MIGUEL DE UNAMUNO (Bilbao, 1864-1936)
Las magnolias de la Plaza Nueva de Bilbao
Mi Plaza Nueva, fría y uniforme,
cuadrado patio de que el arte escapa;
mi Plaza Nueva puritana y hosca,
¡tan geométrica!
Tus soportales fueron el abrigo
de mis vagas visiones juveniles
mientras el cuadrado de tu pardo cielo
llovía lúgubre.
En ti, a la edad en que el imberbe mozo
ternuras rima, yo en mi mente ansiosa
con abstractos conceptos erigía
severa fábrica.
Dando vueltas en ti, nunca lo olvido,
discutía del todo y de la nada,
del principio primero de las cosas
y del fin último.
Entre tus casas orvallaba* triste
como si al mundo el cielo aleccionase,
era tu cielo un cielo, hoy lo comprendo,
muy metafísico.
En torno a aquel estanque de las ranas
de metal, vomitando el agua a chorros,
se alzaban desterradas las magnolias
soñando a América.
Llegaba primavera con tus flores
y el perfume, recuerdo de la selva,
a embalsamar el patio despedían
las blancas ánforas.
Tiritando las pobres bajo el terco
orvallo, con los trinos se dormían
que entre el verdor de su follaje alzaban
cientos de pájaros.
Así, bajo el tedioso sirimiri*
que hizo en mi alma caer la para lógica,
florecieron magnolias que soñaban
la patria mística.
Y me dieron perfumes de la selva
nunca hollada, y los pájaros celestes
bajaron a cantarme en su verdura
de amores trémulos.
Mi Plaza Nueva, fría y uniforme,
cuadrado patio de que el aire escapa,
mi Plaza Nueva, puritana y hosca,
¡mi metafísica!
* orvallaba – lloviznaba
* sirimiri - llovizna
Las magnolias de la Plaza Nueva de Bilbao
Mi Plaza Nueva, fría y uniforme,
cuadrado patio de que el arte escapa;
mi Plaza Nueva puritana y hosca,
¡tan geométrica!
Tus soportales fueron el abrigo
de mis vagas visiones juveniles
mientras el cuadrado de tu pardo cielo
llovía lúgubre.
En ti, a la edad en que el imberbe mozo
ternuras rima, yo en mi mente ansiosa
con abstractos conceptos erigía
severa fábrica.
Dando vueltas en ti, nunca lo olvido,
discutía del todo y de la nada,
del principio primero de las cosas
y del fin último.
Entre tus casas orvallaba* triste
como si al mundo el cielo aleccionase,
era tu cielo un cielo, hoy lo comprendo,
muy metafísico.
En torno a aquel estanque de las ranas
de metal, vomitando el agua a chorros,
se alzaban desterradas las magnolias
soñando a América.
Llegaba primavera con tus flores
y el perfume, recuerdo de la selva,
a embalsamar el patio despedían
las blancas ánforas.
Tiritando las pobres bajo el terco
orvallo, con los trinos se dormían
que entre el verdor de su follaje alzaban
cientos de pájaros.
Así, bajo el tedioso sirimiri*
que hizo en mi alma caer la para lógica,
florecieron magnolias que soñaban
la patria mística.
Y me dieron perfumes de la selva
nunca hollada, y los pájaros celestes
bajaron a cantarme en su verdura
de amores trémulos.
Mi Plaza Nueva, fría y uniforme,
cuadrado patio de que el aire escapa,
mi Plaza Nueva, puritana y hosca,
¡mi metafísica!
* orvallaba – lloviznaba
* sirimiri - llovizna
Plaza Nueva, año 1874 |
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