DIEGO GALLEGO, doctor en Biología
La procesionaria no mata a los pinos
Entrevista de MÓNICA RUBIO (Periodista y Bióloga) -enero 2016-.
Numerosos montes de la Región aparecen profusamente salpicados por los llamativos bolsones de la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa). Están llenos a reventar de orugas. Al parecer, las altas temperaturas invernales que se están registrando este año han provocado el prematuro arranque de su ciclo vital. Y su presencia es motivo habitual de alarma entre la población. No en vano, la mayoría de los senderistas ya conocen su capacidad urticante tanto para los humanos como para las mascotas, y además les acompaña la mala fama de ser los responsables de grandes defoliaciones que conducen inexorablemente a la muerte de extensas áreas de pinos. Pero esto es una verdad solo a medias...
"La procesionaria no mata árboles y no es una plaga forestal en los ecosistemas mediterráneos", aclara Diego Gallego, quien diferencia bien las dos situaciones en las que puede aparecer este lepidóptero: el entorno natural y el entorno urbanizado.
De hecho, en el entorno natural, la procesionaria cumple una labor fundamental, que aún es desconocida por el gran público. Gallego explica al respecto que, al igual que ocurre con los perforadores -otro conocido insecto que ataca a los pinos-, procesionaria es una especie endémica de los pinares y ha evolucionado con ellos. "Y en los bosques de pino carrasco (Pinus halepensis) es el mayor consumidor de acículas. Es, por tanto, el principal productor secundario de los pinares, ya que muy pocas especies son capaces de ingerirlas en las cantidades en que lo hace la procesionaria", alega en su defensa. La relevancia de este hecho, argumenta, es que las acículas se degradan muy mal en estos suelos. Pero cuando la procesionaria se las come, "genera una gran cantidad de excremento rico en nitrógeno y con más humedad que la hoja seca, y es por lo tanto otro elemento importante en el ciclo de la materia y la energía. Y además a muy bajo coste ya que nunca mata a los árboles. Insisto, nunca mata los árboles, los puede dejar pelados, pero rebrotan siempre. Puede suceder que mueran, pero será por otras causas que han coincidido en el tiempo con el ataque de procesionaria", sentencia el experto.
Pero la debilidad provocada por la larga sequía no está entre ellas. Gallego, que trabaja con plagas y su tratamiento, puntualiza que "la procesionaria no está ligada a la debilidad del arbolado, como los perforadores". Lo que ocurre es que es mucho más visible en repoblaciones con pinar abierto de pequeño tamaño, donde las afecciones llegan a ser dramáticas, que en pinares maduros, donde apenas se aprecia, describe.
"Otra cosa está clara, solo come pino", detalla el investigador. Por eso, señala que "en el medio natural, poco se puede hacer con planificación", pues siempre volverá al pino. Pero "no es un problema forestal sino de salud pública. En este segundo caso sí que se podría hacer una selección de especies de jardinería para evitar problemas. Como no poner pinos en lo colegios, por ejemplo".
Además, apunta que los controladores naturales son sobre todo otros insectos parasitoides, "y para potenciarlos, lo mejor es no tratar el bosque o hacerlo cuando sea estrictamente necesario". Y no son los únicos depredadores: "los vertebrados, y en particular los pájaros no son muy importantes aunque también tienen su papel, por lo que potenciar sus poblaciones con cajas nido siempre es bueno. Desgraciadamente, los únicos pájaros especializados en comer esas orugas son los cucos y críalos y estos dependen de las poblaciones de urracas, ya que preferentemente parasitan sus nidos, y la urraca no es muy abundante en buena parte de la Región", lamenta.
Por ello, en zonas de bosque o con escaso uso público se decanta por "dar prioridad a los agentes naturales de control poblacional y no tratar".
Por contra, en las zonas de uso público intensivo, perímetros de poblaciones, parques, jardines particulares, colegios o similares "el problema de salud pública es prioritario, y los niveles de procesionaria deben ser cero, para lo cual hay que tratar con todos los medios técnicos que se dispongan, siempre adecuados a los niveles de presencia. Desde trampas con feromonas para captura de adultos cuando hay muy poco, o la retirada directa de los bolsones, a tratamientos con piretroides autorizados. Estos productos 'se cargan' toda la fauna de artrópodos, pero estamos hablando de prioridad a la salud pública sobre el medio ambiente. El esfuerzo debe centrarse aquí", sostiene el técnico, acostumbrado a desarrollar su tarea en este campo dentro de la empresa de sanidad agrícola Econex. De cualquier modo, resume, en estas áreas públicas "la gestión pasa por un buen seguimiento de las zonas sensibles y eliminar las orugas antes de que lleguen a ser urticantes, normalmente después de diciembre, aunque este año parece que eso se ha adelantado".
El cuerpo de las orugas de la procesionaria del pino, las que están en las bolsas blancas y descienden en fila india por los troncos, está cubierto de pelos irritantes. Estos se desprenden fácilmente y flotan en el aire, y pueden causar picor en nariz, garganta y oídos.
Así pues, Gallego no se preocupa demasiado porque "la procesionaria está controlada por sus depredadores naturales y en menor medida por los tratamientos fitoquímicos". Pero la cuestión es que la impresión entre los visitantes del monte es que los pinos están cuajados de procesionaria. "Por la información que tengo, este año los enterramientos de procesionaria han empezado entre dos y tres meses antes de lo habitual. Por lo general, las procesiones para enterrarse y convertirse en pupa pueden verse sobre marzo y suelen ser bastante sincrónicas", es decir, simultáneas para la mayoría de los nidos, y duran de 15 a 20 días. Este año, comenta, "parece que han comenzado a finales de diciembre, pero desconozco cuánto se va a prolongar el fenómeno", valora el experto, quien recuerda que "lo importante es que no se toquen" los bolsones ni las orugas y que se controlen las mascotas. "Pueden llegar a ser muy peligrosas para los perros y para las personas alérgicas. Lo mejor es que eviten las zonas con mucha presencia de bolsones", recomienda.
Detalla además que la intensidad de afección por procesionaria es cíclica y local, y que hasta el momento no se conocen ataques extensos en ninguna comarca de la Región. "Lo normal es que ocurra con mucha intensidad en una zona y en otras haya muy poco, y que esto vaya cambiando de forma cíclica cada siete y ocho años", describe. Y aunque dice desconocer la distribución este año, cree que "será como todos. El problema es que alguna de esas zonas estén próximas a poblaciones o sean muy transitadas, entonces se despierta la alarma social y cunde la sensación de que las afecciones son mucho más extensas", razona, alejándose del alarmismo. Por su parte, la Consejería de de Agua, Agricultura y Medio Ambiente emitió una nota el pasado día 8 en la que indicaba que ya se habían "detectado orugas en estadio 5, típico de los meses de primavera. Esta situación se observa en la zona central de la Región y en los montes que rodean el valle del Guadalentín".
En todo caso, la procesionaria sigue siendo un animal rechazado y, sobre todo, desconocido. O si no, ¿cuántos de ustedes saben que quien guía la procesión del árbol al suelo es siempre una hembra?, quizá alguno sí, pero, ¿la reconocerían en su forma de mariposa?
La procesionaria no mata a los pinos
Entrevista de MÓNICA RUBIO (Periodista y Bióloga) -enero 2016-.
Numerosos montes de la Región aparecen profusamente salpicados por los llamativos bolsones de la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa). Están llenos a reventar de orugas. Al parecer, las altas temperaturas invernales que se están registrando este año han provocado el prematuro arranque de su ciclo vital. Y su presencia es motivo habitual de alarma entre la población. No en vano, la mayoría de los senderistas ya conocen su capacidad urticante tanto para los humanos como para las mascotas, y además les acompaña la mala fama de ser los responsables de grandes defoliaciones que conducen inexorablemente a la muerte de extensas áreas de pinos. Pero esto es una verdad solo a medias...
"La procesionaria no mata árboles y no es una plaga forestal en los ecosistemas mediterráneos", aclara Diego Gallego, quien diferencia bien las dos situaciones en las que puede aparecer este lepidóptero: el entorno natural y el entorno urbanizado.
De hecho, en el entorno natural, la procesionaria cumple una labor fundamental, que aún es desconocida por el gran público. Gallego explica al respecto que, al igual que ocurre con los perforadores -otro conocido insecto que ataca a los pinos-, procesionaria es una especie endémica de los pinares y ha evolucionado con ellos. "Y en los bosques de pino carrasco (Pinus halepensis) es el mayor consumidor de acículas. Es, por tanto, el principal productor secundario de los pinares, ya que muy pocas especies son capaces de ingerirlas en las cantidades en que lo hace la procesionaria", alega en su defensa. La relevancia de este hecho, argumenta, es que las acículas se degradan muy mal en estos suelos. Pero cuando la procesionaria se las come, "genera una gran cantidad de excremento rico en nitrógeno y con más humedad que la hoja seca, y es por lo tanto otro elemento importante en el ciclo de la materia y la energía. Y además a muy bajo coste ya que nunca mata a los árboles. Insisto, nunca mata los árboles, los puede dejar pelados, pero rebrotan siempre. Puede suceder que mueran, pero será por otras causas que han coincidido en el tiempo con el ataque de procesionaria", sentencia el experto.
Pero la debilidad provocada por la larga sequía no está entre ellas. Gallego, que trabaja con plagas y su tratamiento, puntualiza que "la procesionaria no está ligada a la debilidad del arbolado, como los perforadores". Lo que ocurre es que es mucho más visible en repoblaciones con pinar abierto de pequeño tamaño, donde las afecciones llegan a ser dramáticas, que en pinares maduros, donde apenas se aprecia, describe.
"Otra cosa está clara, solo come pino", detalla el investigador. Por eso, señala que "en el medio natural, poco se puede hacer con planificación", pues siempre volverá al pino. Pero "no es un problema forestal sino de salud pública. En este segundo caso sí que se podría hacer una selección de especies de jardinería para evitar problemas. Como no poner pinos en lo colegios, por ejemplo".
Además, apunta que los controladores naturales son sobre todo otros insectos parasitoides, "y para potenciarlos, lo mejor es no tratar el bosque o hacerlo cuando sea estrictamente necesario". Y no son los únicos depredadores: "los vertebrados, y en particular los pájaros no son muy importantes aunque también tienen su papel, por lo que potenciar sus poblaciones con cajas nido siempre es bueno. Desgraciadamente, los únicos pájaros especializados en comer esas orugas son los cucos y críalos y estos dependen de las poblaciones de urracas, ya que preferentemente parasitan sus nidos, y la urraca no es muy abundante en buena parte de la Región", lamenta.
Por ello, en zonas de bosque o con escaso uso público se decanta por "dar prioridad a los agentes naturales de control poblacional y no tratar".
Por contra, en las zonas de uso público intensivo, perímetros de poblaciones, parques, jardines particulares, colegios o similares "el problema de salud pública es prioritario, y los niveles de procesionaria deben ser cero, para lo cual hay que tratar con todos los medios técnicos que se dispongan, siempre adecuados a los niveles de presencia. Desde trampas con feromonas para captura de adultos cuando hay muy poco, o la retirada directa de los bolsones, a tratamientos con piretroides autorizados. Estos productos 'se cargan' toda la fauna de artrópodos, pero estamos hablando de prioridad a la salud pública sobre el medio ambiente. El esfuerzo debe centrarse aquí", sostiene el técnico, acostumbrado a desarrollar su tarea en este campo dentro de la empresa de sanidad agrícola Econex. De cualquier modo, resume, en estas áreas públicas "la gestión pasa por un buen seguimiento de las zonas sensibles y eliminar las orugas antes de que lleguen a ser urticantes, normalmente después de diciembre, aunque este año parece que eso se ha adelantado".
El cuerpo de las orugas de la procesionaria del pino, las que están en las bolsas blancas y descienden en fila india por los troncos, está cubierto de pelos irritantes. Estos se desprenden fácilmente y flotan en el aire, y pueden causar picor en nariz, garganta y oídos.
Así pues, Gallego no se preocupa demasiado porque "la procesionaria está controlada por sus depredadores naturales y en menor medida por los tratamientos fitoquímicos". Pero la cuestión es que la impresión entre los visitantes del monte es que los pinos están cuajados de procesionaria. "Por la información que tengo, este año los enterramientos de procesionaria han empezado entre dos y tres meses antes de lo habitual. Por lo general, las procesiones para enterrarse y convertirse en pupa pueden verse sobre marzo y suelen ser bastante sincrónicas", es decir, simultáneas para la mayoría de los nidos, y duran de 15 a 20 días. Este año, comenta, "parece que han comenzado a finales de diciembre, pero desconozco cuánto se va a prolongar el fenómeno", valora el experto, quien recuerda que "lo importante es que no se toquen" los bolsones ni las orugas y que se controlen las mascotas. "Pueden llegar a ser muy peligrosas para los perros y para las personas alérgicas. Lo mejor es que eviten las zonas con mucha presencia de bolsones", recomienda.
Detalla además que la intensidad de afección por procesionaria es cíclica y local, y que hasta el momento no se conocen ataques extensos en ninguna comarca de la Región. "Lo normal es que ocurra con mucha intensidad en una zona y en otras haya muy poco, y que esto vaya cambiando de forma cíclica cada siete y ocho años", describe. Y aunque dice desconocer la distribución este año, cree que "será como todos. El problema es que alguna de esas zonas estén próximas a poblaciones o sean muy transitadas, entonces se despierta la alarma social y cunde la sensación de que las afecciones son mucho más extensas", razona, alejándose del alarmismo. Por su parte, la Consejería de de Agua, Agricultura y Medio Ambiente emitió una nota el pasado día 8 en la que indicaba que ya se habían "detectado orugas en estadio 5, típico de los meses de primavera. Esta situación se observa en la zona central de la Región y en los montes que rodean el valle del Guadalentín".
En todo caso, la procesionaria sigue siendo un animal rechazado y, sobre todo, desconocido. O si no, ¿cuántos de ustedes saben que quien guía la procesión del árbol al suelo es siempre una hembra?, quizá alguno sí, pero, ¿la reconocerían en su forma de mariposa?
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