miércoles, 5 de agosto de 2020

El tejo de Fortingall, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
El tejo de Fortingall, Reino Unido

Multitud de personas pisando las raíces, toqueteando y cortando ramas pueden ser estresantes e incluso mortales para cualquier árbol, pero esto es especialmente cierto en el caso del tejo de Fortingall Yew, que se considera el árbol vivo más antiguo del Reino Unido y posiblemente de Europa. Los turistas que visitan el árbol (que podría tener hasta 5.000 años de edad) le han arrancado ramas y han tratado de colgarle objetos y cintas. (...) Toda esta actividad ha causado sufrimientos al árbol, dice Catherine Lloyd, coordinadora de Tayside Biodiversity Community Partnership (un organismo de conservación).
      El Tejo de Fortingall se encuentra dentro del Cementerio de Fortingall en Perthshire, donde su tronco se ha convertido en un cuerpo masivo de al menos 52 pies de ancho y 23 pies de alto (casi 16 metros de ancho por unos 7 m. de alto).
     Se sabe que es el árbol más antiguo del Reino Unido y potencialmente en toda Europa, aunque los tejos son muy difíciles de datar cronológicamente. Desde la época victoriana, está protegido con una pared de piedra y  una puerta de hierro pero eso no ha detenido a los turistas. Dada su edad, y las pudriciones internas típicas de los tejos, en la actualidad la parte aérea la componen varios troncos separados que parecen haberse separado y que han formado un grupo más pequeño de árboles, de tal forma que casi parece un bosque de tejos, un comportamiento que se considera normal.
     (...) Con las mediciones históricas tomadas en el siglo XIX y las posteriores, los expertos estiman que el tejo tiene al menos 2.000 años de antigüedad y podría llegar a más de 5.000 años. Eso significa que el árbol ya podría estar vivo y creciendo cuando se construía la Gran Pirámide de Giza y Stonehenge, como señala el blog del Real Jardín Botánico de Edimburgo. Pero la estupidez de los turistas está poniendo en grave peligro el árbol. Una persona que quería colgar recuerdos en el árbol, acabó pisoteando y destruyendo la placa de metal que había colocado oficialmente el Consejo del Árbol. Este comportamiento tan incívico tiene un precio. 

     Como resultado, el Tejo de Fortingall ha mostrado signos de angustia, uno de los cuales es el sorprendente cambio de sexo del árbol en 2015. Después de vivir durante milenios como macho, el árbol milagrosamente tenía bayas rojas en su copa exterior, un comportamiento distintivo de los árboles femeninos. Si bien el cambio de sexo es común entre los árboles, el tejo solo había estado cultivando bayas en una rama. Esto indicó que el cambio de sexo del árbol fue solo un cambio parcial, una ocurrencia rara entre los tejos y podría ser una señal de que el árbol está bajo presión. Curiosamente, estas travesuras de los turistas ni siquiera son las peores por las que ha pasado Fortingall Yew. Los relatos históricos hablan de hogueras navideñas en la base del árbol y de paseos a caballo por su medio ensanchado. La gente ha sido muy cruel con el árbol durante siglos. En el siglo XIX, se retiraron trozos de corteza para hacer tazas. 
     Ahora, en un esfuerzo por preservar el ADN del antiguo árbol, los cuidadores de Fortingall Yew han lanzado una iniciativa llamada Church Yew Tree Project, que tiene la intención de extenderse durante un período de 10 años para crear y distribuir setos de tejos en otros cementerios. El Real Jardín Botánico de Edimburgo ha plantado su propio seto de tejo con esquejes del antiguo Fortingall Yew, que con suerte tendrá entre 30 y 50 nuevos árboles. El deterioro de la salud del tejo de Fortingall Yew enfatiza la importancia de preservar su linaje biológico ahora más que nunca. "Si tenemos su progenie, y tenemos sus clones creciendo en otros lugares, entonces el ADN estará cuidado y protegido, y tendremos tejos más importantes", opinan investigadores.
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