El abeto de Douglas o Pino de Oregón (1)
El árbol maderero conocido como “Abeto de Douglas” no es un abeto (toma su nombre en inglés de David Douglas, el botánico escocés que introdujo el árbol en Europa en 1827), y que también es conocido como “Pino de Oregón”, aunque, tampoco es un pino.
Los botánicos del siglo XIX tuvieron problemas para clasificarlo debido a la similitud de la especie con otras varias coníferas más conocidas en ese momento. Lo clasificaron como Pinus, Picea, Abies, Tsuga e, incluso, Sequoia. Finalmente, y debido a sus conos distintivos, los abetos de Douglas fueron finalmente colocados en un nuevo género: Pseudotsuga.
Los conos femeninos (las piñas) son colgantes, con escamas persistentes (a diferencia de los abetos verdaderos), y se distinguen por tener una bráctea larga largtridentina (de tres puntas) que sobresale de manera prominente por encima de cada escala.
Se dice que el pino de Oregón ha alcanzado alturas de 120 m. Esa fue la altura estimada de la conífera más alta jamás documentada, el “Mineral Tree” (Mineral, Washington), medida en 1924 por el Dr. Richard E. Mc Ardle, que fue jefe del Servicio Forestal de los Estados Unidos. El volumen de ese árbol era de 515 metros cúbicos, pero lamentablemente no hay una foto de él.
La foto que acompaña este texto fue tomada el 9 de abril de 1931, por la Guardia del Registro de Eugene. Se trataba de otro abeto de Douglas del que se decía que era el más grande del condado de Lane y, a su vez, el más grande de su tipo en el estado de Oregón. Tenía 12,8 metros de perímetro, en su día, un auténtico “Rey del Bosque”. La fotografía del árbol fue obtenida por la asociación Willamette Valley Lumbermen's para su uso en una feria de la madera del condado de Lane que se celebró ese mismo lugar. Desconocemos si este árbol todavía existe.
Un
mito de los nativos americanos de California cuenta que cada bráctea
de tres extremos es la cola y las dos patas, diminutas, de un ratón que se
escondía dentro de los conos del árbol durante los
incendios forestales y, el árbol, tuvo la amabilidad de ser su santuario
perdurable.
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