domingo, 9 de agosto de 2015

FRANCISCO OTERO (Madrid)
Historia y poesía de la Olma de Colmenar del Arroyo - Madrid
De www.colmenardelarroyo.es y El Bosque Habitado 

En el centro de la Plaza, los Colmenareños plantaron un olmo (olma según algunos entendidos). Creció rápidamente, haciéndose en pocos años, un árbol corpulento hasta el punto que sus ramas llegaron a cubrir casi toda la Plaza, se ha oído decir que una de sus ramas llegaba hasta la torre de la Iglesia.
    A principios del Siglo XVI, los vecinos se reunían en concejo bajo el olmo, a tañido de campana. Para esto se hicieron las gradillas en piedra que circundan el árbol.
    La Olma fue testigo de cinco Siglos de la Historia de Colmenar del Arroyo, de los secretos contados bajo ella, de los amores de los Colmenareños, de las decisiones de Gobierno…

     El 18 de Octubre de 1978 un aire se llevó la olma por delante, todos los colmenareños ancianos, jóvenes y niños lloraban a los pies porque la olma se había caído. El corazón de la olma se dividió en pedazos y cada una de las familias de Colmenar del Arroyo guardó en sus casas parte de ella como recuerdo.
    Poco después la vieja Olma fue quemada y sus cenizas formaron parte del aire que envuelve a Colmenar. Hay veces que el viento trae el aroma que dejó al morir por el fuego, recordando a los Colmenareños la grandeza y el esplendor de su Olma.
    En su mismo lugar se plantó otra olma secándose poco tiempo después…al igual que le ocurrió a la siguiente, la tercera, que parecía ser la sucesora de la olma que tanto hemos querido, se ha vuelto a secar hace apenas unos meses.

AL OLMO DE COLMENAR

Las hojas del árbol muerto,
Llorando en el suelo están,
Llorando está el pueblo entero
Porque le van a quemar.
Los niños van a la escuela
Sin atreverse a mirar,
Falta el árbol de la plaza
Dónde solían jugar.
Los viejos con sus nostalgias
Ya no pueden platicar,
Olvidaron sus historias
Y no las pueden contar.
Han colgado sus garrotas
Y están llorando al amigo
Que vio morir a su abuelo
Y bautizar a sus hijos.
Hidalgo entre los hidalgos,
Viviste siempre orgulloso,
Fuiste símbolo del pueblo
Acogedor…amoroso.
  
Fuiste noble hasta morir
Y para no entristecernos
Dejaste caer tus ramas
En el momento certero.
Aquel día tan nefasto
Con el viento no pudiste,
Pudiste hacernos daño
Y no obstante no lo hiciste.
Y es que el amor a este pueblo
Tan dentro de ti se hallaba
Que han de pasar muchos años
Sin que tu imagen se vaya.
Quemando tus ramas, árbol
Te rinde el pueblo homenaje
Y llorando, cantan todos
Tu hidalguía y tu linaje.
Adiós olma de la Plaza;
Adiós historia del pueblo
Llorando queda la gente
Y llorando está los muertos.
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