miércoles, 4 de febrero de 2009

Los templos de los árboles

ANGKOR - CAMBODIA
El árbol-templo... el templo-árbol


     Parece que las piedras quisieran levantarse con los árboles hacia el cielo, o que los árboles quisieran formar parte de las piedras para ser templos. Creo que es difícil un conjunto tan armonioso entre piedras y árboles.
     Desde que ví las primeras fotos de Angkor siempre había soñado con este lugar. Y digo soñar porque entre guerras, el sembrado de minas y la inseguridad en las carreteras fue un viaje mil veces aplazado. Al fin en 2005 una escala en Bangkok y un día por carretera hasta Siem Reap, la ciudad de alojamiento, me dieron la oportunidad de contemplar esta joya arquitectónica khmer.
     Los árboles entraron en los templos cuando hace cinco siglos el hombre los abandonó. Rápidamente la selva recuperó su lugar y la profusión de ceibas, banianos, higueras,...  en suma, una vegetación húmeda y exuberante, ocultó los templos, hasta que en 1860 el francés Henri Mouhot los descubrió para occidente. Este conjunto de templos ha sufrido muchas vicisitudes, y todavía hay quien aconseja no salirse de los caminos porque tampoco Angkor se ha librado de las minas que ha sembrado Camboya de inválidos. Yo hice caso del consejo y visité estos increíbles monumentos entre una multitud de gentes llegadas desde todos los rincones del globo y de las sonrisas de los niños que te ayudan a no perderte por este laberinto. Lo increíble se hace realidad y cada templo te ofrece un modelo de esta arquitectura ancestral y el capricho natural los árboles sembrados al azar.
     Al lado de esta visión bucólica del turista no podemos olvidar la historia que están corriendo otros conjuntos de templos: Banteay Chmar, Kbal Spean, Nokor Pheas, Banteay Srei,… que siguen siendo saqueados por la canalla del dinero. Comprar las piedras “exportadas” a Tailandia es tan fácil como visitar el mercado de River City en Bangkog.

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