13 noviembre 2016

La leyenda del açaí

LA LEYENDA DEL AÇAÍ

En tiempos remotos, había una tribu que vivía donde hoy se erige la ciudad de Belem. Atravesaban un período negro de escasez de alimentos y, como la tribu aumentaba día tras día, el cacique Itaki reunió a su gente haciéndoles sentir la gran crisis que se iniciaría en el caso de que la tribu continuase creciendo demográficamente. Decidió, de común acuerdo con los más viejos guerreros y curanderos, sacrificar a todo bebé que naciese a partir de aquel día. Tal vez debido a esta medida, pasaron muchas lunas sin que ninguna nativa concibiese.
     Sin embargo, un día, Iaçá, la hija del cacique Itaki, concibió un bebé. No tardaron mucho para que el Consejo Tribal se reuniese y pidiera el sacrificio del bebé de Iaçá. Su padre, guerrero de palabra, no dudó en hacer cumplir su orden.
     Al saber el destino de su fruto, Iaçá imploró al padre que preservase la vida de su bebé, puesto que los campos estaban verdes y la caza no tardaría en abundar en la región. Aún así, el cacique Itaki mantuvo su palabra y el bebé -una niña- fue sacrificada.
     Iaçá se enclaustró en su tienda, quedándose allí durante días de rodillas, rogando a Tupã que le mostrase a su padre una manera por la cual no fuese necesario repetir el sacrificio de otros inocentes. Una noche Iaçá oyó un lloro de bebé. Se aproximó a la puerta de la tienda y entonces vio a su hija sonriente al pie de una esbelta palmera. Al principio, se quedó paralizada. Después echó a correr como una loca, se lanzó hacia la niña queriendo abrazarla, pero se encontró con la palmera. Misteriosamente la niña había desaparecido. Iaçá, inconsolable, lloró hasta desfallecer.
     Al día siguiente, su cuerpo fue encontrado aún abrazado a la palmera. Estaba muerta pero su semblante risueño irradiaba satisfacción, al mismo tiempo que sus grandes ojos negros, inertes, señalaban la copa de la palmera.
     Itaki vio que la palmera tenía un racimo de frutitas negras. Ordenó que fuesen recogidas y
aplastadas, obteniendo así, un vino rojizo. Este descubrimiento hizo que el cacique suspendiese los sacrificios y los bebés nacieran libremente, puesto que la alimentación ya no era un problema para la tribu. Itaki agradeció a Tupá la nueva fuente de alimentación e, invirtiendo el nombre de su hija Iaçá, bautizó el extraño vino con el nombre de Açaí.
     Pasaron los años y este vino rojizo fue fortaleciendo generaciones de guerreros y caboclos. La región creció y hoy sus habitantes toman el vino de esa palmera nativa sintiéndose fortalecidos gracias a las lágrimas de sangre de la india Iaçá.

---Fin---

A LENDA DO AÇAÍ

Em tempos remotos, havia uma tribo que vivia onde hoje se erige a cidade de Belém. Eles
atravessavam um período negro de escassez de alimentos e, como a tribo aumentava dia a dia, o cacique Itaki reuniu sua gente fazendo sentir a grande crise que adviria, caso a tribo continuasse a crescer demograficamente. Resolveu, de comum acordo com os mais velhos guerreiros e curandeiros, sacrificar toda criança que nascesse a partir daquele dia. Talvez devido a tal medida, passaram-se
muitas luas sem nenhuma nativa conceber.
      Porém, um dia, Iaçá, a filha do cacique Itaki, concebeu uma linda criança. Entretanto, não demorou muito para o Conselho Tribal se reunir e pedir o sacrifício da filha de Iaçá. Seu pai, guerreiro de palavra, não hesitou em dar cumprimento à sua ordem.
     Ao saber da sorte de seu rebento, Iaçá implorou ao pai que poupasse a vida da filha, pois os campos estavam verdejantes e a caça não tardaria a abundar na região. Contudo, o cacique Itaki manteve sua palavra e a criança foi sacrificada.
      Iaçá enclausurou-se em sua tenda, ficando ali por quase dois dias de joelhos, rogando a Tupã que mostrasse para seu pai uma maneira pela qual não fosse preciso repetir o sacrifício de inocentes. Altas horas da noite, ouviu Iaçá um choro de criança. Aproximou-se da porta da tenda e, então, viu sua filha sorridente ao pé de uma esbelta palmeira. A princípio, ficou estática. Depois, em correria louca, lançou-se em direção à filha, abraçando-se a ela, mas deparou-se com a palmeira, pois, misteriosamente, a criança desaparecera.
     Iaçá, inconsolável, chorou copiosamente até desfalecer.
     No dia seguinte, o seu corpo foi encontrado ainda abraçado à palmeira. Estava morta, mas seu semblante risonho irradiava satisfação; ao mesmo tempo, seus grandes olhos negros, inertes, fitavam o alto da palmeira.
     Itaki notou que a palmeira tinha um cacho de frutinhas pretas. Ordenou que fosse apanhado e amassado, obtendo, assim, um vinho avermelhado. Este achado fez com que o cacique suspendesse os sacrifícios e as crianças voltaram a nascer livremente, pois a alimentação já não era mais problema na tribo. Itaki agradeceu a Tupã e, invertendo o nome da sua filha Iaçá, batizou o estranho vinho de Açaí.
     Passaram os anos e o vinho vermelho foi fortalecendo gerações de guerreiros e
caboclos. A região cresceu e, até hoje, seus habitantes tomam o vinho dessa palmeira nativa sentindo-se fortalecidos graças às lágrimas de sangue da índia Iaçá.

---Fin---  
 
http://www.acaidobrasil.es/que-es/
http://www.mecd.gob.es/brasil/dms/consejerias-exteriores/brasil/publicaciones-y-materiales--didacticos/publicaciones/orellana/leyendasamazonas.pdf
https://www.youtube.com/watch?v=vPjMs7HuWv0
https://www.youtube.com/watch?v=t04EP9ywux8
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08 noviembre 2016

El sabino de Tepetitlán

SABINO DE TEPETITLÁN
Estado de Hidalgo, México

Ahuehuete.. sabino... viejo del agua... ciprés de Moctezuma... Taxodium mucronatum

Visita al gran ahuehuete... 23 de marzo de 2016
     ¡Cuántos disgustos -tres- le han dado a este hermoso gigante!

     Ha sufrido tres incendios de los cuales el tercero fue el más devastador. En la década de los sesenta, durante unos carnavales alguien le prendió fuego. ¿Las causas? el/los ¿quienes lo quemaron? todo son conjeturas... envidias, falsa diversión, ... ¡quién lo sabe! Esa tarde, al ver las llamas, los vecinos acudieron y trataron de sofocar el fuego. No sirvieron ni los cubos de agua ni el fango que se le arrojó, estuvo ardiendo muchas horas... los bomberos de Pachuca, la capital del estado de Hidalgo, ya entrada la noche, llegaron para sofocar las últimas brasas... Perdió gran parte de su estructura.
      Era el segundo sabino más grueso de México pero nadie lo tuvo en cuenta. Aún ahora es poco el interés que provoca. Las autoridades del estado de Hidalgo están sordas para coger bajo su protección a su vecino más antiguo, el más viejo.
      Las condiciones ambientales donde radica siguen siendo positivas puesto que el suministro de agua es constante, aún en épocas de sequía, y ha estado vallado. La intervención que se le quiere hacer ahora esperemos que no sea dramática. A veces queremos proteger mediante vallas, cercas, cemento (concreto), carteles... y lo que hacemos es poner parapetos al suministro de agua, cortar raíces, quitar la visión completa del árbol... la buena voluntad no vasta, hay que pensar bien qué se debe hacer o simplemente seguir como hasta ahora, reponer la simple cerca de madera para que los animales de dos o cuatro patas no nos acerquemos a él y pisoteemos sus raíces. Esta medida ha servido hasta ahora, y hay que tenerla en cuenta.
      En la misma ladera del monte y muy cerca del gran sabino hay tres medianos y uno pequeño. Todos tienen provisión de agua y están cercados, por lo que su entorno es favorable. Además se ha tenido el buen criterio de cortar el bosquecillo de eucaliptos que ladera arriba habrían podido secar las fuentes.
      Está situado hacia el norte, como a 3,5 km del centro del pueblo. Es de fácil el acceso porque un camino casi recto te lleva a él. Para acercarse a él la bici sería el vehículo adecuado porque apenas hay tráfico rodado.
      Me prometieron alguna foto antigua, de cuando el gran sabino estaba en todo su esplendor, si me llegan las pondré. 
Los restos de la batalla...

Con Mario, posando en un segundo ahuehuete, el señor que me contó algunas historias

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05 noviembre 2016

ENRIQUE E. RIVAROLA (Argentina, 1862-1931)
Plantemos un árbol

Abramos la tierra, plantemos el árbol,
será nuestro amigo y aquí crecerá,
y un día vendremos buscando su abrigo
y flores y frutas y sombra dará.

El cielo benigno dé riego a su planta,
el sol de setiembre le dé su calor,
la tierra su jugo dará a sus raíces
y tengan sus hojas verdura y frescor.

Plantemos el árbol, el árbol amigo;
sus ramas frondosas aquí extenderá,
y un día vendremos buscando sus flores
y sombras y frutas y flores dará.”

“La palabra y su mundo”, Ed. Plus Ultra.
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02 noviembre 2016

SOTOLÍN-PATA DE ELEFANTE (Beucarnea gracilis), Reserva de la Biosfera de Tehuacán-Cuicatlán, estados de Puebla-Oaxaca (México)
      Es un área natural protegida localizada en el sureste de México. Abarca 490.000 hectáreas distribuidas entre 21 municipios de Puebla y 30 de Oaxaca. La zona pertenece y se encuentra en la Sierra Madre del Sur. Se caracteriza por su relieve accidentado, donde sierras que no rebasan los tres mil m s. n. m. rodean los extensos valles de Tehuacán y Zapotitlán, así como la Cañada de Cuicatlán. Casi la totalidad de la reserva forma parte de la cuenca alta del río Papaloapan, uno de los más caudalosos de México.
     El clima de la región es cálido semiseco y cálido semi-tropical, con lluvias moderadas a escasas en el verano. En las partes altas de la sierra es frecuente ver que las montañas están coronadas de una espesa neblina que en escasas ocasiones llega a condensarse para formar una modesta llovizna.
     La importancia de Tehuacán-Cuicatlán radica en la gran diversidad florística, la tercera parte de las especies vegetales son endemismos. La flora predominante es la xerófita.
     La zona fue declarada Reserva de la Biosfera el 11 de septiembre de 1998. De acuerdo a lo señalado en la declaración oficial, los habitantes de la reserva pueden realizar las actividades económicas que habían venido realizando, siempre y cuando no impliquen un deterioro para la zona.
    Entre los proyectos que encontramos en esta zona se encuentra la creación de áreas ecoturísticas como el Cañón del Sabino de Tecomavaca (refugio de la guacamaya verde - Ara militaris- en peligro de extinción), las ocho rutas turísticas (biznaga gigante, fósiles marinos, ruta de las estrellas,....) en San Juan Raya, la creación del Jardín Botánico “Helia Bravo” en Zapotitlán..
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      Como a todos los neófitos lo que más nos llama la atención son esas grandes estructuras como son las “patas de elefante o sotolín”, Beucarnea gracilis, una de los ocho tipos de beucarneas que se dan en México, Guatemala y Belice. Es una planta muy utilizada en jardinería. El más viejo en España se encuentra en el jardín del Rectorado de la Universidad Miguel Hernández de Elx, y cuyas vicisitudes ya las recogimos en este blog.
     El núcleo que visité se encuentra cerca de Zapotitlán, un pueblo que está muy bien comunicado con Tehuacán, que a su vez se encuentra en la ruta de Puebla-Oaxaca. La base del tronco es muy gruesa, algún espécimen alcanza los diez metros de circunferencia, hojas alargadas y estrechas, con flores en panículas,... no aguanta bien el frío y el exceso de humedad suele ser mortal.

Detalle de la corteza a 40 cm de distancia



 
Más información:
https://www.gob.mx/conanp/documentos/reserva-de-la-biosfera-tehuacan-cuicatlan-209465

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