HANNES SIGFÚSSON (Islandia, 1922-1997)
El optimismo de los árboles
Los árboles no sacrifican sus ramas a las estrellas.
Extienden sus dedos hacia los molinos de viento y hacia
los cuartos de la luna. He visto sus puntas
amansan la tormenta con la incesante
flexibilidad de quien no se deja dominar por ella
y comienza su concienzuda búsqueda entre los despojos
apenas amaina: un trozo azul de cielo
un pedazo de plata gris de claridad helada
en la oscura noche. Los he visto dibujados
en la ciega pupila del cielo de invierno
como prueba de un cerebro superinteligente bajo la corteza
que calculase la ganancia de cada día que pasa
en forma de soles que chorrean gotas de lluvia
sobre los húmedos cristales de carámbanos
encendidos por sus conocimientos de las leyes
que hacen girar a la tierra a despecho de las verdades
metereológicas. Con optimismo radical
alzan su antena rastreadora en la calma helada
para captar el lejano rumor de las cálidas brisas
que presagian germinaciones y pájaros...
En mitad del invierno
me paro a contemplarlos.
Traducción: Antonio Fernández Romero, Kisti Baggethuum, Mona Moltke y Pentti Saaritsa.
Los árboles no sacrifican sus ramas a las estrellas.
Extienden sus dedos hacia los molinos de viento y hacia
los cuartos de la luna. He visto sus puntas
amansan la tormenta con la incesante
flexibilidad de quien no se deja dominar por ella
y comienza su concienzuda búsqueda entre los despojos
apenas amaina: un trozo azul de cielo
un pedazo de plata gris de claridad helada
en la oscura noche. Los he visto dibujados
en la ciega pupila del cielo de invierno
como prueba de un cerebro superinteligente bajo la corteza
que calculase la ganancia de cada día que pasa
en forma de soles que chorrean gotas de lluvia
sobre los húmedos cristales de carámbanos
encendidos por sus conocimientos de las leyes
que hacen girar a la tierra a despecho de las verdades
metereológicas. Con optimismo radical
alzan su antena rastreadora en la calma helada
para captar el lejano rumor de las cálidas brisas
que presagian germinaciones y pájaros...
En mitad del invierno
me paro a contemplarlos.
Traducción: Antonio Fernández Romero, Kisti Baggethuum, Mona Moltke y Pentti Saaritsa.
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