16 marzo 2025

Su sombra... mi descanso

JULIO ALFREDO EGEA (Chirivel, 1924-2018)
V I E J A E S T A M P A


Pieter Bruegel the Elder, La cosecha
Sesteando bajo el árbol, en duermevela placentero se reproducen en mi memoria, y casi ven mis ojos cerrados, en retrospectiva visión por galerías del subconsciente, viejos grabados sobre pergamino de agostos lejanos, cuando palpitaba la vida por estos contornos, cuando el campesino que a lo largo del año había faenado la tierra en abrazo de barbecheras y siembras, se apresuraba en la recolección ante temores de la nube, recurriendo a gentes del Levante jornalero.

Condecoraban el alto valle los oros gloriosos del cereal: trigos recios de robusta espiga, con el negro mostacho de las raspas inclinado hacia la tierra por el peso de la simiente; la humilde cebada, esbeltos centenos, gloriosa plenitud del candeal, la avena reidora al mecerla el viento... Concierto de dorados en las parcelas de la cosecha, a lo largo de la estrecha faja en sembradura. En las riberas de aquel lago de oro había matas intrusas, resistiendo soles, con flores amarillas y moradas, en ofrenda a la fecundidad.

A lo largo del tajo de hombres inclinados en fatigas de siega, escondido el rostro bajo amplios sombreros de paja, zahones de áspero lienzo defendiendo las piernas, dediles de fuertes cueros almenando la mano que abrazaba la mies, previniendo el cardo traidor y el mordisco de las hoces que brillaban alzadas como interrogaciones de acero. Quizá acudió la mercenaria cuadrilla de segadores desde lejanos territorios del hambre, llamada por el cortijero para abreviar la recogida de una cosecha no siempre lograda.

De sol a sol duraba la faena bajo la iniciativa del manigero, sin pausa alguna; sólo un respiro para comer las migas que hacía la cortijera a la sombra del árbol. Rodeaba la cuadrilla la gran sartén colmada de migas de trigo con algún adorno de tajadas de cerdo. Pasaban de mano en mano las tazas del gazpacho hecho con la finísima agua serrana; el tomate, el pepino, la cebolla, eran verdaderos lujos redimiendo de la sed. Después la breve pausa del cigarro, el tabaco repartido por el cortijero con su gran petaca de cuero repujado, cultivado en los huertecillos de Molina o el Mojonar.

Bajo la plenitud de un sol terrible vuelta al tajo, formación de la gran hilera de hombres inclinados sobre la tierra, avanzando ordenados en la batalla del cereal, formando haces uniformes, atados con las matas más altas de la mies cortada o con guitas de esparto cuando la cosecha no había conseguido suficiente altura.

Transpuesto el sol, ya invisible por derrumbes lejanos, cuando su último rayo dejaba de iluminar la cumbre de la Burrica, finalizaba la tarea y empezaba la recogida de haces, amontonándolos ordenadamente en cargas para facilitar la saca, para una vez concluida la siega, acarrearlos sierra abajo con las bestias, hasta formar hacinas al borde del redondel de las eras, junto al cortijo, para después la familia campesina acabar la faena recolectora con trillas y aventados.

Con los últimos claros llegaba la cuadrilla al pie de la sabina, en donde la mujer encargada de la comida ya tenía la olla abocada en un gran lebrillo: el guiso caldoso con patatas, legumbres y tocino, y un inmenso pan moreno que se repartía en grandes rebanadas. Corría de mano en mano el porrón de cristal y un hilo de vino áspero iba pasando de boca en boca.

Quedaban los sombreros repartidos sobre la tierra, como formando un seto de grandes margaritas, y la cara quemada del segador brillaba feliz en la creciente oscuridad. A veces alguien rasgueaba una guitarra y una voz cansada iniciaba un canto alegre con dejos melancólicos, como una despedida a la dura tarea o un prólogo al descanso. Pronto el silencio, el sueño profundo sobre las mantas extendidas bajo el árbol, la total oscuridad o el tímido nacimiento de la luna, la pausa en el trabajo hasta el primer parpadeo del nuevo día. Sólo las bestias atadas con largas cuerdas en el rastrojo se mantenían despiertas en su pacer y cruzaban relinchos y rebuznos amordazando al canto del mochuelo.

En el suceder de las jornadas algo iba cambiando, en reunión de pastores se hablaba de la llegada del tractor, se oía el ruido de máquinas en las largas besanas de los llanos bajos; fue rompiéndose la vieja amistad en el trabajo de hombres y bestias, las reatas de mulas de las ferias pueblerinas fueron sustituyéndose por exposición de maquinaria agrícola, propagándose modernas eficacias. Se precipitaban aconteceres. Disueltas las cuadrillas de segadores, los hombres dispersos fueron tomando trenes de emigración hacia los Nortes ricos, hacia fatigas de nueva vida trabajadora para conseguir el pan, en alternancia de redenciones y dolorosas renuncias.

Desaparecieron las grandes bandadas de buitres leonados que volaban en círculo hasta descubrir la bestia muerta. Un día dejó de subir, barranco arriba, el cortijero con sus caballerías y las tierras altas, humildes y generosas, quedaron sumidas en el desprecio. Nunca más orló a la sabina la gloria del cereal, y la tierra se vistió de cardos, sublevada en su hurañez.

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13 marzo 2025

El drago del Parque Princesa Sofía, La Línea, Cádiz

UN DECENIO DEL TRASLADO DE UN DRAGO EN LA LÍNEA DE LA CONCEPCIÓN, CÁDIZ
Propietarios de la finca y responsables municipales, bajo el drago, año 2015.
Este drago centenario fue donado por la familia Arana al ayuntamiento en 2015. En una operación muy delicada se llevó al Parque Princesa Sofía desde la Villa San Juan.
      El drago y su traslado llamaron la atención por su espectacularidad. Se dijo entonces que el trasplante fue el mayor a nivel mundial registrado de esa especie ya que tenía un peso de 67 toneladas.
     La familia Arana, que también pagó los gastos, comentó a la Redacción de La Línea: "Ha sido un trabajo muy costoso, superior a los 72.000 euros, pero del que nos sentimos muy orgullosos porque ha contado con la supervisión de cinco biólogos y se ha llevado a cabo con todas las garantías de éxito. Se trata, además, de un ejemplar del que han salido la práctica totalidad de dragos mas jóvenes que existen en La Línea y Campamento, como el ahora situado en la rotonda del nuevo hospital, hijo de este, que pesa 5.500 kilos. Este árbol es una joya y para mí, que soy del País Vasco, es el Guernica de la Línea".
     A su vez el alcalde subrayó la importancia de que La Línea contara con esta joya botánica en un lugar tan emblemático como el parque Princesa Sofía: "Reconozco la gran labor logística y económica que han soportado las familias propietarias del inmueble. Este drago se ha convertido en algo muy nuestro y creo que puede llegar a ser un atractivo turístico, dado el porte que tiene y su antigüedad paralela a la de la propia ciudad. Merece que lo cuidemos y dejemos este legado a generaciones futuras".
     El drago que preside la entrada del Princesa Sofía desde la Avenida del Ejército se plantó 1829. Creció como testigo del amor de un naviero americano por una calabresa residente en Gibraltar, a la que en 1829 le regaló una enorme finca de 10.000 metros cuadrados -en la actual calle Jardines-.
Así se hablaba en el 2020 del seguimiento del cuidado del árbol...

"El drago centenario, en perfectas condiciones cinco años después de ser trasplantado al parque Princesa Sofía"

     La delegación de Medio Ambiente, dirigida por Raquel Ñeco, ha informado del buen estado del drago centenario tras la retirada de los últimos cables de sujeción que ayudaban al árbol a afianzarse sobre el terreno del parque Princesa Sofía.
     Hay que recordar que el ejemplar, de unos 105 años de antigüedad, fue donado a la ciudad por las familias Arana y Amado, propietarias de la finca de la calle Jardines en la que creció. El traslado, iniciado el 1 de junio de 2015, supuso una experiencia sin precedentes en el mundo para un drago de este tamaño, e incluso fue objeto de reportajes en revistas especializadas españolas e internacionales.
Daniel González, de la empresa Grupo Raga, encargada de los cuidados durante estos cinco años, afirma que el árbol se ha adaptado muy bien al terreno: “está creciendo e incluso han surgido nuevas brotaciones de las heridas que sufrió durante el trasplante”, afirmó.

     Durante este tiempo se ha realizado un estrecho seguimiento profesional al ejemplar. Uno los problemas surgió en los últimos meses con la aparición de un plaga de picudo negro que suele atacar a los dragos. No obstante, gracias a una rápida actuación, se consiguió controlar y hoy está totalmente erradicada.
     Por otro lado, tras el anclaje inicial, hace tres años se realizó un primer destensado de los cables de sujeción que ha tenido continuidad con un segundo destensado hace tres meses. Coincidió este momento con un temporal de fuertes vientos al que el drago respondió muy bien, por lo que al comprobarse que el ejemplar no se ha movido, en la mañana de hoy se han eliminado totalmente las sujeciones.
     Las delegaciones de Medio Ambiente y Parques y jardines estudian, junto a la empresa, acondicionar el entorno para dar mayor realce al drago centenario y colocar información sobre su historia.
     El drago de La Línea es el segundo más grande de todo el continente europeo, pues solo en las islas Canarias existen ejemplares mayores. Por ello, la edil de Medio Ambiente ha mostrado su satisfacción por el buen desarrollo de los trabajos y ha manifestado “el orgullo que supone para esta ciudad contar con este drago impresionante que merece todos los cuidados prestados”.


Información:
https://www.europasur.es/lalinea/centenario-oficial-propiedad-pueblo-Linea_0_937706774.html
https://www.europasur.es/vivir-el-sur/drago-centenario-Linea-roba-corazon-influencers_0_1804620215.html
https://lalinea.es/el-drago-centenario-en-perfectas-condiciones-cinco-anos-despues-de-ser-trasplantado-al-parque-princesa-sofia/ 
https://www.grupoquorum.com/libro/ver/712568-50-arboles-de-las-calles-de-cadiz.html
https://www.google.com/search?client=firefox-b-d&q=DRAGO+EN+LA+L%C3%8DNEA%2C+C%C3%A1diz#vhid=/g/11ffv48n5m&vssid=lcl&lpg=
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10 marzo 2025

JACINTO MARTÍNEZ GAL
Árboles introducidos en Sevilla con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929

Comencé a escribir este libro al conocer que la catedrática Amparo Graciani era nombrada Comisaria de la conmemoración del centenario de la Exposición Iberoamericana de 1929.
     En primer lugar, procuré investigar los árboles que existían con anterioridad a este gran evento; para ello me ayudé del Diccionario Madoz, magna obra publicada por Pascual Madoz entre 1845 y 1850, donde encontré las plantaciones de árboles llevadas a cabo por el Asistente Arjona tanto en el Salón de Cristina como en el Paseo de las Delicias. También indagué en las publicaciones y crónicas de principios del siglo XX que hacían referencia al paisajista francés J. C. Nicolas Forestier, así como en las tarjetas postales de las glorietas del Parque de María Luisa y de los Pabellones que participaron en la Exposición.
     Hay que destacar que el señor Forestier tenía buenos contactos con expertos en jardinería de todo el mundo, sobre todo de Australia, de donde vinieron numerosos árboles como la lagunaria, la casuarina, el brachichito populneos, la araucaria australiana, etc. Aunque sus contactos con Aníbal González eran a veces dificultosos, cuando el arquitecto sevillano le solicitaba asesoramiento botánico para resaltar alguna glorieta del parque o algún pabellón de la muestra, las explicaciones de Forestier siempre lo convencían.
     Aunque a menudo hay ediles que practican el arboricidio, hemos descrito 18 ejemplares que han sobrevivido a la motosierra. Además, algunas especies, como la jacaranda lila, la tipuana y el brachichito populneos, han sido plantadas posteriormente con éxito en el viario de nuestra ciudad. Sin embargo, de otras especies como el ébano africano y el sapindo solo queda un ejemplar.
     Aunque son libros que encuaderno artesanalmente, procuraré que lleguen a los aficionados a la botánica y a la historia de nuestra ciudad.

Lo hemos leído aquí

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07 marzo 2025

Mención AEMO 2017, Olivo u Olivera de Colungo, Huesca

EL OLIVO MONUMENTAL DE COLUNGO, HUESCA
Mención Especial Olivo Monumental 2017 por AEMO  

     La olivera de Nadal -como así se le conoce a este olivo-, del municipio de Colungo (Huesca), en la comarca del Somontano, fue distinguida por AEMO con una mención especial en 2017. Este olivo se alza como un auténtico coloso con un tronco de fenomenales dimensiones, lo que da fe de su longevidad, pudiendo alcanzar los 400 o 500 años. Además se valoró especialmente el compromiso y tesón de su propietario, Don José Andreu, un agricultor de 94 años que manifestaba emocionado que este ejemplar es patrimonio de todos y por ello debe ser conservado para las generaciones futuras, tal y como él y sus antepasados lo han hecho.
     La asociación agradeció el interés que esta familia ha demostrado con esta olivera. Don  José le colocó un pararrayos para su protección, antes de que ingresara en la Residencia de Mayores de Barbastro y dejó testimonio audiovisual de la pasión que sentía por la Olivera de Nadal, dando instrucciones para su conservación y pidiendo su protección.
     El olivo fue presentado al concurso por la Comarca del Somontano de Barbastro, socia de AEMO.
     Este majestuoso olivo con más de ocho metros de altura y 12 metros de circunferencia en la base es algo espectacular. El nombre se debe a la finca en la que se encuentra el olivo que pertenece a la casa Nadal. Se sitúa junto a la carretera, próximo al pueblo. Son muchos los recuerdos que trae este gran olivo que según decía Don José ya se encontraba allí cuando ocurrió todo aquello del diluvio universal y el arca de Noé. Muchos vecinos tienen recuerdos de su infancia cuando iban a jugar a la olivera,
 encaramarse y esconderse en su fronda.
     La variedad de la oliva es conocida como “royera” ya que el fruto es de color claro y colorado, no negro como suelen ser, tratándose de una variedad única en la zona y de la que en determinadas épocas se llegaron a recoger muchos kilos de aceituna. Don José recordaba que el año 1944 cayó una gran nevada y fruto de ello se recogieron más de 300kg de olivas.

 https://www.aemo.es/page/historial-de-premios-olivos


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04 marzo 2025

La sabina de Chirivel, del narrador de historias

TOMÁS CASAL PITA
Una sabina solitaria

Esta es la sabina albar (Juniperus thurifera) que crece en el paraje del Pozo Franco (Ayuntamiento de Chirivel), en el extremo oriental de la Cordillera Bética y dentro ya del Parque Natural Sierra María-Los Vélez, en Almería. 
     Se trata de un ejemplar, declarado Monumento Natural de Andalucía el 1 de octubre de 2003, posiblemente milenario, que crece en un altiplano a más de 1600 msnm, en una región de duro clima continental, con grandes variaciones térmicas y períodos de sequía estivales. Esta especie constituye una reliquia de los bosques esteparios del Terciario. Se caracteriza por su lento crecimiento y sus hojas en forma de escama para evitar la pérdida de agua. Su madera es dura y de buena calidad, rica en resinas y muy apreciada en ebanistería, lo que provocó su tala masiva en el pasado. 
     Su altura total es de ocho metros, con un tronco de dos metros de altura y un perímetro -medido a 1,30 del suelo- de 3 metros. Su fisonomía es consecuencia de las duras condiciones meteorológicas en las que vive, especialmente de la nieve, de forma que para disminuir su exposición presenta un aspecto achaparrado y piramidal. 
     Antiguamente en la zona se cultivó cereal (más de subsistencia que otra cosa) y en la actualidad presenta escasos matorrales y un elevado porcentaje de roca caliza descubierta.


Otra entrada para esta sabina
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