O MAIOR CAJUEIRO DO MUNDO
Pirangi do Norte, Natal, Brasil
Esto es lo que afirman las gentes y las guías que hablan de Pirangi do Norte, una pequeña aldea asomada al mar Atlántico, a unos 25 Km al sur de Natal, RN, Brasil.
El cajú (Anacardium occidentale) es uno de los 270 árboles que componen la Mata Atlántica, el importante bosque original de la costa atlántica brasileña que se ha perdido-transformado entre un 90-95%.
El cajú (anacardo) es un árbol que se ramifica desde muy cerca de la base, con troncos muy retorcidos, alcanzando hasta los 20m de altura. Su fruto es del tamaño de un puño y debido a su fragilidad apenas se comercializa. Se comercializa la semilla, la castaña de cajú (anacardo), tostada, con o sin sal.
Lo curioso es su pulpa, que tiene la textura de una finísima esponja, de tal modo que no se puede morder. Cuando lo intentas el jugo se te escurre entre los dedos. Al preguntar cómo lo comen te responden que no se come, se chupa o se toma en jugo. El sabor recuerda vagamente, al melocotón.
Este cajú es una formación anómala, sólamente tiene 120 años, pero los retorcidos troncos tocan el suelo, enraízan y se vuelven a ramificar. Este raro especimen ocupa una extensión de 8500 metros cuadrados, pero se ha quedado confinado en mitad de la aldea. Con el tiempo ha atravesado las alambradas, se ha apoderado de la mitad de las calles que le rodean pero... va a ser difícil que se pueda extender mas. El deseo de los lugareños es darle mas espacio pero este deseo choca con el tráfico y los propietarios de los espacios colindantes.
Pirangi do Norte, Natal, Brasil
Esto es lo que afirman las gentes y las guías que hablan de Pirangi do Norte, una pequeña aldea asomada al mar Atlántico, a unos 25 Km al sur de Natal, RN, Brasil.
El cajú (Anacardium occidentale) es uno de los 270 árboles que componen la Mata Atlántica, el importante bosque original de la costa atlántica brasileña que se ha perdido-transformado entre un 90-95%.
El cajú (anacardo) es un árbol que se ramifica desde muy cerca de la base, con troncos muy retorcidos, alcanzando hasta los 20m de altura. Su fruto es del tamaño de un puño y debido a su fragilidad apenas se comercializa. Se comercializa la semilla, la castaña de cajú (anacardo), tostada, con o sin sal.
Lo curioso es su pulpa, que tiene la textura de una finísima esponja, de tal modo que no se puede morder. Cuando lo intentas el jugo se te escurre entre los dedos. Al preguntar cómo lo comen te responden que no se come, se chupa o se toma en jugo. El sabor recuerda vagamente, al melocotón.
Este cajú es una formación anómala, sólamente tiene 120 años, pero los retorcidos troncos tocan el suelo, enraízan y se vuelven a ramificar. Este raro especimen ocupa una extensión de 8500 metros cuadrados, pero se ha quedado confinado en mitad de la aldea. Con el tiempo ha atravesado las alambradas, se ha apoderado de la mitad de las calles que le rodean pero... va a ser difícil que se pueda extender mas. El deseo de los lugareños es darle mas espacio pero este deseo choca con el tráfico y los propietarios de los espacios colindantes.
Tiene gran importancia para la supervivencia de la aldea ya que es visitado por infinidad de gentes, generando a su alrededor un próspero negocio. Han construido una pasarela para poder observarlo desde el interior sin dañar el suelo y sus raíces, y una pequeña torre en una esquina para observarlo en toda su dimensión.
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En otro artículo TOMÁS CASAL PITA nos cuenta...
El mayor anacardo del mundo
Quienes consuman en alguna ocasión anacardos conocerán este fruto, procedente del árbol del mismo nombre (Anacardium occidentale), pero también llamado cajú, nuez de la India, anacardo, merey, marañón, cajuil, caguil, pepa, y algunos nombres más, que es originario de Centroamérica, nordeste de Brasil y sur de Venezuela. Menos personas sabrán que el fruto es doble: un pseudofruto formado por la estructura carnosa del pedúnculo, que se consume en fresco como fruta y la semilla que, cruda o tostada, llega a todo el mundo como fruto seco.
Mi intención ahora era hablar del mayor anacardo (cajuneiro) del mundo que crece en la playa de Piranji, cerca de la ciudad de Natal -estado de Río Grande del Norte- en el extremo este de Brasil. Según los vecinos más antiguos de la zona, el árbol fue plantado en 1888 por Sylvio Pedrosa, ex prefecto de Natal y propietario del terreno en esa fecha. Aunque el terreno era suyo, sin duda, otras voces apuntan a que la plantación fue obra de un pescador local.
Sea quien fuere el plantador, el caso es que desde entonces no ha parado de crecer de modo continuo y en la actualidad cubre un área de entre 7.300 y 8.400 m2, equivalente a lo que ocuparía una plantación de 70 anacardos normales o dos campos de futbol. ¿A qué se debe esto? Según los estudios científicos, el árbol presenta dos anomalías genéticas debido a las cuales sus ramas no crecen en vertical, si no en horizontal, por su propio peso acaban tocando suelo y enraizando formando nuevos troncos. El tronco original, ya casi indistinguible en este laberinto de troncos, poseía originalmente cinco ramas, de las cuales cuatro sufrían esa alteración.
Convertido en atracción turística de la zona, desde el año 1994 figura registrado en el “Libro Guiness de los Records”. Hay una serie de pasarelas por el interior, preparadas para visitarlo (previo pago, eso sí) y la parte exterior está urbanizada, con lo que posiblemente se detenga su crecimiento, también se ha levantado una torre para hacer un mirador panorámico. Aparte de esto, el anacardo está rodeado por una superficie igual o mayor de tierra dedicada a tiendas de suvenires de todo tipo con temática de anacardos, incluida cachaça (alcohol brasileño a base de caña de azúcar) con sabor a anacardo. De septiembre a diciembre también se pueden saborear sus frutas, que continúa produciendo. En 2010, se recogió la mayor cosecha en época reciente: una tonelada de frutos.
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¡Impresionante! Más aún que la localidad en la que se encuentra lo respete y cuide. Se merece un hueco en el garito.
ResponderEliminarSaludos, compañero.
Me alegra que os haya gustado
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