04 enero 2018

Aymak Djangaliev - El origen de la manzana

Aymak Djangaliev
AYMAK DJANGALIEV (Kazajistán, 1913-2009) y CATHERINE PEIX (Francia)
Les origines de la manzana en Kazajistán

      Película dedicada a Aymak Djangalievitch Djangaliev (1913-2009), estudioso, recuperador, propagador y conservador de los manzanos originales Malus sieversii. Un trabajo merecedor del Premio Internazionale Carlo Scarpa per il Giardino, XXVII edizione, 2016.

Película en francés, 54 minutos, aquí
      En Kazajistán, en las montañas de Tian Shan, crecen prehistóricos manzanos silvestres, algunos de los cuales miden más de 30 m de altura y cuyas manzanas, de diversas formas y colores, son sabrosas y dulces. ¿Cuál es el misterio de estos árboles hasta ahora desconocidos por el mundo occidental?
    
¿Serían los antepasados ​​de nuestros manzanos cultivados, y Kazajistán sería el Jardín del Edén? A través de una investigación científica e histórica, esta película presenta la obra de Aymak Djangaliev, científico kazajo que ha dedicado su vida al estudio y la conservación de estos bosques, y el trabajo de científicos americanos, ingleses y franceses que han examinado el verdadero "milagro" que representa esta biodiversidad. Descubrimos el secreto de la extraordinaria resistencia a las enfermedades de los manzanos Malus sieversii que podrían ofrecernos mañana las manzanas sin pesticidas. Una biodiversidad que es esencial salvaguardar para las generaciones futuras.

Fotos obtenidas de la película https://vimeo.com/112089524
Más información:
http://www.finnegans.it/foreste-dei-meli-selvatici-del-tien-shan-conversazione-natalya-ogar/
http://www.originedelapomme.com/AymakDjangaliev.html
https://www.youtube.com/watch?v=wNQG4egtwWI
https://www.youtube.com/watch?v=y_Gu0QPqwNA
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02 enero 2018

ANTONIO MORENO (Alicante, 1964)
Castaño

¿Es locura —o bien juicio recobrado—
detener el andar, pararse en medio
de la acera del día para hablarle
al árbol retoñado que se encuentra
delante de nosotros? Para hablarle
muy de cerca aunque mudos y por dentro,
sin musitar palabra, pero hablarle
como lo haríamos ante el amigo
bueno con quien estamos siempre a gusto.

Yo me detengo a veces de este modo.

Me pongo en un rincón, junto al lugar
que ya se había transformado en casa,
en seguro recinto de la vida,
y oigo el temblor de todas esas hojas
como un pueblo con una sola lengua;
escucho el agua de ese movimiento
que es libertad al tiempo que destino,
y en su verdor iluminado aprendo
a ser mejor y más el ser que quiero.

              de “Nombres del árbol”, Tusquets
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31 diciembre 2017

VICENTICO - Gabriel Julio Fernández Capello - Argentina, 1964
El árbol de la plaza

El árbol de la plaza del barrio viejo no crece más
Se ha quedado quietito todo pelado por qué será
La tierra está tan seca en cualquier momento se va a quebrar
Pareciera que el cielo se fue olvidando cómo llorar

Hay que llamar a la tormenta a ver si llueve
Para salvar al arbolito que se muere (Bis)

Si es que está en nuestras manos traer las nubes y hacer llover
Y vuelvan a la vida todas las hojas que hay por crecer
Bailen toda la noche que acá tocamos hasta amanecer
Que siento el aguacero venir llegando a calmar la sed

Hay que llamar a la tormenta a ver si llueve
Para salvar al arbolito que se muere (Bis)

Llueve, llueve y nadie se mueve
Si el agua moja la plaza
La muerte se vuelve a su casa
Llueve, llueve y nadie se mueve
Que si no se lloran las penas
Se convierten en condena
Llueve, llueve y nadie se mueve

El árbol de la plaza del barrio no crece más
...

Hay que llamar a la tormenta a ver si llueve
Para salvar al arbolito que se muere (Bis)

Llueve, llueve y nadie se mueve
Si el agua moja la plaza
La muerte se vuelve a su casa
Llueve, llueve y nadie se mueve
Si no se lloran las penas
Se convierten en condena

Llueve, llueve y nadie se mueve
Y si después de la lluvia sale la luna
La tierra iluminada
Abra un sendero para seguir
Andemos como soldados por el camino
que el árbol vuelve a vivir
que el árbol vuelve a vivir
Llueve, llueve y nadie se mueve
Llueve, llueve y nadie se mueve
Que el agua moje la plaza
Así la muerte se atrasa
Llueve, llueve y nadie se mueve
Que si no se lloran las penas
Se convierten en condena
Llueve, llueve y nadie se mueve
Que baile la gente que baile en la plaza
Así la muerte se atrasa
Llueve, llueve y nadie se mueve
Ahora ya siento llegar la tormenta
Así que la banda apriete con fuerza
Llueve, llueve y nadie se mueve
Que baile la gente que baile en la plaza
Así la muerte se atrasa
Llueve, llueve y nadie se mueve

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29 diciembre 2017

EL ÁRBOL DE LA PALABRA
de "Kioko" grabación oral

En el centro de los poblados de África y en otros muchos lugares del mundo, hay un árbol que suele ser majestuoso, enorme, con buena sombra... es el árbol de la palabra.

     Cuentan que los niños y las niñas de un pueblo, cada día, para ir a la escuela, atravesaban la plaza del árbol. Le preguntaron a la maestra por el origen del nombre del árbol y les contestó que cuando ella nació el árbol ya estaba allí, que debían averigurar el origen del nombre preguntando a sus padres y madres, a sus abuelos y abuelas o a aquellas personas mayores que pudieran conocer la procedencia de un nombre tan extraño y tan hermoso para un árbol, el "árbol de la palabra". Los niños se entusiasmaron con la idea, ya sabéis que a todos los niños les encanta investigar. 
    Imaginaos cuál sería su pesar cuando comprobaron que ni los padres, ni las madres, ni los abuelos, ni las abuelas,... nadie pudo ayudarlos porque todos recordaban que el árbol siempre estuvo allí, que cuando todos ellos nacieron, el árbol ya estaba allí. 
     Los niños se sentaron bajo aquel árbol junto a un anciano en busca de alguna información que les aclarase el misterioso nombre. No la encontraron, pero sí vieron que a su alrededor se habían ido sentando otras personas contándose mil cosas, mil historias, mil cuentos...  La persona que necesitaba que alguien le escuchara, acudía al árbol porque sabía que siempre encontraría a algún vecino o vecina con quien hablar.
    Al día siguiente llegaron con la solución a la escuela, habían descubierto el origen del nombre. A la sombra de aquel árbol las gentes iban a hablar, a ser escuchados y a compartir todo aquello que les preocupaba, era el árbol del diálogo, de la palabra.
    Cuando visitaban a los parientes en otros lugares también vieron que en el centro de sus aldeas un árbol invitaba a sentarse y compartir la charla. Los pueblos tenían un lugar donde dialogar.
    Cuando visitéis una aldea en África acercaros y sentáos bajo ese árbol central, como los viejos. Allí oiréis cómo se evocan historias, fábulas y leyendas. Se acoge a viajeros que traen noticias y algunos os pedirán que relatéis las vuestras...
---Fin---