martes, 24 de octubre de 2017

El aromo del perdón, en BA

EL AROMO DEL PERDÓN
OTRO ARBOL CON HISTORIA: EL AROMO DEL PERDÓN
     En Buenos Aires, concretamente en el Parque Tres de Febrero, Barrio de Palermo, se ubicó la quinta de Don Juan Manuel de Rosas, gobernador de la provincia de Buenos Aires, y principal caudillo de la Confederación Argentina desde 1835 a 1852. En el jardín de dicha quinta crecía el árbol llamado el "Aromo de Manuelita" o "el Aromo del Perdón". 
     Según cuenta la leyenda Doña Manuelita, hija de Don Juan Manuel, bajo aquel árbolito solía requerir de su padre mayor indulgencia para algunos de los adversarios de su padre caídos en desgracia.
     En el libro Estampas del Pasado II, de José Luis Busaniche podemos leer una carta, escrita por William Mac Cann, sobre la influencia que tenía Doña Manuelita Rosas en las decisiones políticas de su padre:

“...Cuando me presenté de visita en su residencia, encontré reunidas, bajos las galerías y en los jardines, a muchas personas de ambos sexos que esperaban despachar sus asuntos. Para todo aquel que deseaba llegar hasta el general Rosas en carácter extraoficial, la hija del Dictador, doña Manuelita, era el intermediario obligado. Los asuntos personales de importancia, como confiscaciones de bienes, destierros y hasta condenas de muerte, se ponían en sus manos como postrer esperanza de los caídos en desgracia. Por su excelente disposición y su influencia benigna, doña Manuelita era para con su padre lo que la emperatriz Josefina fue para Napoleón.
La hija de Rosas, que posee grandes atractivos, dispone de muchos recursos para cautivar a sus visitantes y ganar su confianza. En una de mis visitas a la casa, como su padre se encontrara ocupado, montó enseguida a caballo, y juntos nos echamos a galopar a través del bosque."

     A Doña Manuelita, huérfana de madre a los 21 años, le sobraban admiradores, tanto locales como extranjeros, interesantes o aburridos, federales o unitarios, y amigos o enemigos de su padre; hombre muy celoso y muy bien dispuesto a censurar las relaciones sentimentales de esa hija que siempre lo acompañaba, ya que cumplía funciones de primera dama y dueña de casa, pero que era clemente cuando se lo pedía su queridísima hija.
     Doña Manuelita, al fin, se casó a los 36 años con Máximo Terrero, muy pesar y en contra de su padre. Con el tiempo Doña Manuelita obtuvo, para ella, el perdón de su celoso padre. Para ese momento Don Juan Manuel había perdido el poder y no tuvo más remedio que aceptar a su yerno.
     En el parque hoy podemos contemplar un retoño de aquel símbolo histórico de la ciudad, una  Acacia caven, originaria de América del Sur y conocido como Aromo criollo o Espinillo negro. En el año 1974 se efectuaron mejoras en el entorno del árbol, rodeándolo con una pequeña valla.
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