potencial dispersivo mayor desde los frentes de colonización, facilitando y acelerando la regeneración natural de los ecosistemas.

El proyecto LifeWatch ERIC – SUMHAL

El proyecto SUMHAL, Sustainability for Mediterraean Hotspots in Andalusia integrating LifeWatch ERIC, es un proyecto europeo encuadrado dentro del programa FEDER de actuaciones relacionadas con la infraestructura distribuida paneuropea de e-Ciencia LifeWatch ERIC, con Sede Central en Andalucía-España. Se encuentra financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación de España, a través de los Fondos Europeos de Desarrollo Regional (FEDER) [SUMHAL, LIFEWATCH-2019-09-CSIC-4, POPE 2014-2020].

El propósito clave del proyecto es contribuir a la conservación de la biodiversidad en sistemas naturales o seminaturales del Mediterráneo occidental, haciendo uso para ello de infraestructuras de alta tecnología, trabajo de campo, integración de datos y el desarrollo de entornos virtuales de investigación (VREs), así como la combinación entre personal investigador altamente especializado y la ciudadanía, a través de acciones de ciencia ciudadana.
Referencia:

Jorge Isla, Miguel Jácome-Flores, Juan M. Arroyo, Pedro Jordano. ‘The turnover of plant–frugivore interactions along plant range expansion: consequences for natural colonization processes’. Proceedings of the Royal Society B, 290, 20222547 (2023)

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martes, 26 de diciembre de 2023

VARIOS AUTORES EN "NATIONAL LIBRARY OF MEDICINE
Conservación de los bosques de iglesia de Etiopía: Cuidados, oportunidades e implicaciones en su manejo (resumen)

En las tierras altas del centro y norte de Etiopía, los bosques nativos y la biodiversidad forestal están casi confinados a las arboledas sagradas asociadas con las iglesias. Las comunidades locales dependen de estos 'bosques de la iglesia' para obtener servicios ecosistémicos esenciales que incluyen sombra y agua dulce, pero se sabe poco sobre su distribución en toda la región y su valor de conservación. 


     Nosotros (1) realizamos la primera evaluación espacialmente explícita a gran escala de los bosques de las iglesias, combinando datos de campo y de sensores remotos, para evaluar la cantidad de bosques, su tamaño, forma, aislamiento y composición de especies de plantas leñosas, (2) determinamos sus comunidades de plantas y se las relacionó con las variables ambientales y la vegetación natural potencial, (3) se identificaron los principales desafíos para la conservación de la biodiversidad en vista de la dinámica de las poblaciones de plantas y las perturbaciones antropogénicas, y (4) se presentaron pautas para el manejo y la política.
      Los 394 bosques en las imágenes satelitales tenían un tamaño promedio de ~2 ha y generalmente estaban separados por ~2 km del bosque vecino más cercano. La complejidad de la forma, no el tamaño, disminuyó desde el norte hasta el altiplano central. En general, se registraron 148 especies autóctonas de árboles, arbustos y lianas en los 78 bosques estudiados. La diversidad de los parches aumentó con la precipitación media anual, pero por lo general solo se produjeron 25 especies leñosas por parche.
     Los resultados combinados mostraron que >50% de las especies de árboles presentes en el noreste tropical de África todavía estaban presentes en los 78 bosques eclesiásticos estudiados, a pesar de que los bosques individuales eran pequeños y relativamente pobres en especies. La composición de especies de árboles de los bosques de las iglesias varió con la elevación y la precipitación, y se asemejaba a la vegetación natural potencial. Con una amplia distribución en el paisaje, estos bosques de iglesias tienen un alto valor de conservación. Sin embargo, la conservación a largo plazo de la biodiversidad de parches individuales y el potencial evolutivo de las especies pueden verse amenazados por el aislamiento, el pequeño tamaño de las poblaciones de especies de árboles y la perturbación, especialmente cuando se considera el cambio climático. Las intervenciones de gestión forestal son esenciales y deben estar respaldadas por la educación ambiental y otras formas de participación pública.

AUTORES:  Aerts R, Van Overtveld K, November E, Wassie A, Abiyu A, Demissew S, Daye DD, Giday K, Haile M, TewoldeBerhan S, Teketay D, Teklehaimanot Z, Binggeli P, Deckers J, Friis I, Gratzer G, Hermy M, Heyn M, Honnay O, Paris M, Sterck FJ, Muys B, Bongers F, Healey JR.

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sábado, 23 de diciembre de 2023

FENIX CANARIAS, en Facebook
Las aves y los lagartos son los principales dispersores de semillas en Canarias


¿Qué sucedería si una especie dispersora fuese sustituida por otra de menor tamaño?
En el caso de los Dragos ya está sucediendo. La reducción de las poblaciones (o desaparición) de sus principales dispersores, como las palomas rabiche, es una de las razones para explicar
por qué no hay una mayor regeneración natural.
     Estas especies ingieren todo el fruto y favorecen la germinación de la semilla tras su digestión y excreción.
Aves como los herrerillos o las currucas capirotadas suelen picotear los frutos en busca de pulpa en lugar de tragarlos enteros, por lo que las semillas, aunque caen al suelo, no pasan por el proceso de digestión necesario para su germinación.
     Otro caso más conocido es el de la desaparición del cuervo en las Cañadas del Teide. Clave para entender la disminución del cedro canario en el Parque Nacional. La acción dispersora del cuervo ha sido mantenida por otras especies de menor tamaño (y menor éxito de dispersión y germinación) como el mirlo capiblanco (en invierno) y los lagartos tizones (en verano).

Turdus torquatus torquatus

     El caso de los lagartos en Canarias es aún más evidente. Con dos especies completamente extintas, tres en peligro crítico y una disminuyendo rápidamente… ¿Quién está ocupando el lugar de estos animales? Estudios en la dispersión de frutos de leña buena u orijama muestran que el rol de los lagartos gigantes ahora lo ocupan lagartos pequeños.
     Estos lagartos más pequeños no son capaces de dispersar algunos de los frutos más grandes de la planta, reduciendo su variabilidad y transportan una menor cantidad de semillas.
     El estudio, la recuperación y conservación de estas poblaciones es clave para mantener los servicios que realizan en los ecosistemas. Su desaparición podría producir un posible efecto en cascada sobre las poblaciones de plantas.
     ¿Te habías planteado alguna vez cómo la extinción de un animal puede provocar la desaparición de otras especies que dependen de ellos?

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miércoles, 20 de diciembre de 2023

NORBERTO CHIJIEB, DiariodeAvisos, ene22
La resurrección del drago
 de Nazaret, el drago de Güímar brota en el Buen Retiro, Tenerife
 
El centenario ejemplar, que fue desahuciado en verano tras caerse en el colegio de monjas, se mantiene vivo junto a un "hermano" en la casona del siglo XVIII; el botánico que salvó el árbol del Hermano Pedro ha llevado su conservación

“No podemos lanzar las campanas al aire, porque igual todavía no ha pegado bien, pero brotes verdes sí se le ven”, señala Mario Díaz, propietario del espectacular Buen Retiro, una casona en Chacaica, Güímar, que fuera residencia de la familia destacada familia güimarera Delgado-Trinidad, marqueses de La Florida y hotel en el siglo XVIII, refiriéndose el centenario drago (más de 130 años de vida) que trasplantó en agosto en sus terrenos tras haberse desplomado en el patio del colegio Nazaret (hoy Santo Domingo), apenas a cien metros de distancia. Aunque él remarca que no es católico, no le moleste que se hable de una resurrección, de una resurrección botánica.
Los brotes verdes ya son evidentes en el drago desahuciado en agosto / NORCHI

     Hay que recordar que técnicos del Cabildo de Tenerife dieron por imposible la recuperación del drago el pasado 19 agosto de 2022, un mes después del colapso que sufrió en el patio del colegio. Explicaron que no podía ya ser salvado debido a problemas biológicos y a los desperfectos de la caída en el mes de julio, según declaró la consejera insular de Gestión del Medio Natural y Seguridad, Isabel García. Estaba, pues, desahuciado. Su destino era secarse, que es la muerte de los vegetales.
     El informe recabado por el Cabildo señalaba que “no es lo mismo trasplantar un drago con su cepellón de raíces en buen estado fisiológico, que replantar un drago caído con serias patologías y en un lamentable estado de conservación”. “Incluso el posible enraizamiento de sus brazos es también muy limitado, dado que el ramaje carece de raíces aéreas, añadían los expertos en ese dictamen.
El 20 de julio se desplomó el centenario ejemplar en el patio del colegio Nazaret / DA
      Sin embargo, una semana después, a finales del mes de agosto, Mario Díaz recibió la donación del ejemplar por parte de las monjas y lo ubicó, gracias a una enorme grúa, cerca del jardín principal del que fuera hotel Buen Retiro, hoy convertido en un museo de la música. Precisamente con música de violín recibió Mario al drago de Nazaret, convencido de que la música le haría crecer. Y si no ha crecido, por lo menos no ha muerto.
     “Yo no quiero meterme en polémicas con los técnicos del Cabildo, solo intenté hacer un esfuerzo por salvar al drago y por lo pronto ha valido la pena el esfuerzo, aunque todavía es pronto, porque aunque se ve que ha comenzado a brotar, igual todavía no está bien enraizado”, comenta precavido Mario Díaz, quien relata que “al principio lo regaba, pero me acordé que un botánico me aconsejó que no lo hiciera, que el drago no lleva agua”.
     Además el copropietario del Buen Retiro, junto a su hermana Elsa, -su familia lo adquirió hace tres décadas a los sobrinos herederos de la marquesa de La Florida- se ha preocupado de recibir consejos de destacados botánicos, de manera desinteresada, como Miguel Torres, que hace apenas dos años salvó de su desaparición al conocido árbol (esquisúchil) que el Hermano Pedro plantó en 1.657 en su estancia en Guatemala, además de contratar a la empresa Biogarden para el mantenimiento de este Dracaena draco cuya semilla es la misma que ejemplares como que el Mario Díaz ya tenía en su casona: “Son coetáneos, se diría que hermanos”, resalta, recordando que el suyo lo plantó la marquesa de La Florida antes de morir, sin descendencia, en 1927.
      El tratamiento que desde septiembre hasta aquí ha llevado el drago de Nazaret no ha sido otro que las hormonas naturales y químicas que se le han implantado, primero un choque químico y después el natural, “teniendo mucho cuidado con los riegos, que tienen que ser contados, como ya me advirtieron con el hermano que tengo al lado”, cuando “me aconsejaron que quitara el césped de su alrededor para que no le llegara tanta agua, porque tienden a pudrirse”, explica Díaz.

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domingo, 17 de diciembre de 2023

Takahashi en Aomori, el cronista de Japón (061)

TAKAHASHI HIROSHI
El Gran Ichō de Ichōnokikubo (prefectura de Aomori). Los Ginkgos

Cuando el otoño se acerca a su fin, los ichō (Ginkgo biloba) tiñen de un intenso amarillo los recintos de los santuarios sintoístas, los parques y otros espacios. Para los japoneses, es una especie arbórea muy cercana, pero taxonómicamente hablando es una rareza, sin compañeros de género ni de familia, además de un “fósil viviente” que sobrevivió a las glaciaciones.
     El ichō (Ginkgo biloba) es una de las especies arbóreas que más familiares resultan a los japoneses. Predilecto a la hora de arborizar parques y bulevares, tiene también una gran presencia entre los gigantes con tratamiento de árboles sagrados en los santuarios sintoístas. El ichō está, pues, perfectamente integrado en el paisaje en el que se desarrolla el día a día de los japoneses.
     Se cree que el ichō alcanzó una respetable extensión geográfica por todo el mundo entre la era Mesozoica y el periodo Neógeno de la era Cenozoica, pero que hace aproximadamente un millón de años entró en un lento declive, hasta acercarse peligrosamente a su extinción. Su área original se sitúa en China y aunque no existe unanimidad sobre cuándo fue introducido en Japón, su llegada debió de ocurrir en algún momento entre el inicio del periodo Heian (794-1185) y el fin del periodo Muromachi (1336-1573). Lo más probable es que la especie lleve en Japón entre 600 y 700 años.
     El ichō, tal vez un superviviente de las glaciaciones, es un árbol solitario, pues no existen otras especies del mismo género ni otros géneros de la misma familia. Se habla de él como de un fósil viviente. En Japón es tan común que no nos damos cuenta de que en realidad es una especie preciosa, incluida entre las que corren peligro de extinción en el conjunto del mundo. Ciertamente, hasta hace unos 200 años el ichō crecía solo en el Nordeste de Asia, pero actualmente se cultiva en muchos países, por lo que se cree que tarde o temprano abandonará la lista de las especies amenazadas.



Especie: Ichō (Ginkgo biloba, familia Ginkgoaceae, género Ginkgo)
Dirección: Aza-Ichōnoki, Dōbutsu, Hashikami-chō, Sannohe-gun, Aomori-ken 039-1201.
Perímetro del tronco: 13,28 m.
Altura: 27 m (medición del autor).
Edad: 1.000 años.
Designado Monumento Natural del Municipio de Hashikami.
Tamaño ★★★★       Vigor ★★★★      Porte ★★★★★     Calidad del ramaje ★★★★★       Majestuosidad ★★★★

     Durante mucho tiempo este ichō permaneció oculto a los ojos del mundo y ni siquiera aparecía en las conversaciones entre los aficionados a los árboles gigantes. Los datos publicados por el Ministerio de Medio Ambiente decían que el perímetro de su tronco era de 10 metros, pero cuando, en 2001, hice una medición in situ, descubrí que la realidad superaba ampliamente las cifras documentadas, pues el grosor de su tronco resultó ser de 13,28 m, lo cual lo situaba entre los 10 de mayor tamaño del país, según los datos manejados entonces por ese mismo ministerio. No tendré que decir que me apresuré a registrar los nuevos datos y esto dio lugar a que, poco a poco, este ejemplar fuera dándose a conocer.
     Lo que extraña es que, habiendo alcanzado estas dimensiones, este árbol no hubiera recibido un nombre hasta hace poco menos de un decenio. Los lugareños se referían a él como “el ichō”. Por lo visto, para ellos no pasaba de ser un gran ejemplar de dicha especie. Su momento le llegó hace ahora unos ocho años, cuando hubo que fijar un nombre oficial para el árbol, que iba a ser designado Monumento Natural Municipal. El municipio se puso en contacto con el Nippara Shinrinkan (Nippara Forest Hall), donde se guardan los datos sobre árboles gigantes del citado ministerio, y entre el encargado del municipio y yo decidimos denominarlo Gran Ichō de Ichōnokikubo. Como se desprende de la existencia de un topónimo como ese (Ichōnokikubo significa “hondonada del ichō”), este árbol ha sido desde antiguo algo así como un símbolo para la comarca. Se dice que, debido a sus abundantes raíces aéreas, que cuelgan del tronco y de las ramas adoptando formas similares a ubres, eran especialmente las madres que daban el pecho a sus bebés quienes se acercaban a él con más devoción.
     Por su porte, este ejemplar no le iba a la zaga a ningún otro ichō del país, pero los fuertes vientos que soplaron en 2011 le abatieron una gran rama, que destacaba por su abundancia de raíces aéreas. Es una verdadera pena que el árbol perdiera aquella gran rama que tanto carácter le imprimía, porque con ella perdió también su original silueta.
     Pero de la gran rama abatida han nacido brotes y si alguno de ellos sale adelante podría crecer y desarrollarse acoplándose con el tronco principal. De esa forma, quién sabe si llegará un día, dentro quizás de algunos cientos de años, en que este ejemplar sea coronado como el mayor ichō de todo el país.


Nº 061

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jueves, 14 de diciembre de 2023

La almáciga (y 3), un relato de National Geographic, 2018

LA ALMÁCIGA, EL TESORO DE QUÍOS
Valiosas tradiciones en esta isla griega

María y su nieta del mismo nombre están sentadas en una mesa baja en los escalones de la iglesia de Pyrgi. Delante de ellas hay un montoncito de hojas que van separando y de las que sacan pequeños pedazos de color amarillo pálido: almáciga. Al sol caliente de la isla griega de Quíos, estos pedacitos de resina extraída de una variedad de lentisco son bastante pegajosos.
     Desde su infancia, María pasa el otoño, el invierno y a veces también la primavera, según el volumen de la cosecha, trabajando con la almáciga. "En el pasado, las niñas no iban a la escuela en invierno porque tenían que ocuparse de la almáciga", dice Katharina, quien también se dedica al negocio de esta resina, también conocida como mástique.
     Desde hace mucho tiempo, las ancianas ordenan la cosecha que se recoge con la escoba bajo los arbustos, sacan las bolitas de resina y las trabajan con un cuchillo y con las uñas, asegurando así un ingreso para sus familias.
     Y es que la almáciga es un producto caro. "Esta variedad de resina solo crece en Quíos", dice Ilias Smyrnioudis, director de investigación de la cooperativa de cultivadores de la almáciga en esta isla del mar Egeo oriental. Para ser más exacto: los arbustos, que muchas veces alcanzan la altura de árboles, solo segregan en el sur de la isla su resina, que con el calor se va solidificando para formar trozos blancuzcos.
     La almáciga ya se conoce desde hace decenas de miles de años: en el antiguo Egipto se usaba en el proceso de momificación de los muertos y en muchos lugares también se aprovechaban sus propiedades medicinales para curar el dolor de tripas. "Tiene efectos antibacterianos, antivirales y elimina varios hongos", explica Smyrnioudis, quien tiene un

doctorado en virología.
     Sin embargo, la resina tiene que andar un largo camino antes de que pueda ser vendida por la cooperativa. Los arbustos tienen que tener al menos cinco años para que los campesinos puedan recolectar la resina por primera vez, explica Vasilis Ballas. Este diseñador gráfico abandonó su carrera profesional en Atenas para convertirse en la isla de sus abuelos en recolector de almáciga.
     La cosecha tiene tres momentos: julio, agosto y septiembre. "En julio sacamos el arbusto del sueño profundo", dice Vasilis. Para preparar este proceso hay que esparcir una gran cantidad de creta* alrededor del tronco. "Después, hay que hacer las primeras incisiones en la corteza con un aparato especial". El árbol cura sus heridas segregando la resina, que baja por el tronco hasta que llega al polvo blanco de la creta en el suelo.
     Cuando muchas gotas caen unas junto a otras, se forman trocitos que son más fáciles de recoger y que solo hay que limpiar. Con una escoba, las gotitas se recogen junto con las hojas. "En una gran criba se filtra la mayor parte de la suciedad para que solo queden en ella la almáciga y las pequeñas hojas".
     En la destilería Stoupakis, en la población de Dafnonas, se hace un licor condimentado con almáciga llamado mastika y también al ouzou se agregan extractos de esta resina. "Esta es nuestra receta muy propia, que desde hace más de 100 años es un secreto familiar", dice Manolis Haviaras.
     En la ciudad de Quíos, Nikos Konstandoulakis experimenta una y otra vez con polvo y aceite de almáciga. Este cocinero gestiona una pequeña fábrica donde elabora, entre otras cosas, pasta con almáciga y cítricos, que tienen una larga tradición sobre todo en la pequeña localidad de Kampos. "Los plátanos, los higos y las peras son muy adecuados para ser aromatizados con almáciga", asegura el chef.

*La creta o caliza de Creta es una roca sedimentaria de origen orgánico, blanca, porosa y blanda, una forma de caliza que se usa para la tiza. Su formación es debida a la acumulación de ingentes cantidades de restos de cocolitofóridos, algas microscópicas cubiertas por minúsculas placas de calcita (cocolitos).

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lunes, 11 de diciembre de 2023

ALMÁCIGA (2 de 3)

MARGARITA GOKUN, en National Geographic 2019
Quíos, la isla griega célebre por esta resina medicinal

Desde la antigüedad, Quíos ha atraído a los visitantes por la preciada resina de lentisco aromática, que solo crece en esta isla.

Vassilis Ballas y su mujer, Roula Boura, extraen resina de un lentisco en Quíos. Este proceso anual de cultivo de lentisco apenas ha cambiado desde la antigüedad. Fotografía de Eirini Vourloumis, T​he New York Times, Redux
Si caminas por las estrechas calles medievales de Pyrgi, verás que los edificios, los arcos e incluso la parte inferior de los balcones grabados con patrones geométricos intrincados. Ristras de tomates cherri y pimientos secos cuelgan sobre mujeres que repasan unas ramas frondosas tan concentradas como si buscaran diamantes. Buscan gotas de una sustancia viscosa blanca y endurecida: almáciga, una resina natural preciada desde la antigüedad por sus propiedades aromáticas y medicinales.
      
Las mujeres seleccionan gotas de almáciga frente a sus casas de Pyrgi. Los edificios están decorados con xysta, unos patrones geométricos blancos y negros tradicionales que se remontan a hace siglos. Fotografía de Georgios Makkas

     Pyrgi es una de las 24 mastichochoria (aldeas que producen almáciga) de la isla griega de Quíos. Aunque el lentisco (Pistacia lentiscus) crece por todo el Mediterráneo, la variedad que genera esta resina solo crece en el sur de Quíos, un capricho de la naturaleza que ha dado pie a la rica y tortuosa historia de la isla.
 
Monopolios de resina

     Durante milenios, la mastiha (almáciga) ha sido la fama, el motor económico y la fuente de la identidad de Quíos y sus habitantes. Heródoto lo mencionó en el siglo V a.C., los romanos la masticaban para limpiarse los dientes y refrescarse el aliento y los otomanos la ensalzaban como especia.
     Su cultivo comenzó de veras con la llegada de los genoveses en el siglo XIV, quienes monopolizaron el comercio de lentisco y construyeron las mastichochoria con casas fortificadas pared con pared, un laberinto de calles para engañar a los saqueadores y una torre de vigilancia central para avisar de los ataques. Para prevenir el comercio ilegal, establecieron toques de queda nocturnos para los aldeanos y varios castigos por robar almáciga.
     
En Grecia, la almáciga se conoce como las «lágrimas de Quíos» por las cuentas transparentes de resina que se endurecen y se oscurecen con el paso del tiempo. Aunque al principio es amarga, adopta un sabor a pino y hierbas cuanto más se mastica. Fotografía de AGE Fotostock
     Cuando los otomanos se hicieron cargo en el siglo XVI, mantuvieron el monopolio. En 1840, por fin se permitió a los productores de almáciga comerciar de forma independiente lo que cultivaban y menos de un siglo después unieron fuerzas para crear la Asociación de Productores de Lentisco de Quíos, una cooperativa que sigue activa hoy en día.
     A pesar de los cambios de régimen, el cultivo y la producción de almáciga apenas han cambiado durante siglos. Se trata de una empresa anual centrada en torno a los 24 pueblos que comienza cuidando del suelo, prosigue haciendo cortes poco profundos en la corteza del lentisco para que rezume y culmina con la cosecha y la limpieza. La mayor parte del proceso se hace a mano. Al igual que otras generaciones antes que ellos, los productores actuales suelen contar con la ayuda de familias y vecinos. (...)

Lo hemos leído aquí
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viernes, 8 de diciembre de 2023

Almáciga (1 de 3)

LA ALMÁCIGA, MASTIHA O MASTICHA


La masiha o almáciga es la resina del lentisco (Pistacia lentiscus), un arbusto que crece en todo el Mediterráneo pero que en la isla de Quíos (Grecia, en griego: Χίος, Chíos) se consiguió una variedad especial por su producción, calidad y propiedades. En esta isla griega se ha recolectado desde la antigüedad por su distintivo aroma y sus características curativas y son apenas 24 aldeas del sur de la isla de donde procede.
      Desde 1997 es un producto con denominación de origen protegida y el 27 de noviembre de 2014 el cultivo de la almáciga de Quíos fue distinguida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
      La almáciga se obtiene haciendo incisiones superficiales en el tronco y las ramas del lentisco. La savia emana con el fin de taponar la herida formando unas lágrimas que caen al suelo. En unas dos semanas cristaliza y está lista para ser recogida. Para que no tenga demasiadas impurezas que mermen la calidad de la resina la base del árbol se rocía con carbonato cálcico a modo de alfombra. Un árbol produce alrededor de 150 a 200 gramos al año.

      El uso de la almáciga es común para aportar un aroma sutil en la cocina de Grecia, Oriente Próximo y Turquía, pero es poco demandada fuera de los países mediterráneos orientales. El sabor es ligeramente amargo, pero rápidamente adquiere un exótico sabor único, almizclado y leñoso que recuerda sutilmente a pino e incienso.
      En la zona del Mar de Egeo y el norte de Grecia, se utiliza para sazonar los rellenos de queso dulce o para hornear ciertos panes festivos, bollos de leche, galletas, postres, pasteles, budines y dulces pascua. También se le da uso para algunos cafés, tés y vinos. En la parte norte del país, se emplea en la elaboración del helado llamado “Kaimaki”, que adquiere una deliciosa textura gracias a esta especia. Aporta su característico aroma resinoso al licor “Chios Mastiha” y al “Mastiha Ouzo”, y estas se pueden usar de la misma forma en que se usan otras bebidas alcohólicas para cocinar. La nueva cocina griega ha innovando y ha introducido la almáciga en pescado, pollo, cordero, cerdo, mermeladas y salsas de tomate. Para usar correctamente la mastiha se necesita un mortero y moler los cristales con un poco de sal para una receta salada, o con un poco de azúcar para un plato dulce. Media cucharadita recién molida, suele ser suficiente para sazonar los platos. En exceso puede dejar un regusto amargo. Por sus propiedades adherentes y gomosas, nunca se debe moler en un molinillo de pimienta o de café. Existe un queso con sabor a almáciga en Líbano y Siria. En Iraq a veces se emplea en una bebida anisada llamada “Arak”. En Grecia hay una bebida que le llaman "el submarino" que consiste en tomar una cucharadita de un preparado de almáciga en agua caliente e ir saboreandolo mientras toma un aspecto de caramelo maleable.
     La almáciga combina bien con limón, postres y en salsas dulces y saladas, desde el griego “Avgolemono” hasta salsas tipo bechamel, o en postres cremosos hechos con yogur, crema batida o mousses. Se usa junto con chocolate negro en salsas o en frutas cubiertas de chocolate. Armoniza con chocolate con leche, salsas de postre, helados de vainilla o chocolate negro, galletas dulces y para aromatizar aceite de oliva. Además de su amplio uso en la cocina también se empleaba como chicle, quizás el más antiguo junto con la sabia del gomero de la selva amazónica.

    Tiene también aplicaciones en medicina, cosmética, bebidas, etc. En sus principios activos hay una parte resinosa compuesta por triterpenos del ácido isomástico, mástico, oleanólico y tirucallol; otra de aceite esencial, constituida por sesquiterpenoles (cadinol), sesquiterpenos (cadineno y muuroleno) y terpenos (careno, mirceno, pineno y sabineno). También se encuentran taninos y materias astringentes, aunque estas últimas en pequeñas cantidades.
     Es saludable para las dolencias estomacales, desórdenes del sistema péptico, incluidas úlceras. Masticada es buena para la higiene bucal en encías y dientes, eliminando la formación de placas microbianas. Es un suplemento dietético muy importante. Su acción antimicrobiana y antiinflamatoria es significativa, así como el hecho de que constituye un agente antioxidante natural. Además de esto contribuye a la cura de heridas y a la regeneración de la piel.

Información:
https://sallypepperspices.com/2019/10/02/mastiha-o-almaciga-de-chios/
https://ecocosas.com/plantas-medicinales/lentisco/

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martes, 5 de diciembre de 2023

La higuera de Baia, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
Una higuera en una posición insólita

Baia está situada al sur de Italia, en la región de Campania, cerca de Nápoles y del Vesubio. Su denominación proviene de Baius, compañero de Ulises, supuestamente enterrado en este lugar. Debido a la actividad volcánica, cuenta con multitud de fuentes termales y sufría el fenómeno conocido como “bradisismo”, consistente en ascensos y descensos del nivel del suelo. Un privilegiado entorno fue lugar escogido por la clase dirigente romana para su descanso. En él se hallaban lujosas villas residenciales, incluyendo áreas propiedad exclusiva del emperador Augusto y de sus sucesores. 
     En la actualidad los vestigios y monumentos de época romana de Baia se encuentran englobados en el Parque Arqueológico de las Termas de Baia y en el Parque Arqueológico Submarino de Baia. El citado fenómeno del bradisismo ha hecho que una buena parte de Baia se encuentre sumergida. En 2002 se creó el Parque Arqueológico Submarino para proteger los retos submarinos, a 500 m. de la costa y a 6 m. de profundidad.  
     El puerto romano, protegido por un dique, estaba conectado con dos lagos interiores a través de un canal navegable de 1 km, convertido en la base naval de la Classis Misenensis, la flota imperial romana más importante del Mediterráneo, si bien esta ubicación fue pronto abandonada
a causa del cieno (en el 12 a.C.) en favor de la cercana Miseno. Desde ese momento el uso fue civil y propició que en el 79 d.C., salieran desde aquí las galeras que socorrieron a los habitantes de Pompeya y Herculano tras la erupción del Vesubio. 
     En el año 1538, una erupción volcánica provocó numerosos cambios en la geografía de la zona. El antiguo puerto fue redescubierto gracias a las fotografías aéreas realizadas durante la II Guerra Mundial. En tierra firme, el Parque Arqueológico de Baia comprende restos de termas, templos y posiblemente un palacio imperial. 

     En estos restos arqueológicos ha crecido una higuera en un techo. Las fotos han recorrido muchas páginas desde hace tiempo, y entre la sorpresa de algunos y la expectación de muchos, algunos califican de mentira tales fotos: ¡ninguna planta puede crecer al revés! Personalmente, y para que no queden dudas, opino que sí, que puede hacerlo, como en este caso en el que la raíz, situada al aire, ha crecido funcionando como una rama colgante. En el pasado yo mismo he conocido el caso de un boj que cerraba un prado al borde de un terraplén, un derrumbe parcial dejó al aire una raíz del boj, que pasó a brotar y comportarse como una rama boca abajo. Será cuestión de tiempo y circunstancias (su propia genética, modificaciones ambientales, etc) que la rama intente o no darse vuelta y crecer hacia la luz. Normalmente es una cuestión de hormonas y a este respecto hay que afirmar con rotundidad, que aún no conocemos del todo las nuestras, como saberlo todo acerca de cómo funcionan las de las plantas. Por cierto que existe un técnica de cultivo “boca abajo” para ciertas plantas de huerta y jardín, denominada Sky Planter.

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sábado, 2 de diciembre de 2023

RAFAEL ALBERTI (Cádiz, 1902-1999)
“Han descuajado un árbol”

Han descuajado un árbol. Esta misma mañana,
el viento aún, el sol, todos los pájaros lo acariciaban buenamente. Era
dichoso y joven, cándido y erguido,
con una clara vocación de cielo
y con un alto porvenir de estrellas.
Hoy, a la tarde, yace como un niño
desenterrado de su cuna, rotas
las dulces piernas, la cabeza hundida,
desparramado por la tierra y triste,
todo deshecho en hojas,
en llanto verde todavía, en llanto.
Esta noche saldré -cuando ya nadie
pueda mirarlo, cuando ya esté solo-
a cerrarle los ojos y a cantarle
esa misma canción que esta mañana
en su pasar le susurraba el viento.

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martes, 28 de noviembre de 2023

(Vídeo) Colores otoñales en el jardín Kyū-Furukawa de Tokio

Las hojas de los arces y los ginkgos muestran ya sus colores otoñales en el jardín Kyū-Furukawa, en el distrito de Kita, en Tokio. Este jardín es asimismo famoso por sus rosas, que pueden contemplarse también en esta época. La época del follaje otoñal podrá disfrutarse hasta alrededor del 10 de diciembre.

La entrada al jardín Kyū-Furukawa cuesta 150 yenes (70 yenes para las personas de 65 años en adelante). El lugar se encuentra a 7 minutos a pie desde la estación de Nishigahara, en la línea Nanboku del metro de Tokio, y desde la estación de Kami-Nakazato en la línea Keihin-Tōhoku de JR.

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domingo, 26 de noviembre de 2023

Una leyenda sabida pero, una vez mas, reinterpretada

ALBERTO MILO, en Nationel Geogrphic
Los árboles africanos que fueron castigados por los dioses

Entre los árboles más antiguos del planeta están los baobabs, los gigantes africanos que, según la leyenda, desafiaron a los dioses en un intento por alcanzar la perfección. 

     Una antigua leyenda dice que hace mucho tiempo los baobabs eran los árboles más bellos del planeta. Su altura y sus hojas llamaban la atención de todo el reino natural. Los dioses, también cautivados por el esplendor innegable de estos seres, decidieron concederles el don de la longevidad.
     Rápidamente, los baobabs cayeron en la soberbia y la vanidad. Su condición los hizo ambicionar nuevas cualidades, llegando al grado de desafiar a las deidades. Éstas no tardaron en notar su prepotencia, por lo que resolvieron darles un castigo; todos los baobabs fueron arrancados de la tierra y plantados de nuevo pero al revés.
     Esta breve historia busca dar un sentido a la forma tan particular de estos árboles. De acuerdo con la narración africana, los hermosos seres tuvieron que verse forzados a enterrar su copa, fuente primaria de su belleza, y exponer sus raíces al aire.


     Los baobabs son todavía un orgullo del continente africano. Son asociados con la esperanza, la vida y la determinación contra la injusticia. Sus dimensiones, longevidad y naturaleza han hecho de ellos un símbolo.

Baobabs: los árboles de la vida

Los árboles pertenecientes al género Adansonia, que al mismo tiempo forman parte de la familia Malvaceae, son los que se conocen como baobabs. Conforme a lo indicado por Britannica, los Adansonia se dividen en ocho especies: seis son endémicas de Madagascar, una del África continental y la última de Australia.
Según Naturalista, el género de las Adansonia oscila en alturas de entre los 5 y los 30 metros, mientras que el diámetro de la copa puede llegar a superar los 11. En vista de esto, los baobabs son fácilmente distinguibles por el grosor de su tronco
     Estos árboles de grandes proporciones habitan sobre todo en climas tropicales y subtropicales, siendo la mayoría de sus especies, habituales en los paisajes semiáridos. En condiciones adecuadas, se estima que los baobabs están en altas probabilidades de llegar a los 800 o 1,000 años. Sin embargo, existen registros de ejemplares que han superado estas expectativas.
     De acuerdo con Britannica, todas las especies de baobabs son utilizadas de diversos modos por los locales. Algunas son reconocidas por sus frutos y hojas que sirven como remedios herbales. Estos árboles también son fuente de materias primas para la elaboración de diferentes herramientas de uso cotidiano.

Impacto cultural

     Los árboles del género Adansonia han trascendido de lo natural a lo cultural. No sólo han adquirido significado en las leyendas locales que buscan explicar su figura, sino, de igual modo, de la literatura. La muestra más representativa de esto es la que deja "El principito" de Antoine de Saint-Exupéry.

   En esta obra, el Principito ve en los baobabs un peligro para su pequeño planeta. El enigmático niño teme que estas malas hierbas, al ir creciendo, vayan reduciendo el poco espacio con el que cuenta en su lugar de origen. Por eso, cuando llega a la tierra, pide al aviador que dibuje una oveja. Al principio el hombre se muestra confundido por la extraña petición, no obstante, después comprende que el Principito necesita de este animal para detener lo que él considera una amenaza.

Lo hemos leído aquí

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jueves, 23 de noviembre de 2023

Patric Barkham, artículo en OurDailyRead oct2022

GUY SHRUBSOLE
El hombre que defiende los bosques de Gran Bretaña


Hay un bosque escondido cerca de la casa de Guy Shrubsole que brilla con una luminosidad verde durante todo el año. Sus árboles son robles familiares, pero los vendavales del Atlántico y los suelos de las tierras altas los han vuelto atrofiados y extraños. En sus extremidades retorcidas se aferran líquenes, musgos, hepáticas y helechos: cientos de especies multicolores que se asemejan a los arrecifes de coral, con nombres fascinantes que van desde tiras de salchichas hasta bigotes de bruja. 

El descubrimiento de Shrubsole de un fragmento superviviente de selva británica cerca de su nuevo hogar en Devon lo inspiró para escribir un libro, The Lost Rainforests of Britain. "Hay algo muy atractivo en este ecosistema extraño, retorcido, goteante y cubierto de musgo", dice. “El hecho de que suene exótico pero se desarrolle específicamente en el clima británico es realmente mágico. Quería volver a encantar a más personas con la magia de la selva lluviosa que nos queda en este país”. 

Además de fomentar el redescubrimiento popular de esta selva lluviosa templada, biodiversa y poco común en el mundo, Shrubsole, un activista ambiental cada vez más influyente, está pidiendo una estrategia nacional sobre selvas con el objetivo de duplicar el 1% de la superficie terrestre donde perviven los fragmentos de bosque en el oeste de Gran Bretaña. 

Cuando Shrubsole creó un blog en el que pedía a la gente que le ayudara a registrar fragmentos de selva que se le habían pasado por alto (a menudo sólo existían como “bosques de sombra” sin árboles, según la frase del ecologista Ian Rotherham), quedó sorprendido por la respuesta. Una historia de The Guardian sobre su fascinación por la selva recibió más de 200.000 visitas y aún más información del público, y así nació su libro.

La respuesta positiva “tiene que ver en parte con el despertar del interés de la gente por la naturaleza que hemos visto en los últimos años, desde caminatas cerradas hasta botánicos rebeldes que escriben con tiza los nombres científicos de las malas hierbas en las aceras”, dice Shrubsole, “pero también habla a ese ambientalismo profundamente arraigado que existe en Gran Bretaña: una sensación de que hemos perdido algo de nuestra tierra verde y agradable. Acecha en nuestra imaginación: la idea de que un gran bosque se extendió por Gran Bretaña. Podemos debatir cuán extenso era, si eran pastos o un bosque lluvioso de dosel cerrado, pero no hay duda de que teníamos muchos más árboles de los que tenemos ahora”. 

La selva lluviosa “perdida” es una idea romántica, pero la selva tropical templada del Atlántico de Gran Bretaña es un hábitat formal y científicamente reconocido, y globalmente más escaso que la selva lluviosa. Según los ecologistas, la “selva lluviosa” es tierra que recibe más de 1.400 mm de lluvia cada año, repartidas tanto durante el verano como durante el invierno. La selva lluviosa templada es fresca pero no fría, con temperaturas en julio que promedian 16 ° C o menos. "Es realmente la definición de unas vacaciones de verano británicas", dice irónicamente Shrubsole. 

No fue hasta 2016 que un ecologista, el Dr. Chris Ellis, calculó que el 20% de Gran Bretaña se encontraba dentro de la zona de selva lluviosa templada, que poseía “condiciones bioclimáticas” ideales. Y, sin embargo, como ha calculado Shrubsole, nuestra selva nativa ha sido destruida y borrada de la memoria: hoy solo quedan 18.870 hectáreas (46.629 acres) en Inglaterra.

De la fragmentaria selva lluviosa de Gran Bretaña, sorprendentemente Shrubsole revela que sólo el 27% está designado como sitio especial de interés científico, lo que significa que la gran mayoría está desprotegida. Incluso los sitios protegidos están dañados: según Natural England, Johnny Wood, que Shrubsole visitó en el Distrito de los Lagos, se encuentra en condiciones “desfavorables, en deterioro” debido a “evidencias generalizadas de pastoreo de ciervos y la continua invasión de ovejas” que impiden la regeneración del bosque. 

El libro de Shrubsole podría ser un lamento, pero en cambio está impregnado de la positividad incontenible y el entusiasmo alegre de un activista nato. Shrubsole ha sido ambientalista desde la infancia y recuerda que su madre organizó una fiesta para “salvar las selvas tropicales” en su jardín trasero en 1990, cuando él tenía cinco años, para recaudar fondos para la campaña de Amigos de la Tierra en la Amazonia. 

De adulto, trabajó como activista para Amigos de la Tierra y Rewilding Britain, pero fue cuando se mudó a Gales para trabajar para una pequeña organización benéfica, el Centro de Investigación de Interés Público, con sede en Machynlleth, que descubrió las selvas tropicales perdidas. En Machynlleth se hizo amigo de George Monbiot, que entonces vivía en la ciudad y escribía Feral en ese momento. Llegando a darme cuenta de que treele

"Guantes" en Bodmin, Cornwall. Foto: Guy Shrubsole
En Machynlleth se hizo amigo de George Monbiot, que entonces vivía en la ciudad y escribía Feral en ese momento. Darme cuenta de que las colinas galesas sin árboles estaban “destrozadas por las ovejas” “sin duda arruinó algunos buenos paseos para nosotros”, dice Shrubsole. Fue Monbiot quien introdujo por primera vez a Shrubsole la asombrosa idea de que Gran Bretaña alguna vez tuvo selva tropical, pero la había destruido y luego olvidado.

El libro de Shrubsole puede ser un nuevo encantamiento, pero como activista tiene objetivos claros: quiere que el gobierno británico elabore una estrategia para la selva tropical. En lugar de limitarse a proteger los fragmentos finales, busca la restauración y cree que un objetivo realista es duplicar el 1% de la superficie terrestre en el plazo de una generación. Esto podría lograrse, según ha demostrado su mapeo, simplemente permitiendo que los fragmentos que quedan se regeneren naturalmente en sus márgenes.  
 
Extraordinariamente, la selva tropical británica no fue mencionada en el parlamento hasta 2021, cuando –a instancias de Shrubsole– su parlamentario conservador local planteó una pregunta sobre su preservación en la Cámara de los Comunes.  
 
"Hasta ahora ha habido algunas palabras cálidas de los ministros, pero últimamente se ha vuelto mucho más difícil", dice. “Si volvemos a un gobierno un poco más sensato, realmente se necesita una estrategia para la selva tropical, que ayudaría con los esfuerzos de restauración de la selva tropical en todas partes. No se trata sólo de proteger estos sitios, sino de decir que estamos haciendo nuestra parte en la misión global de restaurar las selvas tropicales”. 
 
A medida que aumenta la conciencia pública sobre la magia de estos fragmentos restantes, que se pueden instalar en Instagram, una amenaza es el aumento del número de visitantes que dañan especies vegetales raras y preciosas. Como reconoce Shrubsole en su libro, su bosque tropical local, Wistman's Wood, está bajo la presión de los visitantes, con problemas que incluyen basura y personas que "tallan" marcas en sus rocas cubiertas de musgo.
Selva tropical en Borrowdale en Lake District. Fotografía: Peter Swan

 
“Definitivamente quiero transmitir la extrema importancia de tener mucho cuidado y tratar estos lugares con el máximo respeto. Pero también tenemos que volver a conectarnos con la naturaleza”, afirma Shrubsole. “Rara vez encuentro basura en Wistman's Wood. Podría ser que los guardias estuvieran haciendo su trabajo o podría ser simplemente que la gente es bastante buena y la mayoría no deja basura ni talla espirales tontas en el musgo de las rocas.
 
“No es una estrategia de restauración viable aislarlos a todos y esperar que nadie los visite nunca. La solución para que los sitios de honeypots se vean abrumados es, en última instancia, crear más de estos increíbles hábitats”. 
 
Esto da paso al otro papel de Shrubsole como cofundador de la campaña Right to Roam con el artista y escritor Nick Hayes. Este año han organizado más de media docena de eventos de intrusión ilegal en su intento de ampliar la Ley de Campo y Derechos de Paso que permite deambular en sólo el 8% de la campiña inglesa y el 3% de sus ríos.  
 
Caroline Lucas está presentando un proyecto de ley privado sobre este tema y Shrubsole espera persuadir a todos los partidos políticos para que se comprometan con él en sus manifiestos. ¿Un futuro gobierno laborista ampliaría el acceso al campo? “Soy cautelosamente optimista en cuanto a que el Partido Laborista considera el acceso a la naturaleza como parte de su legado y su futuro. Los laboristas introdujeron la Ley de Parques Nacionales y el derecho original a deambular en 2000. Varios altos funcionarios laboristas ahora ven eso como una tarea pendiente. Me encantaría que el Partido Laborista dijera mucho más sobre la crisis natural y encontrara su voz al respecto nuevamente porque claramente lo necesita”. 
 
Shrubsole llegó a la campaña Right to Roam a través de su libro anterior, Who Owns England?, una disección de las desigualdades en la propiedad de la tierra. “Cuando estaba escribiendo ¿Quién es el dueño de Inglaterra? Constantemente me sentía enojado, pero con este libro espero que la gente sienta una sensación de entusiasmo y optimismo contagiosos”, dice. “Realmente siento que una parte de mí ha cobrado vida nuevamente al explorar estos lugares. Son simplemente increíbles y nuestro camino hacia cierto grado de redención también”.
 
Lo hemos leído aquí
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lunes, 20 de noviembre de 2023

CSIC, 2011
Historia de la Pajarera de Doñana
En Doñana, el término “pajarera” se utiliza para denominar las colonias de nidificación de garzas, cigüeñas y espátulas. Las primeras referencias escritas que se tienen de las pajareras de Doñana datan del siglo XVIII, aunque por aquellas fechas se localizaban en la Laguna de Santa Olalla, los Sotos y el Lomo del Grullo. Con el transcurso del tiempo, las pajareras han ido ocupando distintos emplazamientos, abandonando unos y colonizando otros. De todas ellas, la más conocida y espectacular, que se ha apropiado del nombre “Pajarera”*, es la que se ha venido situando en la Vera de Doñana, zona de ecotono entre el monte y la marisma.
     La Pajarera de la Vera se descubrió para la ciencia allá por los años 50 del pasado siglo, cuando Francisco Bernis (fundador de la Sociedad Española de Ornitología), José Antonio Valverde (primer director de la Estación Biológica de Doñana y primer conservador del Parque Nacional de Doñana) y José Manuel Rubio (catedrático de Geografía de la Universidad de Sevilla), describieron y censaron la colonia. En esas fechas, no se encontraba en el mismo lugar que ahora, sino que ocupaba los brezales y alcornoques de la Algaida, una finca situada al norte de la Reserva Biológica. Por aquel entonces, no existía la actual carretera de Almonte al Rocío, sino que el acceso al Palacio de Doñana, se efectuaba desde Sanlúcar de Barrameda, tras una agotadora jornada en caballerías a través de las arenas, después de cruzar el Guadalquivir en barca. Una vez en el Palacio, había que recorrer, a pie o en mula, varios kilómetros hasta la colonia. Tiene un enorme mérito la información aportada por estos científicos, teniendo en cuenta los medios con los que contaban. Por otra parte, fueron los primeros que alertaron sobre el efecto pernicioso de los excrementos de las aves sobre la vegetación, al constatar que tras varios años de ocupación, los brezales y alcornoques, donde las aves construían sus nidos, quedaban completamente arrasados.
     A mediados de los años 60, la Pajarera se desplazó hacia el sur ocupando la Vera de la Reserva Biológica de Doñana, en donde permanece en la actualidad, asentándose sobre alcornoques, álamos, sauces y algún que otro acebuche. Antes de finalizar el invierno, grupos de garzas y cigüeñas comienzan a llegar para iniciar el proceso reproductivo que llega a su máximo apogeo en primavera y se prolonga hasta el hasta el verano. Actualmente, la colonia se compone de siete especies: cigüeñas (Ciconia ciconia) garzas reales (Ardea cinerea), espátulas (Platalea leucorodia), garcetas (Egretta garzetta), garcillas bueyeras (Bubulcus ibis), martinetes (Nycticorax nyticorax) y garcillas cangrejeras (Ardeolla ralloides). Su tamaño, según el año, puede oscilar desde unas decenas de parejas hasta varios miles, dependiendo de las condiciones de inundación de la marisma, que es el hábitat principal en donde encuentran su alimento.
Fotos de Manuel Rubio (1ª y2ª) y del CSIC 
 * La "Pajerera", en tiempos más recientes, se llama a los alconoques donde cientos de aves se establecieron
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