Historia de la Pajarera de Doñana
En Doñana, el término “pajarera” se utiliza para denominar las colonias de nidificación de garzas, cigüeñas y espátulas. Las primeras referencias escritas que se tienen de las pajareras de Doñana datan del siglo XVIII, aunque por aquellas fechas se localizaban en la Laguna de Santa Olalla, los Sotos y el Lomo del Grullo. Con el transcurso del tiempo, las pajareras han ido ocupando distintos emplazamientos, abandonando unos y colonizando otros. De todas ellas, la más conocida y espectacular, que se ha apropiado del nombre “Pajarera”*, es la que se ha venido situando en la Vera de Doñana, zona de ecotono entre el monte y la marisma.
En Doñana, el término “pajarera” se utiliza para denominar las colonias de nidificación de garzas, cigüeñas y espátulas. Las primeras referencias escritas que se tienen de las pajareras de Doñana datan del siglo XVIII, aunque por aquellas fechas se localizaban en la Laguna de Santa Olalla, los Sotos y el Lomo del Grullo. Con el transcurso del tiempo, las pajareras han ido ocupando distintos emplazamientos, abandonando unos y colonizando otros. De todas ellas, la más conocida y espectacular, que se ha apropiado del nombre “Pajarera”*, es la que se ha venido situando en la Vera de Doñana, zona de ecotono entre el monte y la marisma.
La Pajarera de la Vera se descubrió para la ciencia allá por los años 50 del pasado siglo, cuando Francisco Bernis (fundador de la Sociedad Española de Ornitología), José Antonio Valverde (primer director de la Estación Biológica de Doñana y primer conservador del Parque Nacional de Doñana) y José Manuel Rubio (catedrático de Geografía de la Universidad de Sevilla), describieron y censaron la colonia. En esas fechas, no se encontraba en el mismo lugar que ahora, sino que ocupaba los brezales y alcornoques de la Algaida, una finca situada al norte de la Reserva Biológica. Por aquel entonces, no existía la actual carretera de Almonte al Rocío, sino que el acceso al Palacio de Doñana, se efectuaba desde Sanlúcar de Barrameda, tras una agotadora jornada en caballerías a través de las arenas, después de cruzar el Guadalquivir en barca. Una vez en el Palacio, había que recorrer, a pie o en mula, varios kilómetros hasta la colonia. Tiene un enorme mérito la información aportada por estos científicos, teniendo en cuenta los medios con los que contaban. Por otra parte, fueron los primeros que alertaron sobre el efecto pernicioso de los excrementos de las aves sobre la vegetación, al constatar que tras varios años de ocupación, los brezales y alcornoques, donde las aves construían sus nidos, quedaban completamente arrasados. A mediados de los años 60, la Pajarera se desplazó hacia el sur ocupando la Vera de la Reserva Biológica de Doñana, en donde permanece en la actualidad, asentándose sobre alcornoques, álamos, sauces y algún que otro acebuche. Antes de finalizar el invierno, grupos de garzas y cigüeñas comienzan a llegar para iniciar el proceso reproductivo que llega a su máximo apogeo en primavera y se prolonga hasta el hasta el verano. Actualmente, la colonia se compone de siete especies: cigüeñas (Ciconia ciconia) garzas reales (Ardea cinerea), espátulas (Platalea leucorodia), garcetas (Egretta garzetta), garcillas bueyeras (Bubulcus ibis), martinetes (Nycticorax nyticorax) y garcillas cangrejeras (Ardeolla ralloides). Su tamaño, según el año, puede oscilar desde unas decenas de parejas hasta varios miles, dependiendo de las condiciones de inundación de la marisma, que es el hábitat principal en donde encuentran su alimento.
Fotos de Manuel Rubio (1ª y2ª) y del CSIC
* La "Pajerera", en tiempos más recientes, se llama a los alconoques donde cientos de aves se establecieron
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