domingo, 3 de abril de 2011

LAMENTO POR EL CIPRÉS DE SILOS
José Mª Manrique

                                          Para el P. Quintiliano con
                                                                       admiración
                                             porque siempre admiro
                                                                        la bondad.

Desde un ángulo perdido,
en un claustro misterioso,
te veo alzarte hasta el cielo
en el silencio nocturno
y acariciar una estrella.

Yo no sé viejo ciprés,
lo que sientes cuando el día
va llegando poco a poco
y cuando la luz que nace
mata a la luz de tu estrella.

Pero creo adivinar
entre el campo de los pájaros
y entre el rumor de la fuente
un silencioso lamento
porque tu estrella se fue.

Después, tal vez, tu esperanza
sueña, ansiosa, con la noche.
Con ella vuelve tu estrella,
la acaricias tiernamente,
pero la sientes lejana.

Y hallas frío en su sonrisa,
y ves hielo en su mirada,
y tú quisieras llorar
como la fuente en el alba,
pero ya no tienes lágrimas.

Luego, otro día, otra noche...
tú piensas: “Quizá mañana”.
Y en la estrella que acaricias
no hallas fuego ni alegría,
sólo frialdad lejana.

Quisieras llorar, ciprés,
y ya no te quedan lágrimas...
Sólo el llanto de la fuente
te consuela, y tristemente
tú piensas: “Tal vez mañana”...

28-8-1966

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