jueves, 13 de agosto de 2020

El aguacate de Porrúa

GUILLERMO FERNÁNDEZ, en "el Comercio", Asturias 
 El aguacate de Porrúa, Asturias
Miguel Bueno Jiménez y su hijo Enrique colocan la placa por delante del gigantesco aguacate de Porrúa. / Fotos: Xuan Cueto
      El malagueño Miguel Bueno Jiménez, de 73 años, catedrático jubilado de Ciencias Naturales y con segunda residencia en el arrabal de Pacanda, en la localidad llanisca de Piedra, cumplió ayer un viejo sueño: «Colocar una placa delante del gigantesco aguacate de Llacín, en Porrúa, para que el visitante conozca que se plantó en 1906 y que lo sembró el emigrante a tierras mexicanas Ángel Sordo Pandal». El malagueño acudió a la finca de Llacín, la que da nombre al museo y a una famosa banda de gaitas, acompañado por dos decenas de amigos y cavó personalmente, con su hijo Enrique, el foso en el que, posteriormente, incrustó el poste con una placa dedicada a Ángel Sordo Pandal.
      Miguel Bueno ya dio probada muestra de su amor por Llanes y los árboles. En marzo de 2015 plantó 20 castaños en la pradería de la iglesia de San Antolín de Bedón. Había comprado los árboles en Galicia y llegaron con un tratamiento específico contra el hongo fitóstera. La finca se llama el Castañéu de San Antolín, pero no tenía ningún castaño.


El aguacate de Llacín fue plantado en 1906 por el indiano Ángel Sordo Pandal, mide 20 metros y la copa tiene 30 de diámetro.
      Explicó Bueno que tiene «especial cariño a los árboles y también a este rincón de Asturias. Les tengo querencia. Cuando camino por el bosque y me encuentro con un árbol de porte distinguido suelo pasar varios minutos abrazado a él». También contó que para el enorme aguacate de Porrúa había solicitado al Ayuntamiento de Llanes, el 24 de septiembre de 2019, que fuera declarado árbol singular del concejo. Y «todavía estoy esperando que me den respuesta», matizó.
      Como memoria para acompañar la solicitud al Consistorio, incluyó Bueno las características del aguacate a fecha del mes de agosto de 2019. Según las medidas efectuadas, se trata de un árbol «con una circunferencia de 8,10 metros, medida a 1,30 del suelo. El diámetro es de 2,60 metros y la altura de 20,10. Presenta quince ramas que nacen de la base del tronco y forman una copa de 30 metros de diámetro». Estima el malagueño que el aguacate «brotó y años más tarde lo cortaron, pero rebrotó y por esa razón se abre desde la base y presenta quince vástagos». Está convencido de que el árbol «se merece un homenaje por sus 114 años de vida» y sostiene que el aguacate «está enfermo» y que su lucha es ahora «intentar curarlo para lo que estoy en contacto con la finca experimental La Mayora, dependiente del CSIC». «Sabemos que los viejos se morirán, pero no por eso dejamos de cuidarlos», concretó.

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