martes, 1 de octubre de 2013

ÁNGEL MARÍA GARIBAY (México, 1892-1967)
El Olivo


Tengo una deuda con tu fruto, olivo,
olivo de la paz y la victoria;
quemé el placer y olvidé la gloria
y al olor de tus ungüentos vivo.

Tuya es la unción con que poder recibo,
tuyo el germen que guarda mi memoria:
al llegar a la vida transitoria,
o al partir, unjo al hombre fugitivo.

Hojas, espadas que besó la luna,
copa florida, que a la abeja mieles
das y al doliente, trepidante abrigo.

Amo la suavidad de tu aceituna
más que palmas y mirtos y laureles,
árbol de Palas y de Cristo amigo.
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